El criminólogo Juan Martens refirió que los centros penitenciarios están a la deriva con la gran cantidad de políticos como autoridades que ejercen el apriete a los presos como modelo. El PCC denunció públicamente torturas, falta de comida y robos, en medio de una crisis en la que hacen responsable al director de Institutos Penales, Julio Balbuena, funcionario de confianza de Édgar Olmedo.
- Unidad de Investigación Nación Media
Ayer sábado sorprendió que el Primer Comando Capital (PCC), una facción criminal brasileña que tiene varios tentáculos en Paraguay, haya emitido un comunicado en donde alertan hechos de tortura, robos y tratos degradantes por parte de las autoridades carcelarias, responsabilizando y pidiendo la destitución del director de Institutos Penales, Julio Ramón Balbuena, un operador político ovetense que en junio pasado fue puesto en el cargo por el ministro de Justicia, Édgar Olmedo.
El doctor en criminología Juan Martens fue uno de los que compartió el “salve” de la organización, y advirtió que se deben de realizar cambios, porque estamos en la antesala de una gran reacción.
Es que, en el comunicado, los miembros del PCC señalan que existen abusos de autoridad contra sus miembros, como torturas, robo de pertenencias y destrucción de sus alimentos. Reconocen que las requisas forman parte del sistema de control, y mencionan que no están en contra, pero cuestionan los abusos.
La organización señala que busca el diálogo y el cambio dentro de los penales. “Cada día nos enfocamos en brindar calidad de vida en el sistema penitenciario, y a través del diálogo resolver con las autoridades los diferentes conflictos que suceden a diario, sin embargo, desde el inicio de la gestión del Lic. Julio Balbuena no hemos recibido soluciones a los problemas”, dice la misiva.
ALERTA
El criminólogo dio a entender que el gobierno de Mario Abdo Benítez hoy tiene las cárceles como botines, y cuando no se cumple el fin primero de obtener dividendos se aplica la represión.
“Es reflejo de la precarización del Gobierno, la politización y partidización de los centros penitenciarios. Abandonamos un sistema de gestión que era más profesional y volvimos a un sistema precario, político partidario que busca recaudar dinero. Eso genera reacción al interior de las cárceles y como no saben cómo controlar meten garrote”, afirmó Martens.
Pero incluso el doctor advirtió claramente que hay también facciones del crimen organizado que tienen la venía de las autoridades para ejercer presión, además de los mismos funcionarios penitenciarios.
“Los funcionarios son los que más aprietan, y en algunos casos reos de otras facciones que trabajan a cuenta de los funcionarios. Pero es la autoridad penitenciaria la que permite, la que tolera, la que queda con gran parte de los beneficios”, reveló el criminólogo.
Recordemos que en marzo de este año el ministro de Justicia reconoció que un nombramiento de jefe de seguridad tuvo que ser modificado porque el clan Rotela no estuvo de acuerdo con la designación. “Los que son parte del clan Rotela no comparten esta designación y el que fue designado renunció”, había dicho Olmedo a un matutino local.
Esta denuncia de hechos de tortura, malos tratos, robos y sesión de control a bandas criminales podría desencadenar en casos extremos como la masacre del 2019 en la cárcel de San Pedro.
“Puede ser la antesala de una explosión mayor del problema. Recordemos que en la historia del PCC hay motines en 29 cárceles, y ocupar 18 cárceles de Paraguay en la experiencia del PCC no sería nada raro. Tienen experiencia de mayores acciones, y es de esperarse tener una reacción en masa dentro del sistema penitenciario, si no cambian las cosas, si no cambia el apriete”, refirió el entrevistado.
MÁS TORTURAS
En medio del comunicado del PCC, ayer también se hicieron virales videos de hechos de violencia contra la población penal de Ciudad del Este. En las filmaciones se observan como son golpeados estando ya rendidos, expuestos desnudos en medio del patio, y también se permiten escuchar disparos de escopetas.
Otro hecho sumamente grave es que los agentes penitenciarios que estaban reprimiendo actúan con máscaras o capuchas, según se escucha en el material. Por último, desde el penal también denunciaron que supuestamente recibieron amenazas de que si divulgaban las filmaciones iban a ser todos trasladados, pero aun así decidieron exponer la brutalidad que se ejerce dentro de las cárceles.