Tras serie de promesas incumplidas, familias de los estudiantes se ingeniaron en construir modesta estructura para proteger básicamente del sol y que no estén en la total intemperie. El ministerio solamente donó unos postes de metal. Escuelas tienen espacios de riesgo con baños averiados, vidrios rotos, y patios son utilizados como vertederos.
- Unidad de Investigación
- Nación Media
La infraestructura de las escuelas públicas a cargo del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) se encuentra en alarmante estado, pues en cada distrito que va recorriendo el Equipo de Investigación de Nación Media el paisaje es deplorable. Los limpeños deben hacer maravillas para que los niños, niñas y adolescentes puedan tener un espacio techado para desarrollar el programa de estudio.
En la escuela San Ramón hay ocho aulas, pero del total tres son salones improvisados por los padres de familia para que los escolares ya no estén bajo los árboles dando clases en días de sol o que incluso no puedan dar clases en días de lluvia.
Se trata de tres galpones convertidos en aulas cuya edificación fue gerenciada por los mismos padres, ya que apenas tuvieron el apoyo del MEC con la donación de algunos postes de metal. Todo lo demás pusieron los padres.
Aunque hicieron todo el esfuerzo, los recursos siempre son limitados y no se pudo cerrar toda la estructura para que cada aula tenga cuatro paredes. Por ello, deben recurrir a colgar cartones y mallas de media sombra para que la luz solar no moleste tanto en las horas de clases.
Pero como si fuera poco, el colegio también necesita una renovación de los sanitarios, ya que los vidrios rotos y las partes averiadas podrían representar un riesgo para los niños y niñas.
Por otra parte, la realidad de la escuela San José es otra, pues aunque sí tenga aulas, estas están con peligro de derrumbe, como informaron las autoridades de la institución. Es todo un pabellón el que está en riesgo porque el techo empezó a ceder desde marzo pasado, apenas unos pocos días después del inicio del año escolar.
Esta situación de las aulas clausuradas obliga a la dirección a reorganizar y reubicar a los alumnos, y hay cursos que se enciman en una sola aula, teniendo una sobrepoblación de estudiantes dentro de un mismo salón de clases, afectando la comodidad y el nivel de enseñanza.
Aquí tampoco pueden volver a utilizar el tinglado donde hace varios años se desarrollaban los festivales artísticos porque esta estructura también se está derrumbando.
Por último, tenemos el caso del colegio Fernando de la Mora de Limpio. Allí faltan aulas y para que los estudiantes puedan tener un espacio digno de enseñanza deben prestar salones de la escuela Inmaculada.
El director del colegio, Emilio Daniel Giménez, explicó que tienen dos aulas, más una que prestan de la escuela, pero necesitan al menos cuatro más para poder estar de manera cómoda y optimizar el proceso de enseñanza.
Mientras esperan que alguna vez el MEC les brinde una solución, la dirección de dicha institución educativa debe funcionar en los pasillos del pabellón por ceder un espacio a los estudiantes y los documentos importantes del colegio el director los debe llevar a su casa para que estén bien resguardados.
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