Es una realidad que el crimen organizado se ha instalado y forjado sus centros de operaciones y logísticas en nuestro país, y no es menos cierto que la narcoexportación de cocaína, principalmente al viejo continente, es uno de los negocios que mayores dividendos deja a los cárteles.
Para enviar la droga a Europa los narcotraficantes hacen uso de las debilidades institucionales, principalmente de la ausencia de los órganos estatales en los puertos, por donde salen toneladas de mercancía ilícita. Los números muestran solamente un porcentaje de droga decomisada en las centrales portuarias del mundo.
Estadísticas revelan que en los últimos cuatro años del gobierno de Mario Abdo, en muelles europeos se decomisaron aproximadamente 50 toneladas de cocaína, cuando en Paraguay solo se incautó 38. Además, agencias internacionales han provocado al narco un daño patrimonial que ronda los US$ 5.650 millones con la “cocaína paraguaya” confiscada en América Latina y Europa.
Pero en medio de esta situación, la Dirección Nacional de Aduanas simplemente se inhibe de las responsabilidades que les son conferidas, pues la mayor cantidad de droga sale de puertos privados, donde los agentes estatales tienen nula presencia.
La misma resolución N° 907/21 de Aduanas indica que es la institución investida de competencia para la aplicación de la legislación aduanera en la fiscalización y control en el ingreso, egreso y circulación de mercaderías, medios de transportes, unidades de cargas, depósitos y personas.
Pero lo que ocurre en realidad es que el 80% de los puertos está en manos de empresas privadas, cuestiona el experto en seguridad José Amarilla, y agrega que otra de las falencias es justamente la cantidad de estos centros de comercios fluviales, que dispersa la posibilidad de montar una infraestructura de control.
También, en medio del análisis, resalta que algunos puertos no mueven volúmenes que justifiquen su inversión.
A pesar de los intentos, no logramos contactar con las autoridades aduaneras para tener una explicación sobre la entrega de los puertos, que incluso, genera cuestionamientos desde los organismos de seguridad pública, que explican que al ser de empresas las que manejan los muelles, se convierten en propiedades privadas, y donde agentes del Estado tienen limitada capacidad de acción.
De hecho, es responsabilidad de cada puerto contratar una empresa o particulares para el servicio de seguridad, explican fuentes del rubro de la exportación, quienes justamente señalan que los puertos se convierten en tierra de nadie.
Pero, como si fuera poco, varias fuentes consultadas sobre la problemática de la narcoexportación indican que en los centros de comercio fluvial existe todo un circuito de procedimiento donde hay contenedores que pasan por los puntos de acceso sin un control por tener un tipo de calificación, y otros que deberían pasar de manera obligatoria por el escáner, no pasan porque hay un supuesto montaje de recaudación paralela.
Por demás, una vez que los containers pasan por los espejos de Aduanas quedan dias, e incluso semanas, dentro del predio de los puertos porque los embarques se ejecutan de viernes a domingos, sostuvo un comerciante del rubro.
La contaminación de los contenedores muchas veces se da dentro de los puertos, durante el período de espera, del que se vale el crimen organizado para desplegar la operativa de la narcoexportación.