El incumplimiento del Ministerio de Obras Públicas con las empresas constructoras torna oscuro el panorama, según el ingeniero Daniel Díaz de Vivar, presidente de la Cámara Paraguaya de la Construcción (Capaco), quien estima que la situación seguirá golpeando los puestos de trabajo ya que en el 2022 apenas se licitaron 4 obras grandes.
- Por Santiago Rodríguez
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Momentos difíciles afronta el sector de la construcción debido a la deuda que el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) de aproximadamente US$ 400 millones, que se viene arrastrando desde el 2020, según indicó el presidente de la Cámara Paraguaya de la Construcción (Capaco), ingeniero Daniel Díaz de Vivar.
El titular de la Capaco sostuvo que alrededor de 50 empresas de mayor y menor porte están siendo afectadas por la deprimente situación. Esta coyuntura tiene a las contratistas remando con créditos y concesiones bancarias para seguir trabajando, mientras aguardan la aprobación de dos financiamientos programáticos que se tienen previstos para dar un poco de oxígeno financiero al rubro.
“El Ministerio de Hacienda dijo que iba a remitir un crédito de US$ 100 millones y prometió otro en los primeros días de junio de US$ 240 millones. Con eso se pretende pagar la deuda”, comentó Díaz de Vivar, quien agregó que el proceso se torna lento debido a la burocracia que requieren estos créditos programáticos.
Los préstamos, que vendrían a ser los salvavidas de los cuales las constructoras están pendientes, primeramente, deben ser aprobados dentro del Congreso ya que estos provienen de financiación externa, que luego lleva otros 70 a 90 días para los desembolsos respectivos. Mientras tanto, las mismas se ven en la necesidad incluso de reducir su personal.
“Alrededor de 38 o 39 mil personas hasta ahora se vieron afectadas por esta crisis de manera formal, eso se debe directamente a la falta de pago y al desaceleramiento en el ritmo de las obras”, apuntó el titular de la Capaco, quien lejos de verse esperanzador con la promesa de esos pagos parciales, pronostica tiempos más difíciles al tener en cuenta la caída de las cantidades de obras que se registran en este año.
“Solamente cuatro llamados de licitaciones de obras grandes se dieron en lo que va del año. A partir del semestre pasado empezaron a reducirse los llamados a licitación, justamente por la falta de la disponibilidad presupuestaria”, recalcó.
El empresario resaltó además que entre las más afectadas se encuentran las empresas de menor porte que “ya no tienen trabajo”. Esto debido a que estas no califican para las licitaciones grandes con financiamiento externo, ya que las condiciones para acceder son muy elevadas. “Entonces estas empresas pequeñas están luego sin trabajo y si tienen deudas empeora su situación” lamentó.
LICITACIONES FRENADAS
Según el ingeniero son varias las licitaciones con fuentes de financiamiento externo que están pendientes de aprobación en el Congreso. Supuso, además, que el motivo por el cual no se están aprobando se debe a que estamos en un “año político”, además de que no se pueden descartar cuestionamientos que afectan a la cartera.
Vale aclarar que mientras el MOPC es lenta para honrar las deudas acumuladas con el sector de la construcción, acelera licitaciones con fuerte tufo electoral como la superdotación de tecnologías en paradas de buses que prevé un presupuesto de US$ 12 millones.
Costos muy altos en licitación de paradas
“Los que estamos en este ámbito entendemos que los costos son muy altos, habiendo soluciones de software abierto que pueden hacer exactamente lo mismo y rayando prácticamente la gratuidad”, respondió sin dudar, el experto en tecnología y ciberseguridad, Miguel Gaspar, al consultarle sobre la megalicitación de tecnología en ómnibus y paradas de buses que prepara el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC).
Gaspar habló de que existen otras alternativas como el software abierto, además de que hay ya un centro de monitoreo inaugurado hace tres años al que es perfectamente adaptable el nuevo sistema de GPS, etc., que forman parte de la nueva licitación. El llamado Adquisición de bienes y servicios para la aplicación de tecnologías avanzadas en paradas de buses y ómnibus para la fiscalización y seguridad del servicio de transporte público de Asunción y del Área Metropolitana prevé un presupuesto de G. 84.032.028.810, equivalentes a unos US$ 12,2 millones, en plena campaña electoral en la que vienen desangrando varias instituciones con cuestionadas compras estatales.
Ítems sobrecargados de conceptos estiran el listado de insumos y elevan los precios con el argumento de revolucionar el sistema del transporte público mediante tecnología incorporada; el pequeño detalle es que todavía no se especifica la fuente de financiamiento. Desde el propio ministerio comenzaron a filtrar que este meganegocio apunta a ejecutarse con otro endeudamiento al país.
El viceministro de Transporte, Víctor Sánchez, ya no responde las llamadas y sigue sin aclarar de dónde sacarán la plata para pagar esta superlicitación. Lo último que había señalado fue que el objetivo “es dar un mayor énfasis en lo que respecta a la seguridad dentro del transporte público”.