Reclusos pierden cuidado y llenan sus redes sociales con fotos consumiendo bebidas alcohólicas, con armas blancas; comodidades extras que introducen en los penales gracias a la vista gorda del personal de seguridad. Nuestro equipo de investigación confirmó que a Tacumbú ingresan camiones sin revisión en el portón de entrada. Es un secreto a voces que esta flojera en el control se debe a incentivos que se reciben por debajo de la mesa y que sirven para esquemas de recaudación en negro. Mientras todo esto ocurre, funcionarios penitenciarios están apretando al Congreso para volver al pago de subsidio alimentario a discreción.
- Por Rossana Escobar M.
- rossana.escobar@nacionmedia.com
La intensa campaña política con aspiraciones parlamentarias para el 2023 que ocupa al nuevo ministro de Justicia, Édgar Olmedo, más la presión de los funcionarios penitenciarios por discrecionalidad de beneficios que desde este año están limitados conforme a carga horaria, lejos de resolver los problemas, propician mayor corrupción en las cárceles.
Históricamente es un secreto a voces que en los penales el dinero manda a la hora de acceder a privilegios extras al régimen establecido; sin embargo, hoy esta situación avasalló los límites y las ostentaciones que hacen los reclusos ridiculizan a las autoridades penitenciarias como al Estado. Redes sociales están llenas de presos que se burlan de las normas, se muestran consumiendo bebidas alcohólicas, comodidades extras a las precarias infraestructuras de las cárceles, celulares, hasta armas blancas y los ya sabidos espectáculos sacrificando animales, como son las riñas de gallos.
Tacumbú prácticamente es de dominio de fuerzas delictivas que tienen la concesión de protección a los reclusos, quienes rinden pleitesía y se subordinan temiendo por sus vidas. Facebook y otras redes sociales muestran que el director de facto en la penitenciaría nacional es Armando Javier Rotela, líder del clan Rotela, que hace lo que quiere allí. Los internos agradecen al gran Rotela los privilegios que les autoriza dentro.
En una suerte de resumir la corrupción imperante en Tacumbú, el ex viceministro de Política Criminal Rubén Maciel Guerreño nos decía semanas atrás que allí “todo tiene un precio”.
El ex alto funcionario de Justicia comentó que el comercio informal dentro de la penitenciaría es el esquema perfecto de la recaudación en negro debido a que los internos pagan por la explotación de los negocios a los jefes, directores de los penales, reduciendo este vínculo a intereses personales en vez de institucionales y generando lo que a la vista está: descontrol, circulante en negro y corrupción. Los roles se invierten y los guardias que son los brazos ejecutores para el cobro de los “cánones” se vuelven presos del negocio de los jefes.
En la penitenciaría de Tacumbú existen alrededor de 30 cantinas pequeñas, además de lavanderías, confiterías, quioscos de carga de saldo para telefonía e incluso restaurantes. Se estima que solo en insumos de las cantinas, el movimiento en negro ronda los G. 300 millones. Este contexto tiene en el afán de ocupar altos cargos en los centros de reclusión a los leales del ministro Mario Varela, aliado político de Édgar Olmedo.
SIN CONTROL
Pesquisas que realizamos en las últimas semanas en la entrada a Tacumbú nos permitieron captar imágenes de camiones, algunos con ploteados y otros directamente sin distintivos, que ingresan como “Juan a su casa” dentro de la penitenciaría. Si bien los proveedores tanto de la institución como de las cantinas informales que operan en el interior de la cárcel deben surtirse, lo que se cuestiona es el nulo control en la entrada por parte del personal de seguridad.
Esta situación de relajo es la que también permite que ingresen alcohol, armas, animales para espectáculos miserables y celulares que están totalmente prohibidos porque son nocivos para la seguridad. Si existe un control riguroso, cómo es que pululan celulares dentro de todas las penitenciarías del país.
Recorridos que hicimos en redes sociales nos hicieron ver comodidades extras a las permitidas en estos lugares como notebook, split, heladeras, gigantescos equipos de sonido, parlantes, televisores plasma. Todo lo mencionado es una realidad de ahora, no del pasado y es producto de la corrupción en el control.
HOY TRATAN SUBSIDIO
La Cámara de Diputados trata hoy el proyecto de ley presentado por el diputado Arnaldo Samaniego que se prendió del acuerdo de la época del ex ministro Julio Javier Ríos consistente en pago a discreción de subsidio alimentario a funcionarios penitenciarios.
Este año hubo un cambio en el clasificador presupuestario y previo dictamen del Ministerio de Hacienda se limitó el pago de G. 1.700.000 bimestral en concepto de ayuda alimentaria a los guardiacárceles que cumplen 24 horas corridas de trabajo. Sin embargo, los privilegiados funcionarios de los establecimientos penitenciarios que cumplen 8 horas y menos no se resignan de haber quedado fuera y los sindicalistas están apretando para que se reabra la canilla.
Legisladores consultados no están muy conformes con el pedido de Samaniego. En la Comisión de Cuentas y Control dijeron que examinan la posibilidad de extender la lista de beneficiarios, máximo hasta los que trabajan 12 horas corridas y con pago proporcional a la asistencia. Sin embargo, no se descartan maniobras en la administración de Olmedo para maquillar la carga horaria y beneficiar de vuelta a todos.
FRENAN ARRIBO DE LOS LEALES
Tras publicaciones de La Nación Investiga, se dilatan los decretos de nombramientos de algunos de los leales de Mario Varela, que incluso ya habían realizado oficina en el Ministerio de Justicia. Recordemos que el ministro Olmedo tiene previsto otorgar un combo de puestos claves de recaudación a su aliado del departamento de Caaguazú; sin embargo, en Presidencia están manejando los pedidos con cautela y hasta ahora no confirman las asignaciones.
César Raúl Kriskovich, conocido como “el secretario de Varela”, funcionario de confianza del Ministerio de Desarrollo Social de la oficina regional de Coronel Oviedo, fue uno de los primeros comisionados a Justicia como director de la inspectoría general de la cárcel de Coronel Oviedo. Ante el alevoso cuoteo evidenciado, queda en lista de espera Raúl Vera, quien busca ser el jefe de gabinete de Olmedo. Mientras que Julio Balbuena, otro político de Oviedo, cambió de bando con la promesa de premio como director de Establecimientos Penitenciarios, pero hasta el momento sigue esperando.