Proyecto de ley de Arnaldo Samaniego, que busca continuar con pago discrecional de un subsidio alimentario de G. 1.700.000, heredado de la administración del ex ministro Julio Javier Ríos, no es del agrado de la cartera responsable de las finanzas públicas.

El proyecto de ley con fuerte tufo cliente­lista del pago de sub­sidio alimentario a todos los funcionarios vinculados al sistema penitenciario, que presentó hace unos días el diputado Arnaldo Sama­niego, no es del agrado del Ministerio de Hacienda, que ya había dado su parecer el año pasado de que este bene­ficio corresponde solo a los guardiacárceles.

Una consulta previa al Minis­terio de Hacienda limitó en el clasificador presupuesta­rio de la ley de Presupuesto de este año, el pago bimestral del subsidio alimentario de G. 1.700.000 en el Ministerio de Justicia que se venía mane­jando a discreción desde la época del ex ministro Julio Javier Ríos, conocido como “acuerdo JJ”, firmado en el 2019 como prenda de paz para levantamiento de huelga.

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El cambio que se introdujo es que el beneficio tenga alcance solamente a los guardiacár­celes que cumplen horario continuado de 24 horas y no a los demás administra­tivos que tengan carga labo­ral básica de 8 horas o menos, considerando que el mar­gen de tiempo que pasan en la institución es el mínimo establecido y bien pueden ali­mentarse en sus casas.

Esta reducción más los áni­mos candentes en un año electoral en los que de alguna manera todos buscan privi­legios fueron aprovechados por el diputado Samaniego para presentar el proyecto de ley contra el filtro dentro del clasificador presupuestario.

Dictamen de Hacienda señala que subsidio bimestral por alimento debe limitarse a guardiacárceles.

En su dictamen y en res­puesta a la consulta del Ministerio de Justicia sobre el cobro bimestral del subsi­dio alimentario, el ente rec­tor de las finanzas públicas, en este caso Hacienda, con­cluye que “solo los guardia­cárceles podrán percibirlo en la forma estipulada. Los demás funcionarios se deben regir por la regla general de un pago hasta la suma de G. 2.192.839″. Sin embargo, Samaniego quiere reabrir la canilla “para todos los fun­cionarios vinculados al sis­tema penitenciario y al Ser­vicio Nacional de Atención al Adolescente Infractor”, según reza su proyecto ele­vado el 22 de marzo pasado.

El diputado Samaniego alega que el Ministerio de Justi­cia cuenta “con los recur­sos financieros suficientes para cubrir dichas erogacio­nes”. En otra parte de su pro­yecto resalta “la baja remu­neración que perciben los funcionarios asignados a prestar servicios en los cen­tros de reclusión, así como en dependencias adminis­trativas directamente vin­culadas, las cuales manejan información sensible rela­tiva a las mismas”.

De reabrirse la canilla, ade­más de sacrificarse impor­tantes inversiones que urgen en las penitenciarías, se arriesga la solidez financiera considerando los personales que deben ser incorporados a los nuevos centros y que también deberán acceder a este beneficio extra, a los que se suman subsidio escolar, defunción, nacimiento.

Cabe recordar que el año pasado el Ministerio de Justicia gastó G. 14.000 millo­nes en concepto de subsi­dio pagado al personal, de los cuales cerca de la mitad, es decir, G. 7.000 millones, corresponde a ayuda alimen­taria, que de volver a la dis­crecionalidad seguirá embar­gando miles de millones del presupuesto institucional.

En el Ministerio de Justi­cia prácticamente están en una actitud complaciente a las intenciones del diputado Samaniego, según había res­pondido el director general de finanzas de la institución. Mientras tanto, el ministro Édgar Olmedo, quien tam­bién está en plena campaña política tras sus aspiraciones a diputado por la chapa ofi­cialista y a quien de entrada el clan Rotela le impuso un recomendado como jefe de seguridad, esquiva consulta sobre el tema, evita polémica, corta las llamadas y acude a la estrategia del silencio.­

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