Un rápido recuento de los hurtos y asaltos mediatizados revelan que el último operativo Año Paha fue otra promesa frustrada del jefe de la seguridad interna, Arnaldo Giuzzio. No hubo un solo día sin que la delincuencia haga su golpe.
El ministro del Interior, Arnaldo Giuzzio, es el más cuestionado del gabinete del presidente Mario Abdo Benítez y en vez de mejorar sigue siendo blanco de críticas por ineficiencia y ahora también por ser “mago de las finanzas”.
Una de sus últimas promesas, atornillado en el cargo, es el operativo Año Paha, estrategia de seguridad para resguardar a los ciudadanos y su economía en el marco del mayor circulante de dinero propio de fin de año.
El operativo Año Paha se extendió del 13 de diciembre al 8 de enero pasado y las publicaciones periodísticas revelan que este fue otro fracaso de Arnaldo Giuzzio, dado que en el tiempo en que se llevó a cabo se registraron violentos y millonarios asaltos, los que incluso tenían como autores a oficiales de policía.
Un recuento realizado con base en las publicaciones de los medios de comunicación denota que la inseguridad sigue apropiándose de las calles. Esto sin contar con aquellas denuncias por robos u asaltos que se realizan en redes o aquellas que no se llegaron a mediatizar. La delincuencia no dio tregua ni un solo día.
Consultas a varias comisarías de Asunción y de algunas ciudades del departamento Central como Mariano Roque Alonso, Capiatá y Limpio revelaron que los hurtos agravados y los robos realizados por descuidistas siguen siendo los hechos delictivos más denunciados. Esto a pesar del operativo Año Paha.
Pese a que se prometía que se dotaría de recursos de inteligencia a los policías, desde la comisaría de Capiatá siguen reclamando mayor cantidad de efectivos policiales y más recursos para hacer frente a los delincuentes.
Desde la Comisaría 3ª Metropolitana indicaron que no hubo un descenso de robos o asaltos en comparación con años anteriores, por lo que este operativo como la gestión de contención de la delincuencia en sí es un fracaso.
Recordemos que en medio de esta ola de inseguridad Giuzzio se pegó el lujo de salir de vacaciones sin importarle el contexto de violentos asaltos que se vivían en el país. Así también, es difícil acceder al número real de hechos delictivos registrados en el país, ya que el Ministerio del Interior no tiene datos actualizados sobre este punto.
En la tarde del lunes, Giuzzio en un intento de reporte comunicó en Twitter los “logros” en materia de seguridad alcanzados en el 2021. En cambio, estas supuestas hazañas no convencieron a los internautas que ven todos los días asaltos y robos en los medios y le pidieron que deje de mentir.
“Bufón del Palacio” también es “mago de las finanzas”
En la seguidilla de afortunados del Gobierno que deben y gastan más que sus salarios, salta Mauricio Espínola, secretario de la Presidencia, conocido como el bufón del Palacio por su intenso rol proselitista a favor del precandidato oficialista para el 2023. Ayer en Twitter el ya polémico Espínola fue vapuleado porque sus finanzas declaradas no aguantan una calculadora.
Con el aterrizaje en el alto cargo durante este gobierno, en tres años estrenó vehículos de alta gama y una importante inversión inmobiliaria en pozo que, sumados a sus gastos declarados, superan sus ingresos, mismo caso que el ministro granjero, Arnaldo Giuzzio.
Según el documento oficial publicado en el portal de la Contraloría General de la República, el secretario tiene cuotas mensuales que suman US$ 2.040, equivalentes a unos G. 14,2 millones al mes. A esto se suman gastos mensuales por manutención, servicios básicos por G. 7,9 millones, lo que dispara sus egresos mensuales a G. 22,1 millones.
El salario global de Espínola es de G. 19,4 millones, monto que no alcanza para cubrir los gastos que declara tener. Al estallar su magia en redes sociales, el funcionario ensayó una planillita con datos de sus ingresos que relacionó a sus “inversiones”; sin embargo, su descargo fue otro boomerang para él, ya que omitió el cálculo de sus gastos, con los que definitivamente sus compras se financian con recursos imaginarios.