Tras el escándalo de un clan utilizado en un proceso licitatorio, Vanemi SA, desapareció de la pequeña oficina en la que operaba. Esta firma que se dedica a proyectos de obras es una de las que figura como proveedora de Tía Chela a pesar de no contar con un depósito de alimentos; sin embargo, vendió aceite, harina, arroz, fideo por unos G. 700 millones.

La historia de la compra de alimentos durante la emergencia sanitaria en Ciudad del Este, se vuelve cada vez más turbulenta a medida que uno escarba los datos. Miguel Prieto compró 25.000 kits de alimentos por G. 2.949 millones en marzo del 2020 del pequeño autoservice Tía Chela.

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Una de las facturas que proveyó Vanemi SA a Tía Chela por la venta de alimentos. Foto: Gentileza.

La adjudicación fue realizada por la vía de la excepción, y aunque existen dudas acerca de su capacidad financiera y por si fuera poco, la misma madre de Fermín Ávalos, dueño del comercio, afirmó que su hijo prestó plata para poder proveer los alimentos a la municipalidad. La lista de irregularidades sigue con las alevosas invitaciones a la licitación, pues el otro autoservice invitado fue Danielito SRL, firma que pertenece a Felipe Ávalos, padre de Fermín, es decir, padre e hijo fueron invitados a participar de una licitación.

Lo llamativo de esta compra no termina ahí, dado que una de las firmas que proveyó de alimentos a Tía Chela fue Vanemi SA, empresa que se dedica al rubro de “construcción de ingeniería civil, comercio al por mayor de otras maquinarias, y equipos, actividades de alquiler y arrendamiento de vehículos automotores, otras actividades jurídicas y actividades inmobiliarias”, es decir, una empresa que no se dedica a la producción o importación de alimentos, terminó proveyéndolos.

Vanemi SA es propiedad de Vanessa Florentín, sobrina de don Buena Ventura Morínigo, dueño de Tajy Servicios Generales, firma que se dedica a la perforación y mantenimiento de pozos artesianos, pero que curiosamente también vendió alimentos a la municipalidad.

Hay que resaltar que don Morínigo afirmó no estar enterado de esta venta, aseguró que no vendió nada a la municipalidad porque de hecho no tenía ni un solo kilo de los miles de kilos de harina, azúcar, levadura, sal, grasa vegetal, entre otros productos que aparecían en el contrato y que totalizaban la suma de G. 306.188.500.

Vanemi contaba con una oficina sobre la avenida Cerro León casi Alejo García en el edificio Adela IV de Ciudad del Este, de acuerdo a la declaración de un trabajador de la zona, en el lugar no había ningún depósito de alimentos ni nada por el estilo y mencionó que también en la empresa “se hacían pozos artesianos”.

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Factura por G. 375 millones que proveyó Vanemi SA a Tía Chela por la venta de alimentos. Foto: Gentileza.

También indicaron que hace aproximadamente un mes Vanessa Florentín mudó su oficina de dicho edificio, y hasta la fecha nada se sabe de la ubicación de la empresa que no necesitó pertenecer al rubro alimenticio para vender arroz, yerba, aceite, fideo, harina, entre otros alimentos. Vanemi proveyó de dos facturas al autoservice Tía Chela en concepto de venta de alimentos, una por G. 316.805.023 y la otra por G. 375.350.000, las que totalizan G. 692.155.023.

Resulta sorprendente que ni la Fiscalía o la Contraloría se hayan percatado de estos alevosos hechos, y esto cuando ya pasó más de un año desde que se inició la investigación de estas compras que tenían por objetivo beneficiar a personas de escasos recursos, pero que terminó en denuncias por amaños y direccionamientos.

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