Las maniobras en la administración de Miguel Prieto tocaron fondo. Parodiaron la licitación para adquisición de insumos alimenticios al punto de que un disc-jockey aparece entre los invitados en aquella alevosa adjudicación que le dieron a don Buena Ventura Morínigo, el señor de Mallorquín que, en la vida real se dedica a la perforación y mantenimiento de pozo artesiano.
- Por Rossana Escobar M.
- rossana.escobar@gruponacion.com.py
Un árbol genealógico puede resultar con los nombres de parientes que aparecen en las licitaciones de compra covid de alimentos que realizó durante su administración el ex intendente de Ciudad del Este Miguel Prieto, quien está en busca de su reelección en medio de una serie de denuncias de irregularidades.
La adjudicación de compra de insumos alimenticios a don Buena Ventura, el humilde constructor que en realidad se dedica a la perforación y mantenimiento de pozo artesiano, y que, según dijo, no estaba enterado de haber firmado un contrato de provisión de víveres, también fue armada entre parientes.
Calcado al caso de Tía Chela es el proceso licitatorio adjudicado a Tajy, un negocio que es de construcción, no de alimentos.
Para adjudicar rápidamente por vía de la excepción la compra de 25 mil kits de alimentos a Tía Chela, cuyo contrato asciende a G. 2.949 millones, según pudimos ver en el expediente, la administración Prieto invitó a Danielito SRL de Felipe Ávalos, papá del dueño de Tía Chela de nombre Fermín Ávalos. Completó las tres invitaciones con Sady Lorena Martínez, dueña de Yrupé Confitería, que en ese momento ya tenía un contrato de G. 1.298 millones con la Municipalidad de Ciudad del Este.
En el caso de Tajy es un poco más alevoso. Además de que hicieron figurar como proveedor de 50 mil kilos de harina a un constructor de pozo artesiano que no tiene un solo kilo de las 10 clases de víveres que se le adjudicó, invitaron a otro negocio de nombre Vanemi SA, dedicado al rubro de la construcción, y completaron el grupo de invitados con un disc-jockey, de nombre Richard Ayala, a quien se lo ve en redes sociales compartiendo con Vanessa Florentín, dueña de Vanemi.
Vanessa Florentín es a la vez sobrina de don Buena Ventura Morínigo, el constructor de pozo artesiano. Es decir, tío y sobrina fueron invitados para la licitación de alimentos covid.
Don Morínigo nos había dicho en entrevista que él no firmó ningún contrato de provisión de los miles de kilos que le adjudicaron, y mencionó a un Robert Florentín como el jefe que manejaba todo. Precisamente la persona a quien nombra es primo de Vanessa, familiar también del humilde constructor.
Pero el hilo no se corta con lo mencionado. Vanemi SA, la firma de construcción y proyectos de ingeniería, actividades inmobiliarias, aparece en la carpeta fiscal como proveedor de víveres de Tía Chela. Insólito, pero así intentan justificar la provisión de los alimentos en la pandemia.
El viceministro de Tributación, Óscar Orué, sostuvo que ya notificaron a Vanemi SA para que remita la factura de compras de esos insumos, pero esta firma ninguneó a Tributación. El origen de los víveres se torna cada vez más oscuro ya que a medida que se avanza con la investigación, aparecen más y más intermediarios.