Años atrás se importaba cada una de las máquinas tragamonedas, pero ahora se importan los componentes por separado y se ensamblan de manera clandestina a nivel local. Según Aduanas las importaciones de los últimos tres años ascienden a US$ 12,5 millones, aproximadamente. El programa de televisión “Tierra de nadie”, reveló cómo funciona el esquema.
- Investigación
- Por Rossana Escobar M.
- rossana.escobar@gruponacion.com.py
- Redacción
- Jhojhanni Vega
En un capítulo más de “El negocio de las máquinas tragamonedas”, emitido ayer por el programa “Tierra de Nadie” del canal GEN, el equipo de investigación del Grupo Nación reveló la informalidad que existe en torno a la fabricación de estos aparatos, una fuerte industria que opera de manera casera. Además del nulo control por parte de varias instituciones a la explotación del juego de azar, se suma la clandestinidad con la que operan los proveedores de las máquinas.
La fabricación de estos juegos tiene un precio unitario estimado de entre G. 2 millones a G. 4 millones. Hasta hace unos años estas máquinas ingresaban al país por unidad, pero ahora experimentan una nueva modalidad de importación mediante componentes. Tanto el Ministerio de Industria y Comercio como la propia Conajzar permiten la explotación del negocio sin intervenir.
De hecho, luego de las investigaciones del Grupo Nación, el viceministro de Industria y Comercio, Pedro Mancuello, manifestó que van a empezar a controlar a los proveedores. Indicó que ya empezaron a pedir a pedir documentos e incluso ya tienen registros de las importaciones. Informó además que realizarán cruces de datos con el Ministerio de Hacienda. Admitió que la falencia es de años atrás.
Datos de Aduanas revelan que en los últimos tres años las importaciones de máquinas tragamonedas como componentes ascienden a unos US$ 12 millones, aproximadamente. El ingreso al país de dichas piezas se da de la mano de empresas grandes cuyas actividades principales figuran como playas de autos, metalúrgicas, electrónica, etc.
Al menos 20 empresas importadoras aparecen en los registros de Aduanas que hicieron ingresar componentes entre el 2019 y este año. El equipo de investigación de “Tierra de nadie” descubrió que hay, de manera clandestina, varios lugares donde se ensamblan estos aparatos que están ocultos a los ojo del Ministerio de Industria y Comercio, que ni enterado está de la existencia de esta próspera manufactura.
Uno de los lugares más conocidos donde se arman las tragamonedas es Seprisa, ubicado en la ciudad de San Lorenzo, perteneciente a Yu Wen Huang Wang, en su local se pueden observar las partes de madera de la máquina que está en proceso de construcción. Yu Wen también es dueño de Wan Lin Metalúrgica que, según una fuente anónima, importa componentes para las máquinas tragamonedas y las ensambla en Seprisa para después venderlas en todo el país.
El dueño fue precisamente sorprendido en su local y al ser cuestionado sobre el modelo de negocios que lleva adelante, se escondió y envió a una empleada para que hable con la prensa.
Por otro lado, la firma Fortuna SA es una de las que oferta en redes sociales la reparación y venta de máquinas tragamonedas entre los G. 2.200.000 y G. 2.400.000. Al momento de la consulta del equipo de investigación del programa no contaban con unidades disponibles para la venta, pero al confirmar el pedido, alegaron que las podrían conseguir rápidamente.
Asimismo, otra de los proveedores que se dedica al ensamble de componentes es Óptima Servicios Generales SA que está ubicado en un barrio residencial de Asunción e importa directamente las máquinas completamente elaboradas. Las fotos del local publicadas en internet en realidad no coinciden con la realidad, ya que se trata de una residencia particular.
Finalmente, para comprar máquinas tragamonedas en cuestión de horas está en Capiatá la empresa Sebuca. El precio por unidad en este local es de G. 2.600.000. Vidrieras enteras ocupan las máquinas tragamonedas, principalmente en shoppings de la ciudad de San Lorenzo, consultamos con uno de los vendedores, Diego Meza de la firma Madsol, pero este negó realizar fabricaciones, pese a que le encontramos un minitaller en el mismo distrito. En medio de contradicciones primero confirmó que solo ensambla por pedido, luego insistió en que solo reparan máquinas tragamonedas.
Lo cierto es que la fabricación de las máquinas tragamonedas es toda una industria, pero se maneja de manera casera, en medio de otros negocios de fachada como metalúrgicas, electrónica, talleres de reparación de lavarropas, etc.