Miles de millones de guaraníes en canon sin ingresar a las arcas del Estado de un negocio que se mueve en negro. Los que explotan este rubro intentan desviar la atención, cuestionando la adjudicación a la concesionaria encargada de la regulación.

Todo vale a la hora de defender el negocio y es lo que los propie­tarios de las máquinas tra­gamonedas están haciendo. No quieren salir del radio de “control” de las municipali­dades, evidentemente por­que las obligaciones tributa­rias son más flexibles. Van a la carga contra adjudicataria del censo y regularización.

La firma Icrop SA, que es concesionaria de la Comi­sión Nacional de Juegos de Azar (Conajzar), según la resolución 34/2020, es el órgano encargado de reali­zar el censo, registro y cobro de cánones por la explotación de tragamonedas, pero la dis­posición choca con los due­

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se oponen a pagar sus tributos de estas máquinas que tos a través de esta firma, ale­gando que tienen dudas sobre la misma. Por años, pagaron sin un solo papel de por medio a funcionarios de las munici­palidades, pero recién ahora les afecta la “duda”.­

Pareciera que protegen el negocio turbio que hacen los funcionarios municipales.

Cuestionan que Conajzar haya adjudicado directa­mente a la empresa Icrop la regulación de las tragamo­nedas e insisten en que quie­ren pagar a sus municipios el canon correspondiente. Además, algo que también fue puesto en tela de juicio es que esta firma se queda con el mayor porcentaje de ganan­

que no impide que comiencen a pagar canon por primera vez en la historia.cia por la explotación, asunto

“Nosotros queremos pagar a nuestro municipio”, fue lo expresado por Vicente Oso­rio, del Sindicato de Trabaja­dores de Juegos de Azar. Sin embargo, cabe destacar que los municipios, a través de sus funcionarios, visitan los comercios que explotan este negocio y les cobran un tri­buto sin darles ningún tipo de factura legal, todo esto a pesar de no tener atribuciones para realizar dicha acción.

Según informó la Conajzar, históricamente los munici­pios no han realizado trans­ferencias al Estado corres­pondiente a los cánones en el rubro en particular, lo que significa que existe una eva­sión al fisco, que ha estado siendo avalada por los mis­mos jefes comunales.

Cabe resaltar que la Munici­palidad de Ciudad del Este, Encarnación, Itauguá, Yguazú y Repatriación son los únicos municipios de los 250 exis­tentes que realizaron trans­ferencias por la explotación de dichas máquinas de juegos de azar, pero cifras ínfimas en relación con los miles de millo­nes que mueve el sector.

Mientras esto ocurre, los due­ños de tragamonedas mini­mizan la evasión y tratan de direccionar a la opinión pública hacia la adjudicación de la firma Icrop, sobre la cual el Senado ya indicó que solici­tará información, a través de la Conajzar.

En los registros consta que al mes de mayo del 2021, la firma Icrop ha transferido G. 59.712.720 al Estado en con­cepto de cánones y el presi­dente de Conajzar, José Ortiz, indicó que este monto es ínfimo, pero que están confia­dos en que va a ir en aumento, esto gracias a la regulación de este negocio.

La explotación de las máqui­nas tragamonedas sigue estando en tema de debate desde que el programa “Tierra de nadie”, emitido por el canal GEN, revelara el esquema del mismo, los peligros que con­lleva para los niños y adoles­centes que están expuestos a

las ganancias millonarias que van a parar en manos de desla ludopatía, el nulo control y conocidos. Las estadísticas de los primeros censos apuntan a un circulante en negro de unos G. 300 mil millones al mes.­

La clandestinidad y la irregu­laridad son características de estas máquinas de juegos de azar, pues las municipalidades se han encargado de habilitar la presencia de dichos aparatos, sin importar si los comercios cumplen o no con los requisi­tos, tales como: no estar ubi­cados en las veredas ni cerca de lugares sensibles como escue­las, colegios e iglesias.

Sumado a esto, tenemos la proliferación que existe de estas máquinas de juegos de azar, las que se pueden encon­trar sin ningún tipo de incon­veniente en almacenes, far­macias, bodegas, boutiques, estaciones de servicios, vere­das, entre otros.

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