Por Rossana Escobar M., rossana.escobar@gruponacion.com.py
Fuertemente enfocados en criticar las publicaciones periodísticas de La Nación, los funcionarios de confianza de Alejandro Peralta Vierci y Eduardo Petta buscan convencer a la DNCP sobre las cotizaciones de tecnología en subastas. En días el ente rector de compras públicas deberá tener un dictamen.
Mientras las versiones de su inminente cambio son cada vez más fuertes, el ministro de Tecnologías de la Información y la Comunicación (Mitic), Alejandro Peralta Vierci, continúa sorteando su suerte en medio de cuestionamientos e investigaciones por parte de la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas (DNCP) por denuncias de irregularidades en millonarias licitaciones de equipos tecnológicos. Las compras Huawei fueron los recientes acontecimientos que sacudieron al secretario de Estado, que al parecer quedará fuera del gabinete del presidente Mario Abdo Benítez luego de más incumplimientos de tareas encomendadas, ineptitud que terminó de llenar el vaso, según trascendió en el Palacio de López.
Además de la administración de Peralta Vierci, también la DNCP tiene bajo lupa a la de Eduardo Petta, fuertemente cuestionado por las compras Huawei, denunciadas por maniobras y sobreprecios a raíz de supuestos simulacros en subastas a la baja electrónica.
Cabe recordar que sobre la gestión de Peralta Vierci pesa el retraso de más de un año en la terminación de la red de fibra óptica, muy cuestionada y en estado de investigación por parte de algunos parlamentarios. Una publicación de nuestro medio de fecha 6 de enero pasado, titulada “MEC y Mitic hicieron perder G. 69.000 millones al Estado”, motivó la apertura de otra investigación por parte de Contrataciones Públicas a la par de algunas encaminadas luego de protestas de oferentes.
La publicación había dejado en evidencia que el desplome del 30% al 40% de precios que regularmente se da en una subasta no se dio en las del MEC y del Mitic para la compra de infraestructura tecnológica y de conectividad para escuelas. Los dos proveedores que vienen coincidiendo en licitaciones públicas de estas instituciones con la “suerte” de ganar en la mayoría demostraron brazos caídos en la competencia y por esa razón las cotizaciones se redujeron en menos del 1%.
La licitación del MEC es de G. 46.429 millones en el MEC, mientras que la del Mitic asciende a G. 150.820 millones.
“Con respecto a la publicación periodística efectuada por el diario La Nación, la cual refiere supuestas irregularidades en el marco del procedimiento de referencia, le manifestamos cuanto sigue: a efectos de clarificar lo expresado en la publicación periodística, solicitamos informes y justifiquen lo referido en la misma, e informen el estado del procedimiento, todo esto en una nota detallada dirigida a la dirección jurídica de esta Dirección Nacional, adjuntando todas las documentaciones que consideran pertinente, en el plazo de tres días hábiles”, señala el requerimiento que había realizado la DNCP a las dos carteras.
LAS RESPUESTAS
Las respuestas de ambas instituciones son muy similares, ya que argumentan que los precios referenciales de la subasta estaban muy bien constituidos y ajustados a los del mercado, y por eso no hubo más bajas.
Parte de lo que alegó el Mitic dice que “corresponde al ámbito económico particular de cada oferente la fijación del precio con sus respectivos “descuentos” en cada licitación, mientras que lo que se halla en el ámbito de la convocante es la comparación entre el precio ofertado y el referencial. En nuestro sistema de contrataciones públicas, la convocante no puede exigir un nuevo descuento al monto final ofertado”, al parecer cero interés por economizar, principio elemental también de las compras públicas. Se añade que la publicación periodística carece de sustento técnico.
El MEC respondió básicamente lo mismo al calificar las publicaciones de este medio como tendenciosas y temerarias para instalar falazmente ideas de manejos direccionados en las licitaciones ante la opinión pública. El documento firmado por la coordinadora interina de la UEPP, Carolina Ovelar, se enfocó en gran parte en criticar la poca ética de la periodista que redactó el artículo y en tratar de justificar las ganancias de los proveedores.
Lo que no explican es por qué de manera extraordinaria, como ocurre en las subastas, no hubo esa intensa puja por ofertar mejores precios, segundo a segundo.
Alegaron además que “el ejercicio de simulación que llevó a la afirmación no es representativo y no corresponde, pues los procesos no guardan la similitud suficiente como para ser comparados, y en cuanto a los porcentajes de ahorro estos no son valores absolutos, sino condiciones variables de cada proceso licitatorio, tal como se evidencia en los propios ejemplos expuestos en la publicación”. Sin embargo, en una subasta sin direccionamiento de las especificaciones técnicas y en donde existe una real competencia, los precios van disminuyendo segundo a segundo porque los oferentes en competencia buscan posicionarse en el primer lugar para poder ganar el llamado, sin importar el rubro o producto que se está licitando.