Mientras la pandemia castiga a miles de personas con el desempleo, los sindicalistas se especializan en hacer cursos con dudosos resultados. Reciben unos G. 400 millones al año para enseñanza de decoración, community manager, ventas, etc., pero no se sabe cuántos puestos de trabajo se consiguieron con esto.
Por Jhojhanni Fiorini
Periodista de Investigación del GN
El Sistema Nacional de Formación y Capacitación Laboral (Sinafocal) realizó el año pasado una serie de millonarias transferencias a varias centrales de trabajadores para que estas a su vez organicen cursos de capacitación laboral. Estos convenios se hicieron con menos exigencias para las organizaciones que lo que usualmente se les pide a los proveedores en las licitaciones para capacitaciones técnicas.
Cabe recordar que en año crítico las transferencias se duplicaron a las oenegés, entre las cuales se encuentran las centrales obreras. De G. 9.000 millones transferidos en el 2019, el año pasado la cifra trepó a G. 20.000 millones.
Sinafocal solo pasa la plata, no sabe la efectividad de las capacitaciones ni los beneficiarios. En el caso de las centrales, no respondieron quiénes dieron estos cursos ni cuántos puestos de trabajo consiguieron para los beneficiarios de las capacitaciones.
Entre las oenegés que recibieron millonarios montos se encuentran la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la Central General de Trabajadores (CGT) y la Central Nacional de Trabajadores (CNT). Las tres instituciones fueron beneficiadas con un promedio de G. 400 millones cada una para realizar diferentes tipos de capacitaciones de forma virtual (online) durante la pandemia que dejó a miles de personas sin trabajo.
La CUT, por ejemplo, obtuvo en el 2020 G. 401 millones para desarrollar cursos de habilidades en ventas, community manager (CM), operación de caja comercial y operación básica de computadora. Se destaca que si comparamos la carga horaria de estos cursos con la única licitación que se llevó a cabo en el año y que hasta el momento no ha podido ser ejecutada por las protestas que recibió, nos damos cuenta de que es menor el tiempo de enseñanza y que los precios mediante transferencias son mayores.
Es decir, se está pagando más por menos. Lo mismo ocurre con los cursos para atención al cliente, CM, habilidad en ventas, operador básico de computadora y operación de caja comercial hechos por la CGT y la CNT durante la pandemia. Comparativamente con la licitación, hay menor carga horaria y los precios mediante el llamado hecho a través de la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas (DNCP) son más bajos.
Como ejemplo, los cursos para atención al cliente y CM en la licitación tienen una carga horaria de 80 horas, mientras que las centrales realizan una enseñanza de solo 50 horas. Asimismo, hay que destacar que las exigencias en los llamados son mayores, ya que en la licitación se exige la entrega de kits al finalizar la capacitación técnica, así como se pide además el currículo de los docentes que van a impartir los cursos.
También hay que destacar que la función de estas organizaciones no gubernamentales que nuclean a varios sectores de la fuerza laboral es proteger los derechos de precisamente los trabajadores, ya que del aporte de estos se mantienen vigentes las propias centrales e incluso el Sinafocal. Asimismo, son estas mismas instituciones las que conforman el órgano rector que se encarga de aprobar los proyectos que serán beneficiados con las millonarias transferencias de recursos.
Por lo tanto, se convierten en juez y parte a la vez, dejando de lado a varias instituciones de educación superior y técnica con mucha más experiencia en la enseñanza para realizar estas labores. Asimismo, cabe señalar que las capacitaciones online que realizaron estas organizaciones durante la pandemia contrastan enormemente con los datos de desempleo que llegaron a los 150 mil afectados en el 2020, un problema bastante serio del que deberían ocuparse estas organizaciones antes que realizar cursos.
Finalmente, este medio intentó comunicarse con varios representantes de estas centrales para conocer su versión; sin embargo, no respondieron o prefirieron evadir las preguntas.
En este sentido, también hay que resaltar que el titular de Sinafocal, Alfredo Mongelós, había mencionado que en el mes de julio pasado, cuando se generó un plan de reactivación económica, presentaron una nota al Equipo Económico Nacional (ENN) para la utilización de saldo presupuestario que tenía Sinafocal de aporte patronal de periodos anteriores y de allí se generó la ampliación que se destinó a estas transferencias.
“Sinafocal no es una institución normal del Estado, justamente los recursos ellos ingresan para que se controle y si ellos quieren disponer de los recursos que son de ellos para poder hacer instrucción laboral o para que ellos puedan tener mejoramiento de la calidad de formación porque los costos son elevados, pueden disponer y la ley misma le permite”, había dicho Mongelós.
SEPA MÁS
RECURSOS
Es preciso resaltar que la Ley Nº 1652 que crea el Sinafocal establece en su artículo 7 que los recursos de este se componen de las asignaciones y subvenciones que le asigne el Presupuesto General de la Nación; los ingresos provenientes de los gobiernos departamentales y de las municipalidades para financiar planes y programas acordados con los mismos; el aporte de entidades y empresas privadas, como contraprestación de servicios; los aportes provenientes de la cooperación internacional; los legados y donaciones; y el aporte patronal del 1% sobre las remuneraciones pagadas a los trabajadores de las empresas privadas.
Los recursos del Sistema Nacional de Formación y Capacitación Laboral, según la norma, solo serán destinados a costear los diversos programas de formación y capacitación y a mejoras de infraestructura, técnicas y curriculares. Asimismo, establece que el órgano rector estará integrado por nueve miembros titulares, cada uno de los cuales tendrá un suplente.
Los miembros son los siguientes: uno por el Poder Ejecutivo, uno por el Consejo de Gobernadores, uno por la Organización Paraguaya de Cooperación Intemunicipal, uno por la Federación Paraguaya de la Industria y el Comercio, uno por la Unión Industrial Paraguaya, uno por la Asociación Rural del Paraguay y tres por las organizaciones sindicales de trabajadores.