Cuando Patricia Samudio, presidenta de Petropar, llegó a la institución tenía stock de gas licuado de petróleo para 30 días, más un contrato vigente con un proveedor argentino. Alegó posible desabastecimiento y terminó comprando el producto de un intermediario local, Copesa, de Pedro Balotta, por valor de US$ 3,5 millones. Con la misma excusa, la de la urgencia, igual pudo importar, ya que máximo demora una semana, para lograr competitividad y no terminar pagando US$ 100 más caro por tonelada y, encima, beneficiando a su competencia y perjudicando al consumidor final.

POR JORGE TORRES ROMERO

En el registro del parte diario y movimiento del producto se observa que la presidenta de Petropar, Patricia Samudio, desde el día que asumió la titu­laridad dela institución tenía como mínimo un stock de gas licuado depetróleo (GLP) para 30 días. Esto considerando que el consumo mensual de las 150 estaciones de servicios que operan con Petropar es en pro­medio 1.000 toneladas de GLP.

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En esos registros figuran que la petrolera contaba con 950 toneladas en stock y un con­trato de compra que seguía vigente con un proveedor argentino. Esto significa que Samudio tenía tiempo sufi­ciente para realizaruna com­pra normal del producto, siempre de un productor inter­nacional, y no de un interme­diario, para así lograr compe­titividad y hacer la diferencia en el precio. Incluso, cuando se alega urgencia comprando del proveedor internacional el tiempo de demora máximo de la compra es de una semana.

Las 4.000 toneladas que Petropar compró de Copesa de Pedro Balotta pudo haber adquirido de Bolivia para tener competitividad en precio.

Sin embargo, el 27 de setiem­bre pasado, la titular de Petro­par adjudica la contratación por excepción para la adqui­sición de GLP a la empresa CorporaciónPetrolera SA (Copesa) cuyo presidente es Pedro Balotta, para laprovi­sión de 4.000 toneladas por valor de US$ 3,5 millones.

Según la resolución de adju­dicación, Samudio menciona en el considerando que reci­bióuna nota el 5 de setiembre de gerencia en la que le seña­lan que Petropar no cuenta con volumen suficiente de GLP para abastecer las necesidades del mercado, ya que la Direc­ción Nacional deContratacio­nes había anulado el contrato que estaba vigente.

Pese a la anulación de este con­trato, la titular de Petropar pudo haber aplicado la misma urgencia para realizar una nueva compra vía excepción pero de los proveedores inter­nacionales, en este caso Boli­via, a fin de buscar la diferen­cia en el precio y seguir con la competitividad del producto.

Contrariamente a seguir beneficiando a la ciudadanía con el precio del gas, Samudio dispone la compra deun com­petidor directo, un interme­diario que vendió elproducto US$ 100 más caro, diferencia que finalmente recae en el consumidor final, es decir, la ciudadanía.

Copesa, por su condición de intermediaria local, cobró US$ 100 más caro a Petropar por la venta del gas licuado. La compra se realizó por US$ 3,5 millones.

EL SUEÑO DEL PIBE

El negocio para el sector pri­vado gracias al guiño de la presidenta de Petropar fue redondo, por lasiguiente razón: El proveedor (Boli­via-Argentina) factura un pre­cio final que contiene 2 compo­nentes: el preciointernacional (que se publica diariamente) y el premio (también llamado diferencial).

Por ejemplo, en la resolución de adjudicación a Copesa dice “adjudicar… a un diferencial igual a +303 US$/tn…”. Esto significa que si el precio inter­nacional del GLP está a US$ 600, el precio unitario que Copesa facturará es US$ 903/tn. Ahora, para comparar, cuando se compra del exte­rior, el proveedor le cobraba a Petropar un diferencial de +70 US$/tn, pero al retirar de origen, siendo así y siguiendo con el ejemplo de que el pre­cio internacional está a US$ 600, el precio total hubiera sido: US$ 600 (precio inter­nacional) + US$ 70 (diferen­cial o premio) + US$ 125 (flete): US$ 795/tn.

Patricia Samudio y Pedro Balotta.

Esto quiere decir que com­prando del proveedor del exte­rior (que produce el GLP) sale menos de US$ 800 por tone­lada versus comprando local­mente sale más de US$ 900 por tonelada. Hay una diferen­cia de US$ 100 que es el mar­gen del intermediario en este caso para Copesa.

Además de ganar por la intermediación, empresas como Copesa nece­sitan hacer volumen, porque el menor precio que consiguen del exterior está atado a eso. Con esto se demuestra que el privado ganó dos veces, con la compra realizada por la presi­denta de Petropar.

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