Por Jorge Torres Romero

Patricia Samudio, presidenta de Petropar, con la excusa de que se quedaba sin stock, realizó una compra vía excepción de gas licuado de petróleo (GLP) de un intermediario local. Le compró a la empresa Copesa, cuyo titular es Pedro Balotta, por valor de US$ 3,5 millones, un competidor directo en el rubro de las distribuidoras de la petrolera estatal. La compra se tuvo que haber realizado como es habitual de un productor internacional (Bolivia o Argentina) para que el precio sea competitivo y beneficie a la ciudadanía. Pagó US$ 100 más caro por cada tonelada de gas adquirida vía excepción.

Lejos de priorizar el bolsillo de la gente, la titular de Petropar, Patricia Samudio, decidió el pasado 27 de setiembre la compra por excepción de gas licuado de petróleo de la firma local Corporación Petrolera SA. (Copesa Gas), cuyo presidente es Pedro Balotta, integrante del Grupo Barcos y Rodados.

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Desde que Petropar ingresó al mercado a competir con el gas, siempre este producto se importó de tal manera que pueda ser competitivo, pero lo que ahora hizo Samudio fue comprarle a la competencia a nivel local.

Documentaciones internas de Petropar desmienten las excusas utilizadas por Samudio para justificar la compra, en forma urgente, vía excepción, de un competidor local. Entre el 15 de agosto, cuando el gobierno anterior ya salió, y el 31 de agosto había casi 950 m3.

La red de estaciones de Petropar vende poco más de 1.000 m3/mes. Es decir, el 15 de agosto tenía casi un mes de stock, además de un contrato de suministro desde Argentina que estaba vigente. Es decir, había tiempo para hacer una licitación internacional porque recién iba a necesitar el producto a esta altura (50 días después).

De cualquier manera, si el argumento fue riesgo en los plazos, podía hacer una excepción y comprar de los proveedores del exterior, que son los que le proveen a Copesa, de quien Petropar terminó adjudicando para la compra.

La lógica para que resulte este negocio es comprar de quien produce, no de un intermediario local. Internamente, los mismos empleados de Petropar dicen que no hubo razón alguna para comprar de la competencia, tal como lo decidió hacer la presidenta de Petropar.

BENEFICIO AL PRIVADO. Según se lee en el portal de Contrataciones Públicas, el monto total de la adjudicación vía excepción para la empresa Copesa por la compra de GLP es por valor de G. 19.186.244.000 (US$ 3,5 millones).

Lo adquirido por Petropar de la empresa Copesa es entre 2.000 y 4.000 toneladas.

Anteriormente se compraba del exterior a un precio de US$ 70 la tonelada más el flete, que estaba cerca de US$ 125 la tonelada. Entonces, lo que se adicionaba al precio internacional era cerca de US$ 200 por tonelada. Esta compra realizada por Patricia Samudio a un intermediario local lo hace a precio internacional más US$ 303 la tonelada. Esto significa más de US$ 100 por tonelada más caro. Al multiplicar por las 4.000 toneladas, genera una diferencia de US$ 400 mil.

Esta compra que realizó Petropar a Copesa es altamente beneficiosa para la competencia de la petrolera estatal por la sencilla razón de que, por un lado, ya gana US$ 100 por tonelada solo por hacer de intermediaria y, por otro lado, a estas empresas privadas les conviene porque hacen volumen, ya que el menor precio que consiguen siempre está atado al volumen que van comprando.

Este caso de la compra de GLP a un competidor de Petropar es otra muestra de que la política actual de la nueva administración de la petrolera estatal es beneficiar al privado, muy lejos de pensar en el bolsillo de la gente.

Esta es la resolución en la que se establece la compra de gas licuado de petróleo vía excepción de proveedores locales.


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