El oratorio y el manantial Tupãsy Ykua volvió a abrirse tras unas horas de cierre, al no haber aglomeración de fieles. Esto se dio luego de que un vendedor ambulante se encadenara frente al sitio como medida de protesta contra la acción inicial.
El intendente de Caacupé, Diego Riveros, indicó al canal GEN que de acuerdo con el protocolo sanitario previsto para la fiesta mariana, este lunes debía cerrarse del oratorio de Tupãsy Ykua, pero finalmente se decidió extender la atención hasta el viernes 27, fecha en que se evaluará nuevamente la medida.
El jefe comunal sostuvo que no amerita que esté cerrado por la poca afluencia de religiosos. “De lunes a viernes es manejable, por eso se hizo la solicitud en una reunión con el obispo de Caacupé, el rector del Santuario y la Policía Nacional, y se acordó implementar un control permanente”, dijo.
No obstante, Riveros aclaró que desde el 28 de noviembre se cierra la Basílica de Caacupé y que eso ya es un hecho. Además recordó que actualmente los adultos mayores y los niños no pueden ingresar a la explanada de la Basílica, pero sí pueden recorrer la ciudad.
Esta decisión en el Tupãsy Ykua se dio luego de que Ramón Barrios, representante de Vendedores de la zona de Tupãsy Ykua de la Virgen de Caacupé, se encadenara en protesta por el cierre del lugar por la festividad. “Me encadené porque quiero salvar el trabajo de los compañeros. Sentimos mucho que se haya cerrado de nosotros. Desde la municipalidad me prometieron que iban a abrir y entonces me saqué de vuelta las cadenas”, refirió antes de concretarse de vuelta la apertura.
Por su parte, la vendedora Elvira González celebró la reapertura del oratorio. “Tenemos derecho y debemos trabajar. Hoy no tenemos ventas porque se cerró temprano, ahora esperamos que venga la gente”, indicó.
Ayuda a vendedores
La responsable del alquiler de lotes por parte de la municipalidad de Caacupé, Patricia Oviedo, informó que 1.244 vendedores se anotaron para la ayuda de 500.000 guaraníes, pero que solamente 600 quedaron seleccionaron, porque muchos tenían antecedentes penales, prisión preventiva o ya cobraron los subsidios de Pytyvõ y otras ayudas del Estado.
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