David Simchi Levi y Edith Simchi Levi

La pandemia global de covid-19 ha expuesto serias fallas en las cadenas de suministro, incluyendo aquellas críticas para industrias como la farmacéutica y de suministros médicos. La escasez de equipo médico protector para trabajadores de la salud y de ventiladores en los hospitales son las más prominentes. Para evitar que este problema vuelva a ocurrir cuando golpee un desastre, los gobiernos deberían considerar establecer una prueba de estrés para las compañías que brindan bienes y servicios críticos, enfocándose en la resiliencia de las cadenas de suministro de estas empresas.

Un gran motivo de la escasez que ha sucedido durante la pandemia son las esbeltas cadenas de suministro que se han desplegado ampliamente para reducir costos por medio de la asignación de la producción en regiones de bajo costo, las metodologías de justo a tiempo en la manufactura y el mantenimiento de menores niveles de inventario a lo largo de la cadena de suministro. Estas estrategias dependen de predicciones basadas en datos históricos y típicamente no consideran grandes disrupciones.

DOS ELEMENTOS

La industria automotriz descubrió que estas estrategias podrían no siempre funcionar cuando se vio obligada a lidiar con severos problemas de proveedores después de que el terremoto y tsunami del 2011 devastaron el noreste de Japón. Esto llevó a la aplicación de una nueva metodología que desarrollamos y que habilita una sofisticada forma de entender la exposición a los riesgos asociados a eventos poco probables.

Esta metodología tiene dos elementos centrales. Uno es el Tiempo de recuperación, el tiempo que será necesario para que un nodo particular dentro de la cadena de suministro -la instalación de un proveedor, un centro de distribución o un centro de transporte- sea restaurado a su plena funcionalidad después de una disrupción. El segundo es el Tiempo de sobrevivencia, el tiempo máximo durante el cual la cadena de suministro puede surtir la demanda después de una disrupción en sus instalaciones.

Al cuantificar cada medida bajo diferentes escenarios, una empresa puede identificar su capacidad para recuperarse de un desastre. Por ejemplo, si el TDR de una instalación es mayor que el TDS, la cadena de suministro no podrá ajustar la oferta con la demanda a menos que exista un plan de respaldo.

Esto les brinda a las compañías una forma de cuantificar financieramente el costo de las disrupciones y preparar planes de mitigación para las partes más importantes de la cadena de suministro en diferentes escenarios.

CAPACIDAD PARA EVENTOS DISRUPTIVOS

Este enfoque es similar a la prueba de estrés bancario instituida después de la crisis financiera del 2008 para garantizar que las grandes instituciones, cuya caída podría ocasionar el colapso de todo el sistema financiero, tuvieran los medios para sobrevivir a una futura crisis.

En los Estados Unidos, a los grandes bancos se les exige calcular el capital que necesitarían para superar condiciones normales, adversas y severamente adversas, como las de un elevado desempleo o una caída del mercado inmobiliario. La Reserva Federal brinda cada año los detalles de las pruebas de estrés, al decirle a los bancos que suposiciones específicas utilizar.

Similarmente, los Estados Unidos y otros gobiernos deberían requerir que las compañías que brindan recursos y servicios esenciales reporten cuál es su capacidad para lidiar con eventos disruptivos. Ello las incentivaría a diseñar cadenas de suministro más resilientes. En el caso de los servicios de salud, una agencia gubernamental como el U.S. Centers for Disease Control and Prevention podría trabajar con las industrias para establecer estándares y pruebas. El nacionalismo económico -al igual que las prioridades nacionales que durante la pandemia han evitado el movimiento de productos a lo largo de la cadena global de suministro- debería tomarse en cuenta.

(David Simchi-Levi es profesor de ingeniería en el Massachusetts Institute of Technology. Su libro más reciente es “Operations Rules: Delivering Customer Value through Flexible Operations”. Edith Simchi-Levi es consejera para empresas emergentes e inversionista en la ciudad de Nueva York).

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