POR SUSAN DAVID

Cuando se caldea un desacuerdo con algún colega, es normal sentir toda clase de emociones: decepción, ira, frustración. ¿Cómo debería expresarlas?

Cuando estamos en una discusión, muchas veces nos sentimos en manos de las emociones, como si ellas dictaran lo que decimos y hacemos, en lugar de que sucediera al revés. Sin embargo, hay algunas formas para poner distancia entre el desacuerdo y su reacción.

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Cuando surja un conflicto específico, hágase estas cuatro preguntas:

1. ¿Quién está a cargo, la emoción o yo, la persona que experimenta la emoción?

Pregúntese si está tomando decisiones razonadas acerca de cómo reacciona o si la emoción está dirigiendo sus reacciones. Si la emoción le dicta cómo actuar, será difícil hacer lo que necesita, tomar la perspectiva de la otra persona, tener compasión, articular claramente su narrativa del evento.

2. ¿Exactamente qué estoy sintiendo?

Cuando se siente enojado, lo que suele estar debajo del enfado es una emoción mucho más matizada, como la traición, el sentirse ignorado o la decepción. Antes de que decida si expresar su emoción, necesita entenderla mejor.

3. ¿cuál es la función de la emoción?

Recuerde que las emociones son señales. ¿Qué le dice esta sensación de ser traicionado acerca de lo que le importa a usted? Quizá es que le importa la lealtad de los miembros de su equipo. Esto lo ayudará a descubrir cómo hablar con su contraparte. Decirle a alguien que usted está enojado es mucho menos útil que explicarle que está decepcionado de que ella no cumplió con su compromiso.

4. ¿Hasta qué punto el expresar mis emociones me sirve en esta situación?

Finalmente, querrá preguntarse si el decir “estoy muy enojado” lo ayudará en su meta de resolver el conflicto. Los sicólogos hablan acerca de emociones “calientes” y “frías”. Si está experimentando una emoción “caliente”, acompañada de sentido urgente de merecimiento o incluso venganza, es mejor encontrar primero una forma de calmarse. Si la emoción es “fría”, en cuanto a que puede manejarla y la intención subyacente es mejorar la situación, entonces probablemente está bien el expresarla. Es mejor si puede ir más allá de nombrar la emoción y explicar lo que le importa. Decirle a su contraparte que la justicia es importante para usted, por ejemplo, es el primer paso para desarrollar una serie de valores compartidos.

Por supuesto, el conflicto nunca tiene un solo lado, y tampoco las emociones que lo acompañan. Si va a expresar que está muy enojado y se siente totalmente traicionado, tiene que considerar lo que la otra persona pudiera llegar a estar sintiendo. El tomar perspectivas es extremadamente importante para resolver los conflictos. Si llegó a decidir expresar cómo se siente, es mejor que le dé seguimiento preguntándole a la otra persona sobre su experiencia emocional. Esta puede llegar a ser una gran forma de quitar de la mesa todas las emociones e intereses y así poder llegar a encontrar un camino hacia adelante.

(Susan David es fundadora del Harvard/McLean Institute of Coaching).

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