En este diálogo con El Gran Domingo de La Nación, la doctora en Ciencias Margarita Ruiz y la doctora en Educación Viviana Sofía Sánchez hablan desde sus respectivas disciplinas sobre las posibilidades y los dilemas que plantea una tecnología disruptiva como la inteligencia artificial, que está cambiando paradigmas en diversos campos.

  • Por Jimmi Peralta
  • Fotos Néstor Soto / Archivo

El procesamiento de datos a través de ins­trumentos marca una forma avanzada de gestionar la información. Es preciso advertir, no obs­tante, que este fenómeno no es nuevo, pues el desarrollo de modelos computaciona­les casi un siglo atrás abrió un camino para la imple­mentación de prácticas y extendió los límites a lugares impensados.

Este universo de posibilida­des que brinda la tecnolo­gía del presente no solo está en el análisis y el procesa­miento, sino también en la categorización y el regis­tro, que se multiplicaron en escala y especificidad.

Margarita Ruiz, doctora en Ciencias y decana de la Facultad de Informática de la Universidad Comunera (Ucom)

La aparición de la inteligen­cia artificial abrió un nuevo mundo, donde desde algo­ritmos pueden ser interpre­tadas las bases de datos de manera muy compleja.

Esta tecnología se plantea en el presente no solo como herramienta para la produc­ción, sino como facilitadora del trabajo de lo humano. Tal es el caso del proyecto “Inteligencia artificial para la salud mental. Iden­tificación y seguimiento de pacientes con criterios de riesgo”, impulsado desde la Universidad Comunera (Ucom) y financiada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que actualmente se encuentra en ejecución.

IDENTIFICACIÓN Y SEGUIMIENTO

Este primer proyecto tiene como objetivo desarrollar un sistema computacio­nal que permita integrar técnicas de inteligencia artificial e inteligencia de negocios para realizar la identificación y segui­miento de pacientes con criterios de riesgo en la base de datos de pacientes del Centro de Salud Mental del Instituto de Previsión Social (IPS).

–¿Cómo nace la idea de este proyecto?

–El proyecto se originó como parte del diplomado en Data Analytics en la Uni­versidad Comunera (Ucom), donde Gustavo Gonzá­lez, funcionario del Cen­tro de Salud Mental del IPS (CSMIPS), desarrolló una solución basada en inteli­gencia artificial para iden­tificar y monitorear a los pacientes que necesitan un seguimiento más intensivo con el fin de que estos pue­dan acceder siempre a sus consultas con el profesional psiquiatra.

–¿Qué requerimientos encontraron en particu­lar en el Centro de Salud Mental del IPS?

–El CSMIPS cuenta con una base de datos estruc­turada de todos sus pacien­tes y las consultas realiza­das, pero no cuenta con un sistema que organice esa información y facilite el análisis y la toma de decisiones por parte del profe­sional médico y adminis­trativo. En este proyecto proponemos la creación de un datawarehouse para el CSMIPS, que facilite la inteligencia del negocio mejorando la generación de reportes, dashboards y aná­lisis avanzados. Luego, esta base de datos servirá para alimentar al sistema pre­dictivo generando informa­ción valiosa y anticipando escenarios clave para la toma de decisiones.

El sistema basado en inteligencia artificial servirá para identificar y monitorear a los pacientes que necesitan un seguimiento más intensivo

ANONIMIZACIÓN

–¿Podrías describirnos en qué consiste el trabajo de campo con los profe­sionales de la salud y cómo llevan a planificar eso en un escenario de soluciones?

–El proyecto se desarrolla en el CSMIPS y en la Ucom. Establecemos reuniones periódicas con los profe­sionales médicos, admi­nistrativos, profesiona­les del área de tecnología e investigadores para relevar la información que necesi­tamos en el desarrollo del proyecto. Además, en cola­boración con la Gerencia de Tecnología del IPS hemos establecido un protocolo de acceso a los datos, el cual fue aprobado por el Comité de Ética del IPS. Dado que los datos contienen infor­mación de salud prote­gida, se aplican estrictos mecanismos de seguridad y anonimización conforme a normativas nacionales e internacionales de protec­ción de datos personales. Solo personal autorizado tendrá acceso a los datos en su formato original y los investigadores solo podrán trabajar con datos anoni­mizados. Esto garantizará que no sea posible la iden­tificación de los pacientes. Los resultados obtenidos en cada etapa del desarro­llo del proyecto son vali­dados por los profesiona­les de salud y de tecnología del IPS, según corresponda. Además, periódicamente será enviado un reporte al Comité de Ética infor­mando sobre los avances del proyecto.

–¿Cómo se aplicará la IA a este proyecto?

–El proyecto usa la inteli­gencia artificial Procesa­miento de Lenguaje Natu­ral (PLN) para el análisis de textos extraídos de la base de datos de historias clínicas de pacientes del CSMIPS. A partir de la información extraída, se podrán entre­nar distintos modelos pre­dictivos dependiendo del objetivo del análisis, tales como la identificación de pacientes de riesgo, clasifi­cación de patologías, entre otros objetivos.

–¿Qué soportes en hard­ware se necesitarán en IPS una vez concluido el desarrollo y quién será el responsable del manejo?

–Una vez finalizado el estu­dio, el sistema será admi­nistrado por la Gerencia de Tecnología del IPS. Para su funcionamiento, se reque­rirá un servidor dedicado en dicha gerencia, el cual estará conectado al CSMIPS a tra­vés de fibra óptica, garan­tizando un acceso rápido y seguro a los datos. Además, será necesario contar con las correspondientes licen­cias de software de Busi­ness Intelligence (BI) para la implementación del sis­tema de análisis de datos. Como parte del compromiso asumido, se llevarán a cabo capacitaciones especiali­zadas para el personal del IPS, asegurando que puedan administrar, operar y man­tener el sistema de manera eficiente. Esto permitirá la continuidad operativa y la optimización del uso de la plataforma en el tiempo.

Solo personal autorizado tendrá acceso a los datos para salvaguardar el anonimato de los pacientes

ETAPAS

–¿Cuál es el cronograma que lleva adelante el pro­yecto y hasta cuándo se extendería?

–El cronograma del pro­yecto se desarrolla en varias etapas clave. La primera etapa es de análisis y plani­ficación, en la que se llevó a cabo un relevamiento de los requerimientos necesarios para el desarrollo e imple­mentación del proyecto. Se realizó una revisión siste­mática sobre la situación actual de la salud men­tal en Paraguay, siguiendo la metodología PRISMA, que incluyó la validación y selección de estudios por pares. Se gestionó formal­mente la autorización ante las autoridades del IPS para la ejecución del proyecto en la institución. La segunda etapa es el desarrollo y modelado (etapa actual). Se está trabajando en el diseño del datawarehouse, pieza fundamental para el alma­cenamiento y análisis de datos. La implementación está prevista para mayo de 2025. Paralelamente, se están desarrollando los modelos predictivos para el análisis de información clí­nica y de salud mental.

–¿En qué periodo estaría operativo el sistema?

–La tercera etapa es la implementación (agosto - diciembre de 2025), la generación de reportes, dashboards y análisis avan­zados. Posteriormente, se realizarán pruebas y expe­rimentos para validar los resultados obtenidos, ase­gurando su confiabilidad. Durante el último trimestre del año, se llevarán a cabo ajustes y correcciones nece­sarias para optimizar el sis­tema. La cuarta etapa será de capacitación y difusión (2026). A partir de 2026, se enfocará en la capacitación del personal involucrado en el uso de las herramientas desarrolladas. Se realizará la difusión de los resultados del proyecto a nivel insti­tucional y académico, pro­moviendo su impacto en el ámbito de la salud mental en Paraguay. Con este crono­grama, se espera que el pro­yecto esté completamente implementado y operativo para finales de 2025, con actividades de capacitación y difusión durante 2026.

–¿Qué potencialidad se observa en el país para la implementación de nue­vas tecnologías como esta iniciativa?

–Paraguay tiene una gran oportunidad para imple­mentar tecnologías de IA en salud. Con el apoyo ade­cuado de instituciones aca­démicas, del sector salud y del Gobierno, se podría desa­rrollar un sistema de análisis de historias clínicas que con­tribuya significativamente al diagnóstico temprano y la toma de decisiones médicas. Sería interesante explorar alianzas con hospitales, labo­ratorios y centros de inves­tigación para hacer pruebas piloto y demostrar la viabili­dad del enfoque.

“LA IA NO REEMPLAZA LA DIMENSIÓN HUMANA DE LA ENSEÑANZA”

Viviana Sofía Sánchez, doctora en Educación

Así como en su momento el uso de computadoras y celula­res en el aula generó un arduo debate, que se clausuró de manera casi coactiva con el advenimiento de la pandemia y las condiciones de virtualidad que impuso, en la actuali­dad se abre un nuevo frente con la irrupción de la inteli­gencia artificial.

En esta ocasión, sin embargo, la controversia adquiere mayor complejidad al plantear dilemas no solo de soporte técnico, sino también éticos, pedagógicos y hasta de privacidad.

En este contexto, la doctora en Educación Viviana Sofía Sánchez se encuentra desarrollando el proyecto de inves­tigación “La inteligencia artificial desafía los sistemas edu­cativos”, una propuesta reflexiva y divulgativa respecto a este nuevo partícipe de la vida humana que aún enfrenta mucha resistencia en amplios sectores, en especial en lo relativo a la generación de contenido y derechos de autor.

La doctora Sánchez plantea con su proyecto generar espa­cios donde se puedan pensar colectivamente problemas éticos no menores como si ¿está bien o permitiremos que un niño sea educado por una máquina?

–¿Hay una estimación del nivel de incidencia/parti­cipación que tiene o podría tener la IA en el proceso escolar actualmente?

–La inteligencia artificial proporciona datos y desde ese contexto es importante analizar y reflexionar. La incidencia de la IA en el proceso escolar es creciente, pero aún desigual. En entornos con mayor acceso a tec­nología se observa su uso en tutorías automatizadas, evaluación de desempeño y personalización del apren­dizaje. En sistemas con menor infraestructura, su impacto es limitado. Sin embargo, en el mediano plazo la IA podría integrarse en la planificación educativa, diagnóstico de dificultades de aprendizaje y formación docente.

NUEVA COYUNTURA

–¿Para qué roles están formados nuestros docentes del sistema educativo y qué se esperaría que realicen dentro de esta nueva coyuntura de las IA?

–Actualmente los docentes están formados principal­mente para la transmisión de conocimientos y la gestión del aula. En la nueva coyuntura de la IA, se espera que desarrollen habilidades para interpretar datos de apren­dizaje generados por la tecnología, guiar el pensamiento crítico en el uso de herramientas digitales y promover el aprendizaje autónomo. Además, su rol como mediador y acompañante del proceso educativo cobra aún más rele­vancia, ya que la IA no reemplaza la dimensión humana de la enseñanza.

–¿Qué modo de intervención se espera que tengan las IA dentro de la formación de los estudiantes?

–Se espera que la IA actúe como un apoyo en la persona­lización del aprendizaje, adaptando contenidos al ritmo y estilo de cada estudiante. También puede utilizarse en el análisis de datos educativos para identificar dificultades en tiempo real y recomendar estrategias de enseñanza. En áreas como la enseñanza de idiomas o matemáticas, la IA ya ofrece herramientas interactivas que refuerzan el aprendizaje autónomo.

–¿Qué experiencias relevantes se tienen a nivel inter­nacional en este sentido?

–En Finlandia y Singapur, la IA se emplea en sistemas de tutoría inteligente y análisis de rendimiento estudian­til. En Estados Unidos, plataformas como Khan Academy han incorporado IA para ofrecer tutorías personaliza­das. En China, se han desarrollado sistemas de recono­cimiento facial y análisis de emociones para evaluar el compromiso de los estudiantes en clase, aunque estos plantean debates éticos.

BRECHAS DIGITALES

–¿Qué lugar ocupa la problemática de las brechas digitales en este debate?

–Estos debates son fundamentales para el diseño de futu­ras políticas públicas. Aunque la tecnología no esté aún distribuida equitativamente, la reflexión sobre su impacto permite anticipar regulaciones, estrategias de formación docente y modelos pedagógicos que faciliten su integración cuando la infraestructura lo permita.

–¿Qué disciplinas se ven convocadas a estos espacios de reflexión y cómo se sistematizarían los aportes?

–Se requiere una perspectiva interdisciplinaria que invo­lucre educación, psicología, filosofía, informática, ética y sociología. La sistematización de aportes puede realizarse mediante investigaciones, foros educativos y documentos de políticas públicas que sirvan de base para futuras decisiones.

–¿Qué diferencia hay con respecto a toda la discu­sión generada en torno al uso de celulares y compu­tadoras en el aula?

–La incorporación del celular y la computadora en las aulas también generó debates sobre su impacto en la educación. Sin embargo, la IA plantea una diferencia fundamental: su capacidad para intervenir activamente en el proceso de enseñanza y aprendizaje, no solo como una herramienta de consulta o comunicación. Por eso, si bien hay paralelismos, el debate sobre la IA es más profundo y requiere una discusión específica sobre sus implicaciones a nivel pedagógico y social.

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