Tras décadas de precariedad, seis años de estar clausurado y cuatro de trabajos de restauración, la ciudad de San Joaquín (Caaguazú), a 240 km de Asunción, celebra la puesta en valor del templo de San Joaquín y Santa Ana, su más emblemático edificio, que aguarda a los fieles estos días santos para celebrar la fe y el sentido de comunidad.

  • Por Jimmi Peralta
  • Fotos: Mariana Díaz

“Mi ciudad natal es Concep­ción, pero yo me crié aquí y amo mucho la comunidad. Hice mi primera comunión, mi confirmación y también me casé en este templo”, refiere Librada Estela Ortiz, docente jubilada y miembro de la Comisión Prorrestau­ración del templo de San Joa­quín y Santa Ana, emblema cultural de la ciudad de San Joaquín, en el departamento de Caaguazú, que reciente­mente reabrió sus puertas para su gente.

Declarado patrimonio nacio­nal en 2017 y monumento his­tórico, cultural, arquitectó­nico y religioso en 2001, el templo cerró sus puertas en mayo de 2019 ante el peligro de derrumbe y con parte de una pared lateral desmoro­nada.

A cuatro años del inicio de la restauración y puesta en valor en manos de la Secre­taría Nacional de Cultura (SNC), hoy los feligreses cele­bran su reapertura luego de que el mes pasado la cartera de Estado haya entregado las llaves de la obra.

Arnildo Dávalos, párroco de la comunidad; Librada Ortiz y Adela Portillo, de la Comisión Prorrestauración

PRESENCIA JESUÍTICA

El pueblo de San Joaquín de los Tobatines fue fundado en 1746 por el padre Sebastián Yegros en Tarumá, no muy lejos de su emplazamiento actual, como iniciativa de la Compañía de Jesús. Si bien la fecha precisa de construcción del templo en su presente ubi­cación se desconoce, se puede afirmar que gran parte de los componentes arquitectóni­cos y artísticos correspon­den a la etapa de la presen­cia de la orden jesuítica en el Paraguay.

“Yo soy miembro de la litur­gia de la parroquia. Y ahora con la restauración esta­mos muy felices. Podemos decir incluso que somos una comunidad bendecida, afor­tunada, porque después de mucha lucha hoy en día pode­mos celebrar con mucha ale­gría la restauración de nues­tro templo de San Joaquín y Santa Ana”, agrega Librada.

La intervención en la cons­trucción fue integral. Incluyó trabajos en las vigas, horco­nes, muros de adobe, cimien­tos y sobrecimientos, abertu­ras, techo, piso, campanario, retablos, trabajos arqueológi­cos y en otros aspectos más, ya que el templo se encontraba en malas condiciones y sin el mantenimiento adecuado.

“Este templo tiene una importancia grandísima para la diócesis porque esta es una de las iglesias más antiguas a nivel nacional. Son prácti­camente 278 años de vida de la comunidad y de la iglesia también. Comenzó con los jesuitas y siguió para adelante”, refiere el párroco de la comunidad, Arnildo Dáva­los, quien desde hace un año ejerce como guía espiritual de la feligresía local.

ENTUSIASMO

“Toda la población sanjoa­quiniana está muy entusias­mada por la belleza, por cómo quedó el templo restaurado, con la plazoleta que realza su atractivo. La comunidad y la parroquia están muy entu­siasmadas con la reinaugu­ración de este templo y de su usufructo”, agregó el reli­gioso.

Desde la Comisión Prorres­tauración señalan que este logro es el resultado de un proyecto que nació en 2001 y cuyas obras se iniciaron en 2021 como fruto de una serie de manifestaciones y accio­nes llevadas adelante por la misma comunidad.

“El templo estaba muy dete­riorado, a punto ya de des­plomarse. Ya se restrin­gió el acceso y ameritaba ya esta medida. Cuando se estaba derrumbando, yo tenía miedo de que perdié­ramos este lugar, que es el ícono de San Joaquín. En 2012 yo recuerdo que se hizo una pequeña repara­ción a una parte de la pared que ya estaba prácticamente derrumbada”, recuerda Adela Portillo, secretaria de la Comisión Prorrestauración.

Ella es docente jubilada, nacida en San Joaquín y cumplió hasta ahora todos sus sacramentos católicos en este templo que se reabre.

“Espiritualmente (el matri­monio santo) San Joaquín y Santa Ana, patrono de San Joaquín y abuelo de Jesús, representa mucho para la feligresía de nuestro dis­trito. Yo le encomendé mi hijo a nuestro santo patrono. Tengo un hijo que ahora es adolescente. Él desde 2007 tiene problemas de la sangre y se está curando. Esto que hago también es una forma de agradecerle”, agregó al tiempo de señalar que es miembro de la liturgia, cate­quista y corista de la parro­quia.

El retablo está compuesto por piezas de madera tallada y policromadas de distintos tipos

VALOR CULTURAL

La iglesia de San Joaquín y Santa Ana se encuentra en medio de una plaza de cua­tro hectáreas dentro del casco urbano del distrito caa­guaceño. Este constituye el centro físico y espiritual de toda la comunidad, tanto en su concepción inicial como en la actualidad. Es el punto neurálgico de la ciudad y su mayor bien cultural, según refiere el informe de la Direc­ción General de Patrimonio Cultural de la SNC.

“Realmente es una reliquia, símbolo de nuestra fe, sím­bolo de nuestra tradición. San Joaquín es rica en cul­tura, rica en historia y este templo es el ícono máximo de la ciudad, es una obra emble­mática”, comenta Librada.

La recuperación del espa­cio permitirá albergar nue­vamente en su entorno cada 26 de julio la fiesta patronal en homenaje a San Joaquín y Santa Ana, así como cada 21 de agosto la Fiesta de Gala con jineteadas, romerías y peque­ños parques de diversiones.

Además de la recuperación de la función original del edificio vinculada a la espi­ritualidad de la comunidad, mediante una adecuada ges­tión el sitio tiene el potencial de convertirse en un atrac­tivo turístico y cultural.

HERENCIA HISPANO-GUARANÍ

Según explica el informe de la SNC, el legado guaraní del templo se ve plasmado en la tipología arquitectó­nica, siendo un ejemplar de los templos perípteros colo­niales paraguayos, resultado de la fusión entre la vivienda guaraní y las formas españo­las. La evolución de la arqui­tectura paraguaya tiene mucho que ver con la con­cepción y evolución de la vivienda guaraní del periodo prehispánico.

Como expresa Silvio Ríos Cabrera en su libro “La vivienda guaraní” (2016), la llegada de los europeos pro­dujo cambios importantes a varios niveles en la forma de vida de los guaraníes, incluso en sus construcciones, incor­porando cambios en los que no se ve una ruptura con el pasado, sino la adecuación a una nueva época. Utilizando técnicas constructivas nati­vas, se adoptan elementos observables en las edificacio­nes de los españoles, como ser ventanas, espacios abiertos al exterior, entre otros.

Esta nueva forma de cons­truir no se restringe a las viviendas, sino que va más allá de estas y se aplicaron también a otros tipos de cons­trucciones como los templos. En este caso, esta unión de culturas se dio principal­mente por la combinación de dos elementos principales: la estructura de madera, cuya forma básica de concepción corresponde al legado gua­raní, y los muros de tierra, cuya técnica es incorporada por los españoles en el Para­guay.

“Evidentemente tiene mucha relevancia también, más aún porque fueron obras de indígenas de acá, nativos del lugar de la zona de San Joa­quín, que han plasmado con­forme a lo que los jesuitas les han enseñado la imagen de San Joaquín y de Santa Ana”, comenta Dávalos.

Por otro lado, el sello gua­raní también se visualiza en las baldosas, ladrillos y tejas esgrafiadas del edifi­cio, hallazgos realizados en los trabajos de exploración arqueológica.

Los diseños incluyen formas antropomorfas, zoomor­fas, fitomorfas, abstractas y geométricas, así como hue­llas de animales (hechas de forma casual, al pisar el ani­mal sobre el material fresco), huellas humanas y letras. Esta concepción se deriva, en esencia, de una perspectiva antropológica holística, en la que el ser humano se encuen­tra orgánicamente vinculado a la naturaleza en una rela­ción algo maternal de inter­dependencia.

EL RETABLO

“Viendo cómo fue quedando la iglesia con la restaura­ción, lo que más me llamó la atención fue el retablo, ade­más de toda la estructura en sí. Pero lo más llamativo fue el retablo porque estaba ya opaco, no tenía más su brillo, estaba prácticamente dete­riorado de manera total, así como las imágenes también. Ahora nuestras figuras están hermosas, con vida”, com­parte su impresión Adela respecto al retablo, donde se destacan las figuras talladas de San Joaquín, Santa Ana, San Pedro y San Ignacio de Loyola.

Hay que destacar que el reta­blo principal es único en el Paraguay en cuanto a su tipo. Está compuesto, por un lado, de una base de muro de tierra elaborada con técnica mixta, de adobes y baldosas cerámi­cas varias, algunas de las cua­les son esgrafiadas (pertene­cientes al edificio “original”).

Por el otro, el retablo en sí está compuesto por piezas de madera tallada y policro­madas de distintos tipos, la mayoría empotradas al muro base, que aparentemente for­maban parte de retablos de la iglesia primigenia y de otras iglesias. Esta mezcla de ele­mentos que fueron inte­grándose de manera irregu­lar, pero armoniosa, hace al conjunto aún más especial y valioso. Las imágenes que alberga también son de dife­rentes tipos y datación.

Desde este fin de semana se contará con los muebles y se realizarán los primeros oficios religiosos

CAMBIOS ANTERIORES

A lo largo del tiempo el edi­ficio ha sufrido numerosas intervenciones sin registros, lo cual ha ocasionado cambios en sus componentes y com­portamiento.

Se estima que los horcones en su totalidad eran de urun­de’ymi, árbol nativo madera­ble de gran dureza y resisten­cia a la pudrición. En cambio, se verificó la presencia de pie­zas de lapacho con similares características y de yvyra­pytã en las galerías perime­trales producto de una inter­vención de inicios del año 2000. Algunos de los nuevos elementos introducidos son las zapatas de H° en horcones, el cambio de la cobertura del techo por las tejas y tejuelitas con alfajías, los pisos, entre otros, detalla el documento de la SNC.

“Desde 2001 existe esta comi­sión con el fin de restaurar y después de dos décadas de lucha pudimos tener la restau­ración total de la iglesia. Esta iglesia es el centro de la ciudad, es una comunidad muy reli­giosa y hasta la misma iglesia tiene sus leyendas que toda­vía siguen vivas para la gente”, remarca Librada.

Si bien todavía no se anun­cia una fecha oficial de cele­bración por la reapertura, a partir de este fin de semana se contará ya con los mue­bles y figuras. Asimismo, se realizarán las primeras acti­vidades religiosas y la plaza será utilizada para el Kurusu Rape que se llevará a cabo en el contexto de los días santos que se aproximan.

CALENDARIO DE ACTIVIDADES

  • VIERNES 11 DE ABRIL
  • 15:00: Feria de emprendedores.
  • 17:00: Concierto de música sacra a cargo de los Heraldos del Evangelio.
  • 18:00: Misa en el templo y posteriormente se realizará el encendido de candiles alrededor de la iglesia para dar inicio al viacrucis viviente.
  • SÁBADO 12 DE ABRIL
  • 10:00: Elección de la identidad gastronómica de San Joaquín.
  • 14:30: Ruta de la Aventura y la Naturaleza con visitas a Yvoty Renda, el salto Virgen del Carmen y paseo en carreta hasta Tejas Cue.
  • 16:00: Concierto de Sonidos de San Joaquín.
  • 19:30: Peña “Conociendo la historia de mi ciudad” junto con una ruta gastronómica en la plazoleta de San Joaquín.
  • DOMINGO 13 DE ABRIL
  • 7:30: Bendición de las palmas frente a Compasa seguida de procesión.
  • 8:00: Misa en el templo.

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