- por Jorge Zárate
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- Fotos: Archivo/Matías Amarilla
Atrevida, alegre, dueña de una voz plena de sensualidad y compromiso, abordó el teatro y el cine con una pasión arrolladora. Maestra y alumna siempre, su voluntad de formación permanente es lo que reconocen sus colegas en esta hora difícil en la que toca despedirla.
Hay una curiosa foto de Ana con Tilda Swinton: “Ella se acerca y me quedo ¡muda! y mientras yo hablo, ella ya posa. “Lo más importante cuando trabaja es llevarse bien con la gente, estar en un ambiente agradable... trabajar con los amigos”, dice en su masterclass. Me gusta eso. Sigo aprendiendo, sigo estudiando. Sigo”, dice el posteo que corona la selfie con la gran actriz británica ganadora del Óscar.
Allí se define Ivanova con sus propias palabras. La búsqueda permanente, algo que tuvo desde siempre, según la recuerdan compañeros y amigos de los más diversos ámbitos.
Natasha Rolón recuerda su juvenil pasión por el cine en las proyecciones que hacían con Komarca Maynumbi: “Nos ayudó mucho en las proyecciones de películas de cine independiente, que por ese entonces costaba conseguir verlas en Asunción, sobre todo conseguir los materiales. Y ahí estaba Ana participando en toda actividad que se propusiera con la Komarca, con la energía y el ímpetu que le caracterizaba. Nos ayudaban amigos que venían de afuera y nos traían material fresco de Lars von Triers, Thomas Vintemberg o Gus Van Sant, por citar algunos. Ya después cuando la casita quedó chica nos fuimos para varios lugares y el último fue el local de Tierra sin Mal. ¡Qué mucho de ‘Solo buen cine’ disfrutamos, Ana!”, comentó la productora teatral.
Amó tanto el cine que hizo más de 40 cortos y pronto se la podrá ver en “Gallina”, de Ana Arza, en el que actuó junto a Mario Toñánez. También filmó siete largometrajes y todavía está en posproducción la película “Abeja”, que se estrenará próximamente.
UN PASO DESLUMBRANTE
Pero fue en “Las herederas”, de Marcelo Martinessi, donde deslumbró en el rol de Angy y de esa película es el cortito que en estos días se reproduce en redes: Ivanova declamando “Loca”, de Manuel Ortiz Guerrero.
Ese mismo pasaje eligieron Martinessi, su hermana Carla y Sebastián Peña, de la productora La Babosa Cine, para recordarla: “¡Oh, loca divina!, que canta y que llora, que ríe, que reza; atrévete siempre, es ese un gran culto que pocos profesan”.
Ese momento “para siempre nos hará recordar no solo su imagen de actriz original, empoderada y multifacética. Sobre todo, esas palabras nos harán pensar en la maravillosa fuerza que movía la personalidad de Ana, una mujer en todos los sentidos excepcional, cuyo rasgo de humanidad más fuerte eran su genuina empatía y solidaridad”.
“Las herederas” fue la primera película paraguaya en competir en el Festival Internacional de Cine de Berlín, en el que se alzó con dos premios Oso de Plata y otros galardones paralelos.
PRESENCIA Y CORAJE
El director del filme siente que “es demasiado difícil hablar de Ana en pasado. Tanta presencia, tanto coraje. Un espíritu indómito que ha dejado huellas profundas y hermosas a su paso. La experiencia de trabajo juntos era de intercambio y debate constante. Ana se cuestionaba todo, tal vez por eso en estos últimos años abrazó con pasión la filosofía, para seguir haciéndose preguntas. Con su partida hay un vacío en el cine, una pantalla que espera inútilmente sus próximas locuras. Hay una bici menos, en esta ciudad, un duende menos en la noche. Queda alrededor de su casa el pequeño bosque al que le dedicó tanto tiempo y queda la sensación, dolorosa y bella a la vez, que dejan los seres humanos extraordinarios tras su paso por la vida”.
Se recuerda hasta hoy su presencia en la alfombra roja de los festivales europeos, donde impactó en imagen y actitud.
Ana Ivanova Villagra Lovera falleció el pasado lunes 17 de marzo a los 51 años de un cáncer de pulmón en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente (Ineram) tras una internación de más de un mes.
Familiares, amigos y compañeros de la comunidad artística la acompañaron hasta el cementerio de la Recoleta, donde la despidieron con versos, música lírica y los aplausos que se ganó en vida la gran actriz.
Cuerpo y alma
Ana Ivanova también fotografiaba y fue modelo de varios pintores atreviéndose al desnudo, a la mirada plástica sobre su cuerpo. La sensualidad era un tema al que prestaba especial atención. En esta línea es muy recordado su unipersonal “Con el alma en la piel”, que reunía poemas y textos eróticos.
Recientemente recibida en la Facultad de Filosofía, su tesis abordó “La poética del cuerpo en escena”.
El poeta Edu Barreto recordó: “Ana militó el arte con toda la fuerza de su cuerpo y apostó por la descentralización de la cultura a través de su circuito Fallando Aprendo en varias ciudades del país”.
Breve bio
Ana Ivanova Villagra Lovera vino al mundo un 25 de junio de 1973. En entrevista con este medio, contó que sus padres leían “Los hermanos Karamazov”, del escritor ruso Fiódor Dostoyevski, del que tomaron el segundo nombre, ese que la destacaría.
Su primera actuación se dio en 1999 en un demo para televisión. En 2003 ingresó a la hoy Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD) de Asunción, de la que egresó en 2007.
Comenzó a consolidarse en la escena teatral con obras como “La señora Macbeth”, “Pancha y Elisa”, “Las troyanas”, por citar algunas.
Fue parte de una puesta de la ópera “Cavalleria rusticana”.
Fue coautora con Raquel Martínez de “Damiana: una historia silenciada”.
En la pantalla grande, además de su participación en “Las herederas” (2018), Ivanova actuó en “El invierno de Gunter” (2007), “Luna de cigarras” (2014), “Gritos del Monday” (2016) y “Truenos” (2017).
También compuso personajes en unos 40 cortometrajes, entre los que se destacan “Vida reciclada” (2013) o “Crisis” (2017). Su última participación se dio en el corto “Gallina”, de Ana Arza, en el que actuó junto con Mario Toñánez.
En televisión participó de “Santa Cumbia” (2014).
Fue parte de la coproducción entre Brasil, Bolivia y Paraguay de “King Kong en Asunción” (2020), de Camilo Cavalcante; y aparece en los créditos de “After we fell” (2021), de la estadounidense Castille Landon, filmada en Bulgaria.
Fue docente y gestora cultural. Además, impartió talleres de actuación ante cámaras en El Salvador, Madrid, Roma y en todo el país, y hace poco había concluido estudios en la carrera de Filosofía en la Universidad Nacional de Asunción (UNA).
Obtuvo el premio a la mejor actriz en el IX Concurso Internacional Sociedad Cultural de Audiovisuales de Coronel Oviedo por el cortometraje “Vida reciclada”, de Daniela Candia; el premio a la mejor actriz en el 46.º Festival Internacional de Cine de Gramado, Brasil, por “Las herederas”, y el premio a la mejor actriz en el Festival Nacional Sombras - Prócer Latino por el corto “Recoleta”, de Sofía Villagra y Belén Fiori.
Solidaria, compañera, inquieta
Circula en redes una colecta de firmas para que el Centro Cultural de la República El Cabildo “otorgue de manera póstuma el reconocimiento de maestra del arte a Ana Ivanova. “Por todo su legado y para homenajear su memoria, la comunidad cultural nacional e internacional”, expone el petitorio.
También fue homenajeada en la sesión de la semana del Senado, en la que en los discursos los legisladores asumieron la deuda que tienen con el seguro social para la comunidad artística.
Aquí algunas voces de compañeros y maestros cercanos a la actriz fallecida:
Ever Enciso, actor, director, compañero en el corto “Vida reciclada”, cuenta: “Tuve la experiencia de conocerla afuera y dentro de la escena, en teatro y audiovisual. Tenía una energía inmensa, con temple, carácter y una voz privilegiada. También muy humana, solidaria y batalladora. Nos deja un gran vacío en la escena nacional”.
En tanto, la actriz Raquel Martínez la define como “una compañera, una amiga, una madre. No sé si pudimos darle a Ana todo lo que ella nos dio a nosotros, todo lo que ella construyó y peleó dentro de nuestro contexto artístico, su aporte es inconmensurable”.
Por ello siente: “Hoy el vacío es tremendo. Y recordar a Ana es recordar muchísimo amor, muchísima incondicionalidad como persona que siempre estaba ahí. No había distancia que ella no pueda cruzar para ir a acompañar a algún compañero o compañera amiga que necesitaba”.
Raquel recuerda que “ella también escribía, posiblemente entre sus cosas deben haber muchos escritos que no vieron la luz”.
Vale recordar que Ivanova fue mención de honor en el Concurso de Dramaturgia del Centro Cultural de la República El Cabildo en 2012.
Para el maestro de las artes escénicas Jorge Bochín Brítez, lo que más la caracterizaba eran “sus ganas de aprender, de experimentar permanentemente”.
Así también, la alegría. “Irradiaba, fue mi alumna en el Instituto Municipal de Arte (IMA) por tres años y luego fue parte del Bochín Teatro Clown e hicimos todos los Mercado Guasu del Bicentenario, pero aparte de eso fueron muchos kilómetros de gira por todo el Paraguay, con distintos espectáculos”.
“Valoro de ella fundamentalmente sus profundas ganas de aprender y su disposición al trabajo que hace al arte escénico en general. Una gran compañera, una gran amiga, un lujo haber experimentado con ella esas giras, ese aprendizaje y, sobre todo, esas ganas de vivir que llevó hasta el día de su deceso. De hecho, ella no quería visitas, quería que la recordemos tal como convivió con nosotros en las giras y eso siempre se le agradece”, dice.
UN PEDIDO ESPECIAL
A pesar de que la Ley 4199/2010 permite el acceso de los artistas al Instituto de Previsión Social (IPS), una norma que está reglamentada desde 2012, su implementación sigue bloqueada.
Así lo recordó el técnico iluminador Martín Pizzichini, secretario de organización del Centro Paraguayo de Teatro (Cepate), en entrevista con el canal GEN/Nación Media, en la que apuntó que la falta de aplicación de la normativa dejó a muchos trabajadores de la cultura sin cobertura médica ni jubilación.
“Nosotros no estamos pidiendo que nos regalen nada, solo queremos ingresar y pagar nuestro seguro social, como lo establece la ley”, enfatizó recordando que uno de los puntos de conflicto fue el artículo 4 de la norma, que fijaba un bajo aporte del 5,5 % del salario mínimo para los artistas. Sin embargo, el reglamento ya prevé que el porcentaje se ajuste al 10 %, equiparándolo con el aporte de cualquier trabajador formal.
“No entendemos cuál es el capricho porque hace 15 años no se cumple la ley”, cuestionó.