• por Toni Roberto

Este domingo, Toni Roberto evoca una reciente charla mantenida con dos grandes conocedores de la historia de la aviación civil en Paraguay que rememoran algunos momentos de la época de oro de Líneas Aéreas Paraguayas

Hace muchos años, en la década del 70, un niño asunceno de la época soñaba con la aviación luego de haber conocido el Boeing 727 en plena pista. Otro, en su adolescencia, desde una reunión de camaradería de la línea aérea donde trabajaba su padre decidió que por la “buena onda” ese sería su mundo laboral.

En cualquiera de los dos casos, la pasión fue el motor, turbina o turbohélice, que les impulsó a ser, como dice el título del libro de René Salomón, “Locos por volar”. Si bien el primero, Ale Dávalos, no escribió hasta hoy un libro, posee una gran documentación sobre la aviación civil comercial en el Paraguay.

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RENÉ SALOMÓN Y ALE DÁVALOS

Todo esto formó parte del encuentro que tuvimos hace una semana en los ya tradicionales “Cuadernos de barrio” versión GEN, los sábados de tarde de 14:00 a 16:00. En una amena charla en la que cada uno iba contando su historia, Salomón, como debe ser, agradecido, recuerda a Maricel Albertini, a Mieke González y a Manolo Prieto, quien fue el que le dio forma al torrente de recuerdos de todos los años laboriosos en Líneas Aéreas Paraguayas; desde emergencias aéreas, viajes secretos, pasando por grandes compañeros de vuelo, el inolvidable general Calvet, hasta la prohibición que tenían en LAP de relacionarse con otras tripulaciones extranjeras, porque decían que tenían miedo que les metan cosas raras en la cabeza.

LA AZAFATA SUSY BECZKO

Por su parte, Dávalos escucha atentamente y por el camino nos cuenta de los modelos de aviones que utilizó LAP desde 1963, recordando con mucho cariño a los Electra C o a los inolvidables 707 y los Dc8, los aviones más icónicos de la compañía.

De repente el recuerdo de publicidades de la línea aérea en blanco y negro, joyas de la historia de la publicidad paraguaya, muchas de ellas creadas por la agencia Nasta, en aquellos ya lejanos años del siglo XX.

En un momento, entre la cantidad de mensajes, llegó uno emocionante; el de Susy Beczko, que decía: “Yo fui azafata en el famoso vuelo del Electra C a Europa en 1973″.

¿DIOS ES PARAGUAYO?

Las anécdotas aéreas de René Salomón son a veces tan particulares que cuestan creer. Por ejemplo, las peleas de los comandantes de la época con las mismas computadoras de a bordo. Si dicen que Dios tiene país, en este caso diría que es paraguayo por todos los eventos, hasta de las emergencias más comprometedoras que terminaron sin saldos trágicos, casi como un milagro del propio Ñandejára.

La vida del mundo aeronáutico de Salomón y Dávalos hoy ya son parte de la historia de la aviación civil comercial del Paraguay y representa la de muchos que pudieron ser parte y también de los que no, de los que soñamos y nunca pudimos cumplir aquel loco sueño de pertenecer a ese mundo casi mágico.

DESDE UN ELECTRA C

Al final miro una inolvidable foto. Desde las alturas a principios de los 70, un viejo Electra sobrevolando la ciudad de Asunción, exactamente sobre el centro histórico. Justo debajo, el icónico Hotel Guaraní y de fondo, al sur, el barrio General Díaz, el que nos vio nacer a muchos, en la zona “más parecida al centro y la más cercana al centro”, como decía el inolvidable Manolo Prieto en su libro “La ciudad en que vivimos” y que fuera mentor de “Locos por volar”, la pequeña gran publicación de 135 páginas que se puede robar, en blanco y negro, el alma de muchos lectores desde las alturas de la capital del corazón de América.

Publicidad de LAP de la década del 70
Etiquetas: #vuelo#historia

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