• por Jimmi Peralta
  • Fotos: Archivo/Gentileza

En la actualidad la cotidianeidad de la vida en Paraguay parece ser interceptada e interrumpida con mayor frecuencia por las altas temperaturas. Actividades de la vida diaria, sean productivas o recreativas, que estaban en la agenda de la temporada estival, hoy tienen que evaluarse, evitarse y, en algunos casos, prohibirse.

La percepción genera­lizada de que el calor va en aumento es una realidad que puede ser con­trastada con datos y, desde otros espacios, sean los de interés nacional o los de la vida cotidiana, evaluar las medidas paliativas o de pre­vención que se requieran.

De manera individual, las olas excesivas de calor afec­tan la calidad de vida, la pro­ductividad laboral, la salud –o al menos la ponen en riesgo–, pero también tiene consecuencias en la produc­ción agrícola y ganadera, los servicios y el desarrollo de actividades académicas, un suma total que es difícil de cuantificar en montos.

Roberto Salinas, gerente de Climatología de la Dirección de Meteorología e Hidrolo­gía, habló con La Nación/ Nación Media sobre este fenómeno exponiendo datos de una situación que se expresa fuera de lo ordi­nario y que se plantea como preocupante.

–¿Existen en la actua­lidad particularidades destacables en el com­portamiento del clima en Paraguay y la región?

–Sí, principalmente lo rela­cionado a la temperatura. Está aumentando conside­rablemente la cantidad de días con temperaturas muy elevadas y esto no solo ocu­rre en verano, sino durante gran parte del año. Este hecho acrecienta conside­rablemente las posibilida­des de ocurrencia de olas de calor.

Roberto Salinas, gerente de Climatología de la Dirección de Meteorología e Hidrología

TENDENCIAS

–¿Cuáles son las tenden­cias que se han encon­trado en los últimos años?

–Los datos de la red de esta­ciones de la Dirección de Meteorología e Hidrología muestran que en los últi­mos 10 años (2015-2024) se han registrado aproxima­damente el triple de even­tos de olas de calor que en el periodo 1991-2000 a nivel país. Además, cada vez los eventos de ola de calor son más extensos. Por ejemplo, en marzo de 2024, mes de transición al otoño, en el que no es común la ocurrencia de olas de calor, en Asun­ción se registró un evento de nueve días, con tempe­raturas que sobrepasaron 40° C varios días, y se batió el récord histórico men­sual dos veces durante este evento en particular.

–¿Dentro de qué fenó­meno climático nos encontramos actual­mente y cuál es el com­portamiento esperado?

–En este momento las aguas superficiales del océano Pacífico tropical están más frías que lo normal. Esto indica que hay un fenó­meno de La Niña en desarrollo. Los principales cen­tros de predicción global estiman que este evento se debilitará en los próximos meses y que la temperatura de las aguas superficiales del océano volverá a su estado denominado neutral a mitad de este año.

–¿Existe un comporta­miento fuera de lo ordi­nario en lo que respecta al calor en los últimos años?

–En primer lugar, quiero mencionar que según el último informe de la OMM (Organización Meteoroló­gica Mundial), la tempera­tura media global en superficie durante 2024 fue 1,55 °C superior al promedio del período preindustrial, supe­rando por primera vez el límite que se había estable­cido en 2015 por la Comisión Marco de las Naciones Uni­das para el Cambio Climá­tico en el Acuerdo de París, que es de 1,5 °C.

–¿Qué implicancia tuvo esto?

–Hoy podemos afirmar sin lugar a dudas que vivimos en un planeta que se está calen­tando progresivamente. Con este registro, el año 2024 se convirtió en el más cálido a escala global desde que se tienen registros. A nivel nacional, se tiene evi­dencia fehaciente de que las anomalías positivas de la temperatura media anual (más cálido de lo normal) tiene una marcada tenden­cia positiva. Esto significa que la percepción de vivir en un país con temperatu­ras más altas es una reali­dad. Analizando los datos, se observan años consecu­tivos más cálidos que lo nor­mal con mayor persisten­cia en los últimos diez años (2015-2024), periodo en el que siete años fueron cáli­dos y los dos últimos 2023 y 2024, los más cálidos de los últimos 44 años.

EVENTOS EXTREMOS

–¿Se observan tenden­cias de “regularización” en el comportamiento del clima o ya tienden a ser más permanentes?

–Lo que estamos obser­vando en los últimos tiem­pos son eventos extremos de diferentes escalas manifes­tándose con mayor inten­sidad y frecuencia. Es la manifestación natural de la atmósfera, que se deno­mina variabilidad climá­tica. Por ejemplo, eventos más extensos e intensos de olas de calor, inviernos más cálidos, sequías más persis­tentes y veranos más calu­rosos, son algunos de los eventos más comunes en los últimos años. No pode­mos afirmar de buenas a primeras que está estable­cido una nueva normali­dad, ya que para ello debe­mos analizar el impacto que tienen estos eventos de variabilidad climática en un periodo extenso y a resultas del mismo se determine la nueva normalidad.

–¿Cómo interactúan la sequía y la humedad con los picos de calor?

–El aire seco se calienta más rápidamente que el aire húmedo y sin dudas que con una sequía establecida en un sector es más probable que las temperaturas regis­tradas fácilmente lleguen a valores más elevados. Hay una relación directa entre la temperatura elevada del aire y su capacidad de con­tener vapor de agua. Esto no significa que el aire calu­roso tenga que ser necesa­riamente húmedo, ya que esto depende de otros fac­tores asociados general­mente a sistemas meteoro­lógicos del tiempo a escala sinóptica. Pero sin dudas, la composición de eventos de sequía con altas tempe­raturas dispara otro tipo de eventos que ponen en riesgo a grandes poblaciones como, por ejemplo, los incendios forestales. Cabe recordar que en el trimestre setiem­bre-octubre-noviembre de 2020 se superpusieron sobre la región.

¿TE HACE ESTAR EXPUESTO CADA VEZ MÁS A ACCIDENTES?

“El fuerte calor nos afecta de manera peligrosa. Todos los valo­res que miden las funciones del cuerpo se disparan cuando se está expuesto a altas temperatu­ras y eso se observa en los com­pañeros. Nos tocó hacer el expe­rimento justamente para poder medir el impacto”, comenta Fede­rico Ferreira, presidente del Sin­dicato de Trabajadores en Moto y Afines del Paraguay.

El calor medido en las calles, donde el sol, el asfalto y los millares de motores suman su presencia, sin dudas genera un fuerte impacto en los trabajadores de este rubro, quie­nes están apremiados además por las cargas, el manejo de celulares y la presión del horario.

“Teniendo en cuenta esto, tuvimos que hacer una campaña para que las plataformas por o menos agua les den a los trabajadores”, señala. “Si vos tenés un empleado que está a 47 grados por la calle y en muchos casos no le dejás ni siquiera entrar en la sombra de los locales o refres­carse en los baños, porque ‘afean’ el ambiente, está eso muy lejos de lo deseable”, cuestiona.

El contrato laboral de los delivery está vulnerado en la mayoría de los casos por el sistema de las aplica­ciones, ya que utilizan una vincula­ción colaborativa entre empleador y empleado, omitiendo los derechos del segundo.

“La sensación cuando llega las 7 de la tarde es que te garrotearon, te duele todo el cuerpo. Te da un desgano total. Al otro día estamos en la misma batalla. Definitiva­mente hace más calor que antes y este calor te hace estar expuesto cada vez más a accidentes, porque el calor te afecta y afecta la con­centración, tu cuerpo”, concluyó.

Federico Ferreira, delivery

“AHORA EL CALOR ME PARECE MÁS DESESPERANTE”

“Vengo menos horas, más o menos desde las 4 de la mañana hasta la 1, las 2 de la tarde, y después ya es imposible. Hay movimiento todavía y así perdemos via­jes, pero es imposible”, refiere Carlino Camacho, taxista de Villa Elisa, quien, con 17 años en la parada, hoy siente que el calor cada día lo aqueja más.

“Acá nos afecta hasta la presión con el calor que hace. Te imaginás que estamos acá con 40 a 45 grados. Yo estoy hace años trabajando en la calle y ahora el calor me parece más des­esperante”, agrega al tiempo de comentar que con la apari­ción de los ser­vicios de pla­taforma hoy tienen menos clientes, lo que agrava la situación.

“Cuando el calor es por muchos días, también ya te afecta el bolsillo, nos afecta económicamente, y más ahora que estamos con mucha competencia. Si vos ponés el aire acon­dicionado, muchas veces la gente no quiere pagar, ahí vos perdés. Entonces vos no ponés nomás para no perder”, explicó.

La infraestructura de las paradas no favorece la estadía en los días de mucho calor y con la fac­turación actual les es difí­cil pensar en mejorarlas de alguna forma.

Carlino Camacho (64), taxista

“INFLUYE EN EL ÁNIMO DE LOS ALUMNOS”

“Las altas temperaturas influyen en el ánimo de los alumnos, como también en el rendimiento. El docente tiene la incomo­didad de ir de un lugar a otro y lo hace fatigado por la tempe­ratura. Es que también esta influye en la salud y más para los que somos hipertensos”, comenta la docente de las áreas de Castellano y Guaraní Sonia Mabel Villalba, quien tiene más de 20 años de trabajo en aula y sostiene que este fenómeno climá­tico dificulta las actividades pedagógicas.

“Para paliar las altas temperaturas traemos agua fría y la verdad que el ventilador no da abasto. Enton­ces, salimos al patio, donde hay mayor flujo de aire, tra­bajamos en grupo y dejamos a los alumnos ir a recargar el agua en sus botellas”, agregó.

Sonia Mabel Villalba de Samudio (52), docente

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