Un recorrido para concientizar sobre la importancia del agua y las proyecciones en su magnífico planetario son las ofertas de Verano en el Museo, en las instalaciones del complejo Textilia de Asunción. Proponen un acercamiento interactivo a las ciencias a visitantes individuales y también a colegios mediante programas especiales. Una oferta creativa para recrearse en vacaciones.

“Aquí todo es interactivo, no es como en un espacio tradicional”, define Rodrigo Ríos, del Museo de Ciencias (MuCi), invitando a recorrer la mues­tra para reflexionar sobre el agua montado en el llamado Tatakua Lab.

Se trata de un laboratorio de prototipos interactivos, que según describe Mateo Acosta, director de Exhibi­ciones y Programación, es un recorrido especial de Verano en el Museo, como dieron en llamar a la exposición.

Un recorrido por diferen­tes máquinas que combinan hidráulica y electrónica, en la que mediante sencillos procedimientos se invita a reflexionar sobre el rol del vital elemento en la vida humana.

Uno de ellos hace hincapié en lo que provoca la falta de agua. “Vamos recabando información del público y allí queda claro que lo que más afecta a los visitantes es no poder bañarse cuando se queda sin agua. No es cocinar, no es lavar, no es regar, no es ni tomar agua, es bañarse lo que más aparece”, comenta Acosta.

CUIDAR EL AGUA

Otro de los artefactos simula una lluvia que se retroalimenta, que ayuda a “reflexionar un poco sobre la recolección del agua de las precipitaciones, que se hace mucho en el Chaco, pero acá en la región Orien­tal no tenemos esa costum­bre. Asumimos que el agua es inagotable e infinita y cada vez es más necesario cuidar el agua apta para el consumo”, comenta.

En el paseo, mediante unos tubos de acrílico que tienen diferentes niveles de agua, se logra hacer un compara­tivo de la altura del río Para­guay en los últimos años y el impacto en la navegabilidad. “Son intervenciones artísti­cas que ayudan a brindar la información de manera dife­rente e interactiva”, resume.

Ingeniero en electrónica, Acosta comenta que los pro­totipos se van testeando con la gente para ver si sur­ten efecto y se mejoran con el aporte y los comentarios de los visitantes.

“Es muy importante para nosotros que las experiencias se vean, que se vea el motor, que se vean los cables, los caños. Todo eso hace que la gente entienda mejor cómo funciona y los que tengan curiosidad de ir más hacia la parte técnica pueden descu­brir cómo logramos hacerlo”, apunta.

Los visitantes pueden tam­bién acceder a una mirada en microscopios de muestra de agua de diferentes partes y situaciones. “Principal­mente estamos observando ahora algunos mosquitos, que están muy conectados con el agua, pero conver­sando de la importancia que tienen también los mosqui­tos en el ecosistema y hay algunas reflexiones detrás de ello”, expone.

Rodrigo Ríos, director del Planetario San Cosmos del Museo de Ciencias (MuCi). Foto: Matías Amarilla

MEDIADORES

El paseo es facilitado por mediadores que guían a los visitantes en las diversas experiencias para que “de alguna manera ellos mismos encuentren las respuestas”.

Una máquina fabrica una burbuja gigante en la que un niño puede mirar por dentro. “Es para explicar el fenómeno físico de la tensión superficial del agua, que es la que produce propiamente las burbujas, por ejemplo”, subraya.

Esta posibilidad de aprender jugando aparece en todo el recorrido por estas máqui­nas que ayudan a compren­der algunos principios bási­cos. “Entonces es un poco jugando, un poco de repente descubriendo. Puede que la gente termine jugando y no conecte directamente con un fundamento científico, una base de ciencia muy dura, pero descubre elementos”, asegura.

El espacio tiene una pequeña tienda de regalos, una MuCi­teca, “que es un espacio de lectura donde los niños tie­nen sofás y almohadones para leer con los padres”.

Los visitantes pueden tam­bién ver en vivo cómo se cons­truyen los dispositivos de la exposición.

UN PLANETARIO ESPECIAL

Después, se puede ir cami­nando al Planetario San Cos­mos, “bautizado así en home­naje a la tarea del astrónomo paraguayo Blas Servín, quien coordinaba el observatorio San Cosme”, cuenta Rodrigo Ríos, su director.

En el espacio, una media esfera recubierta de una tela de pro­yección especial permite intro­ducirse y ver filmes envolventes sobre los astros, la evolución de las especies y otros temas ade­cuados técnicamente a este tipo de muestra.

Los espectadores lo hacen desde unos asientos cons­truidos especialmente con el estilo de la silla cable, en la que pueden recostarse para mirar la bóveda de proyec­ciones.

También ocurren eventos teatrales y episodios de cuen­tacuentos. “Vienen aliados y arman como un pequeño teatro en el que usan tanto el cielo estrellado como el domo para hacer estas demostraciones en vivo, que a los chicos les fascina porque cuentan historias muy diver­tidas”, describe.

Mateo Acosta, director de Exhibiciones y Programación. Foto: Matías Amarilla

DIVERSIDAD DE EVENTOS

“Tenemos distintos tipos de shows, tanto en vivo, narra­dos en tiempo real por los mediadores como con audio propio de las películas con­figurando estructuras que duran una hora. Actualmente tenemos ocho shows en car­telera y nos visitan colegios y turistas, que son los que más vienen los días entre semana. Ahora que van a empezar las clases los colegios son nues­tros principales visitantes y da gusto recibirles porque vienen en patota (risas)”, cuenta.

La idea de la programación del MuCi es la actualización permanente porque, según recuerda Ríos, “la práctica de ir a un museo no es habi­tual. Te vas una sola vez en tu vida y después ya no porque siempre sigue igual. Enton­ces, aquí como que volvés a venir y vas a encontrar espa­cios totalmente diferentes, eso es lo que queremos”.

Otro elemento atractivo del MuCi son las observaciones del cielo que se hacen con dos telescopios que son des­plegados en la plaza colin­dante al planetario. “Son siempre gratuitas para que la gente pueda venir a ver el cielo de otra manera. Una o dos veces al mes ocurre, dependiendo siempre del clima, que esté despejado. Últimamente se pusieron muy de moda estos fenó­menos de alineación, el paso de un cometa, etc., que a la gente le despierta mucha curiosidad”, comenta Ríos.

Lo hace anunciando que este sábado 8 y el próximo 14 como una de las actividades del Día de los Enamorados habrá observaciones.

CUÁNDO Y DÓNDE VISITARLO

Foto: Gentileza

El Museo de Ciencias (MuCi) puede visi­tarse durante todo febrero de jueves a domingos de 14:00 a 20:00, en el complejo Textilia, sito en avenida General Santos 1030.

Desde marzo las visitas se podrán hacer de martes a domingos.

Las entradas al Tatakua Lab cuestan 20.000 guaraníes si se compran online y 25.000 en la tienda del sitio. Para el Plane­tario San Cosmos, salen 35.000 y 40.000, respectivamente.

“Invitamos a la gente a ver el programa de actividades en redes sociales o en nues­tra web porque hay diversas actividades, observación de aves y botánica, etc. Todo febrero está calendarizado y ya está acce­sible”, indica Ríos.

Para agendar las visitas, se debe contactar con el MuCi a través de la web y redes sociales.

“Tenemos un programa de extensión comunitaria que implementamos princi­palmente con los 10 colegios de la zona de influencia del museo, que es la Chacarita, y tenemos una alianza con una empresa de transporte que se encarga de traerles de forma gratuita. Ellos no pagan nada para poder visitar nuestros espacios ni el trans­porte”, cuenta.

Asimismo, resaltó que el año pasado reci­bieron estudiantes de la zona del Chaco, Concepción, Encarnación y Ciudad del Este, lo cual a su criterio habla bastante bien del espacio y de que la gente apueste por algo diferente.

“En general nos escriben diciendo ‘somos un colegio del interior y queremos visitar’. Entonces, vemos la forma de poder aplicar la extensión con ellos también para que no les cueste tanto, ya sea el transporte o la entrada, dependiendo de las carencias”, explica.

LA HORA TRANQUI

A partir de este fin de semana, los sábados y domingos a partir de las 14:00 “tendre­mos habilitada la Hora Tranqui, un espacio para personas neurodivergentes que quieran venir a un lugar donde el sonido y las luces estén un poquito más bajas, más calmas, que no haya tanto barullo de parte de la música o de las luces para que los padres puedan venir a pasar con sus hijos una hora sin que nadie les moleste y sin que nadie, principalmente, les diga nada”, comentó Rodrigo Ríos.

Lo implementaron porque “recibimos muchísimos chicos autistas o con alguna neurodivergencia y pasa siempre que el papá se te acerca y dice “mi hijo es autista y podría gritar mucho, podría hacer mucho barullo”, y no hay problema con eso, aunque a veces sí crea problemas con la gente que quiere a lo mejor venir a un show en silencio”, describe.

“Entonces, para todos esos casos y es algo que se hace en muchos museos. Se tiene un espacio para que ellos vengan exclusiva­mente a ese lugar si quieren y sentirse cómo­dos y libres de poder hacer todo el ruido que quieran, nadie les va a decir nada y tenemos capacitaciones con la gente de TEA Para­guay, que es la que nos está asistiendo en esta implementación en la que van a tener también el acompañamiento de los media­dores del MuCi”.

UN SITIO ESPECIAL

Rodrigo Ríos cuenta que el MuCi “nació de la idea de nuestro fundador, Dave Peery, que es un estadouni­dense filántropo, que junto con una amiga que también es americana se reunieron y conversando con ella en una merienda coincidieron en que querían instalar un museo de ciencias”.

De esto ya hace tres años y a mediados de este 2025 se espera se dé la palada ini­cial para la construcción del MuCi en el terreno que adqui­rió la fundación que lo sus­tenta en la vecindad del par­que Caballero y la Chacarita. “Será un espacio de 14.000 m² en varios niveles que con­tará con varias salas de exhi­biciones de ciencias, espacios comunes de aprendizaje y un planetario de pantalla LED curva para 150 personas”, describe la web.

“En algún momento se planteó que sería bueno empezar ya a practicar antes de ese gran museo y así nació este espacio en Textilia, donde hacemos el prototipado de actividades o de cosas que va a tener ese museo grande. Aquí proba­mos todas esas cosas que después van a ir escalando en tamaño y en complejidad para lo que va a ser el gran museo”, explicó.

“Queremos brindar una experiencia interactiva, ya que en los museos tra­dicionales la idea es que no toques nada, que ven­gas hacia mí a escucharme todo lo que yo te voy a decir. Acá es diferente, acá noso­tros invitamos a que puedan tocar las cosas y la conver­sación no es un monólogo, sino que es interactiva”, describió.

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