En este recorrido con La Nación/Nación Media, el geólogo Alcides Caballero nos detalla las labores que realizan junto con un grupo de colegas en la Estación Central Sismológica de Caapucú. La infraestructura es parte de una red internacional de expertos de la academia y las Naciones Unidas que monitorean constantemente los movimientos telúricos y las ondas de la atmósfera en busca de indicios de ensayos nucleares.

En un predio descam­pado de la compañía Montiel Potrero de Caapucú, en el departa­mento de Paraguarí, en un suelo de roca granítica en el que no crece más que pastura, está emplazada la Estación Central Sis­mológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Natu­rales (Facen) de la Univer­sidad Nacional de Asun­ción (UNA). Este centro de monitoreo está permanen­temente alerta ante cual­quier vibración anormal en las capas interiores de la tierra u ondas en la atmós­fera que puedan ser señales de la realización de ensayos nucleares.

Los expertos trabajan para supervisar que los países signatarios, entre ellos Paraguay, cumplan los compromisos establecidos en el Tratado de Prohibi­ción Completa de los Ensa­yos Nucleares, cuyo orga­nismo de aplicación tiene sede en las oficinas de las Naciones Unidas en Viena, Austria. Este acuerdo, que fue adoptado por la Asam­blea General de las Nacio­nes Unidas el 10 de setiem­bre de 1996, prohíbe todas las explosiones nucleares, ya sea con fines militares o pacíficos.

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El organismo encargado de vigilar el cumplimiento de este acuerdo es la Comi­sión Preparatoria para la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBTO). Esta comisión tiene cuatro tecnologías, a saber sismología, infraso­nido, hidroacústica y radio­nucleo.

MONITOREO PERMANENTE

El geólogo y operador de estación de la Facen Alci­des Caballero empieza explicando que la central empezó a funcionar a prin­cipios de los años 90 en el marco de un acuerdo entre el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) y el Paraguay.

La información captada es enviada en tiempo real y la actividad de monitoreo es permanente, por lo que, además de la red comercial de energía eléc­trica, la estación cuenta con baterías y paneles solares que le permiten seguir operando en caso de que se registre un corte de energía.

En lo referente específica­mente a su especialidad, la sismología, señaló que su labor consiste en el moni­toreo permanente e inter­pretación de datos de las vibraciones de la tierra que son captadas por los sensores dispuestos en la estación.

El equipamiento consiste básicamente en dos senso­res sismológicos. El prin­cipal está instalado a 100 metros de profundidad y consta de tres componen­tes que captan la actividad según el desplazamiento norte-sur y este-oeste, así como de manera vertical. El segundo se encuentra a menos profundidad, exac­tamente a 30 metros de la superficie, pero marca solo el componente vertical. Además, hay una antena de radiofrecuencia que transmite la señal emitida por los cuatro sensores de infrasonido dispuestos en las elevaciones que rodean el terreno.

Si bien el grueso del trabajo es realizado desde el centro de recepción de datos ubi­cado en el campus de San Lorenzo, periódicamente se deben realizar visitas rutinarias a la estación y realizar los mantenimien­tos correctivos y preventi­vos a los equipos, así como cuando casos de emergen­cia lo requieran.

El geólogo y operador de estación de la Facen Alcides Caballero

TECNOLOGÍAS

Para realizar su labor de vigilancia, la red mundial cuenta con cuatro tecno­logías. La sismológica, que capta las vibraciones de la tierra; la de infraso­nido, que mide las explo­siones en la atmósfera; la hidroacústica, con la que nuestro país no cuenta al carecer de litoral marítimo, mide los cambios en la pre­sión del agua provocados por las ondas sonoras, y la de radionucleo, que mide las partículas de gases no naturales que son lanza­dos al ambiente y que son liberados durante los ensa­yos nucleares. En el caso de nuestro país existe la capa­cidad de captar ondas en el interior de la tierra y en la atmósfera.

Sobre el emplazamiento en un lugar tan apartado, dijo que se trata de una de las zonas más estables en tér­minos geológicos en nues­tro país. Esta región gra­nítica se caracteriza por estar constituida por rocas homogéneas y duras, por lo que son más estables y los sensores están fijos, a diferencia de otros tipos de suelo en los que se reporta gran cantidad de sedimen­tos y rocas fragmentadas. La estabilidad del terreno garantiza que no haya movimientos que puedan perturbar la señal y/o lan­zar falsas alarmas.

BAJA ACTIVIDAD SÍSMICA

A primera vista puede resul­tar curioso que en un país como el nuestro, que no registra terremotos, opere una estación sismológica. En este sentido, Caballero refirió que la contribución de los expertos locales es el monitoreo de las activida­des nucleares para cubrir los potenciales puntos ciegos del sistema internacional, pues para tener una óptima apreciación de si se trata de eventos naturales o no la cobertura de los sensores debe ser a nivel global.

“Hay muchos países que no tienen terremotos, pero sí tienen estaciones sismo­lógicas porque se debe cubrir todo el globo. Noso­tros también contribuimos a mitigar los riesgos que sufren países de la región con alta actividad sísmica como Chile. Además, acá en Paraguay, por ejemplo, se captaron las vibraciones producidas por los ensa­yos nucleares de Corea del Norte”, aseveró Caballero.

Respecto a este último punto, el geólogo precisó que al encontrarse nuestro país prácticamente en las antípodas de la nación asiá­tica, al ocurrir una explo­sión nuclear se generan ondas mecánicas que atra­viesan las diversas capas de la tierra casi en forma de línea recta, por lo que tie­nen eco hasta el otro lado del mundo.

Vista aérea de una de las subestaciones de infrasonido

ONDAS ATMOSFÉRICAS

Seguidamente nos dirigi­mos al pie del cerro Cam­pana para visitar una de las subestaciones de infra­sonido que captan las acti­vidades atmosféricas, que son instaladas donde hay cobertura vegetal para aislarlo de los ruidos del ambiente. En total hay cua­tro de estos dispositivos que están ubicados a unos 2 km de distancia entre sí.

Estos sensores son capaces de captar ondas de baja fre­cuencia en la atmósfera. Por ejemplo, descargas eléctri­cas, el ingreso de meteo­ritos y el lanzamiento de misiles balísticos con oji­vas nucleares. El disposi­tivo semeja a una araña con la panza arriba y cada pata es un micrófono que envía la información de las ondas de la atmósfera al núcleo, desde donde va a la estación central.

“Cada elemento está dis­puesto en forma de rombo para poder triangular y saber la dirección de donde vienen las ondas, ya sea cuando ingresan bólidos u ocurre una explosión en la atmósfera. Una esquina del rombo primero capa la señal y después la siguiente y de esta manera se sabe la dirección de las ondas”, graficó.

Cada pata del dispositivo de infrasonido es un micrófono que envía la información de las ondas de la atmósfera al núcleo

CAPACITACIÓN

Respecto a las formas de socialización con los cole­gas de otros países, refi­rió que periódicamente se realizan encuentros en diversas partes del mundo, especialmente en Viena, para compartir y anali­zar los resultados obteni­dos en cada centro nacio­nal de datos. A más de ello, los viajes son aprovecha­dos para la realización de talleres de capacitación para el entrenamiento del personal operativo y los nuevos que vayan siendo reclutados.

Por último, Caballero des­tacó que los geólogos para­guayos no solo se encargan de enviar los datos colecta­dos a Viena, sino que ade­más los interpretan siendo reconocidos por la alta pre­cisión de sus observaciones.

“Los técnicos de la Facen no solo somos operadores que nos encargamos de que la estación funcione. También somos reconoci­dos por la gran precisión de nuestra interpretación de datos entre las nacio­nes sin desastres sísmicos del mundo. Esto debido a que existe un ávido grupo de docentes geólogos que nos estamos dedicando a la investigación y a generar conocimiento”, concluyó.

La estación cuenta con baterías y paneles solares que le permiten seguir operando en caso de que se registre un corte de energía

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