En esta edición del programa “Expresso”, del canal GEN/Nación Media, Augusto dos Santos recibe al rector de la Universidad Politécnica Taiwán Paraguay, Econ. Jorge Daniel Duarte Rolón, para hablar de este proyecto de avanzada que apunta a generar conocimiento para atraer inversiones de alta tecnología. Duarte Rolón sostiene que el objetivo es formar un capital humano que ayude a generar una producción económica de alto valor agregado que supere las barreras logísticas que enfrenta nuestro país.

  • Fotos Matías Amarilla

–¿Qué es lo que aporta la Uni­versidad Tai­wán Paraguay con rela­ción a lo que no teníamos, a lo que carecíamos o no teníamos suficientemente de cara al futuro de su fun­cionamiento?

–Es interesante cómo nace la universidad. Porque la idea inicial fue atraer inversio­nes de Taiwán. Esa relación que nosotros ya veníamos teniendo desde la década del 50 con Taiwán, ese reconoci­miento, esa independencia. Y quería dar un paso más por­que, y te abro acá un tema, porque una de las críticas a veces, que también dentro de un esquema geopolítico hace China Popular, es decir que realmente la cooperación o las relaciones legítimas se dan con China Popular dentro de los países y no con Taiwán, que incluso la cooperación con Taiwán es una coopera­ción degradada. Lo cual no es cierto y eso refleja un poco lo que pasa con Paraguay. En ese momento, el gobierno de entonces, Horacio Car­tes, lo que hace es solicitar al Gobierno taiwanés una coo­peración que vaya en línea con la atracción de inversiones y el Gobierno taiwanés le dice al Gobierno paraguayo: “Uste­des no tienen una masa crí­tica de ingenieros que sirva para sostener inversiones de tecnología”. Y la contrapro­puesta fue ¿qué podemos hacer? ¿Será que ustedes nos pueden ayudar a generar ese capital humano? Y ahí se da. Se da eso atendiendo a esa necesidad y en 2019 empieza.

–Lo que veo conceptual­mente es la inversión como proyecto. Hacemos esto hoy porque queremos lograr esto mañana.

–Es finalmente una decisión de largo plazo estratégica con una visión específica que es la de desarrollar todo el sis­tema industrial paraguayo y atraer inversiones de alta tec­nología.

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INDUSTRIAS TECNOLÓGICAS

–Entonces, este proceso de formación está muy ligado a la oportunidad de una inversión fuerte en tecno­logías en el futuro.

–Es así. La capacidad que tiene Taiwán de desarrollo de industrias tecnológicas es altísima. De hecho, ellos hoy tienen el liderazgo en todo lo que es microchips, micro­componentes, que son la base del desarrollo de la inteligen­cia artificial. Son grandes infraestructuras de capacidad de procesamiento de datos y esa industria específica de hardware la tiene muy bien desarrollada Taiwán.

–¿Cuándo va a haber una primera hornada autén­ticamente paraguaya de egresados?

–La universidad empieza a funcionar en 2019 y fruto de ese inicio nosotros ya tenemos 174 ingenieros locales que ya cursaron todos los cursos, ya fueron a Taiwán, ya volvieron, ya cumplieron todos los requi­sitos para graduarse como ingenieros y hoy ya están en el mercado. Algunos ya fue­ron a estudiar otra vez posgra­dos en el exterior y otros están acá trabajando en el mercado local con muy buenas refe­rencias. Todos los empleado­res de estos nuevos ingenie­ros reportan que la calidad de la formación de ellos es muy alta y diferencial. De hecho, una especialidad que tienen es la capacidad de solucionar problemas de manera innova­dora. Pero también eso genera otro problema para las empre­sas, que es si no le doy proble­mas, se aburren. Entonces, ahí es como ya tengo la experien­cia de que alguna está gene­rando unidades de investiga­ción y desarrollo internas a la empresa para que se dediquen a eso específicamente.

–Que es un hueso perdido también de la cultura para­guaya, los núcleos de inves­tigación, que creo que con estas innovaciones van a ser una necesidad.

–Totalmente. Eso es quizás lo diferencial de la formación. Además de que estudian en inglés, todos los profesores tienen el máximo grado aca­démico que hacen esa pasan­tía por Taiwán. Lo diferen­cial de la universidad a la cual nosotros nos asociamos en Taiwán, que es la Univer­sidad Nacional de Ciencia y Tecnología de Taiwán, cono­cida como Taiwan Tech. Ellos empezaron con una misión de apoyar la industria de Tai­wán. Entonces, están muy orientados a la solución de problemas. Y lo que noso­tros tenemos, y esto me dicen los profesores taiwaneses, es que a diferencia del perfil del estudiante taiwanés, el per­fil del estudiante paraguayo es muy práctico. Nosotros aprendemos en el laborato­rio, nosotros tenemos que tocar proyectos para que esa abstracción nos sea más fácil. Pero eso va muy en línea con la investigación, porque el paraguayo experimenta. En cambio, al taiwanés le gusta estar en clases y rendir exá­menes, más a nivel teórico. De hecho, los estudiantes para­guayos que se van a Taiwán muchos de ellos se engan­chan en el proyecto de inves­tigación con sus profesores y estos quedan atónitos porque los taiwaneses no lo hacen.

CONTRAPARTE

–¿Cómo está esta réplica de Taiwan Tech en Para­guay? ¿Qué futuro tiene?

–Si bien la cooperación con Taiwán es sostenida el tiempo, nosotros tenemos etapas. Una primera etapa es la formación de lo que es la escuela de grado, que es la escuela de ingeniería básica­mente. Son cuatro carreras de ingeniería con la asistencia de ellos y los profesores. Ahora, en esta etapa, Paraguay tiene que poner la contraparte, que es tener profesores. El mismo staff de profesores al mismo nivel académico, de tal manera que podamos concluir esta etapa y Para­guay pueda sostener ese nivel académico a nivel de grado. Ahora, la segunda etapa va a ser que ellos nos ayuden a desarrollar el centro de investigación, un centro de investi­gación dedicado a las solucio­nes de problemas específicos de la industria y a la escuela de posgrado. Pero la idea es que Paraguay sea autosufi­ciente a la larga en cuanto a la capacidad de generar conoci­miento, pero siempre ya vin­culado a Taiwan Tech, pero ya no de una manera como de tutor, de coach, sino como socio asociado.

–¿Cómo llevan los planes para las instalaciones de la universidad?

–Sobre todo cuando habla­mos de ingeniería, es pre­ciso tener todos los labora­torios necesarios, adecuados al tipo de enseñanza. Y si vos estás con temas de tecnolo­gía, tu laboratorio también tiene que ser lo más avanzado posible en tecnología. Enton­ces, nosotros hoy tenemos ese desafío, que es el desafío de tener la sede propia con nues­tros laboratorios propios.

–¿Y falta mucho para eso?

–Ya tenemos el terreno, que es un terreno que consegui­mos gracias al Ministerio de Defensa Nacional, que nos proporciona el convenio, un usufructo de un terreno de 10 hectáreas, que con el del MITIC (Ministerio de Tec­nologías de la Información y Comunicación de Para­guay) van a ser 16 hectáreas, porque va a ser todo un dis­trito digital. Y eso está en el proyecto ejecutivo y tene­mos que llamar la licitación. Ahora estamos en el proceso de aprobación de planos con la Municipalidad y a partir de ahí se lanza el proceso de licitación. Eso lo maneja la Embajada de la República de China (Taiwán).

–¿Hay un plazo de conclu­sión?

–Sí. El cronograma es de dos años o dos años y medio según los retrasos que se ten­gan. Creemos que a partir de mayo podríamos estar cons­truyendo la nueva sede.

–Decías 174 estudiantes egresados. Es una inver­sión muy importante por parte de Taiwán y supongo que todo el proceso está cubierto, incluso el viaje de las personas.

–Sí, todo está cubierto. La UPTP, que es la Universidad Politécnica Taiwán Paraguay, es una universidad nacional, tiene recursos del Estado paraguayo, el Tesoro, y tiene un poco de recursos propios, que son los que se cobran por los aranceles, pero hay una ley de arancel cero. O sea, todos los estudiantes que vie­nen de la educación pública o subvencionada no pagan. Los que vienen de la educación privada sí pagan algo, que es simbólico. El gasto de los via­jes está a cargo de la coopera­ción de la República de China (Taiwán). Pero cuando noso­tros tengamos nuestra sede y esa masa crítica de profe­sores locales, ingenieros, Ph. D., no hace falta que toda la clase vaya. Podrán ir algunos, los que tienen mejores notas y seguirá habiendo intercam­bio, pero ya no todos.

COSTOS LOGÍSTICOS

–¿Cómo se percibe desde vuestra perspectiva cien­tífica el aporte que tienen para dar los chicos que se forman en el exterior?

–Hay que ver Paraguay como un gran desafío en términos de desarrollo. Si bien noso­tros tenemos recursos natu­rales abundantes, tenemos un problema de logística terrible. Somos un país medite­rráneo, estamos rodeados de dos gigantes. Entonces, hay dificultades, sobre todo para producir productos desea­bles en mercados internacio­nales y con valor agregado alto para que nos rinda. ¿Qué pasa cuando producimos bie­nes que tienen gran volumen, pero bajo precio? Nos come el costo de logística porque tene­mos que transportar nuestros bienes a lugares muy distantes y como el volumen es grande, pero el precio es pequeño, el precio de logística es un gran porcentaje del precio final.

–¿Entonces qué hay que hacer?

–Tenemos que hacer como Suiza, que también es medi­terráneo y también tiene una flota enorme de barca­zas. Una intensa formación en capital humano, de tal manera que su fuerza labo­ral logre productos que son pequeños en tamaño y en peso, pero que son de altí­simo valor agregado. Te hacen instrumentos qui­rúrgicos, te hacen relojes de altísima precisión.

–Me parece muy inteli­gente esto de achicar el producto en una coyun­tura en estas condicio­nes de mediterraneidad. ¿Creés que esta apuesta con Taiwán tiene que ver con eso?

–Totalmente. Nosotros necesitamos empezar a competir en la economía del conocimiento. No basta ya solamente contar con el agro, que es importante, que somos competitivos. Es más, hay que dotarle de mucha más tecnología al agro y continuar con ese lide­razgo, pero el agro no genera la demanda laboral que nues­tros compatriotas necesitan. Nosotros necesitamos diver­sificarnos como nación y hay una fuerza laboral para eso.

HAMBRE CERO

–¿Qué querés contarle a la audiencia al respecto de cómo va a cambiar el futuro del Paraguay un proyecto como Hambre Cero?

–Tiene varias aristas. Hay un concepto social de apoyo a la canasta familiar. Hay otro concepto que está relacio­nado con la escolarización y asociado a la escolarización al rendimiento escolar. Si la familia no tiene que desti­nar recursos al almuerzo de los niños que están en edad escolar, se le está sacando esa carga, sobre todo quizá a comunidades más humil­des, donde les cuesta lle­gar a fin de mes. Ese tipo de ayuda realmente es un aho­rro. Creo que hay un efecto ahí, sobre todo de alivio a las condiciones de precariedad. Respecto al tema más de la escolaridad, hay zonas que son zonas rurales donde hay un problema de escolariza­ción. O sea, llega una edad en la que los niños tienen que salir a trabajar, enton­ces no completan todos los años que requiere el sistema escolar. Esto ayuda, no es mágico, porque no porque reciba un almuerzo escolar el chico va a terminar los años de escolarización. Lo que pasa es que se habla de Hambre Cero, pero no se está hablando de todos los otros componentes complementa­rios para sostener esa escola­rización y que los chicos ter­minen, que podemos hablar si querés los otros compo­nentes.

–Sí, claro que sí.

–La nutrición del niño le ayuda al rendimiento esco­lar. O sea, un niño nutrido, un niño que tenga los nutrien­tes, que coma la cantidad de calorías que necesita comer diariamente, es un niño que va a tener mejores condicio­nes para sostener las horas de aula y de aprendizaje y luego rendir y eso sí es una inversión finalmente porque lo que se hace por el cerebro del niño a esa edad va a ter­minar afectándole positiva­mente durante el resto de su ciclo de vida.

–De cualquier manera, este es un proceso abso­lutamente revolucionario sobre el cual quería hablar contigo por tu conoci­miento de este tema.

–En nuestra cultura le damos mucha importan­cia, y está bien porque es la culminación de la vida, a las franjas etarias más altas. De hecho, tenemos programas específicos de adultos mayo­res y es una cuestión cultu­ral que tiene mucha legiti­midad. Quizá nos cuesta un poquito más darnos cuenta de que el inicio de la vida es fundamental. Porque lo que ocurre en el inicio de la vida, positiva o negativamente, va a afectar al resto del ciclo de vida. Y yo creo que paulati­namente nos estamos enfo­cando también en ese inicio de la vida. Nos faltaría dar un paso más. Yo creo que se están haciendo esfuerzos de parte del MINNA y del MEC respecto a lo que es primera infancia, que son los prime­ros mil días de vida, que son los primeros tres años, y con alimentación y con estimu­lación temprana. Eso tam­bién es clave.

SOPORTES

–¿Cómo está mirando Taiwán y su ciencia el desafío de la inteligencia artificial?

–Ellos están en la avan­zada, sobre todo en lo que es el hardware. Ellos hacen el soporte a todos los proce­sos de inteligencia artificial con estas grandes empresas que tienen y la producción de microcomponentes, microchips. Y se da una conjunción ahí. Por un lado, la inteli­gencia artificial es una capa­cidad de un software, unos algoritmos muy avanzados, pero necesitás la correspon­dencia del hardware, que es la capacidad de procesa­miento de datos realmente para seguir a los algoritmos. Taiwán se posicionó históri­camente en la producción de los microcomponentes. Hay también debate respecto a lo ético. ¿Hasta dónde podemos ir con la inteligencia artifi­cial?, ¿qué se puede?, ¿qué no se puede?

–¿Cómo incide en todo este asunto la tensión que existe entre China conti­nental y Taiwán?

–Al Paraguay al no tener relaciones diplomáticas con China continental no es muy difícil, pero sí se siente con la tensión interna por defender el estatus que Paraguay tiene respecto al reconocimiento de la inde­pendencia de Taiwán. Yo creo que hoy también el escenario internacional cambia con la nueva admi­nistración norteamericana en cuanto a la apuesta que hace por desacoplar la eco­nomía norteamericana de la economía china. En ese sentido, nosotros estamos alineados de alguna manera a esa visión en la que fuimos muy consistentes a lo largo de estos años en nuestro apoyo a Taiwán. Yo creo que en estos años vamos a pro­fundizar esas rela­ciones con Taiwán, nos va a ser todavía más fácil.

–¿Cómo se está viendo la relación entre academia y empresa?

–Nosotros lo que hacemos hoy es firmar convenios con empresas en las que nues­tros estudiantes pueden ir a hacer pasantías laborales. De esa manera se entrenan, las empresas conocen el poten­cial de nuestros estudiantes y luego es mucho más fácil que sean empleados por estas mismas empresas. De hecho, ya tenemos una lista de empresas esperando a nuestros ingenieros que egresen para contratarlos porque tienen muy buen ren­dimiento en el día a día labo­ral. Tienen nuevas ideas y tie­nen esa capacidad de generar, de ser creativos, de solucio­nar problemas. Y finalmente eso mejora el rendimiento empresarial, mejora la com­petitividad empresarial.

–¿De qué se reciben al ter­minar su ciclo en Taiwán?

–Son cuatro ingenierías: civil, industrial, electrome­cánica e informática.

DESAFÍOS

–¿Cómo ves el desafío de la universidad para que ellas tengan mayor pro­tagonismo en el futuro de Paraguay?

–Yo creo que tiene que haber un cambio interno y también un cambio externo. Un cam­bio interno me refiero a la organización de la universi­dad. Creo que hoy el modelo nuestro es un modelo profe­sionalizante. Lo que hace­mos en la universidad es generar profesionales, pero yo no veo que exista nin­guna universidad que tenga su diseño de manera estruc­tural hecho en función a la generación de conocimiento. No son universidades cien­tíficas. Hay esfuerzos cien­tíficos en las universidades, pero estructuralmente no están pensadas como uni­versidades científicas.

–¿Puedes explicar un poco la diferencia entre estos dos caminos?

–Una cosa es que la univer­sidad pague por horas cáte­dra a un profesor, que puede dedicarse o no a la univer­sidad completamente, pero habitualmente no ocurre eso. Habitualmente es un profesional que lo que hace es dedicar un par de horas a la semana para dar unas cla­ses. La experiencia que tiene el profesional es desde el día a día de su profesión y lo que te puede hacer en clase es trans­mitir esa experiencia, los conocimientos teóricos que él tiene y su experiencia prác­tica. Eso va a ayudar a que el estudiante emule al profesor cuando salga, va a ser un pro­fesional. Pero lo que no hay es una universidad pensada en generar conocimiento y que genere nuevo conocimiento y que en el aula se transmita ese nuevo conocimiento. Ese sería el caso si el 70 % de los profesores de la universidad se dediquen exclusivamente a la investigación y docencia. Investigar significa que sean científicos, gente que esté el 70 % de su tiempo dedicado a un laboratorio, hacer expe­rimentación, a relacionarse con investigadores interna­cionales.

–¿Es difícil explicar que eso es lo que hizo grandes a las naciones?

–Yo creo que está habiendo esfuerzos. Yo decía que hay que cambiar interna y exter­namente. Externamente es generar un ecosistema cien­tífico. Yo creo que el Conacyt (Consejo Nacional de Cien­cia y Tecnología) hace ese esfuerzo. Incluso tuvieron un programa de repatriación de investigadores. ¿Es suficiente? A lo mejor no es suficiente, a lo mejor necesitamos que la uni­versidad en sí misma sea capaz de sostener y dedicar recursos a que los profesores sean pro­fesores investigadores.

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