El director de orquesta Diego Sánchez Haase y la musicóloga Fátima Abramo hablan con El Gran Domingo de La Nación sobre la importancia que reviste para la investigación musicológica el lote de partituras y libros que pertenecieron a Carlos Lara Bareiro y que fueron donados por su familia al Centro Cultural de la República El Cabildo.

  • Por Jimmi Peralta
  • Fotos Matías Amarilla / Gentileza

La narración de la histo­ria de la música para­guaya está cargada de vacíos documentales, además de la falta de sistematización del material existente. Si bien el país cuenta con creadores reconocidos a nivel global, entre los cuales se destacan en la variante erudita Agus­tín Pío Barrios y José Asun­ción Flores, el hilo conductor que permita narrar y explicar cómo evolucionó la música en el país aún no se ha escrito.

En el marco de esa labor, el Centro Cultural de la Repú­blica El Cabildo recibió una última parte del archivo del músico paraguayo Carlos Lara Bareiro. En este acervo se destacan manuscritos de Flores y arreglos del mismo Lara Bareiro.

“Desde que se creó El Cabildo recibió el acervo de muchos compositores, entre ellos Carlos Lara Bareiro. Ahora su hijo, Alejandro Lara, nue­vamente dona documentos de su papá. Primero había­mos recibido partituras de las obras de Lara Bareiro, después recibimos en una segunda donación su biblio­teca, con sus partituras de las obras que él estudiaba, la sin­fonía de Beethoven, por ejem­plo, y ahora recibimos en un último viaje que hizo a Bue­nos Aires unas últimas cajas que encontró en el archivo de Lara Bareiro. Esto es lo que ahora ingresa al acervo de la Casa Bicentenario de la Música”, explica el maestro Diego Sánchez Haase, cabeza de la Casa Bicentenario de la Música y de la Orquesta Sin­fónica del Congreso.

“Dentro de este lote que nos trajo hay partituras que per­tenecen a obras de José Asun­ción Flores, obras de Carlos Lara Bareiro, obras de Luis Cañete y obras de Severo Rodas. Nos llaman mucho la atención algunos documen­tos que son originales, diga­mos; son manuscritos con autógrafo de obras de José Asunción Flores. Aquí tene­mos ‘Cholí’ y ‘Ahendu nde sapukái’”, explicó Sánchez Haase.

ORQUESTACIÓN

En el caso de “Cholí”, se encuentran dos arreglos, uno que es de Flores y el otro que es de Lara Bareiro, quien tenía un vínculo de amistad con el creador de la guarania en el contexto del exilio, siendo, además de violista, un músico con formación en orquesta­ción, algo poco común en ese entonces.

“Hay un detalle que de repente puede generar un poquito más de atención. Uno habla de la figura de Car­los Lara Bareiro y quizás el individuo normal que va por la calle no sabe quién es. Y él fue, sin embargo, uno de los primeros músicos que salió a estudiar música de forma aca­démica. Como acá no había tantas opciones para estudiar música de forma académica, él se fue a estudiar composición y orquestación en Brasil. Car­los Lara Bareiro orquestaba las obras que Flores le pasaba. Entonces, quizás esto pudo haber sido algo que quedó en el archivo de Lara y que quedó pendiente y quizás guardó la versión de Flores e hizo su propia versión”, explica la trombonista e investigadora Fátima Abramo, quien acom­paña el proceso de cataloga­ción de los documentos.

“Nosotros estuvimos estu­diando un poco, analizando los rasgos que identifican, digamos, a ambos composi­tores. Flores tuvo una for­mación como integrante de la Banda de Policía. Enton­ces, al escribir él ordenaba los instrumentos a la manera de una banda, no a la manera de una orquesta, como sí hizo Lara Bareiro, que sí estudió orquestación en el Brasil. Entonces, hay instrumen­tos que tienen nomenclatu­ras diferentes. Por ejemplo, en el caso de la orquesta la trompeta se le llama trom­peta y en el caso de la banda la trompeta se llama pistón. En el tratamiento de los ins­trumentos de cuerda, Flores usa dos violines y dos vio­loncelos, una división que no es convencional porque normalmente son dos violi­nes, viola y violoncelo, como utiliza correctamente Lara Bareiro. Hay algunas varia­ciones en las melodías tam­bién. En el arreglo original de Flores, nosotros vamos a rescatar esto y vamos a tocar con la orquesta y vamos a ver si podemos grabar el arreglo original de Flores y el arreglo de Lara Bareiro para hacer esas comparaciones”, explica Sánchez Haase.

Fátima Abramo, trombonista e investigadora

VERSIONES

Manuscritos de obras de Flo­res existen pocos. Entre ellos se destacan “Mburicao”, “Ne rendápe aju”, “Ñanderuvusu” y “María de la Paz”.

Las versiones de “Cholí” que se interpretan actualmente coinciden más con la versión de Lara que con la de Flores y, por no estar datada, no se sabe aún si es una evolución de la obra o una previa a la popularizada.

“Tenemos una partitura de ‘Mburicao’ con fecha y firma de Flores, que es de 1942, en Buenos Aires. Es una partitura de tercer corno de la versión sinfó­nica de ‘Mburicao’. Tam­poco la versión que se toca comúnmente es la versión que se grabó en Moscú, en 1969, que tiene una feroz orquestación, pues tiene cuatro cornos. Esta es la parte de tercer corno y es mucho más larga, desa­rrollada todo como poema sinfónico. Así le llama él ‘pequeño poema orques­tal’”, agregó el maestro.

Entre los documentos dona­dos también están las parti­turas que Lara Bareiro uti­lizó para grabar su único disco, “La bella música del Paraguay”, en 1969, con la Orquesta de la Asociación del Profesorado Orquestal del Teatro Colón de Buenos Aires.

“Paradójicamente, no tiene su música. Parece que era muy humilde y no grabó su música. Grabó música de Severo Rodas, varias obras de Luis Cañete, hay diver­timientos para cuerdas y algún poema orquestal más, después tiene obras de Julio Escobedo. Es la única graba­ción de Lara Bareiro y es un documento muy importante porque es una grabación de música sinfónica paraguaya”, señaló Sánchez Haase.

En este sentido, Abramo observó que quizás por este rasgo de la personali­dad del músico su figura no sea tan conocida a pesar de que revolucionó el estudio académico de la música en nuestro país.

El archivo del maestro Carlos Lara Bareiro es un gran aporte para llenar un vacío en la historia de la música paraguaya

JERARQUIZACIÓN

“Lo que aporta el descubri­miento de todas estas joyas es llenar esos vacíos en la histo­ria de nuestra música. Quizás por eso a veces nosotros no estamos en el circuito de la élite de la música en la región o en el mundo inclusive, por­que existen esos vacíos que ahora estamos tratando de llenar. Esto va a hacer que cada vez nuestra música tenga más jerarquía”, refiere Abramo.

Entre los archivos que sí están disponibles para estu­dio y valoración de la histo­ria de la música paraguaya se encuentran la obras com­pletas de Herminio Gimé­nez, 64 obras del italiano Nicolino Pellegrini, maes­tro de Barrios; Flores, Félix Fernández, Mauricio Car­dozo Ocampo, Darío Gómez Serrato, Herminio y Rem­berto Giménez.

ACCESIBILIDAD

“Lo que pretendemos hacer desde la Casa Bicentenario de la Música es que todo esto esté a disposición de todos los que quieran estudiar, porque hay muchos cabos sueltos en la historia de nuestra música, que debe ser estudiada con mayor rigor científico por­que todo lo que está escrito sobre la música del Paraguay, aunque suene polémico, está hecho con muy poco rigor”, sentencia el director de orquesta.

Ambos estudiosos de la música enfatizan que existe un gran hueco en el arco narrativo que explique el surgimiento de estas gran­des figuras a comienzos del siglo XX, ya que no existe documentación de los tiem­pos inmediatamente poste­riores a la guerra.

“Nos faltaría ver qué había musicalmente desde finales de la guerra del 70 hasta la aparición de Flores. De ese lapso tenemos todavía pocas cosas o la cuestión de Barrios mismo. Yo, por ejemplo, no sé cómo Barrios aprendió Bach, cómo captó la influen­cia de Bach. Definitivamente no fue acá, ya que había una formación bastante rudi­mentaria en el campo de la composición. Entonces, tam­bién habría que estudiar eso y hay muchas cosas así”, indica Sánchez Haase.

“Las personas que estudia­mos musicología nos forma­mos afuera, no acá, y este tipo de documentos sería una forma de abrir puertas para generar nuevas pers­pectivas dentro del estudio de la música. Así nosotros podríamos figurar ya en un circuito un poquito más ele­vado dentro de la región”, finaliza Abramo.

SOBRE EL MAESTRO

Carlos Lara Bareiro fue un músico clásico, composi­tor y director de orquesta. Nació en Capiatá el 6 de marzo de 1914 y, al igual que los más destacados de su generación, estudió en la Banda de Músicos de la Policía. En 1943 fue bene­ficiado con una beca para estudiar en la Escuela Nacional de Música de la Univer­sidad de Río de Janeiro, donde estuvo durante siete años y fue alumno de Francisco Mignone.

Sus composiciones acu­san la influencia del estilo impresionista con elemen­tos de la música folclórica del Paraguay.

Pocos años después de su regreso al país, fue primero confinado y luego afrontó el exilio impuesto por la dic­tadura estronista, falle­ciendo en Buenos Aires el 21 de setiembre de 1987.

Sus creaciones recién pudie­ron ser difun­didas en nues­tro país luego de su muerte tras la caída de la dic­tadura, en 1989.

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