En un entorno de aire limpio y trinos de aves que habitan el bosque vecino, los saltos del arroyo Mbokarusu se ofrecen como un sitio de esparcimiento y descanso para los calores del verano. De aguas claras y con buena pesca, tiene sitios habilitados para bañarse y los lugareños disponen de alojamientos y sitios para acampar. Con variada fauna local, monos, ciervos y coatíes pueden ser divisados en los senderos internos bellamente florecidos en esta época.

El arrullo de la cascada es la mejor bienvenida, un sonido que invita a aproximarse y vivenciar la fascinación que provocan agua y piedra, la fuerza natural, la belleza de los rápidos que apuran la caída de esa cortina de agua que el bosque parece proteger.

“En verano es cuando más gente viene”, cuenta Antonio Román, uno de los guías que ayuda a los turistas a llegar a esta maravilla situada en la compañía Mbokaja Puku, en el distrito de Ybycuí, departamento de Paraguarí. Por allí transcurre el torrente del arroyo Mbokarusu en la fascinante geografía del lugar e inicia una serie de saltos que aceleran su caída hacia el río Tebicuary.

Es imperioso tomar cuidado si se pretende bañarse o caminar cerca de la caída porque la pileta natural que forma es profunda y tiene mucha corriente, por lo que los lugareños desaconsejan meterse en cercanías tanto del salto 1, como de los subsiguientes salto 2 y salto 3.

Para llegar a los últimos dos se hace una pequeña travesía por senderos de monte de gran belleza y aire muy limpio que ayuda en la empresa. Serán unos 15 minutos a pie entre un follaje protector en el que se oyen pájaros e insectos hasta aproximarse al salto 2. Allí, una importante explanada de piedra permite que la observación del paisaje gane en asombro y entusiasmo.

“Aquí se realizaron algunos eventos de deportes extremos y se instalaron tirolesas y otros implementos”, cuenta Silvio Gauto, custodio del lugar desde hace al menos 25 años, dando cuenta de las posibilidades turísticas del sitio. “Hubo muchos participantes y también curiosos, gente que vino a ver las competencias. Ahí entendimos que el lugar se presta para este tipo de actividades, así que esperamos que se repitan más adelante”, se entusiasma.

Antonio Román, uno de los guías que ayuda a los turistas. Foto: Jorge Jara

TERAPIA

En 10 minutos más de travesía a pie, se accede al salto 3, también exuberante en su fuerza y rumor merced a su caída más pronunciada. La capacidad de relajación y armonización que ofrece el sonido de las cataratas al cerebro y el corazón fue probada científicamente y es recomendada para quienes sufren alto estrés, por lo que el sitio se ofrece como una terapia ideal.

Con variada fauna local, monos, ciervos, coatíes se pueden divisar con alguna fortuna en los senderos internos bellamente florecidos en esta época. Esto sumado a la gran variedad de aves que pueden divisarse en la caminata, inclusive un martín pescador cruzando la cortina de agua de uno de los saltos para refugiarse en el nido que hizo en los huecos de la pared de piedra que asoma detrás de la cascada.

También destaca la buena pesca del arroyo, donde se pueden obtener ejemplares de salmón, boga, mbata, mandi’i y doradillos, entre otras especies de buen aprecio en la cocina nacional.

“Es ideal aquí para venir a pescar. Uno se aleja un poquito de los saltos y hay muy buen pique, difícil que uno se vaya sin algo para poner a la parrilla o hacer caldo”, dice.

Para quienes gustan de las caminatas tipo trekking, Gauto ofrece su guía por senderos en el bosque para llegar al arroyo Karaimi, cercano al lugar, donde se encuentran otros tres saltos de diverso porte, aún inexplorados por el gran público.

RECLAMO

Antonio Román reside en la colonia General César Barrientos, una localidad del departamento de Paraguarí, que con sus 13 compañías alcanza unos 10.000 habitantes, la mayoría dedicados a la agricultura, con rubros principales como las cebollas y las papas, y también la pequeña ganadería.

“Necesitamos conseguir la distritación, que nos conviertan en municipio para poder resolver los problemas propios”, apunta el hombre que es guía en el salto Mbokarusu, padre del reconocido exfutbolista Adalberto Román.

En la zona hay también asentamientos de gran escala, estancias que se dedican a la ganadería y a la plantación de eucaliptos, que se estima alcanzan a cubrir unas 12.000 hectáreas.

La lucha de la comunidad por la municipalización persigue que se puedan mejorar los caminos para poder sacar la producción y promover el turismo. Asimismo, que también se pueda terminar el Centro de Salud de Barrientos, obra a medio construir y paralizada desde hace ya un buen tiempo.

Los saltos del arroyo Mbokarusu. Al lugar se llega tomando el desvío a colonia General César Barrientos, desde la ruta 18 que une Acahay con La Colmena. Foto: Jorge Jara

CÓMO LLEGAR

Se llega tomando el desvío a colonia General César Barrientos, desde la ruta 18 que une Acahay con La Colmena. Son unos 25 kilómetros de tierra, penosamente en no muy buen estado, por lo que se recomienda ir en camioneta.

Silvio Gauto apunta “que los saltos son un lugar turístico visitado por cientos de personas en los veranos, que aquí se relajan y pasan grandes momentos. Así que sería bueno que se pueda hacer un mantenimiento al camino y más empedrados en los tramos difíciles para poder facilitar el acceso”.

Un detalle a tener en cuenta es la escasa señal de telefonía móvil que tiene la zona, por lo que es importante comunicarse antes de ingresar por si se quisiera dar aviso a familiares.

Así lo advierten Santiago y Giuliana, una pareja de asuncenos que montó su camping a orillas del salto 1, como le conocen los lugareños. “Es un sitio ideal para recorrer, lo recomendamos en un 100 %”, aconseja.

“No nos fue difícil llegar en camioneta e inclusive el GPS te trae hasta acá”, dice del recorrido de unos 150 kilómetros que transitaron desde la capital del país. “Se pueden visitar los tres saltos, uno se puede bañar, es un lugar muy hermoso y tranquilo y los lugareños son muy atentos con la limpieza del lugar, hay sanitarios y ducha para los que gusten acampar”, describe.

A pasos del acceso al predio de los saltos de Mbokarusu, el viajero se puede alojar en cabañas que Román ofrece por 250.000 guaraníes por noche. “Aquí se puede cocinar y las piezas tienen acondicionador de aire, aunque a veces por la noche no se necesita por el fresco del arroyo”, mencionó. También Gauto tiene habitaciones disponibles y camping habilitado.

Ambos recordaron que también se están ofreciendo terrenos en cercanía a los saltos a 80 millones de guaraníes la hectárea para favorecer emprendimientos turísticos en la zona.

El agua del arroyo Mbokarusu invita al turismo. Foto: Jorge Jara

VERGEL ESCONDIDO

Silvio Gauto recuerda que en su infancia había más familias viviendo en la cercanías de los saltos, pero como las tierras no son aptas para la agricultura, ya que “hay mucho arenal, por eso se fueron yendo y así nos quedamos entre mi familia y otros pocos por aquí”.

Aquerenciado en el lugar, comenzó a cuidar los senderos y los accesos y a habilitar la zona de campamento en la que recibe a los visitantes, principalmente en la temporada veraniega. “En invierno llegan muy pocos curiosos a dar una mirada, pero en verano se llena de gente que disfruta del arroyo y los saltos”, asegura.

Caminando en los senderos, el hombre cuenta que, durante la Guerra Guasu, los trabajadores huyeron del cruento ataque brasileño al Establecimiento de la Fábrica de Hierro en el Arroyo Ybycuí, nombre oficial de la más conocida como Fundición de Hierro La Rosada. Los obreros y sus familias hicieron un tape po’i que los condujo hacia Villarrica, donde encontraron refugio.

Apunta que en los bosques cercanos se encontraron objetos de aquel tiempo que permitieron reconstruir esa leyenda que pasa de generación en generación entre los lugareños. No pueden faltar entonces algunos episodios de buscadores de plata yvyguy, aunque, según dice, al parecer esos intentos fueron quedando en el tiempo.

En el acceso al salto 2 quedan restos de un pequeño rancho construido por el médico naturalista Senen Cárdenas, quien estudió las aptitudes medicinales de la flora del lugar. “Él hacía sus investigaciones en este lugar, recogía plantas, frutos y con eso siempre estaba”, comenta el guía.

Silvio Gauto, poblador de la zona. Foto: Jorge Jara

LIMPIEZA Y SEGURIDAD

Gauto pide un poco de colaboración con la seguridad del lugar, ya que a pesar de sus advertencias algunas personas tienen actitudes peligrosas al meterse al agua en cercanías de los saltos y también de conducción peligrosa en vehículos de doble tracción.

“Miren lo que hicieron aquí loqueando con los vehículos”, dice señalando unos círculos concéntricos hechos por las ruedas de las camionetas de unos jóvenes durante una competencia de trompos en la pradera de acceso al complejo de saltos.

Otro tema difícil es la limpieza. “Es impresionante la cantidad de latitas y hules que tengo que recoger después de los fines de semana. No entiendo cómo no se enseña a cuidar la naturaleza, algo está fallando en nuestra educación”, opina.

Finalmente, hace un pedido también para el control de la caza furtiva, otro problema que en ocasiones se suele padecer en el lugar.

Saltos del arroyo Mbokarusu. Foto: Jorge Jara
Impactante imagen de los saltos del arroyo Mbokarusu. Foto: Jorge Jara

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