- Por Toni Roberto
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Este domingo, Toni Roberto dialoga con la centenaria habitante de una mansión de la avenida Mariscal López que fuera compañera de Chiquitunga y que conserva una vitalidad envidiable al punto de que aún hace natación todos los días.
Era una cálida tarde asuncena allá por 1959 y Consuelo Faraone de Palazón y familia se estaban mudando a su nueva residencia de la avenida Mariscal López entre Brasilia y República Dominicana, que en otros tiempos se llamaba avenida Colombia entre las calles Fortuna y Olimpo.
En aquella época, donde después en 1964 empezara a construirse la residencia de Manolo Battilana Peña, Consuelo y los pocos vecinos de la época se deleitaban con los frutos de grandes yvapurús que había en aquel otrora baldío de la hoy casa de “lo que el viento se llevó”.
La residencia de los Palazón Faraone fue diseñada por José Luis Escobar y terminada por Ferruccio Corbellani debido al fallecimiento del primero en plena construcción. Era una amplia casa de dos niveles. En la planta baja un amplio salón dominado por una gran escalera y un impactante retrato suyo al óleo, a la izquierda un regio comedor de estilo Luis XV, a la derecha el salón con dos juegos de living con monumentales arañas en el centro, además de un confortable escritorio. Se trata de una de las últimas mansiones de la avenida Mariscal López que se encuentra impecable como hace 70 años.
LONGEVIDAD
En ese sagrado lugar, el oráculo del pasado nos va contado detalles de su larga vida. El año próximo cumple 100 años con una vitalidad envidiable yendo casi todos los días a hacer natación; desde los recuerdos de su natal y culta Villarrica, donde fuera compañera de María Felicia de Jesús Sacramentado, conocida popularmente como Chiquitunga Sacramentado, de quien habla con mucho cariño tanto en la capital del Guairá como en Asunción, donde se mudaron casi al mismo tiempo, contando que era una chica muy alegre, que enseñó catecismo desde muy joven y siempre se trasladaba en bicicleta de un punto de la ciudad al otro.
Consuelo sigue llamando a la memoria de la cuadra donde también se encuentra la casa Louteiro, hoy convertida en Casa de la Integración del CAF –Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe–, recuerda a otra antigua familia del lugar, los Cramer, una familia de origen alemán que vivía en una añeja casa con techo a dos aguas que pertenecía al Dr. Estigarribia, médico del Dr. Francia.
Como detalle, cuenta Consuelo que cuando se vendió la casa, que era de adobe, y se quitó el techo de zinc, la paja que tenía se hizo polvo en segundos, lo que fue todo un acontecimiento para la cuadra, allá por la década del 80.
REINA DE LOS JARDINES
Esta prolífica vecina de la avenida con nombre de Mariscal sigue aportando con sus publicaciones; “La Rosa. Reina de los jardines del Paraguay”, “Orquídeas silvestres y cultivadas del Paraguay”, ambas de Ediciones Servilibro de 2009 y 2006, respectivamente; y recientemente su último libro, “Bromeliáceas”, de Ediciones Fondec.
Consuelo Faraone es una autoridad en estos temas siendo miembro de la Sociedad de Floricultura del Paraguay, que fundara hace más de 60 años junto con su entrañable amiga, Perla Artaza de Adorno, entre otras.
Al final me retiro de su elegante residencia con vistas a otra gran casa que fuera originalmente del expresidente Luis A. Riart y me dice: “Esperá, Toni, te voy a decir algo más. Cuando nos mudamos acá casi no tenía vecinos. Con el tiempo fueron llegando y hoy después de haber pasado más de 65 años soy la última sobreviviente de la cuadra”.
Así termina este pasaje del rescate de esta historia que empezara con aquella primera idea de Jorge Srur de guardar los recuerdos de la hoy ya legendaria casa Louteiro, Casa de la Integración de CAF, y que hoy es un aporte a la memoria urbana de un trayecto de la ciudad de Asunción.