En esta entrega de Mito o Realidad, el periodista e investigador Carlos Pérez Cáceres responde a la pregunta de si en nuestro país existieron campos de concentración al estilo nazi. Si bien la detención y confinamiento de adversarios políticos fue moneda corriente durante las revoluciones y dictaduras que se sucedieron en el Paraguay hasta casi la última década del siglo pasado, los centros de reclusión tenían características muy sui generis que conviene revisar antes de hacer equivalencias directas.

Uno de los principales sitios caracterizados como un campo de concentración en nuestro país es el exfortín de Minas Cue, en el km 180 de la ruta PY15 en Loma Plata, departamento de Boquerón. Este lugar ha sido muy publicitado en los últimos años tras el hallazgo de vestigios de la guerra del Chaco durante la construcción de la Ruta Bioceánica, lo que le valió ser declarado museo a cielo abierto.

El autor de “Dictadura y memoria” brinda algunas características de los centros de detención que funcionaron durante el régimen de Higinio Morínigo, principalmente, pero que tienen antecedentes en la época de las revueltas liberales y cuyo modelo se siguió replicando durante la larga autocracia de Alfredo Stroessner.

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–¿Es cierto que durante el gobierno de Higinio Morínigo en nuestro país funcionó un campo de concentración al estilo nazi?

–El gobierno de Morínigo tenía una tendencia hacia el fascismo, sobre todo en su apoyo militar. Claramente eran partidarios de las ideas de Adolf Hitler y de Benito Mussolini. Los campos de concentración nazis fueron brutales porque en muchos de ellos se propiciaba y se daba muerte a los enemigos del régimen. Sin embargo, aquí en el Paraguay estos campos de concentración no tenían ni la tecnología ni el objetivo de exterminar –en cantidad– a los enemigos o adversarios del Gobierno. Lo que se buscaba con el confinamiento en estos campos de concentración era principalmente alejar a los militantes a esos lugares inhóspitos para separarlos de sus organizaciones. Habría que caracterizar cómo eran los campos de concentración nazis y a partir de esta definición hacer las comparaciones. Yo creo que se buscaba generar la desazón en los militantes y el miedo en la ciudadanía para que no haga militancia política.

El periodista e investigador Carlos Pérez Cáceres

–¿Cuál fue el periodo en el que estuvo en funcionamiento?

–Ya con anterioridad bajo gobiernos liberales se dio lo del famoso campo de concentración de Fortín Galpón, que al parecer fue de los primeros en el país luego de la finalización de la guerra contra la Triple Alianza. Sin embargo, es bajo el gobierno de Morínigo cuando se va a utilizar más de seguido. Casi durante todo su gobierno uno de los castigos para los opositores era el confinamiento a algunos de esos campos de concentración. Este castigo continuó luego con Stroessner. En las décadas del 50 y 60 hay muchos casos denunciados por las organizaciones políticas. Ninguno de los partidos políticos, gremios de estudiantes y trabajadores dejaron de tener este tipo de castigos. Hasta antes de la caída de la dictadura, aunque con otros contenidos, se puede hablar de los confinamientos de Domingo Laíno, de los mopoquistas y de otras organizaciones.

TERRITORIOS INHÓSPITOS

–¿Le parece correcto conceptualmente comparar estos presidios con los campos de la solución final?

–No creo que se puedan comparar. Los campos de concentración de aquí eran lugares inhóspitos, lejos de alguna zona urbana, con casi nada para hacer y de asumir algún tipo de contactos, a no ser entre los mismos confinados. Durante la época de Morínigo y en los primeros años de Stroessner los confinados se solían escapar de estos campos, pasaban al Brasil o a la Argentina, para luego ingresar nuevamente al país –de manera clandestina– y continuar con la militancia gremial y política. Hay muchos casos registrados y se tiene la experiencia del Movimiento 14 de Mayo. Muchos de ellos fueron confinados y luego se escaparon para volver al país y seguir luchando contra la dictadura.

–¿Qué características tenían estos sitios y dónde estaban ubicados?

–La gran mayoría de los campos de concentración se encontraban en el Chaco y en algunos casos eran islas donde llegaban una vez por mes algunos barcos que traían medicamentos y alimentos, así como cartas o encomiendas de los parientes. En estos campos de concentración, por lo menos en la época de Stroessner, se enviaba a militares castigados para hacer de encargados de los mismos. Los presos vivían en chozas, algunas para varias camas y en algunos lugares no tenían esa posibilidad.

Tras el hallazgo de vestigios de la guerra del Chaco, Minas Cue fue declarado museo a cielo abierto
Fragmento del folleto “Campos de concentración en el Paraguay” (1957), del exiliado E. René Speratti, que describe el km 180 y otros centros de detención

INFRAESTRUCTURA

–¿Cuál era la infraestructura con la que contaba el lugar?

–No tenían ninguna condición de las que conocemos hoy. El baño era cualquier lugar, sin la más mínima infraestructura higiénica, agua potable no se tenía, electricidad tampoco. Uno se despertaba y debía realizar alguna tarea como trabajar en huertas, en la elaboración de ladrillos, en producir mosto –en caso de contar con animales–. No había bibliotecas ni nada parecido. En algunos casos se permitía la visita de familiares, pero eso era muy difícil y siempre se conseguía con base en alguna relación amistosa, de parentesco o algún tipo de corrupción.

–¿Cuál era la capacidad que tenían estos centros?

–Dependía del lugar. Algunos podían albergar a cierta cantidad, mientras que otros mucho menos. Por ejemplo, el campo de concentración de Emboscada tenía una cierta capacidad, pero cuando los presos políticos fueron enviados allí –desde 1976 en adelante– las instalaciones fueron sobrepasadas. Sin embargo, hay que recordar que para los presos políticos salir de Investigaciones o de las comisarías, lugares donde siempre se torturó, era una especie de alivio, aunque tuvieran que seguir sin libertad y con otras dificultades.

REGISTROS

–¿Hay registros fotográficos de estos lugares?

–En el libro del periodista uruguayo Carlos Boche se pueden apreciar algunas fotos, tanto de los presos políticos y gremiales como de las condiciones en que tenían que vivir. También se pueden conseguir fotos de Emboscada y de otros sitios como Abraham Cue. La característica siempre fue tener condiciones terribles para la gente y de generar una serie de problemas de salud que empeoraban las condiciones de los presos.

–¿Algo que desee añadir que no le haya preguntado?

–La represión de los gobiernos dictatoriales contra las organizaciones opositoras tenía tres elementos principales. Primero la tortura, luego el confinamiento, que se hacía con el objetivo de alejar al militante y separarlo de sus organizaciones. En tercer lugar el exilio, que tenía la finalidad de alejarlo del país y tener que adaptarse a un nuevo medio. Esto hacía que muchos de esos exiliados, una vez conseguido trabajo o de contraer matrimonio, ya no regresaban al país y no volvían a la militancia política en nuestro territorio.

La capacidad de la cárcel de Emboscada fue sobrepasada desde 1976 en adelante por los presos políticos
Denuncia del Comité por la Libertad de los Presos Políticos contra la incipiente dictadura de Stroessner de amenazas de que detenidos serían enviados a campos de concentración. Entre ellos figura el secretario ferroviario Celso Ávalos

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