Ricardo Núñez es un reconocido retratista y pintor cordillerano que tuvo una visión especial y sintió que debía cumplir con ese deseo de la madre de Dios. Para conocer esta historia, un equipo de La Nación/Nación Media se trasladó hasta la Villa Serrana para conversar con el protagonista de la misma.

Núñez reconoció que nunca en su vida le tocó trabajar ningún material para hacer esculturas o imágenes. Señaló que llevar adelante este tipo de escultura a cualquier escultor le podría llevar varios meses a un año como mínimo.

Mencionó que en la ciudad de Pedro Juan Caballero hay una escultura de unos 25 metros que llevó dos años terminar. “Con estas esculturas que hice, estoy seguro de que está la mano de la Virgen. No puede ser que salgan tan perfectas porque yo no tengo experiencia en estas cosas, son las primeras esculturas que hago”, destacó.

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Pero por alguna intercesión de la virgencita azul, en tres meses se ha convertido en un destacado escultor que construyó tres grandes estructuras. Los elogios no se limitan a su comunidad o el territorio nacional, ya que gracias a las redes sociales recibe felicitaciones de distintas partes del mundo. Incluso el papa Francisco se hizo eco de la escultura saludando al Paraguay en el día de la Santa Patrona del Paraguay.

“Esto para mí es inexplicable. Todo comenzó con un sueño que ya es realidad, yo sé que esto fue un pedido de la Virgen que en mis sueños se ha manifestado. Creo que le he cumplido, porque estoy convencido de que la Virgen se manifestó en mi persona”, comentó.

UNA VISIÓN

Hace aproximadamente 4 meses, Núñez volvía de una de sus actividades favoritas que es la pesca, en la ruta Tobatí-Caacupé. Era de noche. En el camino visualizó mucho antes que sus compañeros de viaje que al costado de la ruta había una mujer brillante. Indicó que sus compañeros quedaron temerosos, pero él quedó impresionado y pudo ver con detalles a la mujer brillante.

“Parecía como una novia, pero su cuerpo brillaba como esas luces reflectivas de la ruta. Caminaba con destino a Tobatí. Yo no me asusté, pero mis amigos ya no querían volver. Esa madrugada no pude dormir. Hablé con unos amigos y me dijeron que suele aparecer. Entonces pensamos en hacerle un oratorio para dedicarle a la Virgen de las Rocas, que aparece por la zona”, indicó.

Recordó que con su hijo comenzaron a formar una imagen usando un poco de varilla de hierro, papeles y mezcla de cemento. Indicó que, sin ser escultor, rápidamente salieron los moldes.

Unos 15 días después, comenzó a tener sueños con la mujer brillosa de forma más concurrente, por lo que se decidió a terminar y hacerlo más grande. En ese tiempo, tuvo la oportunidad de llegar a la Gobernación de Cordillera y de estar cerca del gobernador Denis Lichi. Indicó que siendo él una persona muy tímida y de poco hablar, no sabe explicar de dónde sacó el valor para acercarse a la autoridad y hacer su planteamiento.

“Le dije que necesitaba hacer una escultura de la Virgen de Caacupé porque algo me decía que tenía que hacer y este era el momento. El gobernador Lichi me dijo que él tenía la misma idea y parecía que me estaba esperando. Me preguntó si tenía experiencia y le dije que en esculturas, no. Entonces salió un concejal y dijo que mis trabajos siempre fueron muy buenos. Dijo que yo era la persona ideal para el trabajo. Había sido ellos ya estaban averiguando para hacer la escultura”, indicó.

TRES ESTRUCTURAS

Señaló que al día siguiente le convocaron de vuelta para una reunión, en la cual ya estuvo presente monseñor Ricardo Valenzuela, obispo de Caacupé. Ahí el gobernador confirmó el proyecto y la financiación. Recordó que el principal encargo que le dio el obispo fue que el rostro sea lindo, que sea de la virgen, y tomó como compromiso no defraudarlo.

Indicó que ni siquiera tenía idea sobre los costos de los materiales, pero con asistencia de los profesionales de la Gobernación hicieron los cálculos para una escultura de 6 metros, con un presupuesto de G. 165 millones.

Comentó que la noticia rápidamente se dio a conocer y al día siguiente le llamó el intendente de Caacupé, Diego Riveros, quien ya le pidió una escultura más grande, de 8 metros. Durante el proceso de elaboración se fueron agregando metrajes a las estructuras. Entonces, la que inicialmente iba a ser de 6 metros quedó en 9 metros y es la que está ubicada en Tupãsy Ykua; en tanto que la que iba ser de 8 metros llegó a casi 12 metros, que es la más grande y está ubicada detrás de la basílica de Caacupé.

La escultura ubicada detrás de la basílica costó G. 225 millones y fue financiada por la Municipalidad. Además de la escultura, también se hicieron trabajos de mejoramiento de la rotonda, que finalmente quedó anexada a la plaza Tte. Fariña, y el hermoseamiento de la plaza.

Ahora bien, la tercera escultura gigante será colocada el próximo 17 de diciembre en la compañía Rosado, de Tobatí, donde los habitantes aseguran que es constante el avistamiento de la Virgen o la Novia, que es la mujer brillante que vio Núñez una noche.

OBRA ARTESANAL

Don Ricardo comenzó trabajando con su hijo y su herrero; pero luego se fueron sumando más personas para ayudar y actualmente son 17 personas, profesionales en distintas áreas, que con base en sus diseños aportaron lo mejor de cada uno. Núñez considera un milagro también cómo la gente que ni conocía se fue sumando.

“Mi taller es muy humilde. Hacíamos por parte, lo que se podía hacíamos bajo el tinglado, cuando no podíamos más sacábamos afuera y trabajamos bajo el mango. Llegó incluso a estar colgado del mango, porque no teníamos torre para armar. Herramientas no teníamos, no sé qué se usa para hacer una escultura. Todo el trabajo es artesanal, a mano, a nuestro estilo”, acotó.

En cuanto a la estructura, señaló que la membrana está hecha de cemento con fibra de caraguatá y mezcla de eira hû (miel negra). La mezcla de estos elementos hizo que se compactara el cemento porque, de lo contrario, se resquebrajaba. Para ello se inspiraron en las construcciones de adobe que se hacían con mezcla de fibras o ramas de plantas.

“Si le tiran piedra a esta escultura, no caerá por pedazos, máximo tendrá una rajadura que con un enduido quedará nuevo otra vez. Es una mezcla que nosotros hemos creado. Muchos me decían que no se podía hacer de cemento, que tenía que usar arcilla, madera o mármol. Pero no, yo quería cemento porque es lo único que va a durar. Si miran el rostro, salió perfecto. Trasmite paz al mirarla. Los rulos del cabello me decían que iba a ser imposible hacer, pero cada rulo tiene la fuerza de soportar el peso de una persona”, comentó.

MISIÓN IMPOSIBLE

Núñez mencionó que muchos le decían que era imposible terminar la escultura para la fiesta de Caacupé. Sin embargo, en tres meses logró terminar no solo una, sino las tres esculturas gigantes.

“No es solo escultura, también trabajamos en el mejoramiento del espacio. Acá detrás de la basílica había una rotonda que reacondicionamos para anexar a la plaza. En el Tupãsy Ykua mejoramos la plazoleta”, precisó.

En otro momento, indicó que antes del 8 de diciembre como nunca se vio un lleno total en el Tupãsy Ykua, ya que la primera escultura se colocó el 28 de noviembre, el día que comenzó el novenario a la Virgen. “Los vendedores que están ahí me ven y me felicitan, porque el movimiento que ahora hay en el ykua es como no se veía hace años”, indicó.

EL INDIO JOSÉ

Don Ricardo comentó que se siente muy identificado con el indio José, aquel que fue salvado por la madre de Dios y que en gratitud esculpió la primera imagen de la Virgen de Caacupé. Indicó que de ser una persona sencilla, de poco hablar, ahora brinda entrevistas no solo a los medios locales, sino que ya habló con medios de EE. UU. y Argentina.

“Yo soy una persona humilde, no hablo mucho y así de la nada para que yo vaya a confrontar a una multitud para hablar con el gobernador es porque alguien me dio un impulso muy fuerte. No es mi característica hablar ni pedir nada. Yo creo que la Virgen me dio esa fuerza. Por qué a mí me tiene que salir en tan poco tiempo el rostro perfecto de la Virgen, sin saber de escultura, y los tres rostros son perfectos”, acotó.

Finalmente, Núñez comentó que de a poco va tomando conciencia de todo lo que significó este trabajo y mencionó que desde que inauguraron la primera escultura han sido días cargados de emociones.

“Soy un privilegiado y protegido de Dios. Estoy seguro de que de ahora en más van a cambiar muchas cosas en Caacupé. Como dijo monseñor, ya se buscaba apagar la imagen de la Virgen María y miren lo que pasó. Ella se manifestó a través de mi persona y ahora el país renueva su devoción a la Virgen. Por ejemplo, un solo video que se hizo viral ya superó el millón de reproducciones y estoy seguro de que la mitad de los paraguayos tiene como foto de perfil la escultura gigante de la Virgen”, concluyó.

La máxima fiesta de la fe nacional celebró la llegada de dos hermosas esculturas gigantes de la virgencita de los milagros de Caacupé. Foto: Cristóbal Núñez

“LA GENTE SE QUEDA MÁS TIEMPO EN EL TUPÃSY YKUA”

La llegada de la escultura gigante de la Virgen de Caacupé fue toda una gran sorpresa para todos los vendedores y trabajadores de la zona.

“Ahora la gente viene más, ya sube a la placita donde está la Virgen, se queda más tiempo. Antes solo llegaban, cargaban su agua y se iban. En estos días vi a mucha gente que se ha quedado a venerar a la Virgen, le reza y admira la imagen, que es muy linda”, indicó Salustiano Sosa, fotógrafo con los caballitos en Tupãsy Ykua hace 34 años.

Don Salustiano indicó que tiene mucho que agradecer, primero, porque un 28 de noviembre hace 38 años le permitió conocer a la que hoy es su esposa, con quien tiene 4 hijos. Además, le ha permitido mantener un trabajo digno como recuerdista, haciendo fotografías con los famosos caballitos desde hace 34 años.

“Tengo mucha fe en la Virgen, le sanó a mi hija; yo sé que me está permitiendo a mí que la enfermedad que me diagnosticaron no avance y tengo mucha fe de que me voy a curar, porque he visto muchos milagros aquí. Con esta nueva imagen ayuda más, porque mirar su rostro trasmite mucha paz y esperanza”, aseguró.

PAZ

“Me parece que fue un acto de fe muy grande y muy lindo el trabajo del artista. Porque al mirar el rostro de la virgen, me llena de mucha paz. Además, hace que nuestra fe sea más fuerte, porque al mirarla parece que estuviera viva. Creo que esto es tener un talento para el arte en verdad y para nosotros los católicos significan mucho estas obras”, indica la feligrés Claudia Oroa. Señaló que es su tercera visita a la Villa Serrana y que cada año viene a visitar a la Virgen de Caacupé para agradecer por la vida de su hija, que tiene 3 años. Indicó que al nacer ella no lloró, y que en ese momento le encomendó su vida a la madre de Dios y poco después escuchó el llanto del bebé.

“Estas imágenes que hicieron son algo muy grande para nosotros los católicos. La verdad es muy significativo llegar a Caacupé y que nos reciba nuestra madre la Virgen de Caacupé, es algo que nos supera en verdad, tanto en la basílica como en el Tupãsy Ykua”, acotó.

EMOTIVIDAD

“En estos días hemos visto que la gente se queda más en la plaza, antes solo entraban a buscar el agua. Lo que más veo son las personas de tercera edad que suben a orar en esta parte de la plaza, frente a la imagen. Es muy emotivo ver a la gente expresar su fe frente a una imagen a escala enorme. Porque a veces no todos pueden llegar hasta el interior de la basílica. Esto también es una calma para esa gente que no puede llegar al interior de la basílica”, indicó Erick Sosa, encargado de mantenimiento de la plaza del Tupãsy Ykua.

Sosa resaltó los grandes cambios que en poco tiempo se vieron con la llegada de la escultura gigante de la Virgen. “Ha sido un cambio significativo que está marcando un antes y un después en la zona del Tupãsy Ykua”, subrayó. “En lo personal, me llena de mucha esperanza porque en el transcurrir de los años, desde que tengo memoria, siempre hubo cambios en esta parte de la ciudad donde está el Tupãsy Ykua, que siempre estuvo como en un segundo plano en el marco de las actividades de la fiesta del 8 de diciembre”, comentó.

La gente se acerca al Tupãsy Ykua. Foto: Cristóbal Núñez


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