Este domingo, Toni Roberto rescata las palabras de Bea Bosio a propósito de la presentación del último libro de nuestro cronista urbano, “Relatos de barrio”.

Don Agustín Cálcena Lovera era el zapa­tero del barrio hasta bien entrados los años 80, sobre la vieja calle Alberdi, con todos los elementos y la capacidad para convertirse en el mejor médico de los viejos zapatos. En ese viaje que hacía desde mi casa a su local, el más corto del mundo, puesto que estaba pegado a mi domicilio, lle­gaba, me sentaba en una maltrecha butaca y empe­zaban los recuerdos con aquel digno trabajador que reparaba desde los desga­tados zapatos de Carlos Miguel Giménez, los impe­cables calzados de don Rem­berto Giménez, hasta los de charol de algún músico del Hermitage, que pasaba por su vereda rumbo a alguna actuación.

De ese mismo modo viajo de nuevo hoy por estas casi 100 páginas, ahora de la mano de Bea Bosio en su presen­tación de mi libro, por un corto tramo de la avenida Mcal. López, dando vuelta al mundo como en la historia de Julio Verne, que lo hizo en 80 días sin salir de su pue­blo en Francia.

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Mabel, María del Carmen, Ana de Louteiro, Emma de Louteiro, Marta Louteiro, Juan Torterolo, Miguel Louteiro y Carlos Louteiro con amigos de la familia. Casa Louteiro. Asunción, c. 1950

AMALGAMA

“Buenas tardes a todos. Es para mí un orgullo acompa­ñar a mi amigo y colega Toni Roberto en este hermoso emprendimiento que nos reúne hoy y que toca tantas aristas interesantes. Porque tiene que ver con la escri­tura en la pluma de nuestro gran cronista urbano, con el arte de su lápiz, con la arqui­tectura, el patrimonio, la memoria y en esa amalgama de cosas con lo más impor­tante, que es nuestra iden­tidad de ciudadanos de esta hermosa capital del Para­guay.

Valeria Bibolini Battilana. Mansión Battilana. Asunción, c. 1986. Del libro “Relatos de barrio”. As. 2024

A lo largo de los años siem­pre admiré la pasión de Toni por rescatar las his­torias del pasado y verter­las en el tintero de su sensi­bilidad exquisita, para que broten sus famosas cróni­cas que nos deleitan a todos. He sido testigo de su interés genuino por ir armando el rompecabezas de nuestras calles, de nuestros barrios, juntando piezas, uniendo las puntas sueltas del coti­diano de antaño para luego ir sacando de su baúl de anécdotas su inmenso cono­cimiento y plasmarlo en sus fantásticas crónicas del dia­rio. Y en ese mismo espíritu trabaja en la radio y reina en su espacio, sirviendo de vínculo entre los oyentes en las tardes o noches amenas, despertando la participa­ción y la fidelidad absoluta de quienes lo siguen.

Retrato de Consuelo Faraone de Palazón. Asunción, 1959. Del libro “Relatos de barrio”. As. 2024

De cada programa en donde he asistido, siempre brota alguna nueva pista a ser investigada por su pluma ávida y así han pasado los años y no creo que exista entre nosotros un recolec­tor de historias tan entu­siasta y prolífico. Pero más allá de las historias que nos cuenta, hay toda una dimen­sión humana en la fuente de sus relatos, que son en su mayoría personas entradas en años que comparten sus vivencias, logrando nue­vamente un protagonismo olvidado. Y eso es maravi­lloso en la sensibilidad de Toni: a alguien le importa. Alguien escucha. No esta­mos solos. Eso hace este cronista en cada entrevista rememorando el pasado y al final el resultado es un intercambio emotivo de anécdotas invaluables que conforman nuestra identi­dad ciudadana en voz de sus ancianos.

Familia Berganza Ugarriza. Asunción, s.f. Del libro “Relatos de barrio”. As. 2024

MAPA URBANO

Con este libro que presenta esta noche, una vez más, vuelve a hacerlo. Fiel a su estilo de cronista ilustrado, realiza un zoom en el mapa urbano logrando acercarse a “la casa Louteiro y sus alrededores”, al génesis del barrio conjugado en tiempo pasado, para traernos una nueva joya de antropología urbana a través de fotogra­fías, mapas y testimonios de los antiguos vecinos que colaboraron. Es fantástico cómo al hacer una suerte de radiografía de una zona en específico sale a la luz el espíritu de las familias pobladoras, de las costum­bres, de la confraternidad vecinal, de los recuerdos y brotan los colores de este libro a través de la memo­ria auditiva, visual y olfativa de los entrevistados.

María del Carmen Louteiro y Pancha Urquhart. Casa Louteiro. Asunción, c.1950

A Toni no se le escapa nin­gún detalle de lo que narran los protagonistas y consigue traernos una imagen bas­tante nítida de aquella ciu­dad diluida en la nebulosa del pasado.

‘Bajo el amparo de una gran planta de mango’, escribe en un momento y es imposible no trasladarse no solo a la sombra de aquel árbol fron­doso, sino a los ritmos más lentos de una ciudad som­nolienta que se movía a otro ritmo, totalmente ajena al caos del presente cotidiano.

Consuelo Faraone de Palazón, hermanas y tías. Asunción, c.1930. Del libro “Relatos de barrio”. As. 2024.

‘La casa de los abuelos era como una estación termi­nal’, alguien recuerda en otro momento, y la metá­fora se hace mágica no solo porque de ahí partían en tranvía al centro, sino por ser la casa de los abuelos la plataforma indiscutible de donde zarpan todos los sue­ños de infancia en cualquier latitud del mundo y en eso este libro se agiganta, por­que aunque sea un mues­trario de una zona en espe­cífico, trasborda los límites del vecindario y de esta casa Louteiro para volverse uni­versal a través de los rela­tos del pasado: las familias numerosas, las festivida­des y encuentros, los ami­gos y termina cumpliendo entonces la premisa de aquella frase que menciona mi amigo Toni, tanto en la presentación como el epí­logo de este libro:

‘Conoce tu aldea y conoce­rás el mundo’”.

Recepción en la casa Louteiro. Don Héctor Núñez, Cristina Bello de Fratta, el Dr. Mariano Bordas y otros invitados. As. 1958


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