- Por Sara Valenzuela
- sara.valenzuela@nacionmedia.com
- Fotos: Gentileza de Antonio Luis Sapienza
Un 17 de noviembre de 1914, quien fuera conocido a nivel mundial como el Rey de los Cielos, el Hombre Pájaro, el Insuperable y hasta como el As de Ases, el teniente primero Silvio Pettirossi realizó el primer vuelo oficial en nuestro cielo abriendo el espacio aéreo y marcando uno de los hitos más importantes de la aviación a nivel nacional.
Este primer vuelo no solo tuvo la distinción de ser el primero en su clase y el primero que fue visto por cientos de paraguayos que nunca antes habían experimentado un espectáculo aéreo similar, sino que la estrella que lo realizaba era nada menos que un paraguayo que acababa de finalizar un tour por diferentes capitales del mundo, en las que había sido ovacionado y reconocido por su gran destreza en la aviación.
Tanto el recibimiento del que fue parte Silvio Pettirossi como la gran convocatoria que se vio en cada una de sus múltiples presentaciones en las ciudades aledañas a la capital, se pudo percibir la gran admiración y respeto que todos los ciudadanos paraguayos sentían hacia el piloto, que desde el extranjero siempre enarboló su identidad paraguaya como un símbolo de orgullo.
“Pettirossi se embarcó hacia Asunción el 10 de noviembre de 1914 en un vapor conjuntamente con su fiel mecánico Becquet y el Deperdussin. El día 13 llega a Asunción, donde fue recibido como héroe nacional por una impresionante multitud. El anciano padre de Silvio, don Antimo, muy emocionado, decía: hijo no es un pájaro, pero vuela mejor que ellos’”, indicó el historiador aeronáutico Antonio Luis Sapienza.
NUPCIAS
El mismo destacó que la permanencia de Silvio Pettirossi en su natal Asunción fue bastante breve, ya que rápidamente se embarcó de vuelta rumbo hacia Montevideo, donde al llegar contrajo nupcias con Sara Usher Conde, una joven dama muy culta y de elevada posición social a quien había conocido en una visita anterior al Uruguay.
“Las noticias publicadas en los periódicos de la época sobre los exitosos vuelos de los hermanos Wright, Santos Dumont, Henri Farman, Roland Garros, Louis Bleriot, entre otros, reavivaron en Silvio la fiebre de volar, pero se dio cuenta de que la única manera de concretar su sueño era viajar al exterior. Así, se puso en contacto con su amigo, el senador argentino Benito Villanueva, manifestándole su intención de conocer las actividades aeronáuticas que estaban naciendo en aquel país”, comentó Sapienza.
Al ver el empeño de su hijo por seguir la carrera de aviador profesional, a pesar de estar en desacuerdo con su viaje y sus ideas revolucionarias en la materia, su padre lo apoyó y le dio su bendición para perseguir sus sueños y así fue como Pettirossi partió para Francia el 4 de octubre de 1912 y, una vez allá, ingresó como alumno en la Escuela de Aviación Deperdussin en Reims.
DESLUMBRANDO AL MUNDO
El 27 de enero de 1913, y ante la presencia de altas autoridades francesas y un gran público, Silvio Pettirossi y toda la camada de alumnos de aquella promoción se presentaron a rendir el examen final. Pettirossi cumplió con todas las pruebas a cabalidad y fue ampliamente felicitado por todas las autoridades presentes.
“El día 17 de febrero de aquel año, en una solemne ceremonia, le fue entregado su brevet, que tenía el número 1.128, ocupando el primer puesto entre 40 oficiales de las Fuerzas Armadas francesas de su promoción. Como premio a su esfuerzo, un decreto del Poder Ejecutivo paraguayo le confería el grado de teniente 1.° en comisión del Ejército paraguayo”, remarcó Sapienza.
A partir de entonces Pettirossi empezó a ser conocido en Europa y América por una serie de hazañas, ya que durante todo el año de 1913 realizó varios vuelos en monoplanos Deperdussin por toda Francia; entre los que se destaca uno en el cual estuvo en el aire nada menos que ocho horas, por lo que batió el récord mundial de permanencia en el aire, motivo por el cual la prensa francesa lo elogió llamándole Rey del Aire.
Así también, el historiador puntualizó que en otra oportunidad, el aviador realizó un vuelo sin escalas de 450 kilómetros entre París y Mourmelon, además de una serie de maniobras acrobáticas como loopings, ochos, eses, vuelos invertidos, entre otras.
TRÁGICO FINAL
El fallecimiento del Rey del Aire lamentablemente se dio también en los cielos, donde pasó gran parte de su vida adulta. Un trágico 17 de octubre de 1916 sufrió un accidente a bordo de su fiel Deperdussin T, cuando realizaba su famoso looping al revés, en los cielos de Ensenada, en la provincia de Buenos Aires. El incidente se dio cuando un tensor del ala izquierda cedió, desprendiéndose y golpeando la hélice, seccionándola. Inmediatamente, se quebró el ala izquierda y el aparato empezó a caer en picada pronunciada sin que Pettirossi pudiera hacer algo para evitarlo, precipitándose al suelo, donde murió instantáneamente.
El reloj que usaba en el momento de su deceso se detuvo por la violencia del impacto exactamente a las 9:25, aproximadamente 25 minutos después de haber despegado, en lo que todos los presentes creyeron sería una jornada más de históricas y deslumbrantes piruetas, pero fue la última del aviador paraguayo.