• Por Juan Carlos dos Santos G.
  • Enviado especial a Israel
  • Fotos: Juan Carlos dos Santos

Yarden Raskin, de 39 años, no se considera un héroe al recordar su actuación en la mañana del 7 de octubre de 2023, cuando cerca de 25 terroristas del grupo radical islámico Hamás atacaron el lugar donde vivía con su familia.

En la mañana del fatídico día, fue despertado por la sirena que alerta sobre ataques aéreos y cohetes. Yarden describe ese momento como casi normal. “A las 6:30 del sábado 7 de octubre del año pasado sonó la alarma en el kibutz y en los alrededores. No le dimos mucha importancia porque es algo normal en esta parte de Israel y con mi esposa y mis niñas fuimos al cuarto de seguridad”.

Todas las viviendas y edificios en Israel cuentan con una habitación segura y en algunos casos se tratan de búnkers subterráneos, como en los hoteles de las grandes ciudades o edificios de departamentos.

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“La alarma no paraba de sonar y cuando escuché disparos afuera entendí que las cosas no estaban bien. Entonces me vestí, tomé mi arma y salí a ver qué sucedía”, relata.

Ubicado en el lugar desde donde combatió y eliminó a los terroristas, Yarden describe aquellos momentos vividos el 7 de octubre de 2023

DE LA CAMA AL COMBATE

Yarden salió casi con ropa de cama, pero cargando su rifle automático. Él, como gran parte de los israelíes, hombres y mujeres, sirvió en el Ejército y al ser parte del equipo de seguridad del kibutz Mefalsim estaba obligado a guardar un arma.

“Me dirijo hacia el portón de la entrada del kibutz y veo a un grupo de 25 hombres armados, portando chalecos antibalas, pero con letras en hebreo, combatiendo a unos pocos soldados israelíes. Fue muy evidente que eran terroristas árabes, porque estaban armados con fusiles AK-47 y RPG (lanzacohetes de gran potencia). Me escondí tras una casa y avisé en la radio lo que estaba viendo y disparé durante un minuto. Eso confundió a los terroristas, que no sabían de dónde provenían los disparos ni quién los hacía”, rememora.

En el tiroteo logró eliminar a cuatro terroristas sin que se percatasen de la situación. Luego volvió a retroceder y llegó un paramédico que también integra el equipo de seguridad del lugar. Siguieron disparando a los terroristas buscando que no ingresaran. Estos se mantenían en la ruta que está afuera de Mefalsim y desde allí estaban disparando a los automovilistas que pasaban cerca de ellos.

“No podíamos permitir que ellos entren al kibutz, porque éramos solo dos y ellos más de 20. Las cosas no iban a estar bien para nosotros si eso ocurría”, cuenta Yarden mientras sonríe al recordar el momento.

DECISIÓN QUE CAMBIÓ TODO

El intercambio de disparos continuó hasta que los terroristas lograron ingresar a Mefalsim. Yarden asegura no tener explicación del porqué los terroristas eligieron ir hacia la zona industrial del kibutz y no hacia las residencias, porque eso hubiera cambiado la situación.

“Sin embargo, vimos a dos que se metieron entre las casas. Uno llevaba una bicicleta que tomó de una casa y el otro caminaba a su lado, ambos llevaban sus armas por la espalda como si estuvieran de paseo. Bueno, ellos ya no anduvieron más”, recuerda Yarden sin dar muchos detalles, pero dejando entender que los mató a ambos.

También narra el caso de un terrorista al que hirió y que se metió hacia las residencias. “Dos días después encontramos rastros de él, su zapato, su RPG y una gran cantidad de sangre. Por las marcas de sangre, al parecer sus compañeros lo llevaron de acá, pero vivo no salió”, asegura.

La curva cerca del kibutz Mefalsim fue utilizada por los terroristas para emboscar a quienes huyeron desde el festival Nova en Re'im. Foto: Gentileza

SOLO UNA HERIDA EN LA CARA

“Todo ese día estuve fuera de la casa. Salí a las 7:00 y regresé a las 21:00. Para mantener informada a mi esposa, uno de los chicos hacía de mensajero e iba y venía hasta las casas del equipo de seguridad para informar de nuestro estado, porque no podíamos usar teléfonos ni radio para ese entonces y cuando fue a mi casa, el chico le dice a mi mujer ‘Yarden está bien, solo tiene una herida en la cara’”, y sonríe cuando recuerda el momento, pues imaginó la desesperación de su mujer y sus hijos al recibir ese tipo de mensaje.

Cuenta que el resto de los terroristas huyó del kibutz al escuchar el sonido de los helicópteros israelíes llegando al lugar. “Subieron todos a una camioneta y trataron de regresar a Gaza, pero el Apache los localizó y disparó a todos”, gesticula dando a entender que no quedó nadie vivo del grupo que atacó Mefalsim, uno de los pocos kibutz que no sufrió víctimas fatales por el ataque.

Yarden Raskin mostró las casas que defendió, mientras el grueso de los atacantes se desvió hacia la zona industrial. Foto: Gentileza

NO ERAN BALAS, ERA QUIMIOTERAPIA

Luego salen a la ruta para ver a las personas que fueron atacadas y se encuentran con varios casos de sobrevivientes. Una de ellas, una mujer embarazada que rompió su bolsa y ya adelantó trabajo de parto, otro que era israelí pero con barba muy larga, que se asustó e ingresó corriendo al kibutz con tanta mala suerte que entró a la casa de un exmarino de élite de la Armada israelí que casi lo mata con las manos al confundirlo con un terrorista. Ellos corrieron a ayudarlo y luego de hacerlo se dieron cuenta de que tenía algo parecido a una herida muy grande en el hombro, pero no producto de los terroristas, sino del cáncer que tenía.

“Él nos dijo que estaba recibiendo tratamiento de quimioterapia y que no tocáramos su herida porque se podía infectar y yo le dije ‘¡amigo, estás vivo, eso es lo único que tiene que importarte ahora!’. Lo pusimos en una silla, lo sacamos de nuevo a la ruta, paramos a un conductor, lo metimos dentro y le pedimos que lo llevara al hospital. Sobrevivió y ya ha venido tres veces a visitarnos”, narra Yarden recordando con cierta alegría todos esos momentos de tensión y preocupación de aquel entonces, pero que ya los ha superado.

Llegó a su casa, tomó una ducha y un café, se puso el uniforme militar y mientras se ponía sus botas para regresar se quedó dormido sentado y abrazado a su M-16. Luego de dos horas, despertó, tomó a su familia y a su enorme pastor belga, subió a su camioneta y sin pedir permiso se marchó del lugar. Ya había cumplido su obligación de ser parte del equipo de seguridad. El ataque fue neutralizado y nadie resultó lastimado.

Su vecina Viviana nos dice que por su contextura física no esperaban que Yarden los defendiera como los defendió, pero “hoy es nuestro héroe en Mefalsim y todos les debemos nuestras vidas”.

Etiquetas: #Israel#Hamás

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