Jugó al más alto nivel en el mundo, enseñó y escribió sobre su pasión con una entrega admirable. Aquí un repaso por la vida y los logros de este emblemático cultor del deporte ciencia. También el recuerdo de personas e instituciones que lo vieron ejercer su juego de gran táctica y estrategia, abordar sus textos de fina pluma y gran cultura o asistir a sus clases donde se aprendía sobre el tablero.

Zenón Franco Ocam­pos falleció el pasado 1 de octubre a los 68 años en la terapia intensiva de un hospital de Santiago de Compostela, España, por las secuelas de un paro cardiaco que tuvo hace dos semanas. Fue mientras se recuperaba de una operación de vesícula en su domicilio. Allí tomaba mate con su esposa cuando le dio un paro cardiaco del que ya no pudo recuperarse tras ser llevado al centro asistencial.

Vivía con la maestra interna­cional cubana Yudania Her­nández en Ponteareas (Pon­tevedra) desde hace unas tres décadas, pero venía cada año al Paraguay a jugar, enseñar y conversar sobre el deporte ciencia.

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Fue el más grande ajedre­cista nacional, ganador de dos medallas de oro olímpi­cas, la primera en Lucerna, Suiza, en 1982, y la siguiente en Novi Sad, Yugoslavia, en 1990, dejando en segundo lugar a nada más y nada menos que a Garry Kaspa­rov, en esos tiempos cam­peón mundial (lo fue desde 1985 hasta 2000).

Zenón fue campeón paname­ricano, paraguayo y argen­tino, subcampeón en España y estuvo durante años entre los mejores 100 ajedrecistas del mundo en el ranking de la Federación Internacional de Ajedrez (Fide).

PRIMER GRAN MAESTRO PARAGUAYO

Según recordó la Federación Paraguaya de Ajedrez (Fepa­raj), fue el primer maestro internacional de nuestro país en 1982 y el primer gran maestro guaraní en 1990.

Fue entrenador del español Paco Vallejo, “lo que le valió para obtener el título de fide trainer”, un reconocimiento que se otorga solo a aquellos que tuvieron entre sus alum­nos a uno que se haya consa­grado campeón del mundo”, se indicó. También como docente “forjó en su escuela a centenares de ajedrecistas”.

En un sentido escrito, la Fepa­raj le rindió “un sentido homenaje al GM Zenón Franco Ocampos, lo reconoce como una de las personas que más contribuyó a la difusión del ajedrez en toda la historia de este deporte en el país y, sin lugar a dudas, como el hombre cuyas enseñanzas perdurarán para siempre. Se va el hombre, nace la leyenda”, expuso.

GRAN AUTOR

Autor de unos 40 libros, se destacó por su gran capaci­dad didáctica como lo demos­traba la tradicional columna ajedrecística que escribía en un diario local, la última publicada el pasado 18 de setiembre.

“¿Cómo se llega a ser un gran maestro en estos tiempos?”, le había preguntado Augusto dos Santos en una entrevista en el programa Expresso: “Ahora con la computadora cambió. Antes eran libros y estudiar y jugar y entrenar, ver problemas, ver finales de todo tipo. Ahora se puede hacer lo mismo, pero mucho más rápido. Por eso el nivel general del ajedrez subió por la informática. Hay progra­mas que tienen todo eso junto para entrenar”, definió.

Ese conocer profundo de la literatura ajedrecística fue ponderada por la Feparaj: “El maestro Franco Ocam­pos también vivió la arista de la comunicación con reco­nocimiento a nivel mundial. Escribió para los diarios más prestigiosos de América y Europa. Fue jefe de comu­nicación y prensa de nume­rosísimos torneos de élite y un comunicador nato, de una pluma tan excelsa que el dis­frute de la lectura de sus artí­culos se reconoce mundial­mente”, reseñó.

De esta manera lo recuerda Leontxo García en su columna sobre ajedrez de esta semana en el diario El País de España: “Dedicó su vida al ajedrez con una producción de muy alta calidad en diver­sos frentes… Fue, en suma, un gran referente del ajedrez de habla hispana durante medio siglo”, contó para luego repro­ducir una partida contra el peruano Julio Granda en el I Gran Abierto de la Ciudad de México el 23 de noviembre de 2010 en la que, siguiendo los movimientos, el lector se abre a la comprensión de la capaci­dad táctica y estratégica en el juego del gran Zenón.

Desde hace años Franco resi­día en España, donde conti­nuaba impartiendo clases y cursos sobre ajedrez en toda Europa. La Feparaj entiende que “probablemente haya sido el ajedrecista de élite con más títulos publicados… traducidos a varios idiomas”, comentó.

TAREA SOCIAL

Franco era estimado por su humildad, generosidad e importante labor social. “En innumerables ocasiones estuvo dando simultáneas y jugando con los internos de los penales en Paraguay. Una actividad que le era muy placentera porque lo hacía como homenaje a su padre. “Mi papá fue el campeón de ajedrez de la cárcel”, repetía el bueno de Zenón con una gran sonrisa cuando recor­daba las visitas a su padre, quien por cuestiones políti­cas durante el régimen stro­nista fue a dar en varias opor­tunidades con su humanidad tras las rejas hasta que, como miles de paraguayos en su momento, eligió el exilio y escogió la Argentina, donde Zenón perfeccionó su téc­nica ajedrecista y encontró el ambiente propicio para desarrollar su gran talento, recordó la Feparaj.

Cuando vivía en Argentina, Franco venía al país con su intacto interés por el ajedrez local, ayudando siempre a desarrollar “el ambiente de los trabejos en nuestro suelo”.

REPATRIACIÓN

En marzo de 2023, en el Zonal 2.5 Zenón fue jefe de prensa y llegó al país con su esposa Yudania, que pudo conocer así el Paraguay. Se lo esperaba en noviembre próximo, fecha en que tenía confirmada su habitual visita de cada año. Ahora se conversa con su esposa la posibilidad de repa­triar sus restos.

Franco representó a Paraguay en siete Olimpiadas, la primera en Haifa, Israel, en 1976. “Quiero participar de la Olimpiada de 2026 porque se cumplirán 50 años de mi primera Olimpiada”, decía últimamente.

Así también, reclamaba más torneos para los jugadores locales: “El problema es que no hay torneos intermedios. Hay muchísimos chicos muy talentosos que salen muy bien en los campeonatos. Conocí a algunos en este viaje. Y des­pués el siguiente paso es que no hay torneos magistrales, que parece que hay proyec­tos de que se reactiven, pero no los hay. Entonces, cuando pasan a tener 12, 13, 14, 15 ya se quedan sin incentivo por­que no hay torneos. Ese es el problema mayor”, diagnos­ticaba en diálogo con este medio hace dos años.

Sin duda se lo extrañará.

UN SÍMBOLO

RICARDO DE LA VEGA - Poeta, narrador y editor. En su faceta ajedrecística llegó a disputar las semifinales del Campeonato Paraguayo de Ajedrez en los años 2017 y 2018. Enseña gratuitamente ajedrez en la escalinata de Antequera y Castro los viernes de 17:00 a 20:00 (si no llueve).

Zenón Franco es para mí un símbolo ante todo, una figura emblemática que encontró en el ajedrez una forma de comunicación espiritual. Recordemos el libro magnífico que le dedicara no hace mucho a ese otro genio, don Miguel Najdorf, y veremos que en sus páginas no sola­mente se describen las partidas de ajedrez disputadas por el homenajeado, sino también la vida agitada, en muchas ocasiones dramá­tica, mediante innumerables anécdotas que van delineando el perfil de Miguel Najdorf, el Viejo, como cariñosamente se le decía allá en los tiempos de la bohemia ajedrecística de la Argentina.

Podemos admirar también la capacidad de observación y la delicada sensibilidad de Zenón en ese enjundioso artículo que escribió para la revista de poesía Tren Rojo sobre Mar­cel Duchamp, aquel artista, padre del arte con­temporáneo y también un gran ajedrecista.

Para los ajedrecistas paraguayos fue un héroe. Sus proezas en el circuito del ajedrez interna­cional son innumerables, ya que estuvo por muchos años entre los mejores del ranking mundial, siendo el primer paraguayo que llegó a gran maestro internacional. Pero también fue muy querido por su generosidad intelec­tual, ya que sus charlas de café parecían “cáte­dras magistrales”, mostrando así su faceta de entrenador y docente: no olvidemos que en España fue una figura destacadísima en ese ámbito.

Su partida, tan repentina, nos dejó mudos, como perdidos, tristes.

SENTENCIA DE OTRO TABLERO

LUIS AGÜERO WAGNER - Historiador

Quienes fuimos cautivados por el apasionante juego infinito a principios de los ochenta fui­mos sacudidos por una noticia devastadora. Zenón Franco, el mejor ajedrecista paraguayo de la historia, se había ausentado de manera definitiva.

Sobre lo negro y blanco de todo camino, Zenón había librado su batalla armada final, porque ya sabemos que también el jugador es prisionero de una trama de polvo, tiempo y agonía.

Quedaron en mi recuerdo sus magistrales movimientos en la partida de ajedrez que juga­mos, pero sobre todo una confidencia que me hizo sobre sus padecimientos familiares debi­dos al exilio, circunstancia que sin duda le obli­garon a buscar seguridad en los sesenta y cua­tro escaques claros y oscuros.

Los movimientos inteligentes muchas veces entrañan peligros en otros tableros, donde Zenón era más vulnerable. Fue así que decidió regalar su talento en otras latitudes, jugando y escribiendo libros sobre ajedrez, seis de los cuales fueron traducidos al mismo idioma de Botvinnik y Tigrán Petrosian.

Este genio paraguayo no solo fue publicado en turco e italiano, también explicó la apertura inglesa a los paisanos de Howard Staunton en inglés y el medio juego de Boris Spasky a los rusos en su propio idioma.

Escribió Omar Khayyam que la vida no es más que un difuso tablero de complicado ajedrez, donde los cuadros blancos representan los días y las casillas negras las noches.

En ese tablero, el destino gobierna a su capri­cho las piezas para enviarlas de la nada a un estuche sin nombre.

Que la armada reina, su rey postrero, los obli­cuos alfiles y peones agresores de Zenón Franco sostengan para siempre esa hermosa ilusión.

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