Bajo un sol caliente que parece un latigazo, miles de trabajadores ganan su pan de cada día gracias al azúcar que sale de la caña. Ni los mosquitos ni las serpientes se atreven a molestar a las personas que sostienen un machete tan afilado como una katana. La zafra comenzó en el mes de junio y va hasta la Navidad.
- Fotos: René González
“Ganarás el pan de cada día con el sudor de la frente”. Ese precepto que encierra sacrificio bajo pleno sol, con el proceso de preparación de suelo, siembra, cuidados culturales, cosecha manual y transporte hasta llegar a la fábrica, se aplica con creces a la actividad productiva de los cañicultores.
De todo este clúster, los peladores (cosechadores manuales) son los más sacrificados y que vencen los obstáculos más desafiantes durante la faena, que arrancó en junio y se proyecta hasta poco antes de la Navidad.
Machete en mano derriban y limpian una a una la materia prima, por lo general en familia, donde papá, mamá e hijos corte tras corte de la caña van ganando el sustento del día a día, con una honestidad de la que están orgullosos.
Sombrero protector a la cabeza, manos callosas que dirigen el afilado machete en todas las direcciones a fuerza de puro músculo, el tereré para reponer las gruesas gotas que empapan las ropas del trabajo, con la constante de la dura tarea, que se inicia a la mañanita y se extiende poco antes de la noche, cuando el cansancio extremo ya se apodera del “pelador”.
En algunos lugares aún se utilizan herramientas como carretas impulsadas por bueyes, caballos y viejos tractores que transportan toneladas de ramas desde las plantaciones hasta la zona de acopio para luego llenar los camiones que conducen el producto a las grandes moliendas.
El cañicultor es un ser curtido por el trabajo. Es un hombre aliado a la tierra y la labranza, que junto con la familia, en conjunción de esfuerzo, pone el rostro humano a los cañaverales, da vida a la producción agrícola y aporta la materia prima esencial a las fábricas en el cometido de producir alcohol o azúcar.
Cristian Fonseca es padre de familia con esposa y tres hijos. Es un joven productor que tiene 40 hectáreas divididas entre plantaciones y engorde de ganado. En época de zafra brinda trabajo a más de 30 trabajadores. “En el campo si conocés los secretos, tenés trabajo todo el año”, dice Cristian.
Por su parte, Marcelo Dávalos es padre de dos niñas y es uno de los “limpiadores”, como se denomina a los que cortan la caña en la parcela.
Marcelo comienza su jornada a las cinco de la mañana y de tanto en tanto hace una pausa para disfrutar un tereré con sus compañeros. En la parcela no hay tiempo para hablar, ya que los limpiadores cobran por kilo y en la rapidez surge la ganancia.
UN PULMÓN ECONÓMICO
Petróleos Paraguayos (Petropar), a través de su planta alcoholera situada en Mauricio José Troche, departamento de Guairá, está generando pleno empleo en su zona de influencia y su impacto social favorable va ganando envergadura. Esto a tal punto que en la zafra del presente año, que se inició el 7 de junio con grandes expectativas, se beneficiará a 30.000 familias, tanto en forma directa como indirecta.
De acuerdo a lo presupuestado, se inyectarán 15 millones de dólares en la economía local en concepto de compra de materia prima en favor de los cañicultores. Ese monto va un 60 % a la economía del cuarto departamento y un 40 % al departamento de Caaguazú.
Por todo, los cañicultores valoraron el decidido apoyo del presidente de la República, Santiago Peña; del vicepresidente Pedro Alliana; del titular de Petropar, Eddie Jara; del gobernador del Guairá, César Sosa, y su par de Caaguazú, Marcelo Soto, entre otras autoridades zonales.
Para que más familias que dependen del agro aliado al alcohol puedan incrementar sus ingresos, la planta de Petropar proyecta la molienda de un total de 445.000 toneladas de caña de azúcar al finalizar la zafra en diciembre, que son entregadas en fábrica por 2.000 productores censados, que activan en los dos departamentos citados.
APOYO INTEGRAL
Este año Petropar implementó un sistema integral de apoyo social para los cañicultores, que incluye tarjetas de flota de combustible y fertilizantes a crédito, los cuales se descuentan en el periodo de zafra. Además, proporciona cadenas en comodato y plantines de caña de azúcar con genética mejorada, con rendimientos que oscilan entre 120 a 140 toneladas por hectárea, comparado con el promedio regional de 70 a 90 toneladas por hectárea.
La alcoholera de Petropar, considerada pulmón económico de su área de influencia, genera renta a cañicultores, transportistas y una multiplicidad de servicios y bienes que son incorporados en la cadena de producción de alcohol para la mezcla con la nafta que comercializa la petrolera estatal.
MÁS EFICIENCIA
En el ámbito técnico, se ha llevado a cabo una reestructuración integral del equipo, poniendo énfasis especial en el proceso de producción y operatividad. Este paso fundamental ha permitido que los cañicultores puedan entregar su caña de azúcar en un plazo de 24 horas, en comparación con los 10 a 15 días que se requerían en el pasado, y el pago se realiza ahora en un máximo de 48 horas.
Además, se han implementado rigurosos controles de calidad que garantizan la excelencia en cada etapa del proceso productivo y se ha logrado reducir significativamente las paradas de planta, mejorando así la eficiencia operativa.
En cuanto a infraestructura, se han realizado inversiones significativas para mejorar el proceso de producción.
MEJORA DEL RENDIMIENTO
La Ing. Carolina Baumann, gerente de la Planta Alcoholera de Petropar de Mauricio J. Troche, reveló que el 60 % de los cañicultores que entregan la materia prima a la empresa son pequeños productores, que disponen de entre una a cinco hectáreas. De los 2.000 productores censados, el 30 % son de mediana extensión y apenas un 10 % son considerados grandes, por administrar cultivos por encima de 10 hectáreas.
La ingeniera Baumann, desde que tomó el timón de la alcoholera, realizó cambios positivos en la gestión industrial de la alcoholera, como así también mejoró el sistema de compra de la caña de azúcar en coordinación con los cañicultores. Con respecto al 2023, la producción se incrementó casi 48 %, lo que se traduce en 4 millones de litros más, en el periodo de junio a setiembre del año en curso.
A este tiempo, la gerente afirmó que la planta Troche de Petropar ya está al 60 % de la meta de 20 millones de litros. Lo más importante es que se ha mejorado el rendimiento de la caña de azúcar. “De un promedio de 39 litros alzamos a 55 litros y casi llegamos a 60 en días de pico”, aseguró.