En esta entrega de Mito o Realidad, acompañamos al geólogo Moisés Gadea en un recorrido por el lago Ypacaraí y su entorno en búsqueda de indicios que aporten evidencia en torno a la hipótesis de que el emblemático espejo de agua podría ser el resto de un antiguo mar que retrocedió tras la formación de la cordillera de los Andes.
- Por Paulo César López
- paulo.lopez@nacionmedia.com
- Fotos: Archivo / Jorge Jara
El punto de encuentro fue la comunidad de Tarumandy, en Luque, donde al momento de nuestra llegada el profesor Gadea se encontraba tomando muestras junto con un grupo de estudiantes en un pozo surgente que fue perforado al costado de una canchita de vóley. El profesor me invita a catar el agua que mana de un caño ubicado en posición vertical y que forma un pequeño charco a su alrededor.
El líquido presenta un fuerte sabor a sal. Según nos relató una pobladora que se acercó a conversar con nosotros, en la comunidad fueron perforados varios pozos, pero ninguno de ellos sirve debido a la alta salinidad de las aguas subterráneas de esa zona, por lo que continuamente tienen problemas en la provisión del vital líquido.
Gadea, quien es catedrático de Petrología Ígnea y Sedimentaria en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Facen) e investigador categorizado del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) PRONII 1, sostiene que la presencia de agua salada es una manifestación muy común en el valle del Ypacaraí, que además presenta un típico paisaje chaqueño.
“Esto nos indica que eventualmente pudo haber ocurrido una ingresión en forma estuarina en el valle, es decir un brazo marino que ingresa hacia el continente. Se ha comprobado que las aguas subterráneas en el valle son salobres o salinas, por lo cual el abastecimiento de agua para las diversas localidades en las planicies del valle se obtiene de pozos perforados en las cotas de mayor elevación o en las serranías”, manifestó.
FRACTURA
A renglón seguido, sobre un blog de notas empezó a graficar su hipótesis: “El valle del Ypacaraí está limitado por un conjunto de fracturas, por fallas geológicas generadas en el Jurásico – Cretácico. El emisario principal del lago Ypacaraí es el río Salado. En esta zona se hablaba de las antiguas salinas. ¿Y de dónde provino todo eso? Y tuvo que haber habido un mar. Esto tiene una continuidad hasta el valle del Caañabé, según planteó Félix de Azara. Este, a su vez, estaba conectado con los humedales del Ypoá. Y en esa parte también se han reportado entornos salinos. Mi hipótesis es que hubo una inundación de ese mar Chaqueño y por eso tenemos esa salinización en toda la parte más baja topográficamente. ¿Pero por qué no existen depósitos fosilíferos de animales vertebrados marinos? Porque la inundación del mar Chaqueño no tuvo la duración necesaria para que se generen espesos estratos marinos con fósiles. Fue una entrada, sazonó todo y luego retrocedió nuevamente”.
Con relación a qué proceso geológico habría generado esta inundación, refirió que guardaría relación con la elevación de la cordillera de los Andes.
“América del Sur y África estaban unidas. Hace 130 millones de años empezó la separación. La deriva continental de América del Sur fue hacia el oeste hasta tal punto que se encontró con la placa de Nazca y ahí se inició la elevación de la cordillera de los Andes. En la medida que se producía esa compresión lateral continental se fue formando la cubeta por la cual ingresó el mar a Sudamérica. El ingreso del agua marina en dicho recipiente fue en el tiempo de máximo apogeo de la compresión lateral continental, en el cual la cordillera de los Andes alcanzó su mayor altura, y el mar interior inundó los lugares topográficamente mínimos. Con el inicio de la subducción de la placa de Nazca por debajo de la sudamericana (ingreso de una placa debajo de otra), se produjo una distensión continental y como consecuencia el mar Chaqueño retrocedió. Al retroceder quedó atrapado un remanente marino en la superficie más deprimida del valle”, graficó.
Posteriormente, seguimos por la ruta Luque-San Bernardino hasta el puente ubicado sobre el río Salado, una toponimia ya de por sí sugerente, donde se aprecia un típico paisaje chaqueño dominado por especies de karanday. Tras tomar las fotografías de rigor, nos dirigimos a la playa municipal de San Bernardino.
Mientras tomábamos asiento bajo la sombra de un añoso árbol tras bordear el muelle, Gadea siguió relatando que el primer elemento que lo motivó a indagar esta línea de investigación fue la semejanza que presenta el valle del Ypacaraí con los terrenos chaqueños, así como la salinidad de las aguas subterráneas y superficiales en el entorno del lago.
“Estos elementos dan un indicio de que el mar Chaqueño pudo haber ingresado por aquí. En el marco de una investigación tomé muestras en la zona y pude corroborar la salinidad del agua en las partes que presentan un paisaje de tipo chaqueño, con alta presencia de especies de karanday, y que en el Chaco hubo una ingresión marina en el Cenozoico superior. Entonces, planteo la posibilidad de que esas aguas invadieron todas estas comarcas que se encuentran dentro del valle del Ypacaraí”, indicó al tiempo de aclarar que hasta el momento se trata solo de una hipótesis que requiere mayores investigaciones para ser elevada al grado de teoría.
AGUAS MARINAS LAVADAS
Sin embargo, según su mismo estudio, las aguas del lago Ypacaraí presentan baja salinidad.
“Las aguas marinas contienen alrededor de 35.000 ppm (partes por millón) de sales disueltas, pero el lago Ypacaraí presenta un bajo tenor de salinidad, conteniendo solo 124 ppm. Las aguas del lago Ypacaraí podrían básicamente entenderse como aguas marinas lavadas, y que el registro de concentración de sodio y cloro son iones fósiles del antiguo mar Chaqueño”, dice parte del estudio.
Inquirido respecto a su propia afirmación, Gadea aseveró que el lago es solo un remanente que era completamente salino, pero cuya composición se fue modificando progresivamente por “meromixis ectogénica”, un proceso mediante el cual la concentración de sales disueltas en el agua se modifica. Es decir, el agua salada se convierte en dulce y a la inversa.
“Este es un fenómeno muy común mediante el cual ciertos cuerpos de agua o masas hídricas originalmente se modifican de salados a dulces o viceversa. Entonces proponemos que cuando inundó el mar Chaqueño el agua era muy salina, pero después con el desarrollo del continente a lo largo de millones de años la sal fue diluyéndose por las aguas meteóricas (neblina, lluvia, helada, nieve, granizo) y las escorrentías superficiales, pero quedaron iones fósiles del mar Chaqueño”, argumentó.
MORFOLOGÍA
Con relación a los indicios que podría arrojar la forma geométrica del espejo de agua, el catedrático explicó que, en efecto, el origen de los lagos puede ser deducido a partir de su morfología. “Si tenemos una forma circular, esto nos puede señalar un origen volcánico o un impacto de meteorito. Sin embargo, el lago Ypacaraí tiene una característica de lago embalsado. Esto nos señala que fue represado y debido a eso tiene esa morfología triangular. En tanto que un lago fluvial tiene formas dendríticas (en forma de raíces) y un lago de origen tectónico (movimientos o rupturas de la corteza terrestre) sería más rectangular”, ilustró.
“Cuando se produjo el tectonismo en el valle del Ypacaraí en el Jurásico tardío (163 a 152 millones de años)-Cretácico inferior (145 hasta 100 millones de años) el valle estaba completamente relleno y luego fue erosionado para formar el recipiente donde a posteriori el agua quedó capturada. No ocurrió durante los fracturamientos del rift de Asunción (trastorno tectónico estructural que se debe a la separación de África de América del Sur). La edad del lago está calculada en el Mioceno superior, es decir de 7 a 3 millones de años. O sea, se trata de una formación joven. Los lagos son aspectos efímeros del paisaje geológico. Los lagos no son viejos”, precisó.
Para finalizar, Gadea subrayó que se necesitan más investigaciones de otros expertos para avanzar hacia una mayor comprensión sobre el origen de un recurso emblemático de nuestro país con gran simbolismo cultural y ambiental, pero sobre el cual se ha investigado poco científicamente.
INVASIÓN
Consultado sobre su opinión respecto a la hipótesis de Gadea, el geólogo Darío Gómez Duarte, catedrático de Geología del Paraguay y Geología Estructural en la Facen, indicó que hasta el momento se trata de una mera hipótesis que para ser comprobada requeriría que se realicen perforaciones en el lago y que se hallen sedimentos marinos en el interior.
“Es una hipótesis que el lago Ypacaraí podría ser parte de un estuario marino. Para confirmar que el mar Chaqueño llegó hasta allí se deberían hacer excavaciones en el lago y encontrar sedimentos o rocas marinas. Que haya agua salada en el entorno puede deberse a otros motivos. Por la sobreexplotación de los acuíferos se podría estar dando una invasión de los acuíferos salados del Chaco hacia la región Oriental”, expuso.
Otras hipótesis
En su investigación titulada “El origen del lago Ypacaraí: una hipótesis”, Gadea da cuenta de otras posibles explicaciones sobre el origen de esta masa hídrica:
“1- Félix de Azara sostuvo que el lago era producto de la acumulación hídrica de escorrentías superficiales y precipitaciones. Esta hipótesis sostiene que el lago Ypacaraí es consecuencia de acumulación de aguas de los afluentes y de lluvias a lo largo de millones de años, que también fueron aprisionados en la depresión topográfica principal del valle. Asimismo, se adecua a las características de represamiento de acuerdo a su morfología.
2- Inundación excepcional del río Paraguay (Alfred Demersay, 1860). Este autor argumentó que, en tiempos prehistóricos, a causa de una creciente extraordinaria, el río Paraguay pudo haber vertido sus aguas en el valle.
3- Tectónica: Como consecuencia de la ruptura cortical que representa el inicio del proceso de la formación del rift de Asunción durante el Jurásico tardío – Cretácico temprano.
4- Presencia de un gran río embalsado: se menciona la existencia de un antiguo río a lo largo del valle de Ypacaraí, de envergadura comparable al río Paraguay o al río Paraná. Ese río fue represado en las cotas mínimas del valle, y con el tiempo fue disminuyendo su caudal, permaneciendo así el importante volumen de agua que contiene el lago. Los actuales afluentes son remanentes de aquel gran río. La morfología triangular del lago se adecua a esta hipótesis.
5- Combinación de hipótesis 1 y 4″.