Es una iniciativa que comprende diversas acciones en los campos de la cultura y el arte popular e indígena que se traducen en proyectos que abarcan el campo editorial, el audiovisual, así como curadurías para instituciones, galerías y coleccionistas, definen el fotógrafo Fernando Allen y el artista visual Fredi Casco, responsables del flamante sitio de cultura.

La Colección de Arte Contemporáneo Popular e Indígena del proyecto Confines del Paraguay fue inaugurada el pasado agosto en la casona ubicada en Teniente Fariña esquina México, que se puede visitar con acceso libre, avisando con antelación en las redes sociales del lugar.

Los activistas culturales cuentan que “Confines del Paraguay no es solo una colección de objetos, también hemos producido media docena de documentales audiovisuales, además del registro fotográfico. Asimismo, realizamos constantemente acciones de carácter social en beneficio de las comunidades de los artistas, como donaciones de alimentos, ropas, medicamentos, materiales de construcción, ayuda para consultas médicas y todo tipo de colaboración que logramos articular en nuestro círculo de acción privada”, recuerdan de la movida.

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“Todavía no estamos abriendo al público, pero si nos contactan y combinamos un horario de visita se puede venir tranquilamente a apreciar lo que cuidadosamente montamos en la Casa Confines”, dicen sus creadores y responsables, el fotógrafo Fernando Allen y el artista visual Fredi Casco.

–¿Cómo surgió la idea de armar el espacio y la colección Confines?

–La idea surge hace aproximadamente 15 años, cuando dijimos que era una buena idea sistematizar las fotografías que estábamos recolectando de nuestros viajes a los confines del Paraguay en busca de las imágenes de las fronteras culturales. En principio iba a ser un proyecto netamente fotográfico. En 2012 nos contactó Martín Nasta para realizar la curaduría de Selección Texo 2, que se llamó “Maestros del arte popular e indígena del Paraguay”. Texo quería que armáramos una exposición y una colección. Fue una experiencia extraordinaria. Durante prácticamente nueve meses viajamos por todo el país para seleccionar y trabajar con artistas populares e indígenas. La exposición se realizó en el Centro Cultural Juan de Salazar en 2013 y al año siguiente en la Maison de l’Amerique latine en París. Luego, la Fondation Cartier de París nos pidió que trabajemos en una colección de arte popular e indígena del Paraguay para ellos (colección que fue creciendo a lo largo de los últimos diez años) y así fue que dijimos que nosotros también podíamos armar una colección propia, con los tesoros culturales que íbamos encontrando a nuestro paso en pos de rescatar y conservar la producción simbólica material e inmaterial de nuestro país.

–¿Qué esperan que pueda provocar esta puesta en valor del arte indígena?

–El arte indígena del Paraguay es el ejemplo vivo de la extraordinaria riqueza cultural que existe en este país y que lamentablemente ha sido dejada de lado por las políticas culturales públicas por demasiado tiempo. Salvo esfuerzos individuales o privados, el Estado era el gran ausente en esos lugares hasta que recientemente se puso de moda, por decirlo de alguna manera.

–¿Cómo entienden puede impactar esta aceptación que viene dándose a nivel nacional e internacional por el arte indígena en un futuro cercano?

–Esperamos que esta ola de reconocimiento internacional sirva no solo para poner en valor toda esta producción simbólica, sino también para visibilizar los riesgos que corren y la enorme precariedad en la que viven los pueblos originarios.

exposición de arte indígena

TRANSMISIÓN CULTURAL

–¿Entienden que hay “escuelas” de estas manifestaciones, tanto en la cerámica, el arte plumario, los tejidos de caraguatá, etc.?

–En el caso de la cerámica y el de algunas técnicas textiles, hay una transmisión de conocimientos de generación a generación casi en un 100 % llevada a cabo por mujeres. El caso del arte plumario es más complicado, por varias razones. La principal es la falta de materia prima. Las diversas especies de aves que abundaban en el Chaco y en la región Oriental hasta hace algunos años, que los indígenas han tratado siempre con mucho respeto y cuidado ambiental, van desapareciendo a medida que avanza la deforestación, o en algunos casos solo se encuentran en lejanos parajes de difícil o imposible acceso para las diversas etnias que utilizan las plumas para la realización de sus adornos ceremoniales. Por ende, es un arte que lamentablemente se va perdiendo, quizás de manera irreversible.

–¿Qué consideran prioritario en lo relacionado a la comercialización y qué harían en el corto y mediano plazo?

–En primer lugar, darle la relevancia que se merece este asunto: que si bien está el mercado, donde estos tesoros muchas veces pasan a ser mercancías o fetiches culturales, la producción material y simbólica de los pueblos originarios no puede reducirse solo a eso, a un fenómeno de mercado. La venta en el mercado ayuda a sostener más o menos a los artistas, pero está lejos de ser suficiente. Tiene que lograrse una comprensión por parte de la sociedad de que estamos ante una riqueza cultural extraordinaria que corre serios riesgos de desaparecer. Hay que poner en contexto todo eso, no solo a través de la difusión, también a través de la educación, en los colegios, en las universidades, en los museos.

SINCRETISMO

–¿Cómo ven la influencia que han tenido en las últimas décadas la urbanización, el impacto del desmonte y el acceso a la tecnología en sus formas artísticas?

–En líneas generales se tiende a pensar que solo las manifestaciones “puras” o “antiguas” del arte indígena y popular son las únicas que tienen valor cultural o artístico. La creciente urbanización, el desmonte y avance del agronegocio, la presencia cada vez mayor del hombre blanco, etc., generan un gran impacto porque los suministros que se necesitan, por ejemplo, para confeccionar un traje ceremonial, como plumas de diferentes tipos de aves, hilos de caraguatá, trenzas y palmas, sonajeros hechos con pezuñas de animales ya no se consiguen o se encuentran cada vez más lejos. Entonces, las pezuñas de animales son sustituidas por sonajas hechas con latas de aluminio; el hilo de caraguatá, por el hilo industrial que se compra en ferreterías, y cosas así.

–¿Cómo pueden convivir estos nuevos elementos con las antiguas prácticas?

–Creemos que mientras estas comunidades logren mantener intactos, de una forma u otra, los conceptos sobre los que se fundan sus expresiones simbólicas, los materiales actuales (plásticos, latas, máscaras de cotillón, máscaras hechas con cartón o telas estampadas, etc.) que complementan o sustituyen a los antiguos elementos encontrados en la naturaleza son una manera práctica de adaptación a las circunstancias que les toca vivir. Es aceptar esto o la extinción de los antiguos mitos y, por ende, de los ritos.

Participantes en muestra de arte nativo

SOBRE LOS CURADORES

Fernando Allen nació en Asunción e inició su actividad en la fotografía en 1985. Al año siguiente funda Fotosíntesis, primera fotogalería del país que se convertiría luego en un sello editorial dedicado a la publicación de fotolibros, libros de artistas, catálogos de museos y colecciones privadas de arte popular, indígena y contemporáneo.

Su trabajo se da en el campo de la cultura y el arte popular e indígena. Realizó más de 50 exposiciones en el país y el extranjero, y publicó libros desde 1992 hasta el presente.

Realizó trabajos audiovisuales sobre su temática de trabajo y como gestor cultural organizó talleres, seminarios y conversatorios sobre foto y arte.

Fredi Casco nació en 1967 y vive y trabaja en Asunción. Es artista visual, curador y realizador audiovisual. Es cofundador de El Ojo Salvaje, Mes de la Fotografía en Paraguay y miembro del comité editorial de la revista Sueño de la Razón. Actualmente se desempeña como director artístico de la Fundación Texo para el arte contemporáneo y como presidente de la AICA capítulo Paraguay.

Su trabajo visual ha sido presentado en bienales regionales y en importantes muestras mundiales de arte como la Bienal de Venecia, o sitios como el Metropolitan Museum of Art (Nueva York, 2014) o la Maison de l’Amérique latine (París, 2014), por citar las más destacadas.

Sus obras forman parte de las colecciones de Kadist Foundation (San Francisco, CA), Metropolitan Museum of Art (Nueva York), Fondation Cartier pour l’art contemporain (París, FR), Museo de arte del Banco de la República (Bogotá), Centro de Artes Visuales Museo del Barro (Asunción), entre otras.

INICIATIVA INTEGRAL

“Confines del Paraguay cuenta con una colección propia de arte popular e indígena, además de propiciar de manera sistemática la producción, circulación y exhibición de obras de artistas en importantes centros, galerías e instituciones de prestigio nacional e internacional”, apuntaron los responsables de la iniciativa. Este valioso acervo propio de arte popular e indígena consiste en piezas de cerámica, tallas, textiles, dibujos, pinturas y arte ceremonial.

También tiene un área editorial conformado por profesionales con más de treinta años de experiencia en el área de la fotografía, las publicaciones y el diseño. A ello se suma el área de producción audiovisual donde se llevan a cabo películas documentales, cortometrajes y piezas de videoarte.

Finalmente, ofrecen curaduría recordando que “desde 2013 los miembros del equipo han realizado varias curadurías, tanto de exposiciones como de colecciones de arte a importantes instituciones nacionales e internacionales”.

Muestra de arte indígena






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