El psíquico estadounidense Chris McKinnell, quien hace pocos días cumplió 60 años, está de visita en nuestro país por segunda vez y tiene previsto prolongar su estancia hasta enero. En este diálogo con La Nación/Nación Media, centra su mensaje en la superación del miedo y se pone a disposición de todo aquel que quiera recurrir en búsqueda de ayuda ante alguna necesidad o inquietud espiritual. Asimismo, se muestra convencido de que la muerte corporal no es el fin de la vida humana y que los fenómenos paranormales son en muchos casos energías de personas que dejaron asuntos sin resolver en sus vidas o murieron de manera violenta.

Cuando llegamos a la hora convenida a un restaurante de comida oriental ubicado en la terraza de un centro comercial del eje corporativo, Chris se encontraba aún a la mesa conversando con dos jóvenes que recurrieron a pedirle asesoramiento, de uno de los cuales dijo después durante nuestra charla que poseía un don muy especial.

Si bien al principio pretendía enfocar la entrevista hacia el campo de la demonología, McKinnell pronto me disuadió de ello, pues apenas presentarse dijo que no creía en el diablo, aunque sí en la posibilidad de que cada persona construya su propio paraíso o, en su defecto, su propio infierno en la tierra. Para mi interlocutor la vida no termina con la muerte física y se muestra convencido de que al morir muchas personas dejan, por hacer una traducción literal, negocios sin finalizar (unfinished business), por lo que tienen miedo o no pueden abandonar este plano.

Empiezo preguntando una perogrullada de la que no me arrepiento, pues me hizo revivir el terror de algunos momentos de la saga “El conjuro”, que recrea algunos de los casos en los que intervinieron sus abuelos Ed y Lorraine Warren, demonólogo y médium, respectivamente. Me refiero a la escena en la que su madre siendo aún niña ingresa al museo encantado montado en el sótano de la residencia Warren ubicada en el número 30 de la calle Knollwood, en Monroe, Connecticut.

Iniciación

Ante la consulta sobre cómo se inició en el mundo de lo paranormal, refirió que una noche, cuando tenía tres años, se quedó encerrado durante unos minutos en el museo encantado. Su abuelo lo oyó gritar y lo rescató.

“Annabelle vino a mi vida cuando tenía tres años. A los 14 años, luego de estudiar muchas religiones tratando de entender lo que mis abuelos hacían, empecé a tener contacto con casos paranormales como el de Emily (la muñeca asesina) y otros. Asistía a conferencias y lecturas que hacía mi abuela. Yo veía que ella usaba sus habilidades frente a la casa, nunca al interior”, rememora.

Chris recuerda que tenía tanto miedo a la oscuridad que no podía hacer nada en su vida. Fue entonces cuando su abuelo lo llevó a su primer caso, que fue el de un poltergeist (fenómeno paranormal), respecto al cual explica que es un fenómeno difícil de definir. “Es una palabra alemana que quiere decir ‘fantasma ruidoso’. No es algo malo, pero a veces puede serlo. Es cuando hay mucha actividad en la casa, cosas que se rompen, incendios que empiezan donde no deberían empezar”, explica.

Miedo a la oscuridad

Sobre la experiencia en sí cuenta lo siguiente: “Cuando entramos a la casa se oían golpes en las paredes. Toda la casa temblaba. Mientras subíamos las escaleras escuché un gruñido y arañidos dentro de las paredes. Mi abuelo estaba usando incienso bendecido para intentar que la presencia se mostrara. Dos grandes sombras negras bajaron las escaleras. La mujer gritó que le ardía la cara. Mi abuelo le puso la linterna en la cara y había tres marcas de garras y sangre goteando sobre su pecho. En ese momento la vasija que contenía el incienso que había estado en la cocina salió volando y fue directo a mi cabeza. Simplemente me falló. Golpeó la ventana detrás de mí. El recipiente se aplastó, pero la ventana no se rompió. Las luces empezaron a encenderse y apagarse. Eso fue un regalo porque después de esa noche nunca más volví a tener miedo. Me enfrenté a las cosas que me asustaban y ahora puedo ir a cualquier parte. Nada me asusta”.

A renglón seguido detalla que a la mujer se le estaba metiendo algo en la cabeza y cuando lo sacó encontró dos objetos punzantes que parecían garras de animales. Chris los tomó y se los llevó a la Universidad de Connecticut para que lo examinaran. Allí le dijeron que no eran garras, sino el primer premolar de un cerdo de uno a dos años que había sido partido por la mitad y las raíces que parecían garras habían sido clavadas en la cabeza de la mujer.

Para el psíquico, esto puede ser causado por un espíritu humano o por algo llamado egregor, que es una entidad psíquica autónoma capaz de influir en los pensamientos de ciertas personas. No obstante, admite que no puede explicar la mayoría de los fenómenos paranormales que presenció, pero asevera que hasta tanto una persona más preparada que él pueda dilucidar estos misterios su obligación es ayudar en la medida que le sea posible. “Me asumo como trabajador social paranormal, no como investigador. No creo que vaya a descubrir los secretos de lo paranormal. Quizás eso suceda durante mi vida, pero no soy lo suficientemente inteligente para ser ese hombre. Hasta que alguien pueda hacer eso, mi responsabilidad es ayudar lo mejor que pueda”, asevera.

Superar el miedo

Respecto a los ruidos o manifestaciones extrañas que muchas personas escuchan en sus casas y otros sitios, insta a no tener miedo, pues puede tratarse de un familiar u otra persona que vivió antes en el lugar y que no tiene control de lo que hace. “Ellos quieren llamar tu atención, están desesperados, es una liberación de energía que es una explosión. No la controlan. Es simplemente un boom. Así que ten cuidado y no dejes que el miedo te domine. El miedo y la ignorancia son los verdaderos problemas. Cuando comprendes con qué estás lidiando, entonces puedes luchar contra ello. Un espíritu humano no es algo a lo que normalmente debas tener miedo. Solo tienes que saber qué hacer. Los espíritus humanos son simplemente personas. Trato a los vivos y a los muertos de la misma manera, con respeto. Y quiero ayudar a ambos”, asegura. En cambio, admite que en la mayor parte de los casos se trata de eventos que responden a factores sicológicos de los individuos afectados. “Creo que la mayoría de las veces es psicológico, pero no siempre. Soy un exorcista que no cree en demonios. ¿Cómo me convertí en eso? Por accidente. Fue algo que tuve que hacer. Y viajé y descubrí que no tengo un hogar en ninguna parte del mundo. Vivo con dos maletas. Ahora estoy aquí porque quiero aprender de los diferentes grupos indígenas y ver cómo lidian con estas energías”, indica.

El psíquico estadounidense Chris McKinnell. Foto: Eduardo Velázquez

Aura

Chris sostiene que existe un campo de energía alrededor del cuerpo que se llama aura. “Es una gran luz en la noche. Para los espíritus es más atractivo. Los fantasmas son personas. Cuando mueres, dejas el cuerpo roto –lo cual no importa, porque no eres tú– y te vas. Si todo está bien, te vas de aquí. No te quedas. Pero algunas personas tienen asuntos pendientes, tienen algo que hacer o tal vez están perdidas o asustadas. Las personas que se suicidan –tengo que lidiar con esto mucho –tienen miedo. Creen que están terminando algo, pero no es así. Entonces siguen aquí y ven lo que han hecho. Ven cómo han hecho daño a otras personas y tienen miedo de morir porque nuestra cultura nos enseña que si haces eso irás al infierno, pero no es cierto. No creo en el infierno”, explicó.

En este sentido, se muestra como un firme creyente y dice que la fe es acción, por lo que el amor a Dios debe manifestarse practicando la empatía y la compasión hacia los que necesitan. “La fe sin acción es nada”, afirma al tiempo de proclamarse como un pastor sin religión. “No creo en demonios o la figura del diablo porque en realidad en todo el mundo hay manifestaciones diferentes. Yo creo en algo. Yo creo en Dios. Yo soy un pastor, pero soy un pastor sin religión. Hay un proverbio hindú que dice que hay muchos caminos hacia la montaña. No importa cuál sea tu camino hacia la cima de la montaña. Mientras practiques la empatía y la compasión por los demás, estarás muy cerca de Dios”, asegura.

Un don

McKinnell traza una clara diferencia entre lo paranormal y lo satanista. “Uno de los problemas, especialmente aquí en Sudamérica, es que si una persona está dotada de habilidades psíquicas, se les llama brujas. La Biblia habla de los siete dones del Espíritu Santo. El entendimiento (understanding) es uno de ellos ¿y aun así las llamamos brujas? Es un regalo de Dios. ¿Por qué los creyentes no entienden su propia religión y están tomando algo hermoso para convertirlo en algo horrible?”, se pregunta. Para ejemplificar la inmensidad de mundo viviente con relación a nuestro acotado entorno y nuestra más que limitada capacidad de proyectarnos más allá de él, se remite a una cita de la agencia espacial norteamericana NASA, que manifiesta que “existen tantas estrellas en el universo como hay granos de arena en la Tierra”.

Respecto a qué lo trajo al Paraguay, entre sus varios motivos Chris resaltó que tiene gran amor a nuestro país y asegura que percibe algo especial en él. Además de consultas personales, durante el tiempo de su estadía tiene previsto visitar un destacamento militar y un hospital que estarían encantados, según le manifestaron las personas que recurrieron a él para solicitarle que visite estos sitios. No obstante ello, se muestra bastante discreto respecto a los casos que tiene previsto atender en nuestro país y aduce que discrepa con sus abuelos en la manera en que publicitaban los hechos en los que intervinieron.

La Fundación

Sobre la Fundación Warren Legacy, de la que es fundador y director ejecutivo, dice que está presente en todo el mundo, a excepción de China y Rusia, aunque también están queriendo llegar a estos países. Respecto a sus objetivos, señala que es ayudar a la gente de manera totalmente gratuita, ya que los miembros son voluntarios y muy profesionales. Sin embargo, como cualquier persona que necesita vivir, fijan un estipendio cuando se trata de brindar conferencias al público.

Igualmente, aduce que su trabajo no es convencer ni enseñar a nadie, sino ayudar a las personas que toman estos asuntos como reales y tienen problemas para lidiar con ellos. “Si eres escéptico, genial. No quiero que creas en esto. Mi trabajo no es enseñarte ni convencerte. Mi trabajo es ayudar a las personas que saben que es real y que tienen problemas. Tu escepticismo es una protección. La mayoría de los hombres no experimentan lo paranormal. Son los niños y las mujeres los primeros en sentirse afectados. Se necesita mucho tiempo antes de que el hombre comience a experimentar cosas porque a nosotros nos enseñan a no sentir tanto como lo hacen las mujeres o los niños”, declara.

En tanto vamos cerrando la charla, Chris me pide hacer expresa la invitación a todas las personas que necesiten ayuda a contactarse con él a través de su perfil de Instagram o desde la página web de la fundación (www.warrenlegacyfoundation.com). Por último, McKinnell advierte a los aficionados a los fenómenos paranormales que esto no se trata de un juego o pasatiempo, ya que de por medio hay vidas humanas.

“Hay casos realmente peligrosos en los que las personas necesitan ayuda de verdad. Siempre hay una razón subyacente, un problema que los hace vulnerables a algo negativo: drogas, problemas de salud mental, traumas, abusos. Tenemos que lidiar con eso y con lo espiritual. No es como la televisión ni las películas. Se trata de personas reales en vidas reales”, finalizó.

Lorraine y Ed Warren, en 1995, durante la celebración de sus 50 años de matrimonio junto con la amiga de la familia Mary Mulholland y su nieto Chris McKinnell

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