Este domingo Toni Roberto hace un recorrido al pasado a partir del dibujo de un viejo piano que realizara Edith Jiménez en Asunción, en el ya lejano año 1940.

El dibujo estaba ahí, en un rincón del gran salón de la mansión dedicada a la memoria de su arquitecto Ferruccio Corbellani, quien la había diseñado allá por 1949. Al verlo mis oídos se llenaron de música, al instante, los recuerdos, el piano y la voz de Nelly Jiménez recordándome a las grandes profesoras de la época, Leonor Aranda, Balbina Salcedo, Susanita Elizeche, Jovina González, Carmen González Vierci o Ana María Serrán de Mendiguren, a la que la veo hasta hoy, a través de la tecnología como una pianista abuela “tiktoquera”.

NELLY, LOBITO Y JOAJU CUARTETO

Las coincidencias no son casuales, horas antes del encuentro con aquel viejo cuadro fechado y firmado en 1940 por Edith Jiménez, hermana de esta eximia pianista, compositora, investigadora y maestra, veo en las redes una interpretación jazzística de la popular pieza para piano creada por Jorge “Lobito” Martínez, “Juego de niños”. Una recreación o interpretación de Joaju cuarteto, integrado por Giovanni Primerano, Víctor S. Morel, Bruno Muñoz y Paula Rodríguez me llevó a unir estas dos historias, los recuerdos de Lobito en la antigua casa de las hermanas Jiménez sobre la calle Fulgencio R. Moreno, ahí en aquellos tiempos de la creación de esta ya inmortal música, cuando iba y venía para consultarle a su maestra y amiga sobre sus composiciones.

LOBITO EN LA VIEJA CASA DE NELLY

Entrando por el largo zaguán, hoy demolido, se llegaba al patio estilo Paraguay; caminando unos pasos, unas piezas dispuestas una al lado de la otra, a la que llaman popularmente en “disposición chorizo”, donde se encontraba el piano de Nelly, por el cual pasaron sus alumnos de décadas, que además me recuerda a las interpretaciones, composiciones e investigaciones en el campo musical de esta distinguida dama asuncena del siglo pasado, que hoy nos convoca por esta bella coincidencia.

DE REPENTE, LUCY BARUDI

En el éter del recuerdo, “Guajhu”, la pieza musical creada para una obra de Anix Sanjurjo o Arcas, pensada en 1969 para la gran muestra de Jenaro Pindú, estrenada en la vieja galería Miró de la calle Mcal. Estigarribia y México en 1970.

De repente mientras escribo estas líneas un encuentro con la cantante Lucy Barudi, con una propuesta plástica, una serie de tazas esmaltadas con el diseño de Honey, la confitería de su hija Claudia. Ella me dice: “Me salió así nomás, sin querer, improvisando lento”, lo que me volvió a llevar a “Juego de niños” de Lobito Martínez, una interpretación jazzística, cuya base es la improvisación.

EL PIANO SIGUE SONADO

La música sigue sonando, y entre medio, de nuevo, los recuerdos de las tres cultas hermanas artistas Nelly, Edith y Aidita, la mayor. Yo sigo improvisando, lo que me permite la contemporaneidad, viajar en el tiempo sin tiempo, oliendo el pasado y volviendo por un rato a la vía láctea, buscando algún objeto volador no identificado, recordando a Nelly y su adelantado alumno Lobito a través de estas letras que se conjugan y terminan en un antiguo dibujo, colgado en la vieja casa de la avenida España, diseñada por Corbellani, en la misma época. De fondo, Lobito sigue sonando en la interpretación de este cuarteto que revive en los recuerdos, a través de este olvidado piano.

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