- Fotos: Carlos Juri
En esta edición de “Expresso”, Augusto dos Santos conversa con Michaela Zimmermann, migrante alemana que cuenta cómo desembarcó en el país, sus vivencias y expectativas.
-¿Qué es lo primero que se puede decir sobre estos primeros dos años de experiencia en Paraguay? ¿Cómo lo están viviendo?
-La mayoría del tiempo lo pasamos muy bien y encontramos un lugar hermoso para vivir. También pasamos situaciones muy difíciles: nos robaron dos veces y nos asaltaron otra, así que sentimos mucha inseguridad. Igual, Paraguay es un país hermoso, la gente es cariñosa, tenemos muy buenos conocidos, pero también tuvimos malas experiencias con alguna gente. Eso es normal porque uno viene con muchos desafíos, pero la realidad es otra cosa.
-Claro, la realidad siempre confronta. Pero además de este problema de inseguridad que confrontaron, ¿los procesos demoraron o todo se dio de acuerdo al tiempo planificado? Porque veo que ya hay cultivos, hay vivienda…
-Sí, trabajamos mucho. Tenía este sueño hace ya más de 15 años de vivir tranquila en el campo porque yo nací en el campo con vacas, chanchos, caballos, burros, gallinas en Erlangen, es una ciudad en Franconia que forma parte de Bavaria del Sur en Alemania, zona muy famosa por su cerveza. Está a una hora y media de Múnich y crecí en un pueblo de 50 personas donde nos conocíamos todos y no había mucha cosa más que el bosque, los animales, los vecinos, los amigos, muy tranquilo. Y después me fui a estudiar, soy periodista, trabajé 20 años en un periódico alemán regional con 350 suscriptores. Antes de trabajar estudié en la ciudad de México un año y medio y después me fui a trabajar en un periódico chileno alemán a Santiago de Chile donde viví casi un año.
Después viajé como tres meses con amigos por toda Sudamérica y llegué a Paraguay en 1998 y me enamoré y eso que venía por 10 días solamente. Estuve en la región de Asunción, Villarrica, y después nos fuimos a Uruguay y a Bolivia, pero ya tenía que trabajar en ese periódico chileno “El cóndor”.
-¿La temática del diario era información general o en relación a algún tema en particular?
-No era general. Para la comunidad alemana, escribí reportajes, por ejemplo, sobre la falta de trabajo para los jóvenes, era muy interesante, hice una entrevista con el ministro de Trabajo en Santiago. En Chile hay una comunidad alemana muy grande, no sé si es la más grande en la región.
-¿En qué contexto se da la decisión de venir a vivir definitivamente a Paraguay?
-Después quise volver a Chile, diplomarme en Alemania y volver, pero no funcionó porque me enamoré de una persona. También pensé en ir a Namibia en África donde trabajé un año en un periódico para los alemanes. Yo viajé mucho en mi vida y siempre tenía el sueño de vivir en el extranjero.
-Hace dos años, su venida definitiva se da en un contexto en el que se da un flujo de migración importante de Alemania a Paraguay. ¿cuáles fueron los detonantes de esa decisión?
-Primero los valores que hay en Paraguay. Quise proteger a mi hijo porque la situación en Alemania no es buena hace ya algunos años, comenzó antes de la pandemia con la política que había en mi país con la que no estaba contenta.
-Sobre el punto, se los critica señalando que la posición es fundamentalista. ¿Cómo evalúa esa crítica?
-El problema es la inmigración, que en Alemania era importante ya en 2015, cuando la canciller Angela Merkel abrió las puertas para cualquier inmigrante. Y la mayoría son hombres, jóvenes, que vienen sin su familia y como las leyes en Alemania son muy estrictas, ellos no tienen nada que hacer, no pueden trabajar porque es prohibido para ellos y es un problema.
-¿Cuál debería ser desde su punto de vista una política de Estado en relación a la diversidad de género y el tema del control migratorio.
-Tiene que ver con políticas. Pienso que por un lado que hay que ver quién viene. Porque el Estado dice: “Necesitamos gente especializada que trabaje…” Y esa es una pequeña mentira porque no viene gente especializada que van a trabajar y van a ayudar a la economía. Viene gente joven sin mucha educación y solos, sin sus familias. Como trabajé en este periódico regional, conozco a mucha de esta gente, hablé con ellos porque estaba interesada en sus historias, de dónde vienen, qué experiencia tienen. Ellos siempre piensan que Alemania es el país del oro y llegan y se encuentran otra situación. Es como yo acá en Paraguay, ¿no? Están confrontados con la realidad y ven qué difícil es hacer una vida en Alemania.
-¿Ustedes plantean un marco regulatorio más adecuado?
-No, eso no se puede decir, la inmigración cero no funciona, no anda en estos tiempos porque estamos en un mundo internacional, ¿no? Eso no, nunca. Pero hay que ver quién viene. Pienso, si esta gente comete crímenes, definitivamente no es una cuestión racial. Porque pueden ser alemanes también los criminales, pero hay una violencia que subió entre esta gente extranjera. Para la seguridad de la gente, sería bueno que se sientan mejor con el tema de la inmigración. Hay que cambiar la política en el sentido de que esta gente tenga más ayuda o al menos que haya reglas para que pueden trabajar en cualquier cosa.
-¿Creés que el Estado está como muy ausente en cuanto a poner reglas?
-Sí, son tantos inmigrantes que tienen un efecto en la sociedad. Por ejemplo, en las escuelas hay muchos inmigrantes que no hablan el idioma y los profesores tienen problemas porque de un momento al otro tienen en una clase de 30 personas 15 o 20 que no entienden.
-En general hay una serie de cuestionamientos a cómo se desarrollan las políticas en Europa, en particular en Alemania ¿También tienen cuestionamiento a la democracia en Alemania?
-Sí, hay muchas razones, no solamente la política de salud. La mayoría de la gente que yo conozco son familias que se fueron por sus niños. ¿Por qué? De un día al otro, los niños perdieron todos sus derechos, eran víctimas de esta política de la vacuna, de esta ideología de género, porque de un día al otro había programas en la escuela en cual había una educación sexual en la escuela a partir del segundo grado. ¡Una presexualización de los niños! Estas eran todas las razones. También la baja de la economía, los impuestos, la inmigración.
-¿Cómo se llama la posición que tienen en términos de política?
-Eso es muy difícil de decir, porque yo no creo más en la política, en los partidos, pero yo no soy tan antisistema, aunque algunas cosas de este partido las encuentro bien. Como periodista, ustedes tienen que saberlo, al menos en Europa, no es el estilo. Si uno es una buena periodista, nunca te metes en un lado para mantenerte objetivo. Esta posición es la que tengo todavía, veo cosas que me gustan en distintos partidos.
-¿Y cuál es el futuro de Alemania y de Europa en general? ¿Qué temores y qué esperanzas tienes al respecto de Alemania y Europa?
-Una de las razones por las que me fui era el miedo, el temor de la guerra. Porque el rollo de la OTAN se cambió totalmente entre 1999. Al comienzo era una institución por la defensa, y ahora es de ataque y a mí me da mucho miedo. Me fui de Alemania también por el miedo de la guerra porque empezó con Ucrania, después Israel y el rollo del OTAN y el comportamiento de mi Estado, de mi país.
-¿Usted cree que la mayoría no tendría que involucrarse en la guerra?
-Sería mejor, como otros países no hicieron. Pero nuestro rollo es estar siempre al lado de los Estados Unidos y tenemos que hacer lo que ellos nos dicen, eso más o menos así. Y la política tomó decisiones que la mayoría de la gente no quiso. Si preguntas en Alemania, en la calle a la gente, si ellos quieren esta guerra o están contentos que tanta plata se gaste en armas en esta guerra, la mayoría de la gente va a decir no. Además, los mayores ya tenían la experiencia de la Segunda Guerra Mundial, así que van a decir que no, que no. En una guerra no se gana si uno manda más armas, hay que terminarlas de una manera diplomática. También para nosotros es muy peligroso tener a Rusia como enemigo, ese es un rollo muy viejo.
-Habló de Estados Unidos, ¿preferiría que gane Donald Trump?
-No, pero yo tampoco soy amiga de Joe Biden. Es difícil, sería mejor una tercera opción.
-La idea de asentarse en Paraguay es definitiva ¿Piensas en un futuro en América?
-Es una pregunta que yo me hago a mí misma. Quiero que mi hijo estudie acá en Paraguay, quiero quedarme y seguir con esta vida. Pero no hay estabilidad de la economía acá y de ese lado viene la inseguridad. Y como a nosotros nos asaltaron cuatro hombres con armas en nuestra propia casa y no sentí mucho apoyo, vino la policía, pero hasta ahora no hay resultados. Tengo una muy buena relación con mis vecinos, tenemos mucho contacto, pero es un peligro vivir afuera, eso para mí es claro. Tengo una amiga que vive en Obligado centro y en las últimas semanas hubieron más de seis asaltos allá. La inseguridad es un tema en este país.
-Digamos que ese proceso continúa, ¿cuáles son los planes? ¿Ahora mismo tienen producción, crían caballos?
-No, no, yo no crío caballos. Tengo una escuela para montar a caballo y ofrezco cabalgatas en el campo. Al lado tengo vacas y vendo los terneros con seis meses y por otro lado estoy traduciendo libros de inglés a alemán. Entonces hago de todo un poco y así vivimos.
-El objetivo básico de la vida era salir de una región cuyo cuadre político o estatal le agobiaba.
-Sí, un país más libre, un país con tierra. Este país es muy atractivo, puedes conseguir una tierra buena por un buen precio. Acá En Paraguay hay valores, la familia tiene valor, los niños tienen valor. Se cuida mucho a los niños y esto me gusta, la familia es algo muy importante.
-¿Usted se refiere a la cultura paraguaya?
-Sí, la cultura paraguaya es así. Y por eso era una de las razones por las que me fui porque tenía miedo que le pase algo a mi hijo por la guerra, por la ideología de género. Eran muchos los puntos que son mejores acá. Los alemanes que vinieron son todos distintos.
Hay los ruso-alemanes que vinieron en un círculo con familias muy grandes, con muchos hijos y vinieron juntos, se ayudan entre ellos, tienen su propia iglesia, hacen sus propias cosas. Están entre ellos, no están abiertos para los otros alemanes. Yo soy alemana, pero tengo sangre checa, somos todos mezclados. Los alemanes “alemanes”, no sé cómo quieres llamarlos, son un grupo, después están los alemanes paraguayos, y todos son distintos, tienen su propia cultura.
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Cris Arana: “Hay que tener memoria para construir un país”
- Fotos: Emilio Bazán
En esta edición del programa “Expresso”, transmitido por GEN/Nación Media, Augusto dos Santos recibe a la cineasta paraguaya residente en España Cris Arana, quien estrenó recientemente el cortometraje documental “Emilio Barreto: ángeles y demonios”, que cuenta la vida del actor y perseguido político durante la dictadura. Además de compartir la experiencia del rodaje de esta y otras producciones, Arana hace un llamado a no olvidar el pasado como clave para construir el futuro de nuestro país.
–Te quiero agradecer primero por este importante aporte a la memoria en un país desmemoriado.
–La verdad es que estamos rescatando la memoria de una persona que vivió una etapa muy oscura de Paraguay, 35 años de dictadura tuvimos y 35 años de democracia se cumplen ahora. Me puse a reflexionar sobre esto y hay que tener memoria porque de eso se trata construir un país entero.
–Cuéntanos cómo empezó esto de contar la historia de Emilio Barreto.
–Yo vivo en España desde los 17 años. En plena pandemia, en 2020, vine para acá y entonces en ese momento me puse a buscar historias que contar. Me reuní con mi amiga Tana Schémbori y hablando así de cosas me dice “¿conoces a Soledad Barrett?”. Entonces empiezo a investigar digo “qué pasada de historia”. Entonces, hicimos ese ejercicio de hacerle entrevistas a personas que conocían la historia en concreto de Soledad. Y entonces me dice Tana “te tengo que presentar a Emilio Barreto porque él conoció a Soledad y él es un actor muy conocido”. Llegamos a su casa y él empieza a decir “cuando mataron a Soledad, creo que yo ya estaba en la cárcel”. Entonces fue como el punto de partida.
–Era puro testimonio.
–Sin parar contó todo lo que le habían hecho, el día que lo secuestraron, el día que secuestraron a su mujer. Yo le pregunté “¿por qué estuviste en la cárcel?”. Y él no sabía contestar. Una persona que pensaba diferente y por eso estuvo 13 años de su vida en la cárcel.
RECONEXIÓN CON PARAGUAY
–Antes de sumergirnos en el documental sobre Emilio, ¿puedes hablarnos un poquito de “Y”, tu trabajo anterior?
–Ese trabajo fue muy bonito porque fue inesperado totalmente. Gracias a York volví a conectar con Paraguay. Vine para aquí y York trabajaba en el mundo de la moda. Entonces él me dice “yo quiero hacer un corto contigo”. Yo tenía en la cabeza “yo quiero hacer esto”. En plena pandemia vine y hacía un calor de morirte, pero a las cinco de la tarde cortaban el agua. Y digo ¿pero por qué cortan el agua? Yo estaba obsesionada todo el rato con el tema del agua y venga bidones y venga botellas y venga cualquier cantidad de cacerola. Estábamos en la pandemia, necesitamos lavarnos todo el rato. Yo preguntaba a la gente y entonces me decían “no pasa nada con el agua”. Y luego empecé a entender. Se acostumbraron a vivir de esta manera. Nos acostumbramos a vivir de una forma precaria. No se puede vivir de esta manera.
–¿Cuál fue el siguiente paso?
–El director de fotografía Diego Benítez me dice “vamos a hacerlo ya”. Cuando eso ya habíamos conocido a Emilio y entonces yo estaba visualizando rodarlo en casa de Emilio y qué loco que Diego también me dice lo mismo. Esa conexión entre director y director de fotografía tiene que haber. Si no te lee la otra persona es muy complicado.
–¿Y en ese tiempo Emilio ya sabía que iba a ser centro de una película?
–No. Ya habíamos grabado el testimonio de Emilio, pero yo todavía no había vuelto a España. Veo todo el material que habíamos rodado con Emilio y me acuerdo que me dice mi editor y “¿qué hacemos con esto?”. Qué increíble su historia. Una hora y media un señor sentado contándote todo sobre su vida. Ves los brutos y no te levantas de la pantalla.
DUALIDAD
–Hay una frase emblemática del avance de la película donde habla de ángeles y demonios. ¿Qué ángeles y demonios existen al interior de esa película?
–Pobrecito. Él mismo lo dice: “Dentro mío hay un ángel y también hay un demonio”. O sea, entre el perdón y el no perdonar. Ese hombre tendrá un montón de cosas en la cabeza. Él dice en el documental “perdono a mis torturadores, pero no perdono a la gente que ordenaba hacer esto”.
–¿Qué te dejó esta historia?
–Ha sido un proceso de cuatro años y yo recién ahora me estoy dando cuenta también de la importancia de recuperar y de haber hecho este trabajo. Es importantísimo lo que hemos hecho, pero recién ahora soy conciente de ello.
En un momento dado yo lo veía también veía como guionista, como directora y como productora. Ahora cuando me estoy empezando a dar cuenta de la importancia que tiene todo esto, estamos recuperando la memoria de un señor de un pasado bastante oscuro. Y además, esta es la historia de amor de Emilio. Y 13 años de su vida estuvo en la cárcel sin haber sido juzgado. Entonces, es recuperar la historia de un país. Y creo que deberíamos hacer este ejercicio de reflexión. Bueno, ¿cómo estamos ahora?
–¿Te parece que está bastante ausente en la sociedad la mirada crítica sobre el pasado?
–Claro, es que no se habla del tema. Esto es un puente que se convierte en dos mundos. Es como una oda a la memoria y la historia, pero luego veo gente que dice “ojalá vuelva el general”. Digo entonces “creo que no se sabe mucho sobre esto”. Yo me acuerdo que cuando era pequeña decían “cuando estaba Stroessner se vivía mejor”.
–¿Ya conocías a Emilio como actor? ¿Cómo te impactó como persona?
–Pues no lo conocía. Me lo presentaron y empecé a investigar sobre él y después de haberme contado su historia, veo todo lo que aparece en internet, la información que hay es que él es actor. Había alguno que otro documento por ahí de que efectivamente él había estado en la cárcel, pero no solamente Emilio, un montón de gente desapareció, desapareció el padre de Emilio, el hermano de Emilio.
OLVIDO
–Eran desapariciones familiares.
–Hay un olvido permanente, aquí de esto no se habla. Y creo que es muy importante hablar de esto. En España le mostré a un amigo mío documentalista y me dice “tienes que ver esto, esto y esto. Madre mía, lo que le pasó a este hombre, pero que sepas que en España esto ha ocurrido cantidad de veces”. Empecé a ver documentales uno detrás de otro y luego digo “habrá que hacer este documental”.
–Muy impactante también esta experiencia porque Emilio, después de relatar a través de de su actoría a miles de personajes, un día se encuentra con el desafío de relatarse él mismo.
–A esto es lo que iba. Le llamo por teléfono y le digo “oye, Emilio, ¿a ti te gustaría hacer un documental sobre tu vida”. Y me dice “por favor, yo necesito contar esto”. Entonces, fíjate lo que es la magia del cine, ¿no? O sea, si no hubiéramos llegado a conocer a Emilio, si no hubiéramos hecho ese trabajo de investigación sobre otra persona, el testimonio de Emilio se hubiera quedado allí. Y nadie más hubiera hablado de ello, excepto esos familiares, esos hijos, ¿no? Pero tener esto es muy importante, es recuperar la memoria, que es una forma también cultural y educacional. Cuando veas la película te darás cuenta.
–¿Que se trate de un profesional de la comunicación desde su condición de actor dio un plus para el relato de su vida?
–Él es actor, pero no está actuando esto que nos está contando. O sea, él vivió todo eso. A él lo secuestraron, lo torturaron. A su mujer también la secuestraron, perdió lo que podría haber sido su primer hijo. Le pasaron muchas cosas y todavía se sigue acordando. El otro día él me dice “Cris, te tengo que decir una cosa. El otro día me llamó un periodista de Argentina y esto no te lo he contado porque tenía muchísima vergüenza. A mi esposa le enviaban trocitos de mi oreja, pero que sepas que le he contado a este periodista, pero no te lo he contado a ti. Lo siento mucho”. Este hombre pidiéndome perdón porque no me había contado que le habían cortado la oreja. O sea, Emilio, ¡perdóname tú!
–¿Qué es lo que puedes contar de la peli?, ¿cómo está organizada?, ¿la locación?
–Empezamos a rodar en su casa. Fue cuatro años de rodaje entre que yo iba y venía. Y él siempre esperando. Cuando él acepta hacer el documental yo empiezo a hacer un cuestionario, una especie de escaleta. Para mí fue una escuela también, un aprendizaje. Es mi primer cortometraje documental. Y entonces empiezo a hacer ese trabajo de preguntas y llego a su casa. Entonces le digo “para romper un poco todo esto, ¿te importa que vayamos recorriendo lugares por donde habías estado?”. Entonces fuimos al río, fuimos a Emboscada, fuimos al Museo de las Memorias. Allí él iba relatando poco a poco, pero era complicado porque yo tenía tanta presión en el cuerpo.
–Y que no pareciera la búsqueda del dolor por el dolor, sino por la transmisión de la memoria.
–Exacto. De repente te cuento esto. Una anécdota que dice... Bueno, mejor habría que ver la película (risas).
HISTORIA DE AMOR
–Y supongo que el tratamiento de la peli tiene todo un cuidado especial.
–El otro día fue el preestreno. Emilio no lo había visto nunca y me dice “¿entonces ya me puedes enviar la película? Le digo no “Emilio, lo tengo que ver contigo”. El otro día lo vimos y fue muy emocionante. Tuvimos dos proyecciones. En la primera proyección, llegó un momento en que me agarra la mano y no me suelta hasta el final. La segunda proyección se rompe y llora. En la primera proyección estaba mirando los detalles, porque claro, él sabe toda su historia, él se acuerda de todo lo que habíamos grabado, entonces quería ver cómo estaba hecha la película, y efectivamente es que es una historia de amor que desborda emoción, simbolismo. Al terminar de rodar se lo envío a amigos míos que son programadores, que son distribuidores, y me dicen “Cris, es muy complejo este formato, tienes un mediometraje. Acuérdate que en los festivales o son largometrajes o cortometrajes. Ya me costó la primera vez el corte.
–Y cuál era tu disyuntiva, ¿alargarla o acortarla?
–Es que ya no teníamos dinero y no sabíamos qué cortar en la película. Vaya sufrimiento, rodar, editarlo. Ahora estoy feliz porque ya la hemos estrenado, ya se ve la peli, es maravillosa. Emilio lo quiere a su película y el equipo también está orgulloso del trabajo que hemos hecho.
–En gran medida para las diferentes formas de relato histórico en Paraguay, los grandes momentos son las guerras. Después empiezan los momentos oscuros que no salieron a la luz y creo que ese es un aspecto fundamental de tu película.
–Lo que no se cuenta no existe y como esto es un documental estamos contando algo que ha ocurrido, que es real y creo que aquí es donde tenemos que reflexionar al ver la película. Paraguay tiene algo pendiente con todo esto que ocurrió en aquel entonces. Hay víctimas, familiares. Creo que esto es como una grieta abierta y contándolo se sana. Esto es como cuando tú vas al psicólogo porque quieres sanar algo o porque quieres que te ayude en algo.
–Y también en 30 años, aunque ya no estuvieran las víctimas, la memoria es lo que tendría que ayudar para que los errores no se repitan.
–Se supone, pero eso es algo muy fantasioso. Se vuelve a repetir. Mira cómo está el mundo.
LA REALIDAD COMO INSUMO
–A propósito del mundo, ¿cómo vive una realizadora paraguaya en España?
–Ahora mismo estoy centrada en la escritura, estoy escribiendo la película que quiero rodar aquí en Paraguay. Es ficción inspirada en hechos reales. O sea, cosas que me han ocurrido. A mí me gusta contar historias que en realidad ocurrieron o que han ocurrido o me han inspirado por una fotografía, o una historia que me han contado o una historia que haya visto. Y luego tengo otro proyecto, que es sobre el confinamiento. Esto lo empecé con un periódico en España. Lo que pasa es que nadie quiere hablar del confinamiento todavía. Entonces es un tema complejo. No sobre el covid, sino sobre el encierro.
–Tenés razón, se ha hablado muy poco de ese fenómeno social del confinamiento.
–Exacto, hubo un antes y un después de todo esto que vivimos.
–¿Cómo es el cine en Paraguay hoy?
–Pues creo que se están haciendo cosas muy chulas, ¿no? Bueno, poco a poco. Esto es como todo.
–Es una industria nueva, es un país nuevo.
–Exacto. Paraguay es un país muy joven. Entonces hay mucho por hacer, hay gente con muchísimas ganas. Mira todas las películas que se han hecho. Enfocados en calidad realmente.
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“Mi función es trabajar en pos del sostenimiento de la identidad nacional”
- Fotos: Emilio Bazán
En este diálogo y peña musical para el programa “Expresso”, emitido por el canal GEN/Nación Media, el cantante y guitarrista Francisco Russo, un apasionado difusor de nuestra música folclórica y el idioma guaraní, habla con Augusto dos Santos sobre sus inicios, su visión y misión en el arte. Russo sostiene que su tarea es luchar por la difusión y valoración de nuestras raíces culturales, y se muestra optimista respecto al aporte de las nuevas generaciones en la consecución de esta labor.
–Una de las reflexiones más interesantes de todas las que escuché que hacías tiene que ver con el corazón mismo de esa actitud que dice que el guaraní entorpece el conocimiento de otros idiomas.
–El guaraní tiene una historia muy interesante y muy importante. En eso consiste mi trabajo, en dar a conocer. A partir de ahí tenés la opción amar o no. Pero si vos no sabés, definitivamente el “no” va a estar siempre allí. Al final de la guerra del 70 el guaraní es proscripto, fue a terapia intensiva, pero nomanói. En la guerra del Chaco toma un oxígeno diferente porque se convierte en la lengua de las tropas. Estaban aquellos que cruzaban la línea enemiga y pasaban la información sobre qué había, qué armamento, cuántos soldados, etc. Cuando era atrapado un boliviano, había la gran chance de fingir el acento y pasar coordenadas erradas para preparar una emboscada, pero cuando le agarraban a un paraguayo no podían fingir por el idioma guaraní. Después el guaraní cae en un pozo y en la década del 70 sufre un vilipendio extraordinario. Las madres castigaban a los hijos por hablar guaraní y en las escuelas las maestras también. En el seminario salesiano Don Bosco de Ypacaraí teníamos multa sin nos encontraban hablando guaraní, entonces nosotros nos ocultábamos y a escondidas hablábamos en guaraní entre nosotros.
–Se convirtió en un idioma secreto, pero a su vez eso posibilitó su subsistencia y su fortalecimiento.
–A mí me preguntaron una vez dónde aprendí a hablar guaraní y mi respuesta fue en Buenos Aires. Los paraguayos cuando nos encontramos afuera el 90 % del tiempo hablamos en guaraní. Eso es realmente algo que nos brota, nos sale naturalmente. Y la necesidad hace que uno tenga que comunicarse, entonces uno aprende.
RIQUEZA IDENTITARIA
–Yo tengo una actitud casi pesimista por la fórmula académica que se utiliza para enseñar el guaraní.
–Yo pertenezco a un grupo de gente que cree que el guaraní que se enseña en las escuelas no es funcional porque el idioma es sencillamente para la comunicación. El guaraní que enseñamos en la escuela es un guaraní imposible, porque solamente los que van a la escuela entienden ese guaraní. El guaraní es muy importante para el sostenimiento de la identidad y de nuestras raíces. El guaraní responde la pregunta de dónde vengo para ubicarme dónde estoy y poder proyectar hacia dónde voy.
–¿Cuándo fue que te encontraste con la música en la vida?
–A los seis años canté por primera vez en 1971 en radio El Nuevo Mundo, que es la radio de mi ciudad, San Lorenzo, lo que significa que habré empezado antes. A 100 metros de mi casa vivía don Alejo Torales, que era poliactivo. Él era relojero, tocaba el violín y la guitarra. Me enseñó las primeras notas y después quiso enseñarme solfeo. Entonces me dijo no “traigas más tu guitarra”. Yo tenía cinco años y compré el libro de solfeo, una cosa espantosamente aburrida para mí teniendo 5 años. Entonces dejé de irme a lo de don Alejo, pero no dejé mi guitarra y entonces fui descubriendo el sonido. Y fui poco a poco también por las ganas y necesidad que tenía de tocar, porque yo venía de la escuela y lo primero que hacía era agarrar mi guitarra y mi mamá me decía “dejá ya tu guitarra, vení vamos a comer”. Mi mamá hoy en día no entiende que yo cuando estoy tocando mi guitarra es porque no quiero comer, quiero tocar mi guitarra. Entonces yo desarrollé un esquema autodidacta en el que yo puedo observar lo que vos hacés con el instrumento y lo que me sirve traigo y lo que no me sirve dejo. Soy un empírico, no fui a la escuela a estudiar.
–¿Te arrepentís de no haberte quedado más tiempo con don Alejo?
–No, pero pagué el precio de no haberme quedado y ahora estoy tratando de recomponer el camino. Yo en este momento tengo 59 años cumplidos, pero con 58 años yo terminé una carrera de educación musical porque tenía cierto fastidio. Yo, por ejemplo, no es que yo no pueda tocar con una orquesta sinfónica porque no sepa tocar, sino yo no puedo concursar porque no puedo certificar mi conocimiento. Al desarrollar ese método, yo considero que hoy en día mi guitarra es un punto medio entre Kamba’i (Echeverría) y Berta (Rojas). Entonces hago una mezcla, tengo pases de guitarrista clásica y tengo pases de guitarrista popular. Tengo pase de afinación del diablo porque era una necesidad.
–¿Qué es la afinación del diablo?
–La definición de la afinación del diablo es que se afina en una sola nota, es una cuestión técnica. Entonces cambia toda la posición, una cuestión compleja de explicar, pero no de entender. Entonces, estoy en un punto medio que me sirve para hacer lo que yo hago, rellenar mis canciones, hacer mis introducciones y tengo la dicha de que mi registro vocal tiene una tonalidad cómoda que me permite usar las tres cuerdas arriba al aire, re, la, mi, al aire (solfeando). Yo tengo una profesión absolutamente grata cuando la es porque me pagan por farrear.
DUALIDAD
–¿Y es ingrata también?
–La dualidad es permanente en el universo. Immanuel Kant plantea que el ser humano no puede contemplar las cosas per se, necesitamos de una cosa contraria para entender, de que hay frío porque hay caliente, se sabe que hay negro porque hay blanco, se sabe que hay alto porque hay bajo, etc. Permanentemente se tiene esa comprensión. La mente humana no puede contemplar la ausencia de tiempo y espacio. Necesita un lugar donde poner el pie y esa es la comparación. Ahí se produce la dualidad. El guaraní dicen que es muy dulce, pero ¿cuando te retan en guaraní? Consecuentemente, la profesión es tremendamente grata, entonces cuidémosnos para cuando sea ingrata.
–Si tuvieras que salvar el nombre de cinco imprescindibles que definan la identidad creativa, poética y musical paraguaya, ¿cuáles serían esos cinco nombres?
–Me colocaste en una encrucijada porque hacés que me ponga de juez y pertenezco a un grupo de gente que tiene vedada la condición de hacer de juez. Pero voy a responder tu pregunta no sin antes decirte que la necesidad hizo que yo haga de mariachi, de flamenco y que cantara con ropa de paraguayo “Guantanamera”, “La bamba”, cuando vivía en Europa. A toda honra. Yo vivía en la miscelánea. Una vez toqué en un lugar chic entre comillas y cuál fue mi éxito. “Mokõi guyra’i”. Y muchos espermatozoides fecundaron el óvulo del juglar, porque son muchos los detalles que llegaron. Por ejemplo, “Mokõi guyra’i”, de Quemil Yambay. Por supuesto, hago a mi manera, no canto como Quemil. Hago otra interpretación de la canción, pero creo que Quemil está contento con mi interpretación, por lo menos así me manifiesta siempre que nos encontramos. El otro día me dijo alguien “vos no sos el gran cantante y tampoco el gran guitarrista”. El combo es. Ambas cosas. Yo siembro las semillitas, después hay que abonar, regar, desmalezar, etc. Yo estoy en este momento de mi vida disfrutando de mi trabajo, amo mucho lo que hago, pero también tengo que decirte que la persona que me acompaña en la vida, mi pareja, es la que se encarga de recordarme siempre cada vez que recibo un reconocimiento que es más grande el compromiso. Cada vez puedo meter menos la pata porque hay mucha gente que me sigue. Tengo fans de seis meses, de ocho meses y de 102 años. Todas las edades cubre este tema.
REFERENTES
–¿Querés hablar un poco sobre los imprescindibles?
–Sin lugar a dudas Emiliano R. Fernández, que no es un poeta rei, no es un poeta ocasional. Creo que tiene un don extraordinario que supo cultivar. Hay que ver quiénes eran las personalidades de la generación del 900. Entonces, ¿qué hace Emiliano? “Rojas Silva rekávo” y “Aháma che china”, que la conocemos con el nombre de “Che la reina”, con música de Félix Pérez Cardoso. Y todo eso es una influencia. Un poco antes de la guerra contra la Triple Alianza está Natalicio Talavera. Creo que nunca ni se ha intentado igualar a esa generación. Y Juan E. O’Leary, el reivindicador del mariscal. Yo soy muy contundente y no negocio esto. Francisco Solano López Carrillo es la primera razón de orgullo de este país, el héroe máximo de la paraguayidad. También debo citar a Félix Fernández y Teodoro S. Mongelós por el dominio que tienen del idioma, por la forma de expresarse. También Carlos Miguel Jiménez, que demostró tanta destreza en el idioma castellano. Voy a llevarlo conmigo a Darío Gómez de Serrato, que en su momento también influyó en la escritura de Emiliano R. Fernández por ese don que tenía en la forma de escribir y de expresarse.
–¿Qué harías durante una noche de bohemia con todos estos personajes?
–Nunca me hice esa pregunta porque yo farreo con ellos todas las noches. Cada vez que yo tomo mi guitarra e interpreto una canción de ellos, yo estoy farreando con ellos. Es el convencimiento que tengo. Soy una persona agnóstica, así que solamente creo en el universo y la energía que reina. Respecto mucho los credos, aunque la gente muchas veces no respeta que yo no crea. Yo farreo con ellos todas las noches. En eso consiste el arte, en la recreación de las obras. Por eso yo soy un intérprete. Muchos critican mi tiempo musical, pero yo no tengo apuro para que termine mi canción.
–¿Tienes compromiso con la pedagogía?
–Absolutamente sí, aunque no es una cuestión que yo haya decidido. Yo no enseño porque cómo yo voy a enseñar si soy un eterno aprendiz. Pero lo que hago es compartir mis experiencias, mis verdades.
–¿Te preocupa que la gente entienda las canciones?
–Yo no tengo tiempo de preocuparme por eso. Yo soy un artista que sube al escenario y presenta su trabajo. Mi trabajo es consecuencia de muchas cosas. Primero, de mucha calle. Segundo, de mi costillar golpeado porque nadie me regaló nada. Y tercero, porque yo me cultivo lo más que puedo y me compenetro profundamente con las canciones, con los autores, compositores de las canciones que yo interpreto. Yo no canto música paraguaya for export. Recuerdo una entrevista a Maneco (Galeano), que cuando Teresita Torcida le pregunta ¿cuál es tu perfil de artista?, él responde que el artista tiene que ser sincero.
ORGULLO NACIONAL
–¿Qué tenemos hoy para considerar qué vamos a proyectar nuestro folclore y nuestra identidad hacia el futuro? ¿Te pone optimista?, ¿te pone pesimista? ¿Cómo estás evaluando la escuela de música, la universidad?
–En primer lugar quiero desmentir categóricamente que a los jóvenes no les gusta la música paraguaya. Yo tengo mi experiencia y los veo cantando a grito pelado. También entiendo que cantan por fonética, pero eso es natural. He ido a fiestas a cantar “Hey Jude” ha nde ndereikuaái ni mba’épa la eréva. Estuve en Reciclarte del año pasado y los miles de jóvenes que estaban coreando mi nombre cantaban a grito pelado, disfrutando, vibrando, porque nuestro folclore es una cuestión nuestra y gratuita. Mi función es trabajar en pos del sostenimiento de la identidad nacional. Entonces yo le presento a la comunidad, a la sociedad paraguaya, al pueblo paraguayo mi verdad en música y le doy las razones por las cuales podemos estar orgullosos de ser paraguayos. Entre ellas, somos el único pueblo que continúa hablando la lengua de origen de nuestros ancestros. Nosotros somos el único pueblo en la historia universal que tenemos un presidente constitucional en ejercicio que muere en combate internacional. Nosotros somos el único pueblo en el mundo que pagamos con sangre a 5.000 niños un renglón de nuestra historia. Es decir, es muy costosa la historia paraguaya, costó mucho, entonces hay que estar orgullosos de haber nacido en este país.
–¿Cómo te parece que se debe hacer esta revalorización?
–Jaikuaána la jarekóva, jahecharamo ha jamomba’e. Esas cosas tenemos que hacer con lo nuestro. Debe haber una política gubernamental seria y formal en la educación. Muchas veces no se le da la atención suficiente a la cultura no se siente el retorno pecuniario, crematístico, de lo que se pone allí, de lo que se invierte. Otra palabra también que invito a que usemos es invertir porque se dice mucho “apostamos a la educación”. El apostar es el azar, necesitamos éxito porque somos trabajadores, no timba, no vamos a timbear con la salud, con la educación.
POLÍTICAS CULTURALES
–No hay una inversión más racional que la cultura.
–Lo que pasa es que ñande jajapo la puente, jajapo la ruta, esto y lo otro. Máva la ojepaseátava la nde puente ha la nde ruta ári? Itavýa ha hasýva pio? No tiene mucho sentido. Aparte, veamos cómo llegaron a ser primer mundo lo que son. La inversión principal estuvo en la educación. No hubo otra cosa. Tres caminos nomás hay, dicen en Finlandia. El primero es la educación, el segundo es la educación y el tercero es la educación. Esos son los tres caminos para obtener lo que uno quiere. Si no hay una política para la cultura, nosotros estamos en grave peligro.
–¿Qué tipo de políticas te parece que hay que promover?
–Política qué significa. Que yo, vos, él, nosotros, vosotros, ellos podamos ir por ejemplo al Japón a llevar nuestras canciones. Si tienen que subtitularse, se subtitulan; si hay que hacer videos, se hacen, pero hay que darle un enfoque cultural al presentar y decir “esto forma parte de las costumbres y tradiciones del Paraguay”. Entonces eso despierta un interés y hay mucho billete en el mundo esperando para ser invertido en las cuestiones culturales. Este poncho que tengo puesto cuánto cuesta. Bueno, cuesta un billete aparentemente. Ahora tenemos que saber cómo se hace, cuántas personas hacen, en cuánto tiempo y cuántas horas por día. Cuatro personas 10 horas por día en 40 días. Ahora dividí el precio. Entonces ¿qué le voy a decir a la niña, a la productora? ¿Dejá lo que estás haciendo y vení con abuela a morirte de hambre, pero salvá el poncho para’i? ¿O le voy a decir a tu nieto o a mi nieto dejá tu facultad y vení con abuelo a aprender a cantar las canciones de los estacioneros que van a cantar una vez al año y te vas a morir de hambre por salvar tu cultura y tu tradición? Muchas veces nuestros artesanos y demás son culpables porque no se les puede ayudar porque no se organizan. Yo no le puedo dar plata del Estado a alguien que no me puede justificar después. Y eso también forma parte de la educación.
–Te quiero decir dos gracias. Una gratitud que es obvia por estar presente en este programa y la segunda gratitud por toda la tarea que hacés.
–Yo disfruto mucho cada vez que tengo la posibilidad de acercarme a la gente y que conozca un poco al ser humano que está dentro del artista, porque el artista es artista en el momento que está en el escenario, pero después hay que saber y entender que yo voy al médico igual que vos, yo voy al súper y pago con el mismo billete que vos pagás. La salud de mis padres, de mi hijo se paga con el mismo billete que vos pagás y todo está dentro de un campo de carne y hueso como somos todos. No creo que nadie sea más que nadie ni menos que nadie. Creo en la igualdad como el deseo de querer ser mejor ser humano y apoyo todo lo que venga. Por lo demás, sereno y tranquilo con lo que yo decidí ser. Cuando yo tomo este instrumento como forma de vida y esta profesión, la decisión es ser el patito en el stand de tiro. Así que es normal que te tiroteen.
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“Antes de nacer la democracia, ya nació el cooperativismo y eso es una realidad grande”
- Fotos: Carlos Juri
En esta edición del “Expresso”, Augustos dos Santos conversa con don Agustín Konrad, un nombre que es referencia mayor en el ámbito del cooperativismo. El presidente de la Cooperativa Colonias Unidas relata cómo inicio todo, guiado por el sueño de inmigrantes, hasta la actualidad, en que la cooperativa es uno de los mayores emprendimientos en el campo productivo del Paraguay.
–Don Agustín, quiero que me hables un poco de tus padres y particularmente de tu padre, que vino de Alemania.
–Y bueno, papá es descendiente alemán, de parte de papá, su mamá, la abuela, era de Dinamarca. Y la parte de mamá, mis abuelos son paraguayos, Fleitas González, lo que más hay en el país. Y de parte de mi abuela, de mi mamá, argentina. Ramona Correa se llamaba mi abuela. Y bueno, tenemos una mezcolanza. Ellos vinieron hace muchos años buscando un horizonte. Primero vinieron al Brasil, mis abuelos, mi papá tenía ocho años, y ahí escucharon que acá en Hohenau había tierra, que había tierra para trabajar, porque Hohenau significa pradera alta. Vinieron acá, emigraron acá muy pobres, gente que no tenían prácticamente nada y empezaron a trabajar la tierra, hace cerca de 100 años.
–Cuando su abuelo vino de Alemania, ¿acá ya había alemanes trabajando?
–Ya había emigrantes de Alemania. Ellos vieron ya prácticamente con la segunda generación. Como decía, mis papás eran muy pobres; papá decía: yo vestí el primer zapato a los 14 años. Pero por lo menos también se usaba en esa época la alpargata. Así comenzaban a labrar la tierra acá.
–Habrá sido un tiempo y unos años muy difíciles porque a veces uno dice, bueno, la diferencia con las migraciones del Chaco y compañía, pero las zonas que tienen muchos árboles también tienen sus dificultades para domarlas.
–Principalmente los caminos. Los caminos en aquella época se hacían con arado y bueyes, se arreglaban así los caminos. Y en donde ellos comenzaron los cultivos de aquella época era la yerba y el tung. La yerba, por ejemplo, ellos plantaron y nosotros teníamos un secadero, tenía un cilindro donde se molinaba la yerba y se molinaba con bueyes alrededor, así como se trabajaba en la olería. Y la yerba se llevaba a vender en Encarnación y con carros se tenía que ir de acá a Encarnación. El viaje era ida y vuelta, ocho días, aproximadamente, y acá en Capiibarí no había puentes, tenían que pasar por una balsa y ahí muchas veces se juntaban de noche cantidad de carreros y se iban a Encarnación.
–Y tu niñez, ¿cómo fue? Supongo que en medio del trabajo.
–En medio del trabajo, pero yo siempre quería ser un poquito haragán. Y en esta zona no se podía hacer haragán, papá eso no permitía. Es que en aquella época los padres eran diferentes. Yo creo que eran bastante duros, no digo autoritarios, bastante duros. Los hijos tenían que tener una disciplina, que hoy ya no existe y yo creo que era una época que se apretaba mucho con los hijos, con la familia, y creo que hoy la época cambió, hay una flojedad absoluta. Yo creo que tenía que ser un término medio y eso es lo que nosotros teníamos, teníamos una dureza total, la disciplina era lo principal.
–Al mismo tiempo en que estos colonos alemanes y de otras nacionalidades estaban organizando sus cultivos, convirtiéndose en un eje productivo, supongo que también estaban al mismo tiempo organizando la comunidad.
–Vos sabés que la cooperativa nació porque había un padre católico que era el padre Guillermo Hütte, y para mí que él es el culpable de lo que hoy es Colonias Unidas. Esto ya era mucho más adelante, en el año 1952, aproximadamente. Y se reunió con un grupo de gente acá en la colonia y eran 76 alemanes y dos eran paraguayos, dos paraguayos nomás lo que integraban la fundación de la cooperativa. Y le dijo a ellos el padre Guillermo Hütte, si ustedes quieren vender mejor su grasa de cerdo, su huevo, su queso, hagan una cooperativa, porque cuando llevaban a Encarnación venían la gente a llevar y se le aprovechaba mucho. Tres productos nomás, grasa de cerdo, huevo y queso, y así nació la cooperativa, los grandes productores. Y bueno, y ahí 78 fundadores prácticamente fundaron lo que es la cooperativa. Y hoy la cooperativa es, digo yo, Naciones Unidas, porque 21 nacionalidades integran la Cooperativa de Colonias Unidas.
–Repetime eso, para que la gente entienda mejor, ¿cuántos asociados tienen hoy, cuántas nacionalidades? y si puede recordar cuántos cultivos financian más o menos.
–Y bueno, ahora aproximadamente tenemos más de 4.000 asociados activos porque las matrículas ya están llegando a cerca de los 8.000, y prácticamente son 4.000 familias, porque anteriormente cuando la cooperativa era solamente agrícola, el padre de familia era el socio, no la señora ni los hijos, y bueno, hoy esto va cambiando de a poco, las épocas van cambiando, pero esto viene a ser más o menos 20 mil personas que integran hoy la cooperativa, de 21 nacionalidades .
Resulta que en ciertos momentos se permitió entrar a muchos paraguayos, paraguayos criollos, como se dice, y eso a la gente un poco en aquella época no le gustó tanto esto, porque decían que van a fundir la cooperativa. Hoy tenemos 61 % de paraguayos criollos como socios. Inclusive tuvimos en la directiva ya hace varios años japoneses que estaban en la Junta de Vigilancia.
–Me quedé con algunas curiosidades del tema de las comunidades. Es importante recordar que acá hay comunidades japonesas. ¿Podés describir más o menos eso?
–Yo creo que la alemana siempre es la que más hay. Después los japoneses, en la zona de Pirapó, y también La Paz, Fram, ahí están, hay dos grupos de japoneses que vinieron.
–¿Cada nacionalidad se distingue por algún cultivo o todos cultivan lo mismo?
–Todos cultivamos lo mismo, prácticamente. Y quiero decirte que hay algo que uno tiene que valorar mucho, que tenemos varios socios japoneses y ellos tienen sus propias cooperativas, Cooperativa Pirapó y Cooperativa La Paz. Sin embargo, hoy varios son socios de nuestra cooperativa, eso habla de por sí de la credibilidad que tiene Colonias Unidas para que inmigrantes japoneses o rusos o ucranianos estén hoy asociados a nuestra cooperativa. Esa es una credibilidad que se ganó durante los 71 años que tiene Colonias Unidas. Porque yo creo que es un elemento que demuestra eso.
–Evidentemente esta es la cooperativa más importante de toda esta región y probablemente a nivel nacional.
–Lo más difícil es manejar una cooperativa, se maneja una plata ajena, un dinero ajeno, y yo creo que los directivos anteriores y los que estuvieron hasta hoy siempre mostraron una transparencia, una honestidad y esa credibilidad se transformó en que la gente sepa que hablar de Colonias Unidas es hablar de algo muy serio. Y eso es lo que hay que cuidar mucho de que nunca se tiene que perder.
–Hay una frase tuya cuando te entregaron la distinción en el Congreso, porque quiero empezar a hablar de tu trabajo dentro de la cooperativa, cuando dijiste que el cooperativismo nació antes de esta democracia y ya nos enseñó a ser iguales. Qué hermosa frase, realmente.
–Y eso es lo importante que en la cooperativa no hay distinción, somos todos iguales, no importa el que tiene más o el que tiene menos, y los resultados también, de igual manera los retornos vienen a los asociados, por eso yo dije que esto: ya antes de nacer la democracia ya nació el cooperativismo, y bueno, eso es una realidad grande.
–¿Cuántos años de ser presidente de la cooperativa? ¿Y cuántos años de asociado tiene?
–De directivo tengo 30 años, pero 20 años de presidente, en tres periodos. Tengo un compromiso muy grande porque hay una credibilidad muy grande de mi persona y no puedo fracasar.
–¿Cuáles son las producciones básicas que hoy sustentan la prosperidad de la cooperativa?
–Tenemos 150.000 hectáreas al momento que cultivamos. Industrias tenemos varias. Tenemos industria yerbatera, vendemos aproximadamente 10 millones de kilos de yerba, que es la marca Colón. Y yo creo que es una de las mejores yerbas. Tenemos la industria láctea, tenemos semilleros, tenemos realmente muchas cosas, así que son industrias y lo que cuidamos mucho es la calidad de la industria. Yerba mate se recibe de los socios, 30 cargas al año se rechaza, lo que no contiene la calidad que quiere Colonias Unidas. Y eso se vende a otro lado. La yerba que hace la cooperativa es la yerba tradicional, la que no se altera con ningún otro gusto. Igual que con la leche. La leche tiene 500 guaraníes de diferencia. Si usted es productor de leche, si no hace calidad, usted no recibe ese 500. Va a perder y no va a poder trabajar en leche.
–Entre productor, los técnicos de la cooperativa, los administradores, el instalar una disciplina de trabajo. Eso debe ser complicado.
–Yo creo que mi fuerte siempre fue gerenciamiento. Cuando vos salís de la facultad, vos el 30 % aprendiste lo que es tu profesión, 70 % tenés que aprender en el campo de juego, en la chacra, en la finca, en la industria, ahí se tiene que aprender, en el comercio, y no hay secreto para que funcione cada sector. La cooperativa está muy bien organizada. La clave es que yo como gerente responsable de un sector, mis primeros anillos tienen que funcionar. Y una vez que esos tres, cuatro, cinco sectores de tus anillos funcionen, las 100 personas que tenés van a funcionar así. En el 2011 fui elegido como el mejor empresario del país, en el 2019 por dos organizaciones internacionales mejor empresario, y para ser empresario tenés que tener todos tus sectores y todo tiene que funcionar.
Me acuerdo que los balances antes se hacían cuando llegaba la asamblea, a un año se presentaban los resultados. Hoy vos tenés cada cinco días de cada mes los resultados de los 18 o 20 rubros, cómo está el súper, como está el híper, como está tal industria, la leche, la yerba e inmediatamente uno ya se da cuenta y tiene que corregir. Otra cosa que tenemos que agradecer también es que hay mucha gente buena todavía en Colonias Unidas, y ahí tiene que ver mucho el comité de Educación. Tenemos alrededor de 600 funcionales que se recibieron de becarios a través del departamento de Educación. Gente humilde que no podía estudiar y la cooperativa le hizo estudiar.
–¿Hablame un poco de la producción actual de la cooperativa?
–Lo que estamos trabajando muy grande ahora es la parte de leche, pero más en el tema de producción de cerdo, donde tenemos una UPL que es un ejemplo. El país tiene que venir a visitar la UPL, es donde nacen los chanchitos. Y hoy tenemos más de 3.000 madres, y en la segunda ahora ya llegan 6.000 madres. Y con un promedio de producción de 15 y medio por ciento, casi 16 lechones nacen de una madre. Imagínense un poco. Y estamos entregando en frigoríficos, donde nuestros frigoríficos somos grandes accionistas, Upisa, Prodecar, y en otros lugares estamos entregando 24 mil cerdos mensuales. La meta es, hoy tenemos 11 millones de kilos de balanceado al mes que producimos para este objetivo y el objetivo el año que viene es llegar a 15 millones, y llegar también a los 34 mil cerdos mensuales de entrega. En la UPL nacen los cerditos y a los 25-30 días se entrega al productor para que termine. Esto es algo grandioso. Es realmente donde se invirtió más de 44 millones de dólares en este tema cerdo.
–¿Y tienen algún tipo de relación con mercados del exterior directamente o a través de estos intermediarios como los frigoríficos? ¿La yerba, por ejemplo, está saliendo afuera?
–La yerba lo que más se está vendiendo es en Bolivia, pero no son partidas demasiado importantes. Estamos vendiendo a Uruguay, estamos vendiendo a Alemania, hay ocho países más o menos que estamos vendiendo, pero yo creo que el Gobierno, los cancilleres, los embajadores, tienen que trabajar en la yerba paraguaya, para que podamos llevar directo al Líbano, a otros países donde están llevando los argentinos. Ahí se tiene una buena paga porque hoy vender a la Argentina no tiene sentido, y ellos también protegen mucho su industria. Argentina está cobrando en este momento aranceles acá en Encarnación del 47 %. Es imposible. Tenemos también nuestro propio puerto que hoy nos está costando 15 millones de dólares. De la cooperativa. En un predio de 340 hectáreas, tiene una capacidad estática de 80 mil toneladas, un cargamento de 750 mil kilo/hora para cargar las barcazas e ir al mundo.
–¿Qué despachan por ahí?
–Y lo que más sacamos es soja. Este año recibimos 471 millones de kilos de soja, 750 millones de kilos de grano recibe la cooperativa en diferentes tipos y 365 días tiene el año. Tenés que estar recibiendo más de dos millones por día y desalijando más de dos millones por día. Eso es Colonias Unidas, es un monstruo. Vos te vas a Buenos Aires, te vas a Rosario, vas a encontrar nuestra oficina de Colonias Unidas.
–Algo que la gente ve cada vez que pasa por Hohenau o por Obligado es ese enorme emprendimiento comercial que tienen ahí sobre la ruta, y la gente cree que ahí empezó todo, pero todo empezó en realidad con un supermercado más pequeño. ¿Cuándo empezaron con ese rubro?
–Sí, es el hipermercado. Hace aproximadamente 20 años que está funcionando. Esta es la primera etapa del hipermercado. Es un proyecto de tres etapas y esta es la primera recién. Inclusive la parte administrativa y todo tiene que ser de tres plantas, acá estamos todavía en la administración vieja, el supermercado va quedando chico. El supermercado tiene más de 3 mil personas por día que están comprando ahí, el hipermercado está vendiendo demasiado mucho también y realmente es una maravilla, es un lujo el hipermercado y da grandes satisfacciones a toda la gente, que sea socio o no socio.
–Me doy cuenta también de que hay como mucho cuidado para incluir socios, no nuevos, sino desde siempre, ¿verdad?
–Le voy a contar un secreto, después el país va a saber. Se maneja una manera de tomar socios. Primero luego que tiene que ser una buena persona o de lo contrario ya no entra. Y eso se trata en el consejo. Uno dice no, fulano, este es un tipo medio jodido, ese ya no se toma. Y segundo es que se cuida más o menos 6 por 10 de que sean productores, porque si tomamos consumidores así como quieren entrar la gente mañana los consumidores van a hacer los que van a manejar la cooperativa y nosotros queremos que sigan manejando gente de trabajo, gente productores que sean los dirigentes de la cooperativa. Por eso siempre cuidamos el porcentaje, es un secreto pero es cierto. Son lógicas distintas. Si hay mayoría de consumidores, van a cambiar el estatuto y van a poner al revés y van a entrar todos los consumidores. Por eso cuidamos mucho este detalle.
–¿Cómo ve el futuro de la cooperativa?
–Yo creo que el futuro de los jóvenes acá en la cooperativa es un futuro incierto. Falta mejorar muchas cosas, la educación, la salud, porque la educación se enfoca siempre sobre las facultades y demás cosas. Y siempre hay un desprecio hacia la gente que trabaja y eso tenemos que cambiar, siempre hay que apoyarle a la gente que trabaja, que es el sostén de la economía de este país, el que más está aportando dinero limpio al Gobierno. La cooperativa creo que no tiene tanto ese problema porque está muy bien diversificada, en donde tiene 18 rubros, de los 18 rubros uno puede fracasar y 17 salen bien, por eso que el balance cada año es bueno. Este año otra vez estamos con un balance magnífico. Uno es la buena gente, tenemos un gran equipo, yo soy apenas uno de la parte. Hay un gran equipo que está manejando bien todas estas cosas. Entonces la cooperativa no tiene problema en ir creciendo. Lo que complica es nuestra juventud que ya no quiere más ir a la chacra, porque se habla muy mal de la gente que trabaja.
–Hay casos ya de abuelos y padres que trabajaban en el campo e hijos que ya no quieren hacer lo mismo.
–Ya no quieren, ya se dedican a otras cosas, porque muchas veces la gente solo habla que están envenenando la tierra, están enfermando a la gente, cosa que no es cierto. El que más aporta al país es el sector productivo, ganadero-agrícola. Por ejemplo, yo he visto en la tele profesionales que dicen mira apenas el 8 % aporta la soja. ¿Y de qué? Esa es la exportación seguramente, ¿pero lo que aporta en general? Lo que vos estás comprando está pagando impuesto, estás comprando una maquinaria del 30-33 por ciento de impuesto, los insumos están comprando, todo tienen IVA, acá no se compra nada gratis y todo hay que pagar impuestos. Si no había esta producción agrícola-ganadera, yo no sé qué iba a pasar en este país. Eso es lo que tenemos que hacer desde nuestra juventud para que vuelva y que siga trabajando la tierra. Lo único que uno tiene que trabajar la tierra y hacer con responsabilidad, cuidando el medioambiente y cuidando los productos que uno va a usar.
–Don Agustín, finalmente, ¿qué buenos deseos tenés para el futuro de Paraguay como una persona que dio tanto testimonio de trabajo?
–Yo tengo una amistad muy grande con todas las autoridades. Mi gobernadora, por ejemplo, es liberal. Y la cooperativa tiene liberales, colorados, hasta de Frente Guasu tengo. Entonces tenemos que trabajar con las autoridades legalmente constituidas. El presidente de la República, no digo que es mi amigo, pero es una persona que me aprecia mucho. Yo creo que este presidente de la República es un joven con mucha esperanza y con un perfil espectacular. Lo único es que tiene que escuchar mucho más lo que le dicen la gente dentro de su país. Tengo una esperanza tremenda de que este presidente en cuatro años puede cambiar muchas cosas y de que va a hacer bien, quiere hacer bien. Ahora, querer hacer bien y tomar decisiones de repente muy apresuradas, eso es lo que tiene que cuidar, tiene que pensar bien, preguntar bien y hacer bien las cosas.
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“Estamos viviendo un momento de importante despegue de la literatura paraguaya”
En esta ronda de “Expresso”, del canal GEN/Nación Media, Augusto dos Santos conversa con la escritora Patricia Camp sobre las nuevas tendencias de la literatura paraguaya, que se está ocupando cada vez más de las vivencias cotidianas y preocupaciones de una sociedad urbana del presente siglo. Frente a la inteligencia artificial, que amenaza con desbancar a los artistas, Camp es tajante al afirmar que, más allá de la ayuda que puede prestar esta tecnología en campos como la salud, esta no debe ser aplicada a los asuntos que atañen al espíritu humano.
- Fotos Emilio Bazán
–Llamarse también Capitana Pat ¿tiene que ver con complicidades con algún ilustrador?
–Tiene que ver, totalmente. Yo estoy casada con Nabetse Zitro, que es ilustrador, y cuando nosotros empezamos a conocernos fue justamente como consecuencia de un anime de Bleach y fue un juego entre nosotros. Él me decía “yo no querría ser capitana”. Yo sí le dije y ahí quedó.
–¿Qué cosas te marcaron de los primeros tiempos en que te encontraste con todas las formas de literatura?
–Mi proceso es largo. Yo empecé como lectora de cómics. Crecí leyendo Garfield, Mafalda. Yo admiro la paciencia de mis padres para explicarme qué era la OTAN, la ONU, muchos conceptos que de repente una criatura no maneja. Después fui pasando a cuentos, a novelas cortas orientadas a chicos, leía también enciclopedias y cosas así. Y el descubrimiento de formas adultas de literatura se fue dando con el tiempo.
–Y tu ser más escribiente ¿cómo empieza a consolidarse?
–El llegar a la escritura tiene distintas etapas. Cuando mi papá me regala una computadora, yo tenía 12 años más o menos. Era para hacer las tareas. Entre las cosas que se compraron con la computadora, se compraron unos softwares que eran para niños, uno era para dibujar y el otro tenía tipo premisas para escribir. Yo soy hija única y siempre estuve muy acostumbrada a jugar sola y siempre estaba inventándole aventuras a mis juguetes. Entonces, la transición de pasar a hacer aventuras con los muñecos a escribir se dio de una manera muy natural, siguió siendo un juego de alguna manera. Siempre destaco la paciencia y el cariño de mis compañeras de colegio que leían eso y me decían “dale, Pati, trae más, queremos leer más”. Y esos son los primeros apoyos que siente un escritor.
–¿Qué es lo que te parece que hoy en día supone un estímulo para producir y para crear en la vida del escritor?
–Hay algo que uno busca comunicar. Primero es capaz un juego, es lo que uno hace por divertirse, pero como mencionaste las letras chicas. Yo creo que hoy en día en el escritor está el compromiso que representa enfocarse en algo en un mundo que tanto pelea por agarrar nuestra atención y distraernos por todos lados.
ATENCIÓN
–¿Cuál es el tiempo de abstracción que se puede tener actualmente?
–Es muy difícil hablar de un momento porque uno agarra el tiempo que tiene. Yo siempre resalto que el tiempo que uno necesita invertir para la escritura no es solamente el de sentarte al teclado a bajar eso, sino que es muchísimo tiempo que a lo mejor cuando estás manejando estás pensando en otra cosa, ahí ya vas armando las cosas. Y después cuando te sentás ya lo tenés un poquito preparado. Entonces cualquier momento que uno de repente puede dedicarle su atención a eso es válido para esa etapa de pensar.
–¿Eso es de aplicación cotidiana o en qué momento?
–Me encantaría poder decirte que la escritura en sí se hace todos los días, pero a veces no. Una vez a la semana tenés tiempo, tenés algún momento en el fin de semana que agarrás y decís “ahora”. Pero también a veces te sobra a lo mejor una hora al día que podés encontrar, pero ese tiempo de pensar sí es diario, sí es constante. Eso de darle las vueltas, las ideas que tenés a pensar qué haría este personaje.
–¿Recordás tus ideas o sos de estacionar a un costado y apuntarlas?
–Ese es un equilibrio muy delicado porque mi memoria está siempre lejos. Yo tengo la teoría de que si es buena va a volver, no se va a ir. Y a veces incluso dejo que se vayan. Sobre todo si a veces se me ocurre, estoy practicando un diálogo entre dos personajes y digo “cuando me siente a escribir voy a tener esa semilla de lo que pensé”, pero otra vez va a ser libre la idea para ir a donde quiere ir. Y siempre es distinto. Eso que ensayaste al final es superdistinto al camino que tomes, yo creo que por lo general es mejor. A veces de repente surge algo muy bueno. Me pasó una vez con un cuento que cuando me estaba bañando surgió la idea e hice todo rápido y me puse a escribir.
EL ROL DEL EDITOR
–¿Qué es una editora de procesos?
–Ese es un trabajo que yo llegué a realizar en un momento, ahora lastimosamente no porque me queda muy poco tiempo con el trabajo y otras tareas que tengo, pero es el editor de desarrollo, el editor de proceso, es alguien que trabaja con el autor para tratar de encontrar la mejor versión de su obra. Como autores creamos esos mundos que ves en estos libros, nosotros conocemos a los personajes mejor que a nosotros mismos, pero eso no le pasa al lector. El editor de desarrollo aporta no solo esa mirada de afuera, sino la mirada de quien entiende el proceso narrativo. Todo cuento, toda novela, todo texto literario o de no ficción es un acto de comunicación. Entonces, lo que el editor de desarrollo busca es lograr que esa comunicación se dé entre el lector y el escritor de la mejor manera. Desde la estructura narrativa, de cómo estás contando la historia, qué herramientas elegís para contar, cómo son tus personajes, si hay coherencia entre ellos.
–¿Esa es una tarea que no es típica en el proceso de construcción de editoriales en Paraguay?
–Imaginate que hubo una época en que los nombres de los editores eran prácticamente legendarios porque eran los editores de las editoriales los que hacían ese trabajo. El editor se sentaba, leía y hacía básicamente ese trabajo. Pero hoy en día el manejo dentro de las editoriales cambió mucho y ya no está esa figura. Entonces el escritor está un poco solo. No sabés si está bien, si está mal, si llega, si no llega, si gusta, si no gusta. El trabajo del editor de desarrollo en nuestro país es algo que está empezando recién, hay poca gente todavía que hace ese trabajo, pero hay y hay gente buena.
–Se me hace que es muy especial ser las dos cosas al mismo tiempo, que aporta método, pero probablemente estás un poco acosada por esos métodos en materia de libertades, ¿o no?
–Sí y no. O sea, yo creo que lo interesante de los métodos y sobre todo de las técnicas también es una vez que las internalizás. Entonces ya no son una cárcel, sino más bien una escalera que te ayuda a llegar más lejos. A veces las uso, a veces me dejo ir libre. Las uso sobre todo cuando ya son textos un poco más largos, novelas, cosas así. Entonces, sí trato de ir mirando una estructura sobre todo para que esté todo bien armado.
–En Paraguay no hay mucho de que una empresa pida una obra en su relación con el mercado, pero en condiciones en que eso sucede también supongo que el trabajo del editor de desarrollo tiene que ver con asegurar que un producto sea impactante en ese sentido.
–En nuestro país una de las ventajas o desventajas de ser una islita un poco aislada es justamente esa libertad. Nosotros acá no tenemos esos pedidos del mercado, sino que el autor crea. En las épocas que hice el trabajo de editor de desarrollo y a la gente que le conozco también no nos ha tocado tanto ese trabajo de adaptar esto para que sea bien vendible, sino más bien siempre se ha tratado de que llegue mejor al lector, de que le enganche al lector, de que le guste, de que esté bueno, porque al final de cuentas lo que vende es lo que gusta.
NUEVOS TEMAS
–¿Qué cuentan las historias de hoy y en qué se diferencian de las historias que nos contaban antes?
–En mi generación somos bastante diversos. Tenés gente que sigue a lo mejor tocando ciertos temas bastante clásicos de la literatura paraguaya como, por ejemplo, la guerra, la dictadura, de los que hemos hablado mucho, seguimos hablando y tenemos que seguir hablando, y también gente que hace esos mismos temas con otros enfoques, gente que se va mucho más a lo urbano y a las cuestiones de la persona común de alguien como cualquiera de nosotros que vive su vida en la ciudad. Y también un énfasis hacia la profesionalización, buscar más allá de qué historias contamos, tratar de contarlas de la mejor manera posible o en el otro extremo de repente ir hacia la experimentación. Yo creo que se están contando diferentes historias y eso es lo que necesitamos. Historias que resuenen en la gente de hoy, con la gente de acá y también surge la pregunta de qué historias faltan contar. Faltan las voces indígenas, faltan las voces del interior, faltan las voces de las zonas no tan privilegiadas, entonces falta mucho, pero yo creo que estamos viviendo un momento de importante despegue de la literatura paraguaya que se sustenta sobre esos gigantes que vinieron antes que nosotros. Justamente con la apertura del mundo, con el que es más fácil llegar a través de las redes, a través de las invitaciones, a ferias, cosas así, se está dando ese despegue hacia esta era que es la que nos toca.
–Pero las tensiones siguen siendo las clásicas.
–Lo que cambió es que hay mucho más énfasis en usar técnicas. Yo creo que las tensiones de alguna manera siempre van a ser las clásicas, van a ser nuestros grandes sentimientos, el amor, el dolor, la rabia, el enojo, la añoranza, el anhelo. Esas son las grandes energías que mueven las historias. Ahora, a qué personajes ponemos a llenar esas historias y los métodos que usamos para contar yo creo que eso va cambiando y siempre va ir cambiando.
–¿Novelar ya es una decisión o vas a seguir con los dos formatos?
–Me encantaría seguir con los dos formatos porque empecé como cuentista y es un género que me gusta mucho, me parece desafiante porque el cuento tiene que estar bueno y tiene que estar redondo. No hay espacio para los hilos sueltos. La novela hay que mirarla con mucho más cuidado, hay mucho más margen para que se escapen las cosas que en el cuento. El cuento es más compacto y la novela te exige más desarrollo y más cuidado.
–Ángel y Enrique, ferretero y funebrero, tenían visiones cotidianas, culturales que podían alejarlos eternamente del amor, pero vos hiciste un puente en una relación homosexual de dos señores que apuntan a ser adultos. Aparte de la calidad de la novela, es también un desafío cultural en nuestra sociedad, ¿no?
–Yo creo que nuestra época necesita historias que hablen de cosas buenas en el sentido de las personas encontrándose dando lo mejor que tienen.
–¿El territorio del escritor está exento de ser damnificado de este mundo sintético?
–Yo creo que estamos viviendo realmente un cambio cuyas consecuencias todavía no vamos a ver. Nosotros somos ya una generación de transición. Nosotros venimos de una época y ahora estamos viviendo la otra. Lo interesante van a ser las nuevas generaciones que ya se crían en esta realidad. Yo creo que sí estamos de repente mal acostumbrados de que todo tiene que ser rápido, todo tiene que ser inmediato y realmente en lo muy inmediato no hay profundidad. Incluso salir a comer apurado no es divertido. Da gusto sentarse, comer, conversar, entonces esa cultura del apuro yo creo que es uno de los grandes desafíos de nuestra época.
PROMOCIÓN DE LA LECTURA
–¿Qué te parecen los proyectos de promoción de la lectura a nivel de educación y compañía?
–A mí me parece necesario sí o sí. Creo que estamos viviendo un momento de despertar de esos proyectos con lo que fue la ley del libro y los programas de lectura que está promoviendo el Ministerio de Educación. Creo que es importante hacer llegar a los chicos cosas que a ellos les interesen. Tenemos muchos autores que hablan de muchas cosas y sí o sí algo vamos a encontrar que a ese chico le llame la atención. Hay que darle cosas de calidad al niño, pero también tratar de escucharle qué le interesa, porque ahí es donde nace la chispa y se mete en la lectura.
–¿Hay una nueva literatura paraguaya o hay nuevos escritores paraguayos?
–Es muy difícil hablar de una literatura paraguaya como un conjunto porque siempre el conjunto está integrado por muchas partes. Yo creo que nuevos escritores siempre van a haber y eso es la riqueza del arte que siempre nos va a proveer de algo nuevo. Creo que la literatura paraguaya si la miramos como conjunto es algo que se viene consolidando. Tuvimos figuras muy destacadas y no solamente hablando de Augusto Roa Bastos, que se lo conoce en todas partes. Tenemos acá dentro figuras de muy alto nivel que lastimosamente no tienen la difusión que tuvo Roa o la gente no lo conoce de la misma forma. Hablar a lo mejor de Josefina Plá, de otras muchas escritoras que tienen cosas de calidad. Yo creo que tenemos buena literatura y también tenemos muchísimas cosas que mejorar. Estamos creciendo y vamos a seguir creciendo.
–¿Hay algún sitio en el que te enseñan a escribir?
–Hay muchos, hay talleres, hay escuelas de escritores, hay y son importantes, pero yo creo que el método a lo mejor viene después del amor. En el sentido de que yo creo que lo fundamental es la lectura, leer mucho, leer distinto, leer lo que te gusta. El método primero es leer e incluso te digo hasta leer lo que no está tan bueno porque a veces uno cuando está leyendo libros de técnica te dicen “no hagas esto”.
RECORRIDO
–¿Podés hacer un recorrido sobre tu obra?
–Te hago un recorrido cronológico. “Cuentos con galletitas” fue el primer libro que sacamos. La mitad de los cuentos son míos, la otra mitad son de Meli Ballasch, una excelente escritora paraguaya también, con la que éramos compañeras en un grupo de lectura con Maybell Lebron, una persona que nos enseñó muchísimo y a quien le debemos muchísimo en nuestra carrera, sobre todo ya de esta etapa más profesionalizante. A mí me gusta mucho encontrar la belleza de lo cotidiano, buscar eso que nos hace humanos y que hace que la vida sea linda y que no está muchas veces en lo grandilocuente, sino en esas pequeñas cositas que vivimos día a día, las relaciones con las personas. Después vino “La silenciosa inmortalidad de las cosas”, mi primer libro individual. Después “Historias selectas” salió en lo que fue la Colección Nueva Narrativa Paraguaya de Arandurã, que fue una selección de los cuentos que más le gustaron al público de “Cuentos con galletitas” y de “La silenciosa inmortalidad de las cosas”, con algunos otros inéditos. Y después el último hasta ahora fue “El vecino de enfrente”, que salió en 2022, una novelita corta que se enfoca en esa cotidianidad y en esas relaciones con las personas, en cómo nos vinculamos con los otros y cómo de alguna manera nos vamos acercando a la otra persona.
–¿En qué estás trabajando ahora?
–Ahora mismo estoy trabajando en 500 cosas a la vez. En 2011 empecé a trabajar con una serie que quiero que sea una serie de novelas cortas y que va a tener también las ilustraciones de Esteban, de Nabetse Zitro. Ahora estoy trabajando en la cuarta de las novelas, todavía no las empecé a publicar porque es como que le estamos dando vuelta con Esteban de cómo vamos a hacer esto. También en otra novela corta que tiene como protagonistas a dos nenes que tiene que ver con el tema de la amistad.
–¿Qué es lo que el público lector más consume en Paraguay?
–Es un poco difícil de hablar porque yo tengo la suerte de tratar con mucha gente distinta. Y tenés el publico literario que busca literatura de autores latinoamericanos. Por ejemplo, leen los cuentos de Mariana Enriquez, las novelas de Samanta Schweblin. Se busca conocer también autoras mujeres. Creo que estamos viendo también un importante despertar no tanto de literatura femenina, sino una apreciación sobre la literatura femenina. También está la gente que no consume netamente lo literario, lee de todo un poco, biografías, libros de todas clases.
INTELIGENCIA ARTIFICIAL
–¿Cómo te llevás con la intrusa más importante que tiene la historia de la creación, al menos en los últimos tiempos, como es la inteligencia artificial?
–El progreso es progreso y se va a dar, pero yo como persona querría que la inteligencia artificial se dedique a hacer cosas que el ser humano no puede. Que tenga que analizar esos 10.000 millones de células y encontrar esa que puede ser la que está creando problemas y generando una enfermedad. Yo creería que los dominios del arte son del espíritu humano. Yo creo que el arte es una expresión del alma humana. Entonces, no podemos hablar de arte creado por una máquina. ¿Para qué querés ser escritor si necesitás eso? El placer de la creación artística es esa lucha contigo mismo y hoy tratar de ser mejor que ayer y entender cómo vos vas usando las herramientas, pero vos como persona. Yo realmente ahí tengo una posición bastante intransigente. Yo creo que la inteligencia artificial aplicada al arte literario, a la ilustración, no corresponde. Para mí, y voy a ser un poco dura en eso, es algo un poco mediocre.
–¿Qué te parece que aporta la ficción a la vida de las personas?
–La ficción es el gran espacio para explorar. Hay que distinguir que ficción es todo lo que inventamos, no solamente la ciencia ficción, o sea, un romance entre personas es una historia de ficción. La ficción es todo lo que se inventa, lo que no es histórico. Y justamente había leído hace un tiempo un libro que me gusta mucho, “Wired for story”, que habla justamente de cómo el cerebro humano está preparado para la ficción. Nuestro cerebro, a veces, cuando estamos muy metidos en lo que estamos, ya sea un libro o una película, un videojuego, un cómic, es como que no distingue lo que es real de la ficción. Y por eso cuando le pasa algo al personaje estás sufriendo vos. Entonces, la ficción es el gran espacio de exploración de todas las emociones humanas. La ficción nos deja vivir muchas más vidas que esta única que tenemos. No solo de fugarnos, sino de adquirir nuevas perspectivas porque todas esas otras personas o personajes que conocemos en los libros nos van dejando también algo.
“Creo que se están contando diferentes historias y eso es lo que necesitamos. Historias que resuenen en la gente de hoy, con la gente de acá y también surge la pregunta de qué historias faltan contar. Faltan las voces indígenas, faltan las voces del interior, faltan las voces de las zonas no tan privilegiadas, entonces falta mucho, pero yo creo que estamos viviendo un momento de importante despegue de la literatura paraguaya que se sustenta sobre esos gigantes que vinieron antes que nosotros”.
“Yo creo que el arte es una expresión del alma humana. Entonces, no podemos hablar de arte creado por una máquina. ¿Para qué querés ser escritor si necesitás eso? El placer de la creación artística es esa lucha contigo mismo y hoy tratar de ser mejor que ayer y entender cómo vos vas usando las herramientas, pero vos como persona. Yo realmente ahí tengo una posición bastante intransigente. Yo creo que la inteligencia artificial aplicada al arte literario, a la ilustración, no corresponde”.