Hace tiempo que el clima viene registrando variaciones y no se comporta de manera “habitual”, como dirían los expertos. Algunos sostienen que es un proceso natural del planeta, que ya habría pasado por una situación similar; mientras que otros aseguran que esto es producto de la actividad humana.
- Por Carolina Vanni
- carolina.vanni@nacionmedia.com
- Fotos: Archivo
Los fenómenos climáticos severos y sus efectos van dejando huellas en el ecosistema. Mientras las tormentas y raudales causan estragos en el campo y en la ciudad, la sequía pone en jaque a la naturaleza debido a los grandes incendios que arrasan con la flora y fauna de los espacios consumidos.
Ante esto cabe preguntarse ¿cómo nos afecta realmente el cambio climático? El cambio climático afecta de diversas maneras a la población y uno de los sectores más vulnerables es la niñez y adolescencia, así como los adultos mayores.
Por un lado, cuando hace calor se siente mucho más, al igual que cuando hace frío. Es lo que se ve ahora, por ejemplo, en la Argentina, donde las bajas temperaturas causan estragos, mientras que en el hemisferio norte las olas de calor están arrasando. La inversa vivimos en enero y febrero, con las olas de calor que llegaron a temperaturas récords, mientras el norte se llenaba de nieve.
Por otro, los fenómenos climáticos como La Niña (sequía), así como El Niño (inundaciones y lluvias) son cada vez más frecuentes. En cuanto a las precipitaciones, estas ocurren más, pero en menos tiempo. En otras palabras, en un día puede llover lo que debería en un mes.
Sergio Gonzalo, de 17 años, sugiere mitigar los efectos “creando conciencia voluntaria, no como una obligación ni con miedo”. Dice que el cambio climático está asociado con “las nuevas enfermedades que están llegando”.
HÁBITOS DE CONSUMO
Los malos hábitos de consumo (la cultura del descarte que genera toneladas de basuras) y la mala utilización de los recursos naturales (el uso indiscriminado de combustible fósil, la deforestación, el cambio del uso del suelo, etc.) nos llevaron al punto que estamos, asegura Sergio Gonzalo.
Para Victoria, de 13 años, si la situación sigue así, llegaremos a no tener aire puro para respirar. Le preocupa la tala indiscriminada de los bosques nativos. Laura Luján y Dara, ambas de 15 años, dicen que los fenómenos de El Niño y La Niña son parte del cambio climático.
“El cambio climático se está acelerando con impactos muy significativos en todos los aspectos y se siente más en los países menos desarrollados”, asegura Julián Báez, director de la Oficina Regional de la Organización Meteorológica Mundial para las Américas, con sede en Asunción.
La crisis climática tiene un efecto directo sobre la salud, la educación, la seguridad alimentaria, la provisión de agua potable y saneamiento. Aunque el aporte de Paraguay en la crisis climática sea ínfima, al ser un país en vías de desarrollo y sin infraestructura adecuada, apenas llueve con intensidad las calles quedan inundadas y se genera un caos que ya ha costado muchas vidas humanas.
“El cambio climático implica una responsabilidad intergeneracional con los niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Esta responsabilidad está consagrada en el preámbulo del Acuerdo de París de la Convención Marco de las Naciones Unidas, ratificado por Paraguay. Teniendo en cuenta esto, los jóvenes deben mantenerse activos y los tomadores de decisión deben instalar espacios reales de participación”, sostuvo Óscar Rodas, director de Cambio Climático y Políticas de WWF-Paraguay.
INCIDENCIA EN LA SALUD Y LA EDUCACIÓN
La proliferación de enfermedades causadas por vectores es una muestra de cómo el cambio climático incide en la salud. Cuando tenemos olas de calor, las larvas de los mosquitos aceleran su metabolismo. Con las lluvias se genera el ambiente ideal para la infestación, causando epidemias como las de dengue y chikunguña.
Las altas temperaturas afectan con los golpes de calor, insolación, deshidratación, diarrea y vómito, indica la doctora Adelaida Portillo. Las alergias por el aire contaminado debido a las quemazones o incendios forestales son efectos adversos, explica, por su parte, el doctor Ricardo Meza, especialista en Alergia e Inmunología Pediátrica del Hospital de Clínicas de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción.
La falta de agua potable afecta directamente la calidad de vida, sobre todo a las niñas y adolescentes en lo que respecta a la higiene menstrual. No tener acceso a agua potable, ya sea para beber o para una adecuada higiene, es un derecho lesionado.
El otro extremo, el exceso de lluvia, trae consecuencias como la búsqueda de lugares secos. En los refugios las condiciones de vida son precarias y proliferan las enfermedades por el hacinamiento.
Asimismo, con cada tormenta existe el peligro latente de que los árboles caigan sobre casas, escuelas o vehículos en movimiento, causando así accidentes que pueden derivar en lesiones e incluso la muerte de personas.
SEGURIDAD ALIMENTARIA AMENAZADA
Paraguay es un país altamente vulnerable al cambio climático y eso pone en riesgo la seguridad alimentaria. “El cambio climático es cuando pasa de ser un clima estable, predecible, en el que uno puede cultivar, producir verduras, frutas, soja, ganadería”, explica Julián Báez.
Tanto las sequías con olas de calor, las lluvias con inundaciones y tormentas son peligros para la seguridad alimentaria debido a que la agricultura y la ganadería dependen de las precipitaciones. “Para la producción de alimentos, sean de origen animal o vegetal, se necesita un clima estable”, indicó.
La sequía tiene efectos adversos en la producción de frutas y cultivos en el campo, así como en la provisión de agua potable. En el interior, las comunidades sin servicio deben recorrer distancias considerables para obtener el vital líquido. A esto debe añadirse que la falta de infraestructura hace que con una lluvia considerable las calles colapsen debido a las precipitaciones.
¿CÓMO MITIGAR?
Forestar, reforestar, disposición correcta de los residuos, conciencia en el uso de la energía eléctrica, reducir la impermeabilización del suelo son pequeñas acciones que pueden ayudar a mitigar los efectos del cambio climático, explicó Julián Báez.
No quemar basura ni botarla en las calles, cuidar los recursos hídricos, humedales, bosques, asegurar la sobrevivencia de la fauna y flora ayudan a crear equilibrio, por lo que son acciones que deben emprenderse para mitigar los efectos adversos del cambio climático.
Sergio Gonzalo plantea el uso de “fuentes de energía renovable, como la eólica o solar” y la práctica del “reciclado y la reutilización de los objetos biodegradables”. De su lado, Sofía Aramí, de 13 años, dice que “todo debe partir de uno mismo” para cuidar el medioambiente y asegura que eso puede generar motivación en otros como, por ejemplo, en el uso racional del agua.
Aunque la mayor responsabilidad para mitigar el calentamiento global está en manos de las autoridades, cada uno puede aportar su grano de arena contribuyendo a mantener el equilibrio y habitabilidad del planeta.