• Por Paulo César López
  • Fotos: Jorge Jara

A 63 kilómetros de Asunción, en la ciudad de Pirayú, departamento de Paraguarí, se asienta el campamento Cerro León, que en su momento fue uno de los más grandes centros de instrucción militar del país. Construido poco antes del inicio de la guerra contra la Triple Alianza, cuando la conflagración ya era inminente, en el imponente entorno de la cordillera de los Altos se levantan dos macizas casonas estratégicamente enclavadas en un retirado y solitario emplazamiento.

A poco más de ocho kilómetros de la estación de la ciudad de Pirayú, en un desvío de la ruta que une esta ciudad con Caacupé, luego de atravesar un camino interno de una estancia privada se llega al emblemático campamento Cerro León, del cual quedan dos amplias y macizas edificaciones que en su momento albergaron a soldados y altos mandos del Ejército paraguayo en campaña.

Hace un lustro, en el marco de las actividades conmemorativas del sesquicentenario de la epopeya nacional, se desarrolló un proceso de puesta en valor de este patrimonio cultural nacional protegido por la Convención de la Haya de 1954 de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), cuyo objetivo es proteger bienes culturales en caso de conflicto armado.

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El fuerte viento del noreste agitaba los mangales, que dejaban caer algunos de sus frutos prematuros. Bajo la sombra de uno de ellos, al lado de su motocicleta, nos aguardaba Alcides Cabrera, encargado y guía del museo histórico dependiente de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC).

Cabrera empieza explicando que de un total de 182 construcciones que se estima tenía el complejo en su totalidad, según los vestigios que pudieron ser identificados a través de tomas satelitales, solo se conservan dos, el Estado Mayor y la Comandancia. Añade que la construcción conserva la mayor parte de su estructura original, el cimiento de un metro de piedra y la pared de adobe de 60 centímetros de grosor, los dinteles, columnas y vigas. En cambio, el techo es una restauración posterior.

En 1874 el Estado paraguayo vendió esas tierras, que tenían en total 10.000 hectáreas, a la empresa extranjera Travasso y Cía., que demolió la mayor parte de las estructuras.

Diez años después, el 19 de mayo de 1884, esta firma transfiere la propiedad a la empresa ganadera argentina Palmerola Hermanos. Posteriormente, el 24 de diciembre de 1951, la finca es adquirida por el Arq. Tomás Romero Pereira, que en 1964, en el marco de la recordación del centenario de la epopeya nacional, dona al Estado un remanente de siete hectáreas de la finca donde se encontraban las dos construcciones que se conservan.

UBICACIÓN ESTRATÉGICA

El campamento estaba asentado en un lugar estratégico rodeado por la cordillera de los Altos, la serranía de Tacuaral, de Paraguarí, la Cordillerita y el lago Ypacaraí. Además de ello, se encontraba a 90 km de la fundición de hierro de Ybycuí.

Poco antes del inicio de la guerra el ferrocarril llegó a la zona y el cuartel fue construido a tan solo tres kilómetros de la estación Cerro León, de la que actualmente solo quedan los cimientos. La edificación fue levantada por orden del mariscal Francisco Solano López luego de la invasión brasileña al Uruguay, un hecho que el Paraguay consideraba casus belli.

“En los primeros días del año 1864 el mayor Francisco Fidel Valiente, comandante militar del distrito de Pirayú, recibió instrucciones de estudiar la zona para elegir un sitio donde se pueda instalar un vasto campamento de instrucción de tropa y la elección recayó en el valle de Cerro León”, detalla la museografía del lugar hecha a partir de una investigación histórica de Carlos von Horoch.

Los trabajos fueron realizados por reclutas bajo la supervisión del general Elizardo Aquino, quien también dirigió la construcción de la estación de Pirayú, junto con los técnicos contratados de Europa, el arquitecto e ingeniero militar de origen húngaro Franz Wisner y el ingeniero y topógrafo inglés George Thompson.

Del relato de este último se infiere que fue el mayor campamento de instrucción militar en la antesala de la guerra. “En marzo de 1864, López estableció en Cerro León un campamento militar en que adiestraba para la guerra un Ejército de 30.000 hombres de 16 a 50 años de edad”, indica Thompson para luego añadir que “al mismo tiempo se disciplinaban en Encarnación 17.000 reclutas, 10.000 en Humaitá, 4.000 en Asunción y 3.000 en Concepción”.

En otro pasaje precisa que en la segunda mitad de 1866 en el campamento “se consumían 21 a 23 reses por día. (Las raciones eran una vaca diaria para 80 hombres y cuando escaseaba la carne, para 200)”. Además de ello, “más de 200.000 kilos de maíz, que generalmente era proveído por Paraguarí; cuatro arrobas de sal, mandioca traída de Pirayú y Piribebuy, naranjas de Itá, Yaguarón y Piribebuy”.

CUARTEL GENERAL

En 1865 fue establecido como cuartel general. Tal era la magnitud de la obra que hasta se planteó la posibilidad de hacer llegar un ramal del ferrocarril hasta el campamento.

“En Asunción se había establecido una gran fábrica de elementos militares como sillas, cinturones, cartucheras, entre otros, que eran remitidos a Cerro León por ferrocarril. Contaba además con un acueducto que permitía el aprovisionamiento regular de agua directamente de la cordillera”, detalla la exposición iconográfica.

Por su parte, el historiador David Velázquez Seiferheld describe que “el campamento tenía barracas, áreas de oficiales, zonas de desfile, corrales para caballos, ganado para alimentar a la tropa, armería, depósitos de suministros y cantinas. Contaba con un capellán. Se sostenía con los recursos del Tesoro y ya en tiempos de guerra también la ciudadanía de Pirayú y de otros pueblos circundantes contribuyó con ropas, alimentos, tabaco y enseres. En el campamento también quedó un hospital que había sido erigido en 1862 y que contaba con un bien provisto dispensario. El campamento había sido ubicado en un espacio en el que fuera posible aprovechar el trayecto del ferrocarril para facilitar la movilidad de tropas”.

Velázquez Seiferheld añade que para agosto de 1864, unos 64.000 hombres de 16 a 50 años eran adiestrados militarmente en aquel cuartel. De estos, unos 20.000 podían alojarse cómodamente en sus instalaciones.

Aunque no hay documentos ni planos del sitio, una crónica publicada en el número 539 de agosto de 1864 del Semanario de Avisos y Conocimientos Útiles corrobora las estimaciones respecto a las dimensiones del campamento. La publicación periodística menciona que en la lluviosa noche del 24 de julio de 1864 en el lugar se festejó el cumpleaños del mariscal López.

Al día siguiente, el cronista realizó un recorrido guiado por el brigadier general Robles y relata que “en la falda de la cordillera que se extiende hacia la llanura de Pirayú, se elevan ya simétricas líneas de más de 160 cómodos y espaciosos cuarteles destinados de infantería y caballería en cada uno de los cuales se alojan una compañía de 120 soldados. En un lugar más elevado, donde el aire es purificado por los bosques inmediatos, y a suficiente distancia del campamento, está situado el hospital”.

FUERZA MILITAR

Al producirse la invasión de Mato Grosso, a fines de diciembre de 1864, la “fuerza acantonada en Cerro León ascendía a 10.958 de infantería, 4.266 de caballería. Un total de 15.244 hombres. En resumen 4 altos oficiales y 709 oficiales y suboficiales desde capitán a cabos segundos. El conjunto de músicos era de 139, habiendo 37 trompas, 45 tambores y 57 pífanos. De esta forma, la tropa era de 14.392 soldados”, expone la museografía.

Las tropas adiestradas en Cerro León participaron de las campañas ofensivas de Mato Grosso y Corrientes.

En sus pabellones se formaron relevantes cuadros militares que tuvieron destacada actuación en la contienda –algunos de los cuales también ocuparían importantes cargos en la posguerra– como Bernardino Caballero, Patricio Escobar, Eduardo Vera, Florentino Oviedo, Vicente Mongelós, Francisco Pineda, entre otros.

Un pirayuense célebre que combatió en la guerra fue el general José Eduvigis Díaz, vencedor de la batalla de Curupayty, muerto en 1867 a consecuencia de heridas de combate. Desde 1993, el féretro en el que fue transportado desde Paso Puku, donde falleció, a Humaitá y luego a Asunción se exhibe en el lugar. En el ataúd tallado en madera están grabadas sus iniciales y las batallas de las que participó.

CAÍDA EN MANOS ENEMIGAS

En las postrimerías de la conflagración, con las fuerzas paraguayas ya muy mermadas, el campamento fue atacado el 25 de mayo de 1869. El sitio estaba resguardado por una precaria e incompleta trinchera que fue fácilmente flanqueada por las filas enemigas. El saldo fue de 30 soldados muertos y 20 prisioneros, entre ellos el practicante de medicina sargento Cirilo Antonio Rivarola, futuro presidente de la República. En tanto que las bajas en el lado brasileño fueron de un muerto y un herido.

El campamento fue tomado por las tropas aliadas, que ejecutaron desde allí las maniobras para la campaña de las Cordilleras y la utilizaron como hospital militar hasta el periodo de ocupación.

Mientras vamos terminando el recorrido, Cabrera se queja de la escasa afluencia de visitantes y el poco conocimiento que existe en general sobre este sitio. A su criterio, los aspirantes a policías y militares deberían hacer su juramento de lealtad a la patria frente a los pabellones del campamento.

Como ejemplo para apoyar su postura refiere que hace un tiempo visitó el lugar un militar retirado que le indicó que a pesar de los largos años de servicio en el Ejército nunca antes había pisado el sitio.

Por ello, su mensaje a los ciudadanos es que visiten el lugar para conocer más acerca de nuestra historia. El museo está abierto de miércoles a domingo de 8:00 a 16:00. Para acampar se debe solicitar un permiso de la SNC. Aunque el acceso es libre y gratuito al museo, la estancia por la que hay que cruzar cobra un derecho de paso.

UNA ESTACIÓN ÚNICA

Otro museo histórico de la ciudad de Pirayú es el que funciona en la estación del antiguo ferrocarril, la única del país con dos torres. El tramo fue inaugurado el 26 de mayo de 1864.

Allí nos recibió Ariel Gómez, encargado del Departamento de Cultura de la Municipalidad de Pirayú, quien nos muestra el acervo del museo como una báscula de 1887, boleteros, pasajes, tejidos fabricados por las artesanas locales, entre otros objetos.

Gómez, egresado de la carrera de Historia, recuerda que un episodio particular de la guerra vinculado con esta estación es el conocido como combate del tren o batalla de Yuquyry.

A pesar de la poca trascendencia en términos de movimiento de tropas o de bajas en un conflicto cuyo desenlace ya estaba definido, este episodio fue un hecho pionero al constituirse en la primera vez que una máquina terrestre fue utilizada como vehículo de combate o asalto.

Según refiere el historiador Carlos von Horoch Benítez, el tren partió de la estación de Pirayú, recaló en Patiño Cue, donde madame Lynch y una comitiva selecta bajaron a disfrutar de un picnic en la casona de la dama irlandesa. Posteriormente, el tren, compuesto de seis vagones, con uno de ellos al frente armado con una pieza ligera de artillería, partió en dirección a Luque.

Poco antes de llegar al Yuquyry, donde había una compañía de zapadores brasileños en labores de reparación del puente ferroviario que había sido derrumbado por el Ejército paraguayo durante su repliegue, una compañía de rifleros descendió del tren para actuar como guerrilla a ambos lados de la vía.

El combate de Yuquyry o combate del tren tuvo lugar el 10 de marzo de 1869 entre los municipios de Luque y Areguá, en la cabecera este del puente del arroyo Yuquyry, que da nombre al sitio y al enfrentamiento.

El historiador relata que al acercarse el mediodía y cuando los brasileños se aprestaban a almorzar, fueron sorprendidos por la guerrilla paraguaya, reforzados por el cañón. La confusión fue tal que los enemigos no pudieron reaccionar, dejando 40 bajas en el terreno.

Tras la derrota del Ejército paraguayo en la campaña del Pikysyry y la evacuación de Asunción, la población y defensa se habían trasladado a la zona donde posteriormente se desarrollará la campaña de las Cordilleras. A Pirayú fueron llevadas todas las locomotoras, excepto una que estaba averiada. Posteriormente, habían destruido el puente sobre el arroyo Yuquyry.

Esta fue una innovación en materia bélica, pues nunca antes se había utilizado en Latinoamérica una máquina terrestre como vehículo de combate o asalto.

La estación de Pirayú es un lugar muy visitado por encontrarse en el centro de la ciudad. El museo está abierto al público los viernes (de 8:00 a 15:00), y los sábados y domingos (de 8:00 a 17:00).

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