El fotógrafo paraguayo fue seleccionado para participar del Proyecto Global de Arte Nómada (GNAP), France 2024, e invitado para exponer en el Instituto Cervantes de París. “Poner mi cámara al servicio de una mirada social y del cuidado de la naturaleza es una gran opción que puedo mostrar con orgullo”, comenta desde la perspectiva vital producida en estas experiencias. Curioso, viajero incansable, Vera dice que todavía queda mucho por descubrir de la imagen de la gente y de la tierra en nuestro país.

La colección fotográ­fica y de video “Agüe­ro-güero” fue pre­sentada por Luis Vera en el Instituto Cervantes de París en el marco de la Semana de América Latina y el Caribe. “Son las personas enmasca­radas que representan a los espíritus de sus ancianos muertos en el Arete Guasu, la ceremonia del reencuentro de los vivos con los muertos, la más importante del pueblo Guaraní chaqueño”, recuerda el fotógrafo de dilatada tra­yectoria en nuestro medio, en el que comenzó ejerciendo el reporte gráfico, donde encon­tró el camino hacia la foto artística.

“Ver la participación de jóvenes en este ritual es una forma también de ver la con­tinuidad y fortalecimiento de una cultura indígena amenazada. Aunque cada comuni­dad tiene sus particularida­des y criterios, veo que cada año se van sumando partici­pantes y se van agrandando los territorios donde desarro­llan este ritual que a muchos les cuesta entender en pro­fundidad, pero lo impor­tante es lo que el mismo pue­blo guaraní sienta”, dijo sobre la experiencia que fue cons­truyendo durante las reite­radas visitas al ritual.

Desde meses antes se van agrupando los jóvenes en torno a los preparativos. Para Vera “hay un despliegue crea­tivo, con lenguajes artísticos muy importantes. Dibujar el apyte puku, ese gorro cónico con coloridas cintas, idear otras vestimentas y actos que incluso muchas veces se con­traponen a las máscaras tra­dicionales de madera o pieles de animales, pero que hacen a los cambios culturales a los que se enfrentan a diario. Todo ese ritual es importante y se lo siente así mismo”.

LABOR SOCIAL

El reconocido fotógrafo entiende que “estas cultu­ras estimulan la creatividad. Poner la cámara al servicio de las cuestiones sociales buscando un impacto tangi­ble en las personas es como apuntar a un objetivo utó­pico, pero que mueve y con­mueve para seguir haciendo a la luz y la mirada de todos”, enfatizó sobre su experien­cia creativa con la fotografía y el video, siempre en diálogo con otros lenguajes artísticos.

Las imágenes utilizadas en la exposición corresponden a las comunidades de Macha­rety, 13 de Agosto, la Guarani urbana y Santa Teresita, de Mariscal Estigarribia; ade­más de Yvopey Renda, de Filadelfia.

“Este año fui invitado por la Organización de Pueblos Guaraníes (OPG), lo que faci­litó el acceso a nuevas tomas”, comentó.

En una entrevista realizada para el documental que se exhibe en la exposición, la dirigente Gelga Guainer defi­nió el Arete Guasu como una danza en un gran círculo que simboliza el universo, que a su vez son muchos círculos, como los universos. “Desde el atiku, el tiempo de prepa­ración de la fiesta y al mismo tiempo de la cosecha, el ritual es un tiempo de reflexión del pueblo guaraní. Como parte de esta ceremonia, están los agüero-güero, que personi­fican a nuestros guerreros, a nuestros muertos, los que partieron al otro lado y que sentimos su presencia través de ellos”, dijo detallando la ceremonia.

BÚSQUEDAS

–¿Qué sentís que te falta fotografiar del Paraguay?, ¿qué imagen nos queda por descubrir?

–Diría que todo, aunque son pocos los rincones del Para­guay a donde no he ido. De Alto Paraguay a Itapúa, de Canindeyú a Infante Riva­rola. Tengo un espíritu vaga­bundo y un profundo sen­tido social que me sube a la cámara y me lleva a recorrer miles de kilómetros, cientos de ciudades y comunidades dentro de nuestro país. Pero siempre trato de volver sobre mis pasos. Es importante la mirada después de mucho tiempo. Cambia el sitio, cam­bia mi perspectiva, cambian los intereses y la problemática de la gente, cambia el paisaje. Mostrar esos cam­bios es también un proceso. Busco iniciativas que pueden mejorar la vida de las perso­nas incluso en momentos tan críticos como el que vivimos. El arte tiene un poder libera­dor imponderable.

–¿Cómo estás viviendo esta importante muestra, “Diversidades”, en el Insti­tuto Cervantes de París?, ¿qué te devuelve la gente?

–París es una ciudad donde la cultura tiene una impor­tancia fundamental, por lo que llevar mis obras allí es por demás significativo para mí. Son varias colecciones las que mostré hasta ahora en diversos espacios de esa ciu­dad donde confluyen muchas culturas. Aunque estos dos años fue, además de un reen­cuentro, una exploración de nuevas posibilidades. Nuevos amigos, otros artistas, enri­quece la vida misma. Tuve la posibilidad de mostrar mi trabajo en los lugares más diversos: galerías, museos, canchas, escuelas, plazas, en la calle, en el Congreso, ¡hasta en un casino! Ahora preparo esta misma muestra para Mariscal Estigarribia, en las comunidades guaraníes, donde también ya había mos­trado la primera parte de este trabajo que voy desarrollando hace años.

RESIDENCIA ARTÍSTICA

El Proyecto Global de Arte Nómada (GNAP, por su sigla en inglés) es una propuesta que reúne presencialmente a artistas de la naturaleza de todo el mundo para traba­jar juntos. Fue iniciado por el Grupo Yatoo de Corea del Sur en 1981.

“Mi trabajo siempre está muy ligado a la cuestión social y desde ahí también tengo una perspectiva vital relacionada con el cuidado de la natura­leza, producida justamente por las mismas preocupacio­nes que voy planteando en mis obras. Creo que es parte del motivo de esta convoca­toria”, comenta Vera.

Si bien no es su primera par­ticipación en esta residencia artística, ya que también el año pasado participó de la GNAP realizada en la Argen­tina, “ser invitado a trabajar en forma conjunta con los demás artistas internacio­nales fue una enriquecedora experiencia por la forma de trabajo planteada por la orga­nización”, comentó.

La reunión tuvo como sede principal una hermosa casona construida en 1840, cerca de Tesseau, Saint Lactincin, de donde partían cada día para una zona de exuberante natu­raleza, cercana a las ciudades de Neuillay-les-Bois, Ville­dieu, Oulches, Concrémiers, Brenne, Le Blanc, Azay-le-Fe­rron, Bellebouche, Vendoeu­vres, de las regiones de Indre y Brenne. Parques natura­les, bosques, ríos, lagunas e incluso entornos de castillos fueron escenarios de los tra­bajos artísticos.

“Llegar a un lugar natural, que en este caso fueron todos sitios distintos. Una antigua cantera de yeso, bosques a la vera del río, estanques, pequeñas elevaciones, todas ofrecen oportunidades dis­tintas”, mencionó Vera.

El GNAP se fundó sobre la idea de que la naturaleza no tiene fronteras. Se ana­lizó la vida tradicional de los nómadas, que obtienen la mayor parte de sus nece­sidades vitales de la natura­leza y que dejan pocos rastros al partir. Se busca compren­der mejor las raíces de la his­toria y la cultura humanas, y revelar cómo la práctica crea­tiva fluye a través del contacto directo con la naturaleza.

“Cada caso se resuelve indi­vidualmente, aunque todos están prestos para colabo­rar con alguna herramienta o tomando la cámara. Se siente alegría y energía colabora­tiva. Un ambiente de amis­tad”, resaltó Luis.

“En la excantera me encontré con diminutas orquídeas que eran de una belleza extraor­dinaria o una exuberante vegetación de bosques, que de alguna forma me interpe­laban siempre. De ahí tomé la idea de una obra instalación que será expuesta en julio próximo en Francia como parte final de la residencia”, añadió.

Al llegar al punto de trabajo, van tomando elementos que se encuentran para producir sus obras. Se busca que la intervención sea con el mayor cuidado, que no deje rastros que puedan dañarla, sino más bien poner puntos que llamen la atención para resaltar la pre­ocupación sobre el ambiente, que necesita ser protegida para su preservación.

El paisaje natural del Val de l’Indre se estructura en torno a tres componentes principa­les: tierras agrícolas, bosques y selvas; ríos y estanques. Estos entornos y sus zonas de trans-sitio constituyen el con­texto del proyecto, aunque los bordes o límites geográficos están vinculados especial­mente como zonas de resi­liencia y permeabilidad. Inte­grarse al paisaje y transmitir el arte que inspira es la tarea.

“DIVERSIDADES”

En el marco de la Semana de América Latina y el Caribe el Instituto Cervantes de París inau­gura la exposición “Diversidades”, que estará activa hasta el 1 de junio próximo.

“Latinoamérica es la región con mayor eco­diversidad del mundo. Con más de 8,8 millo­nes de km² en áreas protegidas terrestres y marinas, Latinoamérica y el Caribe (LAC) es la región más protegida del mundo, con más del 40 % de la biodiversidad existente y más de la cuarta parte de los bosques. En térmi­nos de diversidad cultural, más de 500 pue­blos indígenas hablan más de 400 lenguas”, informa la organización al explicar el porqué de la exposición.

La muestra colectiva “Diversidades” ofrece obras de Ignacio de Lucca, Lucas Pértile, Mariana Brea y Sebas Báez (Argentina); Jero González (Perú), Misha Vallejo (Ecuador), Manuel Lagos Cid y Mario Faundez (Chile); Eddy Vásquez y Nehemías Escalante (Gua­temala), Marcia Salas (Costa Rica), Nubia Natalia Medina (Venezuela), Francisco Javier Suárez y Manuel López Oliva (Cuba), Anna Rank (Uruguay) y Luis Vera (Paraguay), bajo la curaduría de Carminne Dodero y Maya Gruninger.

La actividad está organizada en colabora­ción con las embajadas de Argentina, Chile, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Guatemala, Para­guay, Perú, Uruguay y Venezuela. Presenta las miradas de una selección de artistas que desde sus diferentes posiciones y tiempos nos invitan a acercarnos a esas realidades diversas.

SOBRE EL AUTOR

Luis Vera es artista visual, con estudios de arte, comunicación, derecho y antropología, nacido en Asunción, Paraguay. Desde hace décadas realiza periódicamente exposiciones fotográficas en ciudades del Paraguay, Amé­rica y Europa. Obtuvo varios premios como el de Fotografía de INSERSO, en España; el de Fotografía Documental en Colombia. También el Premio Bayard de Fotografía, por el que desa­rrolló una residencia artística en Cité Interna­tionale des Arts à Paris en 2022, ciudad donde realizó exposiciones, presentaciones de libros y charlas. Es además director de la Casa Bicen­tenario de las Artes Visuales Ignacio Núñez Soler, dependiente del Centro Cultural de la República El Cabildo.

EL PROYECTO GNAP

El grupo Yatoo ha planificado el Proyecto Global de Arte Nómada – Corea casi todos los años desde 2014. Después, desde 2015, se realizó en India, Sudáfrica e Irán. En 2017 inició una gira europea en Reino Unido, Italia, Alemania y Francia. Finalmente, se expande a América, donde llega a México y Argentina en 2023. Se busca así trabajar en los diferentes tipos de entor­nos naturales que ofrece cada país.

Un GNAP consta de tres partes: talleres de arte de la naturaleza al aire libre, exposiciones en interiores con la participación de entre 15 y 20 artistas de todo el mundo y la publicación de libros de documentación de este proyecto. En general, no es hacer una obra de arte monumental, sino dejar huellas de diálogo con la naturaleza a través de la creación de pequeñas obras de arte efímeras. Los artistas escuchan y se comunican con la naturaleza a través de su trabajo. Todas las intervenciones en la naturaleza son docu­mentadas con fotografías y vídeos, luego exhibidas públicamente y finalmente publicadas en forma de catálogos y películas documentales.

Este año fueron invitados ocho artistas y el encuentro se realizó en la Comunidad de Val de l’Indre/Brenne, a 250 km al oeste de París. Cada artista participante tiene un origen de lenguaje diferente, aunque en general son multidisciplinarios. Así, Claudia Arano­vich es escultora y Premio Nacional de Argentina; Jessica Doucha es performática, y Anni Snyman, dibu­jante y diseñadora, ambas de Sudáfrica; Olivier Huet y Margrit Neuendorf son artistas visuales, y Nicolas Petay, sonidista de cine; los tres, de Francia; Ri Eung-woo, artista visual de Corea del Sur, y Luis Vera, fotó­grafo, de Paraguay.

Aunque cada artista proviene de una técnica distinta, todos son multidisciplinarios y en conjunto proponen una infinidad de miradas. Como todas las obras son efímeras, la documentación fotográfica y de video, realizada particularmente por cada participante, es esencial. Incluso puede decirse que queda una que se convierte nuevamente en una obra. Estas son exhi­bidas en un encuentro con la comunidad y sus miem­bros, entre ellos los gobernantes y funcionarios loca­les de cada municipio.

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