La presencia de personalidades francesas en el Paraguay gobernado por José Gaspar Rodríguez de Francia dio lugar a una serie de episodios que influyeron en las relaciones con el país europeo.
- Por María Victoria Benítez Martínez *
- Fotos: Gentileza
Al igual que Londres, París estaba decidida a aprovechar todas las oportunidades que se presentaran para extender su influencia en el continente sudamericano.
Tres franceses han ilustrado la política francesa a través de sus protagonistas. Fueron el comerciante Richard Grandsire, el viajero Pierre Saguier y el botánico Aimé Bonpland. Se conocieron entre l817-1818 en Buenos Aires, donde se habían instalado Saguier y Bonpland. Esta situación, que dio lugar a varios episodios, tuvo consecuencias desafortunadas e influyó negativamente en las relaciones del dictador con Francia.
Las primeras impresiones del Dr. Francia sobre Francia y sus ciudadanos datan de la captura de Bonpland, a finales de noviembre de 1821, y la nota enviada al delegado de las Misiones, Norberto Ortellado, encargado de la operación, brindan ideas preconcebidas sobre los franceses en general.
JEAN-BAPTISTE RICHARD GRANDSIRE
Grandsire, un modesto comerciante de Calais, se había convertido en un agente comercial con vocación política. Llegó a Buenos Aires a mediados de agosto de 1817 con una carta de presentación de Bernardino Rivadavia: “El portador de esta correspondencia, encontrándose en posesión de algún capital, ha resuelto partir en busca de una nueva patria en el nuevo mundo, y con este fin ha comprado un barco (La Celeste) que lo llevará a Buenos Aires, no como simple comerciante, sino para hacer fortuna allí”.
En un segundo viaje a Buenos Aires, Grandsire, portador de una carta del Instituto de Francia solicitando la liberación del botánico Bonpland y habiendo tenido la oportunidad de vivir en Itapúa durante algunas semanas, llegó el 17 de agosto de 1824 y describió Paraguay en una carta a Humboldt:
“Es muy probable que comparta la suerte del pobre Bonpland, pero debo decir francamente que, por todo lo que veo aquí, los habitantes del Paraguay disfrutan de una paz perfecta desde hace veintidós años, bajo una buena administración. El contraste con los países que he recorrido hasta ahora es bastante sorprendente. En Paraguay, la gente viaja desarmada, las puertas de las casas apenas se cierran, porque cualquier robo se castiga con la muerte, e incluso los propietarios de la casa o de la comuna donde se cometió el robo están obligados a pagar una indemnización. Apenas hay mendigos, todos trabajan”.
El Dr. Francia supuso que Grandsire había viajado a bordo de uno de los buques de la escuadra francesa que acababa de llegar al Atlántico Sur y preguntó falsamente qué hacía tal armada en la región, agregando irónicamente que “en las actuales circunstancias, nadie puede suponer que tal escuadra en los mares de América favorecerá a los americanos en la protección de su independencia”.
Devolvió el pasaporte a Grandsire y lo expulsó del territorio paraguayo, afirmando que “espera que este caballero tenga ahora más consideración con el pueblo paraguayo, porque sabemos valorar nuestra independencia, y por eso no vivimos despreocupados ni nos abandonamos”.
En 1824, un periódico de Buenos Aires afirmó que Grandsire era un espía al servicio de Francia y Brasil. Grandsire elogió la variedad y riqueza del comercio paraguayo, afirmando que era posible, desde la Guayana Francesa, remontar el Amazonas y sus afluentes y encontrar la confluencia que uniría este sistema fluvial con Paraguay y Paraná. Grandsire desapareció en la selva amazónica en 1827 en un intento de demostrar su hipótesis.
PIERRE SAGUIER
El francés Pierre Saguier, exoficial de los cazadores a caballo de la Guardia Imperial, se reunió con el Dr. Francia en agosto de 1819 y le dijo que viajaba de incógnito, pero esto no fue suficiente para convencerlo a pesar de las promesas de vínculos comerciales que significarían un reconocimiento de facto al Paraguay. Saguier no tenía mandato oficial ni extraoficial de Francia.
El dictador esperaba que, si Francia quería entrar en contacto con su régimen, debía hacerlo oficialmente, porque eso era lo que necesitaba Paraguay para romper su aislamiento.
Una carta de Grandsire en posesión de Saguier, incautada por oficiales paraguayos, revela su verdadera misión. Grandsire afirmaba que Francia podía aprovechar la independencia de las colonias españolas y desarrollar la marina francesa en la región: “Bonpland fue como naturalista al territorio de las antiguas Misiones del Paraná. Quiero señalar a mi amigo Saguier que no se trata de una simple operación comercial, sino de una operación a gran escala que será beneficiosa para el futuro, porque Paraguay tiene una gran riqueza de productos que ofrecer. El comercio británico sufrirá un golpe terrible”.
Evidentemente, una vez en posesión de esta carta, el dictador no podía sino desconfiar de los objetivos de la misión inicialmente anunciada por Saguier.
Un año después de su misión en Paraguay, Saguier no dudó en seguir difundiendo la falsa idea de que los franceses estaban mejor considerados por el dictador que los británicos. Una vez más, el Dr. Francia demostró ser perspicaz, ya que Saguier resultó ser un aventurero. En cuanto a Grandsire, el dictador no tuvo problemas en demostrar que era fácil dudar de las razones aducidas en la carta en poder de Saguier.
Tras la detención de Bonpland, el Dr. Francia dijo a uno de sus comandantes: “A los europeos, sea cual sea su nación, nunca hay que creerles ni confiar en ellos”. Esta opinión es similar en el caso de los suizos Johann Rudolf Rengger y Marcelin Longchamp, a quienes el Dr. Francia califica de “malvados ateos suizos europeos”, “bribones desalmados que difunden una sarta de mentiras y tonterías en otros países”.
AIMÉ BONPLAND
Cuando, a fines de 1820, Bonpland llegó a Corrientes procedente de Buenos Aires para preparar su traslado a las Misiones, en la margen sur del Paraná, donde pretendía fundar una colonia agrícola, el doctor Francia se alertó de inmediato. Por un lado, parecía corroborar el mensaje de Grandsire que anunciaba su llegada a la región como naturalista, dando a entender que estaría allí para ocuparse de otros asuntos.
El proyecto de Bonpland fue impulsado por un acuerdo dado por Francisco Ramírez, vencedor de José Gervasio Artigas y nuevo caudillo de Entre Ríos, quien reclamaba las misiones entre Paraná y Uruguay, y amenazaba con invadir Paraguay. La presencia de Bonpland en las Misiones era un problema, por no decir un peligro, para el Dr. Francia. El dictador no quería competencia, especialmente en lo que consideraba territorio paraguayo.
Tras la muerte del caudillo Francisco Ramírez, el Dr. Francia intentó reocupar Candelaria, que era un vínculo esencial entre las misiones de Brasil y de Paraguay. El primer paso de este plan fue atacar y destruir el establecimiento del botánico Bonpland y secuestrarlo a finales de 1821. Un año después, pidió al delegado de Itapúa que le cediera un terreno, pero con cautela: “Este francés que también ha venido como espía de los porteños a reconocer las fronteras del Paraguay, que instale la chacra, pero en un lugar donde no pueda escapar”.
A partir de entonces, el Dr. Francia ya no se hizo ilusiones sobre Francia. El contraalmirante Ducampe Rosamel, de la marina francesa, escribió al dictador desde Montevideo para obtener la liberación de Bonpland y el cónsul británico, Woodbine Parish, hizo lo mismo.
EL ASILO DE ARTIGAS
La retórica del Dr. Francia, aunque a veces excesiva, reflejaba la situación y la tensión política de la época. José Gervasio Artigas representaba una seria amenaza. Paralizó el comercio fluvial, alejó a los paraguayos de las Misiones y estableció contactos con los opositores políticos del dictador.
En el discurso del Dr. Francia, Artigas aparece bajo dos aspectos muy diferentes. La primera lo presenta como un salteador de caminos, un intruso, y la segunda como un refugiado en Paraguay. Estas dos imágenes, aunque contradictorias, no son sorprendentes. En cuanto cruzó el río Paraná para refugiarse en Paraguay, dejando así de representar un peligro para la estabilidad de la dictadura, el doctor Francia cambió su discurso hacia él, como si ya no fuera necesario convencer a nadie de la nocividad del caudillo oriental.
En setiembre de 1820, el pedido de asilo del general Artigas le dio al Dr. Francia la oportunidad de reafirmar sus principios al respecto. “Reducido su suerte definitiva, Artigas vino como fugitivo al Paso de Itapúa, y me dijo que yo le permitiera terminar sus días en algún lugar de la República. Era un acto no solo de humanidad, sino hasta de honor para la República, conceder asilo a un desgraciado caudillo que se había entregado. Hice que lo llevaran a vivir a San Isidro del Curuguaty por ser el lugar más apartado y menos comunicado con el resto de la República”.
LA PATRIA Y EL PATRIOTISMO
Para el Dr. Francia, un patriota es alguien que ama a su país y está dispuesto a sacrificarse por él. “Prefiero morir antes que ver a mi país oprimido y esclavizado”, había señalado exhortando así a apoyar la causa de la patria. Patriotismo significa solidarizarse con los conciudadanos necesitados que viven cerca o en el otro extremo del país simplemente porque así lo exige el sentimiento de pertenecer a una misma comunidad que comparte un mismo destino.
El Dr. Francia suscribe plenamente este principio, según el cual cada individuo se dedica, según sus cualidades y su función, a cumplir su deber por el bien de todos. El interés general prevalece sobre los intereses individuales. En cualquier caso, este es el ideal al que aspira el dictador para su país y que sus conciudadanos se conviertan en patriotas movidos por la misma ambición que la suya. Transmitir conocimientos es también una forma de patriotismo.
El Dr. Francia parecía haber renunciado a presionar a Francia y Gran Bretaña para que impidieran que Buenos Aires obstaculizara el comercio paraguayo y reconocieran y respetaran la independencia de Paraguay. Sin embargo, no cerró la puerta a un posible acuerdo con Francia que beneficiara al país y su comercio. Mucho más tarde, en 1853, se firmó con Francia el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, y el reconocimiento de la independencia de Paraguay.
*Ph. D. en Historia y Civilizaciones - Université Paris Cité – Francia. Máster en Relaciones Internacionales, máster en Letras y licenciatura en Letras Modernas, Sorbonne Université. Comercio Internacional – Droit des Affaires – Conservatoire National des Arts et Métiers