• Por Juan Sebastián Serrano
  • AFP
  • Fotos: AFP

Un proceso de momificación inexplicado se ha reportado desde 1963 en la localidad de San Bernardo, ubicado a 100 km de la capital, Bogotá. Varios científicos han intentando hallar una explicación, pero aún no lo han logrado. Mientras, en el municipio funciona un museo donde se exhiben algunos cuerpos.

Clovisnerys Bejarano se arrodilla para orar frente al cuerpo de su madre, Saturnina, fallecida hace casi 30 años, pero cuyos rasgos faciales se conservan gracias a un misterioso pro­ceso de momificación que sucede de manera “espontá­nea” en el pueblo colombiano de San Bernardo.

“Todavía tiene su carita morenita, redondita, sus trencitas, su cabello (...) si Dios la quiso dejar ahí será por algo”, dice Bejarano a la AFP frente a la urna de vidrio donde se exhibe el cuerpo en un museo de este municipio a poco más de 100 kilómetros al sur de Bogotá (centro).

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Saturnina Torres de Beja­rano falleció en 1993 en su casa por un problema car­díaco. Su cadáver fue depo­sitado en una bóveda del único cementerio del pue­blo. Al exhumarlo, en 2001, sus familiares lo encontraron aún con pelo, uñas y la mayo­ría de sus tejidos intactos. No fue una sorpresa.

“Para nosotros, como san­bernardinos, (la momifica­ción) se nos ha vuelto pan de cada día”, explica Rocío Vergara, la encargada de la muestra donde se exhiben 14 cadáveres que escaparon a la descomposición por razones aún no explicadas. Algunos incluso conservan sus ojos y uñas.

En 1963 apareció el primer cuerpo momificado en las bóvedas de este camposanto ubicado en una ladera barrida por el viento. El fenómeno se ha repetido desde entonces: a finales de los años ochenta, se llegó a contabilizar 50 casos anuales. En la actua­lidad la cifra se ha reducido a un puñado de casos por año, detalla la encargada del museo ubicado en las mismas instalaciones.

Los familiares de los difuntos momificados deben autorizar su exhibición. La mayoría opta por desmembrar y cre­mar los restos. Sin embargo, la familia Bejarano no quiso que su madre tuviera ese destino.

SIN RESPUESTA

“Dios quiso dejárnosla y ahí la tenemos (...). Al verla uno así, ¿cómo va a dejarla cor­tar y cremar?”, pregunta Clovisnerys Bejarano, de 63 años y que lleva a sus nietos de manera periódica a visitar el museo.

“Salen contentos de visitar a la bisabuelita. Dicen: ‘Ay no era tan grande. De razón mi abuelita no es alta’. Se siente uno muy bien”, cuenta esta ama de casa.

Según Vergara, “a pesar de que se ha abierto la puerta a investigaciones por parte de diferentes universidades (...) nunca se ha llegado a deter­minar la causa exacta” que lleva a los cuerpos a preser­varse en el cementerio de San Bernardo.

Aerial view showing the museum of mummies at Jose Arquimedes Castro Mausoleum at cemetery in San Bernardo municipality, Cundinamarca, Colombia on April 10, 2024. Clovisnerys Bejarano kneels to pray in front of the body of his mother, Saturnina, who died almost 30 years ago but whose facial features are preserved thanks to a mysterious mummification process that happens "spontaneously" in the Colombian town of San Bernardo. "For us as Sanbernardinos (mummification) has become our daily bread", explains Rocio Vergara, the person in charge of the exhibit where the bodies of Saturnina and 13 other people who also escaped decomposition for reasons not yet explained are on display. Some of them still have their eyes and fingernails. (Photo by Raul ARBOLEDA / AFP)

Los locales creen que el fenó­meno se debe a la buena ali­mentación de los habitantes de este municipio de clima templado y vocación agrícola. Sin embargo, esta teoría no tiene sustento cientí­fico. Además hay cadáveres intactos que contradicen esta hipótesis, como el de Jorge Armando Cruz, un sanber­nandino que pasó la mayor parte de su vida en Bogotá, donde falleció.

Tampoco hay un patrón en los cuerpos momificados: tenían diferentes edades al momento de morir y no pre­domina un sexo ni contex­tura en particular. La encar­gada del museo tampoco detecta un sector del cemen­terio que arroje más momias que los demás.

“ESPONTÁNEO”

La única certeza es que la res­puesta debe encontrarse en las bóvedas, dado que el fenó­meno comenzó a presentarse cuando el municipio inauguró este cementerio, donde no hay tumbas subterráneas. Antes de los años 1960, San Bernardo había tenido dos camposantos en los que no hubo un solo caso de momificación, señala Vergara.

“El clima también se ha estu­diado y se ha demostrado que es templado, húmedo, debe­ría ayudar mucho a descom­poner los cuerpos”, agrega la guía. Luego de un recorrido por las tumbas y el museo, la antropóloga e investigadora de la Universidad Nacional de Colombia Daniela Betan­court señala que las momias de San Bernardo son en apa­riencia similares a las de Guanajuato, en México, y Palermo, Italia.

También ensaya una explica­ción: “El cementerio está en una ladera de una montaña bastante pendiente. Está soplando constantemente el viento al mismo tiempo que hace calor. Es posible supo­ner que las bóvedas funcionan como un horno de cocción (...). Te va deshidratando poquito a poquito”. No obstante, advierte que haría falta probar su hipóte­sis con experimentos. “Podría tratarse de un esce­nario (...) completamente espontáneo”, concluye.


Etiquetas: #momia#Colombia

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