En esta entrevista con La Nación/Nación Media, Rosa Laconich, aficionada a la fotografía y apasionada de la historia, nos cuenta sobre sus inicios en la labor de retratar sitios históricos del país, en especial realizando comparativas entre el antes y el ahora. Además del rescate de la belleza estética y la evocación de un pasado que a todas luces ha sido más generoso para el microcentro de la capital, Laconich confía en el aporte que puede brindar la fotografía en la documentación y conservación del patrimonio histórico en tiempos en que se realizan intervenciones agresivas sin mayor planificación ni criterio técnico.
- Por Paulo César López
- paulo.lopez@nacionmedia.com
- Fotos: Gentileza
Rosa Laconich es una profesional bioquímica que estuvo al frente de un laboratorio ubicado en las cercanías del viejo Hospital de Clínicas. Con la mudanza del nosocomio a la ciudad de San Lorenzo fue afectada por una drástica merma de pacientes. En lugar de mudarse y empezar de nuevo, decidió cerrar su emprendimiento y dedicarse con exclusividad a sus funciones en el Ministerio de Salud.
Con el tiempo libre que le quedó empezó a dedicarse como hobby a retratar casas, edificios y lugares de Asunción y otros puntos del país. Su trabajo en las redes sociales adquirió gran repercusión en la platea digital, donde tiene miles de seguidores, en especial las comparativas entre el antes y el ahora, que son indudablemente las preferidas del público.
–¿Podría contarnos un poco sobre usted y su formación?
–Yo soy bioquímica en primer lugar. Ya llevo 45 años de ejercicio en la profesión. Tenía mi laboratorio propio, pero ahora sigo trabajando en el Ministerio de Salud y empecé en la fotografía como un hobby.
–¿Hace cuánto tiempo fue eso?
–Hace 10 años aproximadamente, hacia 2016, 2017 cerré mi laboratorio.
–Se trata de una vocación relativamente nueva entonces...
–Sí. Yo tenía mi laboratorio frente al Hospital de Clínicas y con la mudanza a San Lorenzo empezaron a escasear los pacientes y yo no quise mudarme a San Lorenzo, hacer la reapertura y volver a empezar.
COMPARATIVAS
–¿Cómo empezó a llamarle la atención la fotografía como actividad?
–Yo empecé a seguir fotos antiguas en un grupo y yo reconocía los lugares. Guardaba las fotos antiguas y empecé a comparar con las actuales. A mí me gustan mucho más las casas. No sé por qué me inspiran las casas. Tengo una página en Pinterest donde pongo en los tableros flores, puertas, ventanas, picaportes, arte antiguo, detalles. Y después otro tablero en zonas comparativas.
–¿Cómo planifica sus safaris fotográficos?
–Soy una turista empedernida, hago turismo por Asunción y por el interior. Voy con familiares o me inscribo a circuitos históricos.
–¿Qué tipo de cámara utiliza para tomar sus fotos?
–Yo no uso cámara profesional, tomo desde mi iPhone, solo celular.
–Sus fotos comparativas son muy ricas en material de archivo. ¿Cómo hace para acceder a semejante acervo?
–Soy administradora de varios grupos como Fotos Antiguas del Paraguay, Explora Paraguay. Mucha gente que tiene acceso a álbumes gráficos del Paraguay de 1907, 1911 alza las fotos antiguas y si me interesan, las guardo. Entonces yo agarro las fotos que se postean y hago las comparativas. Tomo como modelo. A veces no salen bien porque las lentes enfocan diferente. Las cámaras de antes como que acercan más la imagen y el celular como que la aleja. Entonces tengo que compaginar esas diferencias.
MATINAL
–¿En qué momento del día prefiere realizar sus tomas?
–Los domingos o los días laborables como a las seis de la mañana, cuando todavía no hay mucha gente circulando por las calles. Últimamente ya no las hago mucho los domingos, sino antes de ir al trabajo. Yo entro a las 7:00 y madrugo, que a mi edad no cuesta nada, para llegar más temprano para poder hacer mis fotos y después me voy a trabajar. A mí me gusta más siempre todo despejado.
–¿Cómo nota la reacción de la gente ante su trabajo?
–La verdad que al principio no pensé que tanta gente iba a ver, leer y comentar. Jamás pensé que iba a ser masivo y tampoco nunca lo pretendí, sino que simplemente se dio.
–¿Qué aporte le parece a usted que puede brindar la fotografía en esa labor tan urgente de proteger nuestro patrimonio histórico?
–Yo creo que mostrar puede ayudar mucho a valorizar. Sabemos que las cosas entran más por el ojo que por las palabras. Entonces al comparar se ve que hay muchas cosas que se perdieron. Esa fachada posterior del Teatro Municipal que está sobre Paraguayo Independiente casi Alberdi. En las fotos antiguas se ve que tenía puertas, ventanas. Ahora hay un muro, que creo que se pintó como era antes. Ahí hay un edificio que puede recuperarse y otro que ya se ha echado.
En muchas partes se perdió mucho porque no existía ese concepto de conservar. También se perdió la casa del mariscal López que estaba sobre Nuestra Señora de la Asunción, la Casa de los Gobernadores, que mandó echar el presidente Eduardo Schaerer en 1913. Y así voy recopilando y al mismo tiempo aprendiendo de nuestra historia.
VEGETACIÓN
–¿Cuál le parece que es la deuda pendiente que tenemos en el Paraguay con la protección de nuestro patrimonio?
–Que se hagan cumplir las leyes que hay. Sin embargo, se nota un cierto resurgir de casas y edificios que estaban en estado lamentable. Creo que hay que superar esos antagonismos de que si es de otro color no sirve.
–¿Cómo nota el manejo de las áreas verdes y la vegetación en la ciudad?
–Yo sé que a mucha gente no le va a gustar lo que voy a decir. Yo amo los árboles, pero veo que se siembran árboles sin ningún criterio técnico y así vemos ficus o gomeros que son gigantes. Uno ve frente al edificio del Ministerio de Hacienda y otras partes árboles que crecieron, tapan la fachada y levantan las veredas. Sabemos que hace mucho calor, pero un tiempo se plantaban árboles de yvapovõ o tajy gigantes que incluso amenazan la integridad de los edificios. Yo quiero que haya más conciencia porque si el edificio se cae no se va a poder volver a hacer. En las fotos de antes se veía cómo se apreciaban las fachadas monumentales del Banco Nacional de Fomento o del Panteón de los Héroes, pero ahora todo está cubierto por la vegetación.
–¿Qué se debería hacer al respecto?
–Si el árbol es muy grande, hay que podarlo para que no quiten protagonismo a los edificios históricos. Yo he recorrido muchos países y veo que los árboles se podan, se acicalan y no son grandes, sino de porte mediano como acertadamente se plantaban antes naranjos, jazmines y flores.