Walter Martínez es un artista multidisciplinario que busca a través de diversas facetas artísticas el sentido del ser. De niño sufrió un accidente y encontró en la pintura el punto de expresión para comunicar sus emociones. Se destaca por pintar al aire libre y disfruta el estar-ahí. Además, realiza talleres de pintura en comunidades del Chaco en su afán de que el arte sea descentralizado y que llegue a lugares en los que pensar en ello es casi una utopía.
- Por Vivianna Insaurralde
- Fotos Gentileza
–Contanos cómo fue la experiencia de llevar talleres de arte al Chaco.
–Fue una propuesta un tanto espontánea, conectaba mucho con mi historia personal, la oportunidad que lleva el trámite. Fui un niño chaqueño que un día soñó ser artista y no tuve acceso a algún ideal, lo busqué y desde el dar me entregué a la experiencia y al abordaje del aprendizaje.
–¿Cómo vivenciás la importancia de llevar estos talleres en zonas donde la realización de talleres o cursos es escasa o nula?
–Muchos encuentros entre relatos, por sobre todo la alegría de compartir información valiosa para la percepción y estímulo del instinto creativo en comunidades donde no hay acceso a información enfatizada y comprometida con la creatividad.
–¿Cuál es el grado de motivación que notaste en los lugares donde realizaste los talleres?
–Increíblemente se dio una conexión con el abordaje de las clases, desarrollé dinámicas de juego y desarrollando la poética del hacer en la observación, en un proceso personal individual con la técnica y la expresividad, en donde conectamos con una motivación colectiva de diálogos, intercambios y debate sobre la experiencia compartida en un espacio común. Entonces, muchos conectaron con la intención desde su propio entendimiento, que era la búsqueda, el ejercicio, abrazar la equivocación para ir ante la coherencia que nos planteamos.
ESTÍMULO
–Según tu punto de vista, ¿qué falta en las comunidades chaqueñas para expandir más las redes culturales?
–Desde mi punto de vista, con la nula participación de la comunidad artística en actividades tanto recreativas como de formación, énfasis en bibliotecas y talleres que fomenten la lectura, la escritura, la catarsis sobre lo que logra el arte en una persona individual y en la comunidad. Evidenciar la importancia de las exploraciones artísticas para el estímulo del dominio propio, la autoconducción y el criterio personal.
–¿Cómo manejás tu rol de gestor cultural que descentraliza y lleva el arte a zonas fuera de los círculos habituales?
–El compromiso es grande, por sobre todo enfatizar la didáctica, para llevar cautelosamente el contenido a compartir y, por sobre todo, mantener el interés y entusiasmo de habitar los procesos que conlleva el aprendizaje. La experiencia de la clase es entregarse a un trance en el cual la poética se apodera del espacio y yo actúo como asistente ante las necesidades burocráticas de la teoría, la práctica, el entusiasmo y el cuidado de la expresividad propia que aflora a la par que nos adentramos en la intimidad del proceso creativo.
–¿Qué aporte social te parece que deja este tipo de iniciativas?
–Pienso que el impacto social es un trabajo minucioso y preciso, porque el estímulo es sin vuelta atrás y es un punto de partida imprescindible para impartir una búsqueda individual en los participantes de los espacios de intercambio. La información compartida queda resonando como parte de nuestra vivencia, de acuerdo a qué tanto cada uno se haya encontrado ante un motivo, una razón; un lugar donde se puede generar constantes preguntas y/o respuestas que nos muevan hacia alguna búsqueda o curiosidad personal, individual, contextual o interna.
TÉCNICAS
–¿Cuáles son tus técnicas preferidas al pintar?
–En mis exploraciones personales conecté mucho con la técnica del óleo y se convirtió en el medio principal de mi exploración en la plástica. Así también, otras técnicas como el grabado, grafito, acuarela, acrílico, etc.
–Cuando estás pintando un hecho en vivo, como una manifestación o un concierto, ¿qué buscás plasmar estando in situ?
–La pintura al natural abarca varios aspectos desde dónde abordar. Quizá reunir una secuencia de necesidades o búsquedas plantean el abordaje de la composición y lo que revela la obra final que elijo espontáneamente desde lo que el lugar me ofrece. Trabajar en vivo me confronta con el proceso a contrarreloj, en el cual ejercito el uso del color y la luz sobre la materia en la mezcla y observación, combinando con la expresividad y la precisión en la espontaneidad de los trazos e ir eligiendo la síntesis de lo que plantea el in situ. Utilizar como motivo un acontecimiento real que relata un hecho desde mi vivencia como pintor. Es un lugar de mucha adrenalina en donde ejercito y desarrollo varios aspectos de la observación no solo en la superficie delimitada de la obra, sino una realidad social desde una lente que me lleva a reconocer una forma de saber sobre el costumbrismo del tiempo/ espacio que habito y me desenvuelvo como pintor, artista e historiador.
–¿Qué sentimientos te provoca pintar al aire libre?
–Hablo del sentir en el trance pictórico, adrenalina, estar ante la presión de los problemas que plantea el desarrollo, habitar el proceso y dejar revelar las respuestas de las propias preguntas generadas, las pequeñas satisfacciones graduales de estar ante el hacer y la satisfacción de resolver, de investigar aspectos puntuales sobre lo que lleva a decidir el tema, desarrollo técnico, la energía de la obra, y el antes y después en mí, de estar ante la poética. Ante ver nacer un relato que amplía un poco más el campo de exploración que se adhiere a mi identidad de artista.
RETROSPECTIVA
–¿A qué edad aproximadamente empezaste a sentir inquietudes artísticas?
–Tuve un accidente automovilístico a los cinco años que implicó no recordar mucho de lo que pasó antes, pero mis particularidades en la escuela ya eran el dibujo y el interés hacia el color, que se potenciaron mucho en el proceso de recuperación de tal acontecimiento. Personas cercanas a mi familia, mis profesores y compañeros se encargaron de mimarme con muchos materiales, los cuales en verdad influyeron mucho a conectarme con el hacer. Crecí en el campo viendo muchos paisajes, bosques, respetando las particularidades de la naturaleza y sus encantos. Entre mis rutinas diarias estaban jugar con la arcilla creando mi propio mundo con objetos que representaban las escenas costumbristas de los hábitos campesinos que marcaron mi atención y fueron mis espacios de juego y libertad de niño. En la escuela primaria hice teatro y danza tradicional, donde también se estimuló un proceso de exploración con la corporalidad y la corporeidad.
–¿En dónde estudiaste?
–Años más tarde terminé el colegio en Asunción y empecé mi independencia en todos los aspectos de mi vida. Estaba tocando el bajo eléctrico de forma autodidacta y fui a estudiar teoría, solfeo y coro académico en APA. Por razones económicas prolongué tal búsqueda, gestionando la sobrevivencia a la par que me desempeñaba como instrumentista y sesionista, y tomé la fotografía como un medio de exploración visual. A los 21 años ingresé a la escuela de Bellas Artes, conocí el óleo, absorbí toda la información posible, ya que sabía que habría que abandonar. Estudiar en Paraguay siendo independiente es una tarea complicada, pero al abandonar la carrera encontré la poética y sin vuelta atrás sucedió secuencialmente mi percepción como pintor y artista multidisciplinar, habiendo encontrado en la pintura la vivencia de mi cuerpo, del sentir, de las emociones y reconocer los rincones de estímulo que se sintetizan a la hora de plasmar técnicamente los trazos que tramitan una obra. Desde allí tomé con importancia todo lo que exploré en el arte en mi vida. Desde una necesidad interna, la pintura vino a mostrarme todo lo que debía saber sobre mí y todo lo que me urgía encontrar: formas de atender, de ordenar mi rutina de vida para buscar el equilibrio que me planteaba la poética de mi obra.
–¿Qué artistas son tu fuente de inspiración?
–Parto de mencionar una particularidad que me inspira: querer vivir el potencial que reconozco en mí y saber exactamente dónde buscarlas. No me referencio mucho para trabajar, lo encaro desde mí mismo, con lo que tengo enfrente. Incluso el desarrollo de las técnicas de los lenguajes vienen de fuertes ejercicios de observación desde el vivo, desde el sentir. La escuela del impresionismo abarca el estudio de la observación, entonces menciono que quizá teóricamente allí se ordenen respuestas de lo que vivo, como el expresionismo, etc. Cuando vi por primera vez unas obras de Paul Cezzane leí lo que había que encontrar en mí y me sirvió de referencia para buscarme. Menciono la disciplina, técnica y constancia del pintor paraguayo a quien veía con una constancia particular y un desarrollo técnico bastante cargado de vivencia y pureza, mi ahora querido amigo, colega Juan de Dios Valdez, y el abordaje del uso del material del pintor Emilio Cutillo, con quienes debatí entusiasmado sobre aspectos puntuales de los trances en los procesos creativos dentro del proceso pictórico.
–¿Podrías definir tu estilo?
–No puedo definirme, porque no me tomo el tiempo de enfrascarme en algo que ya está, no quiere decir que no me influencien muchas cosas de lo que veo e investigo, pero no busco parecer nada más de lo que vivo in situ y se me revele allí desde la particularidad de mi vivencia.
EXPLORACIÓN
–¿Cómo te autopercibís como artista actualmente?
–Actualmente estoy viviendo, investigando y trabajando en la producción artística. Encontré muchas dinámicas que posibilitan mis procesos y trámites en un contexto social particularmente complicado. De los productos que se revelan en cada búsqueda planteada me alimento, revela ante mí y ante el mundo una nueva realidad constante a la que me entrego, y considero superimportante volver a compartir todo lo que encuentre allí para permanecer constantemente en estado de aprendiz, de búsqueda, de entrega a necesidades de exploración que fluyen desde diversos espacios, ya sean personales o colectivos.
–Comentanos un poco sobre tus proyectos actuales. ¿De qué tratan y hacia dónde apuntan?
–Actualmente vivo de la pintura y la investigación artística desde la multidisciplinariedad en la que estoy formando y formándome desde talleres, generando espacios de intercambio cultural desde la comunidad artística, como también desde la comunidad de gestores culturales.
–¿Qué buscás como artista y como persona transmitir con tu arte?
–Que me lleve a conectar con inimaginables proyectos, siempre entregado a un producto que confronte y/o revele una nueva realidad social que nos permita convivir y generar conciencia desde alguna de las tantas falencias que nos afectan desde las estructuras sociales a nuestras proyecciones individuales como personas que precisan saberse. Mi ser artista confronta con la búsqueda de la identidad, con observar, reconocer, la catarsis, la parte tediosa y más incómoda que abarca la percepción de la vida.
–¿Cómo es tu día a día y cuáles son algunas de las fuentes de tu creación pictórica?
–Mi día a día es tal cual sucede en mi pintura, trabajo el costumbrismo en mis ejercicios diarios, ensayos, clases, paisajes por donde sea que vayan personas, libros, poemas. Todos son temas que me impulsan a anclarme en procesos creativos, que se encargan de tramitar desde mi supervivencia hasta las series más amplias sobre ciertos temas que tomo como espacios de investigación.
–¿Podrías definir los elementos que conforman el todo de tus obras artísticas?
–Poesía, naturaleza, pasión, amor y libertad.