Soledad Acosta, una docente e investigadora de la lengua, la literatura y la lingüística, encontró en el yoga el sentido de su ser y el verdadero propósito en su vida. En esta entrevista con La Nación/Nación Media, habla sobre su experiencia y el emprendimiento que lleva adelante en Asunción, que es un espacio de encuentro entre personas que buscan sosiego y encontrarse a sí mismas en estos tiempos complejos y llenos de incertidumbre que vivimos actualmente.
- Por Jimmi Peralta
- Fotos: Eduardo Velázquez
La rutina está marcada por la forma en la que se estructuran los tiempos de producción y consumo: consecutivos y superpuestos. En el trabajo y en la casa, conectados a la red todo el tiempo, el ocio está cooptado por la dinámica de consumo y la imposibilidad de la soledad, del silencio, y la demanda es permanente en la disyuntiva de hacer y comprar, trabajo y consumo.
En el estilo de vida actual pareciera que solo afloran historias de éxito, logros y superaciones; sin embargo, los conflictos físicos y mentales están a la orden del día. Además de las terapias convencionales de las ciencias de la salud, también hay espacios alternativos que recurren a la práctica de formas de vida milenarias, como el yoga, que trabajan no solo como paliativo ante problemas, sino como una cosmovisión en sí misma.
Espacio Samu’u es uno de esos proyectos que abordan esta mirada en Asunción. La Nación/Nación Media habló con Soledad Acosta, quien es cabeza de este proyecto y que comparte en primera persona un acercamiento al yoga y a su emprendimiento.
–¿Cómo llegás al yoga?
–Tengo 43 años y llegué al yoga cuando vivía en otro país. Estaba cursando una maestría en España y en el centro de investigación donde asistía ofrecían clases de yoga gratuitas, así que me tomaba mi hora de almuerzo para ir a las clases. Me hacía tanto bien que cuando regresé a Paraguay busqué dónde seguir y desde entonces, 2010, el yoga ha estado presente en mi vida.
CONEXIÓN
–¿Qué tipo de formación o proceso se desarrolla dentro del yoga?
–En las clases se van aprendiendo las distintas posturas y secuencias, la respiración consciente, meditación, mantras, dependiendo del estilo de yoga que se elija. Se recomienda practicar dos veces a la semana como mínimo. La práctica del yoga ayuda al equilibrio de nuestros cuerpos energéticos y esto da como resultado sentirnos con mayor bienestar físico, mental y emocional. A través de la práctica continua y constante logramos una profunda conexión con nuestro ser y con la conciencia divina.
–¿Y en la iniciativa que llevás adelante?
–En Espacio Samu’u ofrecemos clases de kundalini yoga, que se considera uno de los estilos más espirituales, ya que su práctica es muy meditativa, con ejercicios de respiración y mantras, además de la práctica física dinámica enfocada en movilizar la energía kundalini, la energía creativa inherente a todo ser humano. Ayuda mucho a liberar tensiones, relajar el sistema nervioso, activar el sistema endócrino y darnos vitalidad.
–¿Qué cosas cambiaron en vos con tu experiencia o vivencia desde que hacés yoga?
–Cambió mi vida radicalmente. El yoga me trajo la pregunta de quién soy y cuál es mi propósito. Me sacó del piloto automático, de solo trabajar para ganar dinero, de vivir para cumplir con las expectativas sociales o familiares. Me llevó a conectar con mi esencia, a descubrir mi potencial y atravesar las barreras internas para poder abrirme y compartir lo que tengo para dar. Así que dejé mi anterior profesión, que era docencia e investigación en el área de la lengua, literatura y lingüística. Me dediqué a lo que mi alma me llamaba en ese momento.
–¿De qué manera esta práctica te ayudó a descubrirte?
–Porque es más que una práctica física, aunque se venda mucho así. El yoga es una tecnología completa y una disciplina sagrada que nos ayuda a detener las fluctuaciones de la mente para poder así reconocernos en nuestra esencia y desarrollar nuestro potencial sabiendo que somos creadores conscientes de nuestra vida. También me dio mucha salud y vitalidad por el trabajo con el cuerpo que realizamos, ya que es nuestro vehículo de expresión en esta vida. El yoga busca la unión de la mente, el cuerpo y el espíritu.
–¿Cómo y cuándo surge el Espacio Samu’u?
–Espacio Samu’u surge en 2017 a raíz de una situación complicada que, como todo en la vida, tenía un propósito: antes de Samu’u tuve otro emprendimiento que inicié en 2014, que era exclusivamente de venta de alimentos saludables. Tuve que dejarlo obligadamente y así nació Samu’u, con un concepto más amplio.
ALEGORÍA
–¿Tiene alguna explicación y alegoría el nombre Samu’u?
–Cuando aún estaba con el emprendimiento anterior, tuve un día difícil de esos que todo emprendedor vive. Era enero, calor infernal, en esa época yo hacía hasta el delivery en colectivo. Una siesta de verano paraguayo fui a llevar un pedido desde el centro de Asunción al barrio Trinidad. Sudaba en el colectivo y eso ya me inquietaba, me bajé en un lugar equivocado y caminé muchas cuadras con frustración, lágrimas y enojo. Así iba en modo víctima cuando de repente veo un árbol de samu’u inmenso en la vereda de una casa. Sentí como si el árbol me hablara, me mostraba toda su grandeza, templanza y poder a pesar del calor y la sed que yo sufría. Esa imagen me sacó rápidamente de la actitud de víctima y seguí feliz mi camino tomando lo que la vida me daba en ese momento sin quejarme y dando a la vez lo que yo tenía para dar con alegría.
–¿Cuál es la simbología más poderosa que te transmitió ese momento?
–Cuando tuve que cambiar el nombre de mi emprendimiento recordé esa escena y supe que ese era el nombre que debía ponerle. Luego busqué información sobre el árbol y encontré un simbolismo poderoso en la cultura guaraní y en la historia de nuestro país. El samu’u es como una mujer con un gran útero que cobija, con espinas para recordar que los límites son necesarios, con flores y capullos de algodón que transmiten belleza y ternura. Un balance de energía femenina y masculina. Durante la guerra del Chaco ayudó a paliar la sed albergando agua en su vientre y sirviendo de refugio a los combatientes. En síntesis, un útero que nos da un espacio seguro como es Espacio Samu’u.
CAMBIO DE ERA
–¿Qué necesidades o carencias de las personas se trabajan en lugares como Espacio Samu’u?
–Vivimos en un tiempo muy complejo, estamos en una transición de era y eso trae consigo un sistema nervioso colapsado y la búsqueda de algo que nos saque de ese estado y nos dé más alegría y paz. Este cambio de era también trae consigo un mayor deseo de conectar con uno mismo, de hacer espacio para lo espiritual y esto es muy notorio, sepamos o no de estas cosas. Entonces, Espacio Samu’u busca eso, ser un espacio donde la gente pueda encontrar el sosiego para su alma confrontando lo que necesite dentro suyo. A la vez, las enfermedades de los últimos años nos mostraron la importancia de cuidar la salud mental y física. Por ello, también ofrecemos opciones de alimentación saludable en la tiendita, además de medicina natural, espacios gratuitos de meditación y más.
–¿Cómo definís el espacio que llevás adelante y qué implica en este caso la concepción holística?
–Espacio Samu’u es un espacio que busca el bienestar integral. La concepción holística abarca todas nuestras partes, mente, cuerpo y espíritu. Por lo tanto, ofrecemos servicios y productos relacionados con esos tres aspectos que hacen a la totalidad de nuestro ser.
–¿Qué actividades y productos desarrollan dentro del espacio?
–Por un lado, tenemos la tienda de alimentos saludables, medicina natural, cosmética natural, artesanías e insumos para huerta. Luego ofrecemos clases de yoga y taichi, terapias, entre otras cosas.
–¿Cuántas personas forman parte del proyecto y cuál es la respuesta de la gente?
–Entre terapeutas, talleristas y los colaboradores somos entre 10 a 15 personas. La respuesta de la gente es muy positiva, es un rubro que va creciendo. Cada vez hay mayor interés y necesidad de ocuparse de uno mismo, de sanación y de una vida más saludable.
BÚSQUEDA DE PAZ
–¿Qué solés observar o escuchar que la gente está buscando cuando se suma a las actividades?
–La mayoría de la gente se acerca buscando paz, salir de estados de angustia y ansiedad, sanar heridas profundas, sentirse en plenitud. Buscan también un espacio seguro donde compartir y sentirse acogidos.
–¿Qué prejuicios pensás que son los principales que tiene la gente respecto a este tipo de prácticas y cómo los refutarías?
–Los prejuicios más comunes vienen de los sectores científico y religioso. Algunas personas consideran que todo esto es charlatanería, sin fundamentos científicos o bien no condice con sus creencias. Actualmente hay muchas investigaciones sobre los efectos positivos de la meditación y el yoga, entre otros. Desde la física nos llega el conocimiento de que somos energía en movimiento. En cuanto a lo religioso, el yoga no es religión, es un camino para expandir nuestra conciencia.
–¿Qué actividades o proyectos tienen dentro del espacio para este año?
–Este año estamos proyectando crecer más, llegar a un mayor público, ampliar la gama de productos, servicios y también están en camino propuestas innovadoras.