Cristhian Tindel, Nación Media - Fotos: WRC/archivo

Este fin de semana, el Campeonato del Mundo de Rallies tendrá de vuelta la disputa de nada más y nada menos que el Rally Safari de Kenia, cuyos circuitos inspiraron el nacimiento de la prueba madre del deporte motor nacional.

Este circuito tuvo que esperar diecinueve años para volver a ser parte del calendario del máximo certamen de la especialidad, del cual fue parte desde 1973 hasta 2002 para volver de vuelta en 2021 hasta la fecha.

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Esta cita tiene algo muy especial para los amantes del automovilismo en nuestro país, ya que, en esencia, el Transchaco Rally sentó sus bases en esta mítica prueba mundial, que se ha caracterizado por su dureza, talcales, clima y caminos difíciles de transitar.

Si bien esta carrera recién formó parte del WRC en 1973 y el Transchaco Rally tuvo su primera edición dos años antes, el Rally Safari de Kenia ya tenía casi veinte años de disputa antes del nacimiento de la prueba madre guaraní. En 1953 se realizó la primera edición de esta competencia que, con el paso de los años, fue ganando renombre a nivel mundial debido a los condimentos ya mencionados previamente.

El Rally Safari nació como una idea concebida entre Eric Cecil, responsable de las competiciones automovilísticas en las por entonces colonias británicas del este de África, y su primo Neil Vincent, aficionado al deporte motor.

PRETEXTO

La primera edición tuvo lugar en 1953 y el pretexto del que se sirvieron fue la coronación de la reina Isabel II para, junto con Ian Craigie, llevar a cabo el primer Coronation Rally. Esa edición tuvo su punto de partida y la meta en Nairobi, rodeaba el lago Victoria, atravesaba Uganda y Tanzania y contaba con un itinerario de más de 6.000 km.

En sus inicios, la carrera constaba de una salida y una meta. El vencedor era el piloto que primero cruzase la línea de meta. Con el paso del tiempo y luego de alcanzar popularidad, pero sobre todo ganar carácter internacional y el ser reconocida por la FIA, el Rally Safari sufrió grandes modificaciones en su recorrido: se incluyeron una serie de controles de paso, donde los participantes sellaban su carnet de ruta y así en función del tiempo invertido en casa uno se obtenía el vencedor.

Con este sistema cada participante tenía un tiempo para llegar a cada control, pero las condiciones de la carrera impedían cumplir con los tiempos, por lo que todos los pilotos sufrían penalizaciones.

La visión de una persona bastó para ver las infinitas posibilidades que daba el territorio chaqueño

VISIÓN

Ahora bien, ¿cómo se relaciona el Safari de Kenia con nuestro Chaco? Sencillamente bastó la visión de una persona para ver las infinitas posibilidades que daba el territorio chaqueño.

Hablamos del ingeniero Phillip Bell, quien en ese momento se encontraba haciendo algunos trabajos en el Chaco. Bell era un hombre de mundo y que, al pasar tiempo en la región Occidental de nuestro país, no pudo dejar de relacionar esto con el Safari de Kenia, ya que el Chaco tenía condiciones para replicar la fórmula del éxito.

Bell no era ningún organizador de eventos, pero sencillamente fue alguien que, quizás sin pensarlo, sembró una semilla en aquellos aventureros sedientos de algo nuevo. Ya con la idea, en junio de 1971 salió la primera excursión al Chaco, con autoridades del Touring y Automóvil Club Paraguayo, encabezados por Rubén Dumot y Pierpont Insfrán, quienes de a poco iban captando las ideas del norteamericano, quien en ese momento sentaba las bases de la prueba más pasional del automovilismo nacional.

Con el concepto básico de dureza, pero con toques mucho más caseros, la primera edición del Transchaco Rally largaba en la noche del 26 de setiembre de 1971 en la plaza Uruguaya, con un recorrido que se iniciaba en ese punto para luego pasar en balsa hasta territorio chaqueño, buscando la aventura más grande hasta ese momento. Fueron 36 tripulaciones en aquella ocasión las que abrieron un mundo nuevo para el automovilismo nacional.

RETADOR

La influencia de Kenia no terminó con esa primera edición, puesto que años después, ya con un rally avanzado y con una popularidad que sobrepasaba fronteras, un campeón del Rally Safari se animaba a retar al Chaco paraguayo.

Ese campeón era nada más y nada menos que Shekhar Mehta, quien hasta su llegada a nuestro país había cosechado dos victorias en el Safari, además de ser en ese momento uno de los pilotos Top del WRC. Mehta llegaba a Paraguay con un Nissan, con el que recientemente había competido en la Argentina, siendo sin dudas el gran favorito a llevarse la prueba en aquel año.

Si bien la suerte le sonrió a Mehta al principio, con una pole en el autódromo, el keniano venía liderando en la segunda etapa hasta que, según cuenta la leyenda, un tronco salido de la nada truncó las posibilidades de victoria de Mehta. Años después, el periodista paraguayo Beto Rodríguez le consultó al keniano sobre el famoso tronco, a lo que Mehta respondió que ya estaba ahí, que no fue intencional, aunque muchos siguen dudando de esa versión.

En esencia, el Rally Safari de Kenia es la gran inspiración de nuestro querido Transchaco Rally y este año tendremos la gran chance de ver a los poderosos WRC y a los actuales pilotos enfrentarse a una serie de situaciones atípicas dentro de una carrera.

De hecho, los propios WRC 2 tomaron ciertas libertades técnicas en sus autos, muchas de ellas inspiradas en el Chaco, donde desde 2015 tenemos autos de la R5 (actuales Rally 2) en carrera.

Lo cierto es que para la nueva generación de fanáticos será algo nuevo ver los paisajes de Kenia en el WRC, pero para nosotros solamente será algo familiar al Chaco, el rally más difícil del mundo.


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